Colonialismo
12O en Madrid, nada que celebrar

El Día de la Hispanidad dejó dos retratos de la ciudad: el de un indisimulado patetismo imperial y el de la desenfadada alegría de sus víctimas

Manifestación Nada que Celebrar Madrid 2019 2
Bailes tradicionales de Bolivia en la manifestación 'Nada que celebrar' en Madrid, este sábado. Alberto Azcárate
13 oct 2019 13:34

Uno, de tono bélico y marcial, acartonado y previsible, conmemoraba el conocido genocidio de hace cinco siglos. El otro, bajo el lema “12O nada que celebrar”, poblado de banderas ecuatorianas y de otros varios países latinoamericanos, con pancartas y consignas que denunciaban la represión del régimen de Lenin Moreno, exigían su renuncia y auguraban su pronta caída. Y también hacía una afirmación en tácito guiño de batalla cultural anticolonial, por medio de un fraterno y alegre pasacalles de esmerada coreografía que, partiendo de la Puerta del Sol pasó por Tirso de Molina y Lavapiés, para terminar en La Tabacalera.

Difícil precisar cuántas personas participaron. Fue una réplica jovial a la belicosa conmemoración imperial que no se limita al plano simbólico; bien lo saben las víctimas de Arabia Saudí en el Yemen, masacradas con armas españolas y el propio pueblo de Ecuador, que padece y lucha contra un régimen que apenas dos días antes de la macabra conmemoración, tuvo que digerir las palabras del ministro socialista Josep Borrell que elogió: “los esfuerzos del presidente Moreno por alcanzar una salida a la crisis por medio del diálogo y la moderación...”.

Haciendo oídos sordos a estos agravios, un desfile de etnias y naciones, protagonizado por bailarinas, precedidas por bandas de vientos y percusión o por equipos de sonido. Los grupos ecuatorianos y bolivianos se llevaron la palma, con vistosos e impecables uniformes y ensayadas coreografías regionales —de fuerte impronta carnavalesca—, que denotaban haberse tomado la misión en serio. En la cartelería pudieron verse expresiones mucho más diversas: banderas y pancartas de Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil acompañaron la alegre caravana desde el inicio hasta el final.

Por esas cosas raras del capitalismo, la madre patria les recibió con los brazos abiertos a condición de que ocuparan los estratos de más baja remuneración en el tejido sociolaboral 

El biotipo lo decía todo, las admiradas danzarinas que hacían derroche de energía en circunvoluciones, zapateos y danzas, eran las mismas que en la cotidianeidad forman parte de Las Kelly, que luchan por conseguir condiciones de trabajo dignas de los voraces pulpos de la industria hotelera, o se ocupan de limpiar casas, cuando no a la muy dignificante tarea de limpiarles el culo a nuestros abuelos, a módicos precios la hora. Sus compañeros de danza, más de lo mismo, camareros, pintores y obreros que, con dificultad, quizá consigan ser mileuristas. Herederos de quienes 500 años atrás fueron arrasadas por nuestros gallardos soldados en una conquista a sangre y fuego, recubierta bajo el bajo el eufemístico mantra del “descubrimiento”. Por esas cosas raras del capitalismo, pocos años atrás vinieron a la madre patria, que les recibió con los brazos abiertos —era la España de Aznar, donde todo iba bien— a condición de que ocuparan los estratos de más baja remuneración en el tejido sociolaboral y de menor cualificación.

Quizá por eso, no se les perdonó a los pocos que como la peruana exconcejala Rommy Arce osaron salirse de ese destino y ocupar algún cargo público. Semejante atrevimiento le fue reprochado por Silvia Saavedra, concejala de Ciudadanos en Usera quien, además de hacer pedagogía con Arce bibliotecaria de formación indicándole que “Simón Bolívar no habría existido sin sus abuelos colonizadores”, la acusó de haber venido del Perú “para cargarse al estado español”. Una sesuda lección de historia, a todas luces.

Manifestación Nada que Celebrar Madrid 2019 1
Una mujer muestra su apoyo a Ecuador en la manifestación 'Nada que celebrar' de este sábado en Madrid. Alberto Azcárate

En la cara A del 12O, la del atrezzo, la que cubrieron los medios del establishment, el rutinario y previsible desfile de tropas, aviones, helicópteros y de cacharros bélicos que, con desenfado rindieron pleitesía al preparao y su prole, acompañados de los cortesanos que año a año hacen cuestión de salir en la foto. No estuvieron presentes los presidentes del País Vasco ni de Catalunya. El primero, según la versión de un amigo intelectual tan castizo como irreverente, está al frente de un pueblo —los vascos— que hace años que ya se habrían ido de España, aseveración difícil de contestar si apelamos a las estadísticas. En Euskadi el paro en el primer trimestre de 2019 fue apenas del 8,6% y lidera el gasto social, con 3.242 euros por habitante, frente a los esmirriados 2.109 de Madrid.

En la cara A del 12O, la que cubrieron los medios del establishment, se producía el rutinario y previsible desfile de tropas, aviones, helicópteros y de cacharros bélicos que rindieron pleitesía a la familia real

Además, las cifras informan que el 75% de los vascos pobres reciben la renta mínima de inserción, en el resto del país el porcentaje se queda en el 8% y en siete comunidades no llega al 5%. Si a eso le sumamos que buena parte de los ayuntamientos están gobernados por la izquierda abertzale, aquí considerada “entorno de ETA”, y que EiTB vive mofándose del régimen español y sus expresiones derivadas, parece claro que los vascos viven en otro país. Los catalanes parece ser solo cuestión de tiempo; hoy, los presos políticos independentistas están a la espera de que nuestros tribunales les descerrajen una condena desmedida, solo discursivamente mitigada por la calificación de “sedición” en vez de “rebelión”, más indulgente según los jurisconsultos del régimen, apegados a la benevolencia de la terminología más que a la contundencia del atroz tamaño de la condena. Se esperan fuertes movilizaciones en Catalunya.

Algunos opinólogos guardan la ilusión de que los tribunales de la UE y de Alemania —ahora por fin, sí— concedan al sistema jurídico local la condena a Puigdemont y demás políticos catalanes que buscaron en el exilio la salvaguarda de su libertad. Si estuviéramos en el 36 las potencias europeas serían capaces de semejante condescendencia; a Franco —a diferencia de Hitler y Mussolini— sí le permitieron seguir gobernando ante el temor de que se instalase en España una república popular o algo semejante que viniese a amenazar la reconstitución capitalista, precisada de orden y tiempo. Hoy ya no les hace falta, tienen el Régimen del 78, con su bipartidismo remozado, a su derecha por Ciudadanos y a su izquierda por Más País como para no tener nada que temer. Los tribunales de la UE y de Alemania no necesitan sumarse a la barbarie de nuestros jueces que apestan a mal disimulado posfranquismo.

A la clase política solo se le ha ocurrido una solitaria respuesta al desbarajuste territorial y a las multitudes que un 15 de mayo de hace ocho años se lanzaron a las calles voceando “lo llaman democracia y no lo es” y “no hay pan para tanto chorizo”: convocar a unas deslavadas cuartas elecciones. Parecen creer que —esta vez sí— los españoles votarán bien, aunque todas las estadísticas indican lo contrario y que muchos ni se van a molestar en salir de sus casas. El aquelarre se completa con expresiones folklóricas de la España cañí harto conocidas, como la de nuestro flamante alcalde enseñando a unos azorados escolares que primero están los símbolos imperiales y luego –ya si eso- la vida. Y su compañera, la naftalínica Díaz Ayuso que homologaba el gesto de retirar al dictador de El Valle de los Caídos con las quemas de iglesias en el año 36.

Para completar el esperpéntico trampantojo, el cabo paracaidista que puso un broche de oro en la ceremonia imperial, estrellaba el insigne símbolo patrio contra una farola. ¿Habrá sido el hombre el protagonista —sin saberlo— de un hecho histórico, dando indicaciones inequívocas del rumbo que un día sí y el otro también parece emprender el estado español?

Archivado en: Colonialismo
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.
Corrupción
Corrupción El juez decreta prisión provisional sin fianza para Santos Cerdán
El juez acepta la propuesta del fiscal y decreta cárcel contra el ex secretario de organización socialista por integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias.
València
València La Audiencia de Valencia confirma la imputación a Argüeso en el juicio de la dana
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial concluye que la resolución de la instructora “no es irrazonable ni arbitraria”, ratificando la imputación del ex secretario autonómico de Emergencias.
Barcelona
Derecho a la vivienda Amenazas de violencia extrema y una paliza a los habitantes de un bloque okupado de Barcelona
El Salto accede a las llamadas y mensajes de audio amenazadores que un grupo de desokupa envía al vecindario del bloque Llenguadoc, donde confirma cumplir con el mandato del propietario del edificio.

Últimas

Palestina
Tribuna Tres o cuatro días sin comer en Gaza
El drama de no poder dar suficiente comida a tus hijos es inmenso, sobre todo cuando sabes que a pocos kilómetros hay camiones llenos de ayuda. Parados. Bloqueados.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición La fuga de más diputados de Sumar, en manos de Sánchez
Más representantes de las confluencias aguardan a la comparecencia del presidente del Gobierno del 9 de julio como la última señal para no saltar al grupo Mixto.
Más noticias
Medio ambiente
Tribuna Mapa de los conflictos del agua: una herramienta para la defensa de los ríos, acuíferos y humedales
A pesar del grado y extensión del daño que sufren los ríos, acuíferos y humedales, las administraciones públicas no están tomando las medidas necesarias para frenar el deterioro y responsabilizar a las entidades que lo causan.

Recomendadas

Economía social y solidaria
Historia Lo que Franco arrebató al cooperativismo y a la economía social y solidaria
La dictadura franquista combatió de forma cruel el movimiento cooperativo fraguado en la II República, y durante la propia guerra con las denominadas colectividades, y pervirtió la idea de autogestión a través de los ideales falangistas.
Río Arriba
Río Arriba Yayo Herrero: “El holocausto nazi no es una excepcionalidad en la historia de Europa, es un modus operandi”
Nueva entrevista de Río Arriba en formato podcast y vídeo en el que hablamos de ecofeminismo, transiciones ecosociales justas, decrecimiento, colapso, poner la vida en el centro y mucho más.
En el margen
Cécile C. Eveng “Perdemos amigues y es una pena porque las personas LGTBIQ pueden ayudar a desarrollar África”
La filóloga camerunesa reside actualmente en España y estudia un doctorado en migraciones, cuerpos, negrofobia y vulnerabilidad de personas. Investigar sobre identidades disidentes en su país le ha traído críticas, hasta desde la propia academia.