Coronavirus
Trabajadores sanitarios denuncian que son forzados a reutilizar EPI pese a existir reservas
Personal hospitalario del sur de Madrid denuncia que las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid los están forzando a reutilizar equipos de protección individual (EPI) y emplear material no homologado para tratar a las personas enfermas por coronavirus a pesar de tener existencias de reserva en los almacenes.
.jpg?v=63752627522 2000w)
Las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid están forzando al personal sanitario a reutilizar equipos de protección individual (EPI) y a emplear material no homologado de protección según recomendaciones UE para tratar a las personas enfermas por el nuevo coronavirus, a pesar de que cuenta con existencias de reserva, según han denunciado trabajadores del Hospital Infanta Leonor de Vallecas.
Al menos en el almacén de este centro hay numerosas cajas con mascarillas y trajes homologados como los que piden los sindicatos para garantizar la protección del personal, como demuestran las imágenes que acompañan a este texto. “Estamos trabajando con material sin ningún tipo de homologación”, explica Rubén Gómez Alda, técnico en cuidados de enfermería y delegado sindical en el centro.
Los representantes del personal saben de la existencia del material homologado necesario y por ello han solicitado por las vías oficiales su empleo, pero la gerencia del hospital no ha contestado. “No hemos tenido respuesta”, ha relatado Gómez. En lugar de utilizar este material, proporcionan al personal una bata de plástico muy fino: “En cuanto la despliegas, el plástico es tan fino que ya viene roto”, relatan.
Sin embargo, desde el hospital niegan que se esté reteniendo material. “No me consta que se esté reteniendo nada. Todo lo que se ve necesario y que se puede repartir se está usando”, ha explicado una portavoz del centro.

En cuanto a las mascarillas, sí proporcionan del tipo FFP2, pero desde la dirección del hospital fuerzan a que se reutilicen “hasta dos, tres o cuatro turnos”. En realidad, las propias instrucciones del fabricante advierten de que las mascarillas FFP2 tienen una vida útil de ocho horas, y el propio Ministerio de Sanidad emitió el pasado 28 de febrero una recomendación indicando que no se reutilicen. “El supervisor nos dice que no hay material y hay que reutilizarlo”. Sin embargo “cuando un profesional se planta, al final le dan material”, ha indicado Gómez.
“Todos los días, cada vez que empezamos el turno es igual. Llegamos y nos dicen que no hay mascarillas. Nos plantamos y nos bajan diez”, apunta una trabajadora del Gregorio Marañón
En lo que respecta a las mascarillas FFP3, las que dan mayor protección, “son como los billetes de 500”, según el empleado, “el supervisor las tiene bajo llave y solo las da cuando considera necesario su uso”. “No mandas a un bombero en calzoncillos a apagar un fuego”, añade una sanitaria del Hospital de Alcorcón, que también lamenta la falta de material.
En el Hospital Gregorio Marañón, una trabajadora explica que sí cuentan con material adecuado, pero tienen que exigirlo. “Todos los días, cada vez que empezamos el turno es igual. Llegamos y nos dicen que no hay mascarillas. Nos plantamos y nos bajan diez”, apunta. José Menéndez, del sindicato de enfermería SATSE, asegura que muchos hospitales utilizan material donado y no homologado.
HOSPITALES AL LÍMITE
En cuanto a la situación actual del Hospital Infanta Leonor, Gómez la describe como “caótica”: “Hay unos 500 pacientes dentro del centro, de los cuales 200 están fuera de las habitaciones”, indica. Así, se han habilitado como espacios de atención los quirófanos, las salas de espera de urgencias e incluso la zona de espera de paritorios, pese a que no se cuenta con los medios materiales y humanos para atender a los pacientes adicionales. “Hay muchos pacientes sin cama, en sillones que no guardan entre sí ni un metro de distancia de seguridad”, detalla.
“Hay unos 500 pacientes dentro del centro, de los cuales 200 están fuera de las habitaciones”, indica Gómez sobre el Infanta Leonor
En las zonas nuevas habilitadas no hay baños suficientes, a pesar de que los medicamentos que se utilizan para combatir el covid19 afectan especialmente al aparato digestivo, por lo que son muy habituales las diarreas y los vómitos. En cuanto a la contrata de limpieza, se ha incrementado el servicio, pero con personal sin formación para trabajar con pacientes con riesgo de contagio y con la misma protección que el resto del personal del hospital que atiende en planta, es decir, con medidas insuficientes.
En el Hospital de Alcorcón se han habilitado zonas como la cafetería y el gimnasio. “Los más afortunados están en habitaciones”, explica una sanitaria del centro. La situación es “dramática”: “A veces un cadáver se puede pasar horas y horas en una habitación compartida”.
El personal estrictamente sanitario está ofreciéndose y haciendo más horas de las que les corresponden a la semana para afrontar la elevada carga de trabajo, pero desde la Administración no se ha dado una solución a este respecto porque ni contempla el pago de las horas extraordinarias ni ha puesto en marcha ningún tipo de reconocimiento mediante un plus de peligrosidad.
En muchos casos es vocacional, pero en otros se trata de personal contratado que no ha entrado por bolsa de empleo, sino que debe su puesto de trabajo a selección de personal por no tener activa bolsa de trabajo en todas las categorías. Además, el personal se protege cuando trata a pacientes positivos o que podrían estar contagiados, pero no lo hace en el control o en los espacios de descanso habilitados sin que haya medidas adicionales de limpieza y desinfección en esas zonas.

El resultado de todo ello es que más de un 15% de las personas contagiadas por el coronavirus es personal relacionado con la atención sanitaria, lo que afecta directamente a la capacidad de respuesta frente al virus como sociedad.
SOLIDARIDAD VECINAL
Ante la protección deficiente o, directamente, ante su ausencia, las redes de apoyo del barrio de Vallecas se han activado elaborando de forma artesanal, pero con materiales de calidad, batas, pantallas de cara y mascarillas, que han puesto a disposición del personal de los hospitales.
Este material no está homologado, como parte del que entrega el propio hospital, pero está siendo ya utilizado por el personal sanitario. Ante esta situación, la dirección ha advertido de que cualquier material debe pasar primero por el Departamento de Gestión de Recursos y después por el Departamento de Medicina Preventiva, que es el que finalmente debe dar el visto bueno.
La agrupación de peñas del Rayo Vallecano ha recaudado más de 30.000 euros para atender las necesidades y demandas del personal de los hospitales públicos de Vallecas
A pesar de las reticencias, Preventiva ha autorizado —aunque de manera no oficial— el uso de este material elaborado por grupos y asociaciones del barrio, y a veces por el propio personal sanitario. “Por lo menos estas aportaciones han servido para remover conciencias y puede que haga que utilicen el material que están reteniendo”, ha explicado el sanitario del Hospital Infanta Leonor.
En respuesta, la agrupación de peñas del Rayo Vallecano, la Plataforma ADRV, ha recaudado hasta el 27 de marzo más de 30.000 euros para atender las necesidades y demandas del personal de los hospitales públicos de Vallecas. Con este dinero han adquirido botellas de agua, barritas energéticas e incluso están gestionando la compra de material sanitario homologado de protección.
Coronavirus
Hospitales del sur de Madrid, frente al coronavirus: “Estamos en situación de guerra”
Mientras en el hospital Universitario Severo Ochoa (Leganés) se amontonan pacientes durmiendo en las sillas de plástico de la sala de espera de urgencias, en Móstoles o Alcorcón, con plantas íntegras dedicadas a la atención del coronavirus, claman por más respiradores y equipos de protección integral (EPI), en la comunidad del Estado que está a la cola en gasto sanitario y a la vez es el principal foco de este virus.
Relacionadas
Asturias
Las Seis de la Suiza consiguen el tercer grado penitenciario a la espera del indulto prometido por el Gobierno
Laboral
Legislación laboral en condiciones de calor extremo: existe pero ¿se aplica?
Portugal
La derecha y la extrema derecha portuguesas acuerdan una ley antimigrantes sin precedentes
El Salto n.79
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Opinión
Nunca es tarde: sobre justicia transicional y régimen colonial español en el Franquismo
Euskal Herria
La transferencia a Euskadi de los subsidios de desempleo se atasca
Incendios
El vecindario de la Cañada responsabiliza del incendio a Ayuso y denuncia la actuación de Emergencias
Grecia
Grecia muestra su peor cara ante el aumento de llegadas de personas migrantes a Creta
Torrejón de Ardoz
Torrejón clama justicia por Abderrahim un mes después de que muriera asfixiado por un policía de Madrid
Palestina
El ataque de Israel a una iglesia indigna al Gobierno francés, que sigue sin hacer nada contra el genocidio
Últimas
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Cómic
Simon Hanselmann y el arte de lo obsceno
Región de Murcia
Más de mil organizaciones piden que se castiguen los discursos de odio que incentivan las agresiones racistas
El Salto Radio
Yupanqui, la música en colectivo
Región de Murcia
Bulos y algaradas: la estrategia internacional para promocionar el supremacismo
Estados Unidos
No es una guerra de Trump contra el fentanilo, es una guerra contra los pobres
Justicia
Organizaciones civiles y de derechos humanos piden protección para el hijo menor de Juana Rivas
Francia
Francia se ensaña con los más desfavorecidos con su nueva batería de recortes
Recomendadas
Pensamiento
Nuria Romo
“Los procesos de medicalización no son neutros, se hacen sobre todo hacia las mujeres”
Comunismo
Jodi Dean
“Sin organización, los movimientos surgen y desaparecen como setas”
Arte contemporáneo
Palabras contra el poder: la vigencia radical de Barbara Kruger
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!