Alicia salta del balcón de su piso en el madrileño barrio de Chamberí justo en el momento en que una comitiva judicial inicia el protocolo que acabará con su deshaucio. Alicia muere al impactar contra el suelo sobre el que se levanta una casa cuyo alquiler le ha quitado, tantas veces, la vida. Alicia rompe contra la acera el ominoso silencio de una cotidianidad olvidada e insoportable. Alicia interrumpe con su suicidio el ruido complice de una normalidad asesina.
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!