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Crímenes del franquismo
José Guijarro, alcalde republicano fusilado en el 39 y olvidado hasta nuestros días
Cuando hace dos años nos contaron que había un alcalde del periodo republicano de Velilla de San Antonio que había sido fusilado en el 39 no nos podíamos imaginar que nadie del pueblo supiera nada, ni siquiera las personas más mayores del lugar. Velilla de San Antonio es un pueblo pequeño a las afueras de Madrid, en la zona este, cercano a los 13.000 habitantes. Es de ese tipo de pueblos en los que prácticamente todo el mundo se conoce. Durante estos 83 años no se habló nunca de esta historia. El silencio y el olvido determinado por la represión posterior a la Guerra Civil dio sus frutos, produciendo una amnesia generalizada.
Nos pusimos a investigar buscando su rastro en internet. Encontramos su nombre, sus apellidos, su edad y su profesión en la página web En recuerdo de todas las victimas: José Guijarro Fernández, 33 años, jornalero, fusilado en el Cementerio del Este.
Solicitamos información al archivo de Salamanca, a los juzgados de Alcalá de Henares, a la Fundación Pablo Iglesias, a la UGT… No obtuvimos respuesta. Preguntamos al Ministerio de Defensa y desde allí nos remitieron al Archivo General e Histórico de Defensa. En el listado de causas judiciales encontramos la suya, la 12.975.
Según este procedimiento sumarísimo de urgencia el 18 de diciembre de 1939 José Guijarro fue fusilado en las tapias del Cementerio de la Almudena de Madrid. Así lo certifica el teniente médico con destino en la Jefatura de Sanidad Militar de Madrid.
Se le condenó a pena de muerte tras un Consejo de Guerra “como autor de un delito de adhesión a la rebelión”, siguiendo el Código de Justicia Militar, firmado por Alfonso XIII el 27 de septiembre de 1890. Según el Código, “son reos del delito de rebelión militar los que se alcen en armas contra la constitución del Estado, contra el rey, los cuerpos colegisladores o el gobierno legítimo”.
El Consejo de Guerra se lleva a cabo después de que varios vecinos del municipio denunciaran a José Guijarro en la Cuartel de la Guardia Civil de Mejorada del Campo el 9 de mayo de 1939. Entre ellos se encontraba el alcalde falangista Cruz Bermejo, nombrado por el Gobierno Militar al finalizar la Guerra Civil. A José Guijarro le acusaron de colaborar con las detenciones que unos milicianos llevaron a cabo el 7 de octubre de 1936, de la incautación de diferentes bienes particulares, pero sobre todo de hacer “propaganda marxista”, ser “miembro y fundador de la UGT”, “ostentar cargos de importancia en la dirección sindical” o ser “conductor de masas”. En el informe de la investigación realizada por la Guardia Civil el 30 de mayo de 1939 se puede leer literalmente que es considerado “rojo revolucionario y antiespañol”.
Toda la derecha votó en contra de la moción en el Ayuntamiento de Velilla de San Antonio para recuperar la memoria de José Guijarro. Uno de sus argumentos fundamentales fue que habían preguntado a los mayores del lugar y “nadie conocía a este señor”
En El pasado pleno de noviembre se aprobó una moción en el Ayuntamiento de Velilla de San Antonio para que se recupere y se repare la memoria de José Guijarro y se ponga su nombre a un lugar emblemático del municipio. Toda la derecha votó en contra de la moción. Uno de sus argumentos fundamentales fue que habían preguntado a los mayores del lugar y “nadie conocía a este señor”.
Fue muy llamativo que no se discutiera sobre lo justo o injusto de que se juzgue militarmente a un alcalde democráticamente elegido. Entre 1936 y 1944 la jurisdicción militar alcanzó seguramente su mayor expansión, irrumpiendo por encima de los Juzgados y las audiencias civiles, según el ejército golpista fue conquistando terreno al bando republicano. Curioso que a este alcalde elegido democráticamente, legitimado por un gobierno y unas leyes legalmente establecidas, se le sentencie a muerte por un tribunal militar de un ejército golpista por el delito de “rebelión” contra un gobierno, según ellos “legítimo”, que es producto de un golpe de Estado y de un enfrentamiento armado. Parece que los culpables del delito de rebelión deberían ser más el ejercito golpista y sus tribunales militares antes que cualquier alcalde elegido democráticamente por su pueblo.
Curioso que a este alcalde elegido democráticamente, legitimado por un gobierno y unas leyes legalmente establecidas, se le sentencie a muerte por un tribunal militar de un ejército golpista por el delito de “rebelión” contra un gobierno que es producto de un golpe de Estado
Nadie se cuestionó en ese pleno la falta de derechos de la defensa en un Consejo de Guerra. El fiscal y el abogado son militares y están supeditados a su disciplina castrense, a su jerarquía y a su obediencia debida. El acusado no puede hacer nada, no puede decidir cómo quiere que se le defienda en una situación en la que lo que está en juego es su propia vida. Pero además, ¿qué sentido tiene un tribunal militar una vez acabada la guerra?
La respuesta es más fácil de lo que parece: represión y rapidez. Se calcula que estos tribunales efectuaron unos 50.000 procedimientos. Muchos acabaron en pena de muerte como el caso de José Guijarro. El proceso contra él comienza un 9 de mayo y termina un 19 de junio, un mes y 10 días después, con la declaración de sentencia firme. La ejecución se lleva a cabo siete meses después de la denuncia. A partir de ese momento miedo y silencio.
Hablar de José Guijarro debió convertirse en un acto de traición que podría provocar que cualquiera acabara de la misma manera
El “olvido” de todo lo ocurrido en este tipo de procesos es quizás uno de los graves problemas que aun tenemos en nuestro país. Los protagonistas del golpe de estado del 36 se preocuparon mucho en eliminar todo rastro de los avances democráticos que se produjeron durante el periodo republicano. Ocultar, tapar, echar tierra encima, eliminar cualquier referencia a los progresos de ese periodo. Y por supuesto, eliminar de la memoria cualquier nombre, cualquier detalle, cualquier recuerdo que evoque un tiempo pasado de libertad y democracia. Hablar de José Guijarro debió convertirse en un acto de traición que podría provocar que cualquiera acabara de la misma manera. El miedo a la represión seguramente provocó una autentica amnesia colectiva que aun hoy en día tiene consecuencias. ¿Cómo poder recordar el nombre de un alcalde republicano fusilado cuando ni siquiera se podía hablar de él? El franquismo trazó una estrategia que ha funcionado perfectamente en este caso.
La memoria histórica y la nueva Ley de Memoria Democrática se convierten en herramientas imprescindibles. Las victimas tienen derecho a ser reconocidas, reparadas, que se conozca su historia verdadera, sus esfuerzos por construir un mundo mejor, más libre, más democrático, respetuoso con los derechos fundamentales de las personas. Que se les rindan los homenajes necesarios, que se les saque del olvido, que sus nombres pasen a formar parte de la realidad, que dejen de estar ocultos, que salgan del olvido.
José Guijarro fue fusilado por “rojo”, por defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras, por defender los derechos fundamentales de las personas
José Guijarro fue fusilado a los 33 años. Era jornalero. Fundó la UGT en Velilla de San Antonio. Fue alcalde en un par de periodos. Llevó a cabo diferentes iniciativas en el ámbito municipal, educativo, del empleo, mejorando la calidad en los servicios básicos. Gestionó la traída de agua potable, mandó retirar las basuras a las afueras del pueblo, corrigió el abandono del cementerio, creó una oficina de colocación obrera, ordenó que se utilizaran a los obreros en paro para labores de mantenimiento municipal y labores agrícolas, inició el proyecto de construcción del Grupo Escolar, consiguiendo la cesión gratuita de los terrenos y una subvención de 72.000 pesetas, constituyó el Comité de Refugiados de la Guerra, mandó comprar un aparato de radio para estar informados del desarrollo de la misma, llevó a cabo la vacunación de todos los niños y niñas del municipio gracias a las Brigadas Internacionales… Todo esto está reflejado en los libros de actas de la Secretaría del Ayuntamiento y se supone que es solo una parte de su labor. José Guijarro fue fusilado por “rojo”, por defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras, por defender los derechos fundamentales de las personas. Como decía la Guardia Civil en su investigación, era “rojo y antiespañol”, contrario a la España que el franquismo quería imponer, contrario a la España sin derechos, sin democracia, sin libertad.
No existe ninguna fotografía o imagen de José Guijarro. No se han localizado familiares ni amigos. No existe una lápida con su nombre. Nadie reclamó su historia o su memoria. Lo único que se conoce de él son estas iniciativas reflejadas en estas actas. Lo único que nos queda es su firma en estos documentos. Que al menos esto no quede en el olvido.
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No debemos de olvidar a todos y todas estas personas, que dieron su vida y trabajaron por la libertad, el poder popular, y la democracia!
Hay que anular todos los juicios franquistas, y comenzar a enjuiciar, aunque sea moralmente, a los generales, empresarios, policías e iglesia franquista. Ni olvidó, ni perdón!
Excelente trabajo que animo a proseguir sobre la represión franquista en dicha localidad, seguro que da para hacer un libro. ¡Qué importante es conseguir pruebas documentadas!. Digitalizar los Archivos Históricos debe ser una obligación.