Comunidad de Madrid
Morir con dignidad: la lucha por un entierro digno en el Cementerio Sur de Madrid
Cuando alguien fallece, el protocolo suele ser directo: certificado médico, Registro Civil, licencia, funeraria y tumba. Pero no todos en España acceden igual. La comunidad musulmana se quedó sin espacio en Madrid en 2023. “Entre el duelo y la imposibilidad, la pregunta que surge es ‘¿y ahora qué’?”, señala Laila Maadi, vicepresidenta de Entierro Digno. La asociación lleva casi una década bregando por espacios apropiados. Este julio ha obtenido luz verde para habilitar el Cementerio Sur de Carabanchel, una propuesta ya planteada en 2016.
La opción de enterrar fuera de la comunidad siempre está sobre la mesa. Hay ciudades como Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla o Jerez de la Frontera, entre otros, que cuentan con cementerios musulmanes. Pero, hay muchas localidades que no aceptan a quienes no estén empadronados. “La ciudad de Burgos hace una excepción porque la situación es la que es, pero realmente el cementerio es para sus habitantes”, explica Maysoun Douas, presidenta de la Asociación.
Este fue el caso para la familia de Ilham Sabir. En agosto enterraron a su suegra y lo hicieron en Burgos porque “en Madrid no hay plazas”, expone la mujer en una entrevista. Le encantaría poder tenerla más cerca. “Tanto por sus nietos como por nosotros, pero no hemos tenido esa suerte”, se lamenta. Con la decisión de llevársela a Castilla y León saben que no van a poder ir a visitarla tanto como les gustaría.
“Vivo aquí, mi familia está aquí, pago mis impuestos… ¿cómo es que no tengo un sitio donde caerme muerto?”
De esta manera los familiares tienen que viajar y gastar recursos económicos y de tiempo para ir a visitar a sus difuntos. “No todos tienen familia fuera de sus ciudades y eso implica buscar alojamiento o ir y volver en el día”, aclara Maadi. Además, al confesarles a quienes buscan ayuda en la asociación que no van a poder hacer el funeral en Madrid, las reacciones son muy crudas. “Vivo aquí, mi familia está aquí, pago mis impuestos… ¿cómo es que no tengo un sitio donde caerme muerto?”, son algunas de las cosas que han tenido que escuchar.
Maadi vivió esta experiencia hace un año , cuanto tuvo que despedirse de la tía de su marido. A diferencia de muchas, ella sí había dejado claro que quería enterrarse en España, en Madrid; sin embargo, su voluntad no se iba a poder cumplir. Finalmente, tuvieron que sepultarla en Valencia. “Es muy duro. Hay muchos kilómetros. Tienes que ir, pasar el duelo, acompañar a tus seres queridos y luego volver a casa”, explica.
La falta de cementerios ha llegado a un punto “tan rocambolesco” que ha habido personas que, al provenir de zonas remontas, como las montañas del Punyab en Pakistán, acaban siendo enterradas en la ciudad más cercana. “Expatrian tu cuerpo y aun así no acabas en tu lugar de origen”, lamenta la presidenta de Entierro Digno, Maysoun Douas.
El nuevo cementerio de Carabanchel
Después de muchas reuniones y desencuentros, un nuevo camposanto está en proceso de habilitación en el distrito de Carabanchel. Tendrá 15.000 metros cuadrados, 5.000 más de lo negociado en un principio. Estará delimitado por vegetación y dispondrá de señalización específica. Su desarrollo se plantea en dos etapas: la inicial prevé utilizar 1.800 metros cuadrados para habilitar unas 150 sepulturas, aunque se podrán alcanzar las 1.150 si se requiere. En una segunda etapa, el número de enterramientos podría ampliarse hasta las 2.350.
La solución se ha retrasado tanto porque la entidad competente, la Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios del Ayuntamiento de Madrid, alegaba que era la comunidad musulmana quien no se ponía de acuerdo. “Como representante de un servicio público no puedes decir que, como te falta información, no vas a responsabilizarte”, argumenta Douas.
Una cuestión de voluntad
Para la empresa pública el problema radicaba en la Ley de sanidad mortuoria de la Comunidad de Madrid, que obliga a que, entre el cuerpo y la tierra, haya un ataúd. Esto choca directamente con el rito musulmán, que indica que los restos deben descansar hacia la derecha, envueltos en paños blancos y pegados directamente a la tierra siempre mirando hacia La Meca.
Gracias a Entierro Digno se ha logrado que se exima el uso de féretros “siempre y cuando los estudios de niveles freáticos lo aconsejen”, explica su presidenta Maysoun Douas
Gracias al trabajo de Entierro Digno se ha logrado que se exima el uso de féretros “siempre y cuando los estudios de niveles freáticos lo aconsejen”, explica la presidenta. Es decir, si un cementerio está cerca del cauce de un río, de acuíferos, plantaciones o instalaciones agrarias, puede que no sea posible evitar el uso de ataúd. Si es así, se ha barajado la opción de añadir la tierra dentro de la caja. “Es cuestión de voluntad”, dice Douas.
Ser responsable de tu vida y de tu muerte
Los entierros lejos de las familias afectan tanto a personas migrantes como a nacionales. Cerca de un millón de ciudadanos que solo conocen España se enfrentan a ser enterrados lejos de sus casas y amigos. “Con esta cesión nuestros corazones descansan un poco”, comenta Nadia Betar, estudiante y voluntaria en Entierro Digno.
La muerte es algo que llega a todo el mundo, independientemente de la fe que tengan. “Hay que ser responsable en vida, pero también en muerte”, añade Douas, convencida de que con más conciencia ciudadana esta situación puede cambiar. Para Betar, que ha gestionado las redes sociales de Entierro Digno y ha visto como cada publicación se inundaba de comentarios racistas e intolerantes, se trata de una cuestión de humanidad: “Somos tus vecinos, tus amigos, no somos gente de fuera, somos de aquí, y necesitamos enterrarnos acorde a nuestra fe”.
“No se trata de que haya un colectivo que está pidiendo un extra, sino que es algo que ya existe y tiene que ser universal”, afirma Douas
Pedir que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos es una labor de todos. En España hay cementerios judíos, católicos, protestantes y anglicanos. “No se trata de que haya un colectivo que está pidiendo un extra, sino que es algo que ya existe y tiene que ser universal”, afirma Douas.
Una labor de todos
Desde Entierro Digno cuentan con muchas formas de ayudar. Por un lado, como Betar, Douas y Maadi, pueden poner su cuerpo y conocimientos al servicio de Entierro Digno. Por otro, tienen una petición a la que se puede acceder para solicitar que se cumpla con la ley.
A pesar de que la administración ha dado luz verde a la habilitación del cementerio en Carabanchel, el cronograma que les ha dado el Ayuntamiento lo sitúa para 2027. Un problema que se venían avisando desde 2016 aún tiene que esperar dos años más para ser resuelto. “Nos gustaría que esto pase a algo urgente”, asegura Douas.
Por eso, y más allá de la Asociación, el ciudadano de a pie tiene herramientas para que las administraciones sepan cuáles son sus peticiones. “Se puede hacer a través de un registro público en el Ayuntamiento de Madrid explicando la situación, la problemática y el miedo de no poder ser enterrado. Al ser por escrito, tienen la obligación de responderte en un plazo de unos tres meses”, aclara.
La presidenta anima a los ciudadanos a que sean más participativos, con esto y con cualquier cosa que les preocupe. “La muerte es algo por lo que todos pasamos y todos queremos guardar un bonito recuerdo de quienes nos rodean. No te gustaría saber que le has fallado a un ser querido en ese último momento”, concluye.
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