We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Energía nuclear
Los problemas de los reactores modulares pequeños II
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Viene de la primera parte.
El historial de los SMR hasta ahora
Los SMR son, hasta ahora, fracasos económicos como sus primos mayores. Pongamos un ejemplo: el coste total del proyecto propuesto en Idaho, con diseño NuScale, ha subido de 3 mil millones de dólares en 2015 a más de 6 en 2020. Todo esto antes de que se vertiera hormigón.
De otros tipos de SMR se puede esperar similares escaladas de costes, en especial para los reactores de agua ligera. De hecho, la propuesta de un reactor Natrium, de 345 MW, ligeramente más grande que un SMR, es refrigerado por sodio. Pese a que desde 1950 se han destinado 100 mil millones de dólares en todo el globo, este modelo de reactores ha sido, siempre, un fracaso.
El proceso de conseguir licencia llevará mucho tiempo y será muy caro. En muchos casos, incluso comenzar el proceso de certificación supondrá años, ya que los modos de seguridad y de accidentes diferirán de un diseño a otro. Por ilustrar esto, un riesgo con altas temperaturas en los reactores de grafito refrigerados por gas son los incendios, no la fusión del núcleo. El SMR NuScale, de agua ligera, puede costar mil millones y medio de dólares solo para su desarrollo y certificación. Los nuevos diseños costarán más y necesitarán más tiempo hasta conseguir la licencia. Con toda seguridad.
Costaría mucho a los SMR alcanzar el mismo coste de producción que los actuales reactores, que ya de por sí son caros. Los SMR seguirían siendo un fracaso económico, más aún cuando los costes de la eólica y de la solar no paran de bajar.
Lazar, una empresa de Wall Street, estima el coste de la solar y de la eólica en 40 dólares por megavatio-hora. La figura correspondiente para la nuclear es cuatro veces más alta, de 160 dólares por MWh. Quienes apoyan los SMR sugieren que la nuclear puede proveer de un complemento a fuentes de energía más variables, como la eólica o la solar fotovoltaica, que no dejan de crecer. Pero esta estrategia puede conducir a una penalización de coste. Los reactores nucleares, sean pequeños o grandes, no están capacitados para responder a la variabilidad porque tienen unos costes fijos muy altos (capital) y unos costes variables bien bajos (combustible y mantenimiento). Es por esto que se ha utilizado las centrales nucleares como fuente primordial de electricidad: porque dispersan su alto gasto con el gran número de KWh producidos. Adaptarse a la variabilidad significará operar con carga parcial durante largos periodos de tiempo, subiendo los costes.
Intentar usar los SMR para otros fines, como la desalinización, tampoco resulta económico por varias razones. Principalmente, el elevado coste del suministro de energía.
SMR y la crisis climática
La crisis climática es un problema urgente. El IPCC y demás organismos internacionales nos vienen advirtiendo de que, para evitar daño irreversible debido al cambio climático, debemos reducir nuestras emisiones drásticamente esta década. La contribución de los SMR en dicho tiempo será 0. Las proyecciones para los SMR más allá siguen siendo más bien pesimistas, dado que deberían establecerse las cadenas de suministro tras empezar a funcionar los primeros modelos.
La crisis climática es un problema urgente. El IPCC y demás organismos internacionales nos vienen advirtiendo de que, para evitar daño irreversible debido al cambio climático, debemos reducir nuestras emisiones drásticamente esta década. La contribución de los SMR en dicho tiempo será 0. Las proyecciones para los SMR más allá siguen siendo más bien pesimistas, dado que deberían establecerse las cadenas de suministro tras empezar a funcionar los primeros modelos.
El Departamento de Energía ha apoyado los SMR desde el siglo pasado. En 2011, la Oficina de Energía Nuclear proyectaba que había casi 10 modelos de SMR con el “potencial para resultar económicos y que podrían estar disponibles para su despliegue antes del fin de esta década, mientras que se aborden determinadas cuestiones técnicas y acerca de las licencias pertinentes”.
Casi dos décadas tras estas nociones tan rosas, la fecha proyectada de despliegue oficial más cercana es de 2029 a 2030. El diseño imperante, NuScale. E incluso hay muchas dudas acerca de dicha fecha, ya que el comité consultivo sobre la seguridad de los reactores en la Comisión Reguladora Nuclear ha identificado varios problemas que deberán corregirse antes de que se solicite el permiso para construir un SMR. No debemos esconder que una de las principales preocupaciones procede del generador de vapor que, como ya dijimos, se encontraría dentro de la vasija del reactor y supone una serie de problemas tanto económicos como de seguridad.
Los SMR también acaparan importantes cantidades de dinero público. Por ejemplo, el gobierno federal ha contribuido al menos 314 millones al desarrollo del modelo NuScale y ha, supuestamente, acordado gastar hasta otros 350 millones. Babcock & Wilcox recibió más de 100 millones del Departamento de Energía para su diseño mPower pero abandonó el proyecto en 2017 al no tener clientes.
Otras preocupaciones
Preocupa el uso del agua, que se espera que vaya a más en el futuro. Las centrales nucleares tienen importantes requisitos a este respecto. Un reactor de 300 MW que opera al 90% de capacidad podría necesitar entre 606 millones y mil millones y medio de litros de agua diarios, calentandolos antes de liberarlos. Reducir la demanda de agua mediante el uso de aire refrescantes requeriría la adición de una torre y grandes ventiladores eléctricos, aumentando los costes de construcción y reduciendo la producción de electricidad hasta en un 7%.
Finalmente, los SMR seguirán produciendo residuos radiactivos de distinto tipo, dado el tamaño del reactor y las prácticas de recarga adoptadas por razones económicas. Los SMR basados en diseños de agua ligera, como NuScale, producirán además una mayor cantidad de residuos radioactivos por cada MWh generado. El gobierno federal ya está pagando miles de millones de dólares en multas por no responsabilizarse por los residuos ya generados en los EEUU, como está obligado por ley. El plan legislativo de la Ley de residuos nucleares de 1982 apostaba por un depósito enterrado a gran profundidad operativo en 1998. Tras cuatro décadas, no queda nada de dicho proyecto.
Conclusión
No hay ninguna evidencia realista de que los SMR puedan jugar un papel relevante en la rápida transición que necesitamos. La perspectiva de que en el corto plazo los diseños de agua ligera como NuScale puedan aportar algo es, más bien, difícil de creer. Las posibilidades para los reactores de otros diseños, como los de grafito o de sodio, son aún más escasas.
Les aguarda a los SMR un sendero duro para conseguir la paridad de costes con los reactores más grandes. Y ese coste seguirá siendo muy alto. Tenemos poco de dos cosas muy importantes: tiempo y dinero. Una evaluación objetiva de los SMR revela que dejan mucho que desear en ambos frentes. No hay manera de que los SMR puedan jugar un rol significativo en la mitigación del cambio climático.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.