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Economía social y solidaria
30 años de REAS: un camino de lucha social y política por la sostenibilidad de la vida frente al capital
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Antonio Pons, de 83 años, fue uno de los fundadores de la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) allá por el año 1995, cuando Alba de la Cal y José Luis Mauri, de 25 y 24 años respectivamente, aún no habían nacido; ahora, en el ecuador de su veintena, militan en Jóvenes por Fiare, las juventudes de un banco de finanzas éticas. Un banco, que según Pons, ha sido imprescindible en el crecimiento de REAS: la red se constituyó con tan solo 20 entidades con el fin de construir sociedades más inclusivas y sostenibles a través de la creación de una red de redes que tuviera como brújula la carta de principios de economía social y solidaria: trabajo digno, equidad, sostenibilidad económica, cooperación, reparto justo de la riqueza y compromiso con el entorno. Tres décadas más tarde, la red de redes está formada por un total de 1.028 entidades o empresas; participan más de 58.000 personas, 22.230 trabajadoras y 36.091 voluntarias; y, en 2024, gestionó el mayor volumen de ingresos de su historia: un total de 1.307 millones de euros.
Pons, que además fue el primer presidente de REAS con un mandato de 12 años, está visiblemente emocionado por charlar con jóvenes que van a asegurar el futuro de la economía social y solidaria (ESS): “Es una alegría conocerlos y escuchar todo lo que dicen”. “Para nosotras también”, interrumpe De la Cal. Y aunque ya está jubilado, sigue defendiendo con ahínco el modelo de economía que ayudó a construir en todo el Estado a la edad de 52 años, junto con otras personas y entidades; y cita algunas: la suya, la Fundación Deixalles (Mallorca), Proempleo (Madrid), Ataretaco (Canarias), Mestral (Menorca), IDEAS (Córdoba) o Traperos (Pamplona).
Fue en el segundo IDEARIA, un encuentro de economía social y solidaria que se celebra cada dos años desde 1993, cuando REAS comenzó su camino. “A partir de ahí, nos sirvió mucho de referente otras iniciativas europeas; teníamos muy buena relación con la gente francesa y belga, donde conocimos fincas ecológicas o incluso imprentas que trabajaban en la lógica de la ESS”, es decir, en la lógica de relocalizar la economía para situar a las personas en el centro y relegar el capital a un segundo plano.
Sus referentes no podían ser otros porque el franquismo se encargó de que no quedara nada de la época dorada del cooperativismo y la economía solidaria en tiempos de la II República. “El franquismo se apoderó de las virtudes del cooperativismo para adaptarlo a su ideología y lo único que quedó fue la represión, no quedó nada más”, explica Pons.
A Mauri y De la Cal eso les queda demasiado lejos, pero asienten a las palabras de Pons, conscientes de la historia que les precede. Ambos conocieron la economía social y solidaria de la mano de la Escuela de Activismo Económico, un espacio de cooperación, formación y acción que cuestiona las relaciones económicas y sociales, y promueve alternativas reales. Y a partir de ahí, se engancharon a eso de “cambiar el mundo”.
Uno de los mayores logros: la incorporación de la perspectiva feminista
REAS nace en un contexto de cambio con la llegada del Partido Popular de José María Aznar al Gobierno de España. Arrancan las privatizaciones de las grandes empresas como Telefónica, Endesa o Repsol o la banca pública Argentaria, y una reforma laboral que precariza el mercado de trabajo. Además, es en esta etapa cuando el proceso de liberalización del suelo comienza a fraguar el caldo de cultivo perfecto para que en 2008, apenas una década después, estalle la burbuja inmobiliaria. Ante todos estos elementos, REAS se erige como un espacio en el que resguardarse de la incertidumbre y el capitalismo salvaje. El objetivo era crear una red de todas las redes que ya existían en torno a la economía solidaria, como la Coordinadora de Comercio Justo o la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria, desde la que dar la batalla social y política.
Pero, como ha ocurrido a lo largo en cualquier empresa, entidad, movimiento social u organización, y REAS no es ajeno a ello la perspectiva feminista quedaba relegueda. No es algo nuevo, las mujeres han tenido que luchar, no solo contra el sistema dominante, sino también por hacerse un lugar dentro de los propios movimientos emancipadores.
En abril de 2017 se constituye la Comisión Interestatal de feminismos de REAS, siguiendo la estela de muchas redes territoriales que ya se habían constituido en comisiones
Por eso, ante la pregunta de cuál es el mayor logro de REAS, Pons lo tiene claro: “En estos años, me parece importantísimo la vinculación que se ha hecho de la economía solidaria y el tema de género. Me parece impresionante todo el trabajo que se está haciendo”. Y eso es algo que lo cambia todo. Así, en abril de 2017 se constituye la Comisión Interestatal de feminismos de REAS, siguiendo la estela de muchas redes territoriales que ya se habían constituido en comisiones para trabajar la perspectiva feminista desde sus propias realidades específicas. Estas comisiones tienen como objetivo incorporar el feminismo y la economía feminista en la economía solidaria.

En el marco de este objetivo, REAS publica desde 2019 un informe del Balance Social (la auditoría interna que realiza anualmente sobre diferentes parámetros de sus entidades) centrado en los aspectos que tienen alguna relación con la categoría género. Y los resultados son en sí mismos, otro logro de la ESS. Por ejemplo, en su último informe, de noviembre de 2024, se señala que la brecha salarial de género en el Estado español es del 17,09% mientras que en la ESS es de -1,02%. Es decir, la brecha es casi nula y favorable para el género femenino. Otro dato: la publicación también señala el porcentaje de mujeres que participan en la toma de decisiones estratégicas en sus empresas o entidades y en la toma de decisiones organizativas, ya que a menudo, en la economía tradicional, las mujeres forman parte de los procesos pero no de las decisiones importantes. ¿El resultado? Porcentajes prácticamente iguales entre géneros, con una leve mayoría para las mujeres.
Militar en un banco o un supermercado
¿Se puede militar en un banco o en un supermercado? Sí, se puede. Y ese es otro de los grandes logros de REAS. Que tres décadas más tarde, haya jóvenes como Mauri y De la Cal que se sientan atraídos por la ESS como ese espacio desde el que seguir haciendo política para mejorar el mundo. El poder transformador es inabarcable. “Da igual la entidad que sea, da igual si es un banco o es una energética, todo tiene poder transformador porque invierte las lógicas de la economía capitalista”, explican los jóvenes.

Ambos han estudiado Políticas, Filosofía y Económicas y su militancia en REAS tiene que ver con “ensanchar los marcos políticos y sociales” y tener “las narices metidas hasta el fondo”. Consideran “muy bonito y revelador” haber descubierto este ecosistema: “Para mí, formar parte de esto da sentido a inquietudes que tenía pero no sabía que existían”, explica Mauri, bajo la mirada orgullosa de Pons. “También es muy alentador profesionalmente hablando”, apunta De la Cal, que confiesa que a medida que estudiaba la carrera “lloraba y lloraba” porque el puesto de trabajo con el que soñaba “no existía en ningún lado”. “¿Desde dónde iba a cambiar yo las cosas si las estructuras tenían y tienen una base tan profunda?”. Y cuando descubrió la ESS, quedó sorprendida por la “capacidad y la libertad de crear nuevos imaginarios”.

Una debilidad
De la Cal es rápida en contestar y se adelanta: “No sé si es una debilidad, pero creo que hay que reforzar mucho más la figura de los mercados sociales en cada territorio porque me parece una idea brutal: poder consumir, financiarte, producir, o sea toda esa cadena económica que existe creo que es uno de los valores clave de la ESS. Hay que incidir mucho más en el consumo”, sentencia. Y Mauri recoge el guante: “Totalmente, hacen falta las dos cosas, gente que produzca y gente que consuma, si solo hay una de las dos, pues no funciona”.
La política que hace REAS se entiende solo desde el apartidismo y con la pretensión de proponer un cambio en las relaciones de todos los ámbitos del ciclo económico
Más que una debilidad, Pons señala un “gran problema”. Para él, la economía social y solidaria es “una forma de hacer política que está vinculada también a los acontecimientos políticos. Y la evolución política de esta sociedad, en general, no es precisamente muy boyante. Creo que eso nos va a influir, sobre todo por la necesidad de que las administraciones se comprometan un poco más con los cambios necesarios para desarrollar la economía solidaria”. Y termina: “Lo viejo no se acaba de morir y lo nuevo no acaba de resurgir y eso es un gran problema que tenemos”.
Cabe destacar que la política que hace REAS se entiende solo desde el apartidismo y con la pretensión de proponer un cambio en las relaciones de todos los ámbitos del ciclo económico (producción, distribución, consumo y financiación) basadas en la justicia, la cooperación, la reciprocidad y la ayuda mutua, y que aspira, y en gran medida consigue, satisfacer las necesidades diarias de la población bajo criterios de sostenibilidad y justicia social.

Un deseo para los próximos 30 años
A sus 83 años, Pons ríe al ser preguntado por los próximos 30 años: “Yo no me la puedo imaginar de ninguna forma, pero si tuviera que pedir un deseo, desearía que el 30-35% de la economía real tuviera criterios, actitudes y prácticas de economía social y solidaria”.
A partir de 2014, REAS introduce entre sus objetivos estratégicos la incidencia política para incidir en las administraciones públicas
“A mí me gustaría que hubiese más legislación, que diera soporte y más apoyo a las empresas que están produciendo con otras lógicas más sostenibles para la vida”, señala De la Cal. Y va muy bien encaminada. De hecho, a partir de 2014, REAS introduce entre sus objetivos estratégicos la incidencia política para incidir en las administraciones públicas, promoviendo políticas públicas en el marco de la ESS y fomentando las cláusulas sociales. Todo ello, desde el fortalecimiento de los vínculos con el resto de agentes de la Economía Social, así como de las relaciones con agentes sociales afines en el plano estatal e internacional.
“Y también me gustaría que dentro de 30 años, haya crecido tanto que pueda hablar de la ESS en una mesa con amigas sin que nadie me pregunte qué es”, continúa la joven. “Ah, y una última cosa, también me gustaría que hubiera un desarrollo en el equilibrio entre los apellidos “social” y “solidaria”: “El cambio real, que además desde donde más bebe la academia y la propia militancia, se da desde la economía solidaria, desde el entendimiento de lo político. Creo que ese equilibrio debe permanecer”. Y en esta línea, Mauri añade que el crecimiento siga “manteniendo un equilibrio en la autonomía de los espacios y los territorios".
Con todo, aún queda camino por recorrer. Y aunque el auge de la extrema derecha puede llegar a ser un problema, como señalaba Pons, desde REAS lo tienen claro: “Seguiremos enredándonos, construyendo confluencias locales, estatales e internacionales, con administraciones, agentes y movimientos sociales, para impulsar proyectos e iniciativas que construyan economías más comunitarias, democráticas. Economías, en definitiva, feministas, ecológicas y solidarias”.