Crisis climática
Necesitamos una rebelión contra la extinción

Tres años después del “histórico” Acuerdo de París y después de 30 años de “Cumbres de Clima” seguimos balanceándonos al borde del abismo.

Extintion Rebellion
Protesta de Extintion Rebellion en Londres. Foto: Extintion Rebellion

Activista trans nobinarie, integrante de Disidencias del Sur, colectivo queer y transfeminista en Sevilla

23 nov 2018 10:11

El 3 de diciembre de 2018 dará comienzo el COP24 en Katowice, Polonia. Una nueva conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que debería coordinar los esfuerzos de los Estados para limitar el aumento de las temperaturas a niveles “significativamente inferiores” a los 2ºC, de acuerdo con los compromisos del COP21 de París.

Sin embargo, la historia de las COP no nos invita a tener muchas esperanzas en torno a esta nueva edición, pues las anteriores no consiguieron alejarnos de las graves consecuencias del cambio climático.

Hace tres años la “Comunidad Internacional” celebró el Acuerdo de París como un hito histórico. Ya en su día señalé que este acuerdo había sido más un espectáculo que un avance real, tal y como la propia organización de las Naciones Unidas sobre el cambio climático admitió más tarde en su informe cuando advertía que las “contribuciones nacionales previstas no eran compatibles con los escenarios de 2° C”.

Dos años más tarde, justo antes del COP23 en Bonn, la misma organización nos alertaba de nuevo de que “la plena implementación de las actuales contribuciones determinadas a nivel nacional —condicionales e incondicionales— hace muy probable que el aumento de la temperatura sea de, al menos, 3°C para el año 2100, lo que significa que los gobiernos deben comprometerse de forma mucho más contundente en la revisión programada para 2020.” 

Hace ya más de 30 años que somos testigos de los tristes espectáculos de las Cumbres del Clima, caracterizadas por sus escasos resultados y sus abundantes compromisos incumplidos

En este contexto, la Unión Europea se ha comprometido a reducir las emisiones de todos los gases con efecto sobre el clima en un 40% hasta el año 2030 (en comparación con las de 1990). Una disminución que se revela claramente insuficiente, según señala una nueva investigación publicada en la revista Nature basada en las contribuciones determinadas previstas a nivel nacional (CDPN) —que son los compromisos de cada país comunicados a las Naciones Unidas—, y según las cuales los emisiones previstas por la UE nos llevarían a un aumento de las temperaturas de 3,2ºC, mientras que las de España nos conducirían a los 3,4ºC.

Y todo ello en contexto en el que hay serias dudas acerca del cumplimiento de los compromisos de la Unión Europea para el año 2030. Pues, según un informe reciente de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) “las reducciones de emisiones previstas en la UE hasta 2030 estarían solamente un 30% por debajo de los niveles de 1990, si se tienen en cuenta las medidas de mitigación existentes, y tan sólo un 32% cuando son consideradas también medidas adicionales”; lo que en cualquier caso queda muy lejos incluso del insuficiente compromiso establecido en el 40%.

La emergencia climática continúa, cada vez peor

Hace ya más de 30 años que somos testigos de los tristes espectáculos de las Cumbres del Clima, caracterizadas por sus escasos resultados y sus abundantes compromisos incumplidos. Y esto solo si tenemos en cuenta los últimos 30 años, que es desde cuando los gobiernos han reaccionado (o al menos simulado hacerlo) ante el problema del cambio climático.

La primera Conferencia Mundial sobre el Clima tuvo lugar en Ginebra en 1979 (hace casi 40 años), y en su declaración ya exigió a las naciones “prever y prevenir posibles cambios en el clima provocados por el hombre que podrían ser adversos para el bienestar de la humanidad.” ,la cual dio lugar a la creación del Programa Mundial sobre el Clima.

Se puede decir que el espectáculo de las Cumbres empezó con la Conferencia Mundial sobre el Cambio Atmosférico: Implicaciones para la Seguridad Mundial en Toronto en 1988. En el documento de referencia de esta conferencia se decía que “los países industrializados desarrollados del mundo son la mayor fuente de gases de efecto invernadero y que, por lo tanto, asumen ante la comunidad mundial un compromiso mayor a la hora de asegurar la ejecución de medidas que hagan frente al cambio climático…” e incluía un llamamiento concreto a la acción: “Reducir las emisiones de CO2 en aproximadamente un 20% respecto a los niveles de 1988 para el año 2005 como un objetivo global inicial”, señalando claramente que “las naciones industrializadas tienen la responsabilidad de liderar el camino, tanto a través de sus políticas energéticas nacionales como de sus acuerdos de asistencia bilateral y multilateral”. No obstante, a pesar de las buenas palabras e intenciones, las emisiones de CO2 crecieron en estos años desde 21,5Gt hasta 29,5Gt, ¡un crecimiento del 37%!

A raíz de estos datos podemos afirmar que nuestros gobiernos no nos van a salvar

En este mismo año, 1988, la Asamblea General de la Naciones Unidas declaró que los cambios climáticos “constituyen una preocupación común de la humanidad” y encargó al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) la elaboración de informes periódicos sobre el problema. También 1988 fue el año en que empezaron las negociaciones para la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que finalmente fue aprobado en 1992 para entrar en vigor en 1994. Una Convención que marcó un nuevo hito con la que se aceleró el espectáculo de las Cumbres del Clima o “COP” (Conferencias de las Partes) a partir de 1995. No obstante, la Convención Marco no estableció ningún objetivo de reducción de emisiones; estos solamente llegaron algunos años después con el Protocolo de Kioto en 1997 (hace más de 20 años, ¿alguien se acuerda?).

Sin embargo, en contra de lo que se pueda pensar, en comparación con el documento de la Conferencia de Toronto de 1988, el Protocolo de Kioto se quedaba muy corto y, además, algunos países importantes no llegaron a suscribirlo (como fue el caso, por ejemplo, de los Estados Unidos). Dando un gran paso hacia detrás, el Protocolo solo acordaba una reducción mínima de un 5% de las emisiones de seis gases de efecto invernadero para 2008-2012, en comparación con las emisiones de 1990; siendo España un caso muy ilustrativo de este fiasco,pues en el marco de su cumplimiento, España se comprometió a limitar el aumento (!) de sus emisiones a un máximo del 15 % en relación al año base (como parte de un compromiso de la UE de disminuir sus emisiones en un 8%).

Pero la realidad fue otra bien distinta: según un articulo de El Español, España se excedió con creces y llegó a incrementar sus emisiones cerca de un 21% en 2012, y eso solo gracias a las reducciones obligadas debidas a la crisis acontecida a partir del 2008 (pues antes el crecimiento de las emisiones se situaba en ¡más del 40%!).

Un número creciente de litigaciones estratégicas sobre el cambio climático está haciendo también uso de este argumento legal a la hora de denunciar a los gobiernos nacionales e instituciones europeas

Así que tuvieron que pasar 15 años desde el Protocolo de Kioto para que en la COP18 celebrada en Doha en 2012 se aprobara la Enmienda al Protocolo y se asumieran reducciones “más ambiciosas”. En concreto, un 20% antes de 2020, con respecto a 1990 (recordatorio: la conferencia de Toronto de 1988 exigió una reducción en un 20% antes de ¡2005!).

Tres años mas tarde llegó el “histórico” Acuerdo de París, que estableció nuevos objetivos para la reducción de emisiones con la meta de “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales y de seguir esforzándose por limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC”. Señalando que para lograrlo “se requerirá un esfuerzo de reducción de las emisiones mucho mayor que el que suponen las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional”.

Finalmente, el ultimo informe de IPCC, publicado el 8 de octubre de 2018, nos alerta que “para limitar el calentamiento global a 1,5°C se necesitarían transiciones rápidas y de gran alcance en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades. Sería necesario que las emisiones netas globales de dióxido de carbono (CO2) de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45% respecto de los niveles de 2010, y siguieran disminuyendo hasta alcanzar el "cero neto" aproximadamente en 2050”. De momento el mundo está en camino hacia un calentamiento de 1,5ºC entre 2030 y 2052 y hacia 3ºC en 2100, según el IPCC que, normalmente por su consenso amplio, hace estimaciones conservadoras.

Imperativo moral para la desobediencia civil

A raíz de estos datos podemos afirmar que nuestros gobiernos no nos van a salvar. No solamente se quedan muy lejos de cumplir con sus propios compromisos, sino que, además, los compromisos acordados, tanto en el Protocolo de Kioto como en el Acuerdo de París, se quedan demasiado cortos para frenar el aumento de las temperaturas globales y limitar este incremento en menos de 1,5ºC.

Es poco probable que nuestros gobiernos, a estas alturas, vayan a cambiar, más allá de nombrar a un Ministerio para la Transición Ecológica (una fusión de dos ministerios, antes llamados Ministerio de Medio Ambiente y Ministerio de Energía), pues la prioridad sigue siendo la misma: la de promover la acumulación capitalista, o dicho de otro modo, el crecimiento económico (aunque ahora se le apellide de “sostenible” e “inclusivo”). Así que todo esto recuerda más a la neolengua de la novela 1984 de George Orwell que a una transición real de nuestro sistema productivista capitalista heteropatriarcal a otro capaz de poner en el centro la defensa y el cuidado de la vida. Así que lo más probable es que mientras nuestros gobiernos no se vean fuertemente presionados desde las Cumbres del Clima (en diciembre tendrá lugar la COP24 en Katowice) solo veremos salir poco más que aire (eso sí, cada vez más caliente). 

Las organizaciones ecologistas exigen esfuerzos mucho mayores que los que nuestros gobiernos están dispuestos a hacer y exigir a las empresas energéticas y a la sociedad en general (como, por ejemplo, que España reduzca sus emisiones netas a cero antes de 2040). Sin embargo, el borrador de la Ley de cambio climático y transición ecológica del actual gobierno solamente plantea reducir las emisiones en un 20% con respeto al año 1990 hasta 2030, con un objetivo de cero emisiones para 2050. 

Como los gobiernos están conduciendo a nuestras sociedades hacia el abismo, no nos queda otro camino que la desobediencia civil, una desobediencia masiva y prolongada

Así que como los gobiernos están conduciendo a nuestras sociedades hacia el abismo, no nos queda otro camino que la desobediencia civil, una desobediencia masiva y prolongada. Martin Luther King, en su carta desde la cárcel de Birmingham, escribía: “La acción directa no violenta busca crear una crisis tal y generar una tensión tal, que una comunidad que constantemente se ha negado a negociar, se vea obligada a enfrentarse al problema. Busca dramatizar el conflicto tanto, que ya no pueda ser ignorado más”. 

Estamos en una situación similar. Nuestros gobiernos se están negando a tomar las medidas necesarias para limitar el calentamiento global muy por debajo de 2ºC, aunque lo acordaran en París en 2015. Su inacción o actuación insuficiente nos lleva a un aumento de las temperaturas de más de 3ºC, lo que muy probablemente superaría varios puntos de inflexión y desencadenaría un calentamiento global catastrófico.

Mas allá del imperativo moral y político, la desobediencia civil se puede justificar también legalmente. La declaración de Estocolmo sobre el medio ambiente humano de la Conferencia de las Naciones Unidas de 1972 estableció en su principio 1 “el derecho fundamental… al disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio ambiente de calidad tal que permita llevar una vida digna y gozar de bienestar”. De manera que podemos afirmar que la inoperancia de nuestros gobiernos supone una clara violación de este derecho fundamental.

En este sentido, un número creciente de litigaciones estratégicas sobre el cambio climático está haciendo también uso de este argumento legal a la hora de denunciar a los gobiernos nacionales e instituciones europeas ante la insuficiencia de sus compromisos o el incumplimiento de los acuerdos. Fruto de esta estrategia, ya se han logrado algunos éxitos como lo demuestra la reciente sentencia en Holanda que obliga al gobierno a acelerar sus esfuerzos para disminuir las emisiones o la litigación de People’s Climate Case contra el Consejo y el Parlamento Europeo, que el Tribunal de la Unión Europea ha aceptado proceder en agosto de este año.

De modo que los mismos argumentos que se usan en estas litigaciones se pueden utilizar también a la hora de justificar la desobediencia civil.

¿Que podemos hacer?

La inacción de nuestros gobiernos —el fracaso de nuestras instituciones— muestra claramente que si queremos tener futuro deberíamos ponernos a trabajar: construir un nuevo movimiento de desobediencia civil masiva, una rebelión noviolenta en contra de nuestra extinción.

Existen muchas inspiraciones, desde las campañas de desobediencia civil de Gandhi en Sudafrica e India por el movimiento por los derechos civiles de la población afroamericana o el movimiento ActUP, entre muchas otras.

En relación con el cambio climático existen varias iniciativas inspiradoras como, por ejemplo, 350.org a nivel internacional, o la campaña Ende Gelände, en Alemania,  u otras campañas similares que utilizan la desobediencia civil masiva en contra de las minas de carbón.

La última propuesta es la iniciativa nacida en Inglaterra y que el pasado 17 de noviembre logró bloquear en Londres los cinco puentes principales que se elevan sobre el río Támesis con más de 6.000 personas en un nuevo movimiento de rebelión no violenta contra la extinción (Extinction Rebellion). Sobre este movimiento, el exarzobispo de Canterbury, Rowan Williams, comentó junto a casi 100 personas procedentes de la Academia que: "Si bien nuestras perspectivas académicas y experiencia pueden diferir, estamos unidos en este punto: no toleraremos el fracaso, de éste o ningún otro gobierno, a la hora de tomar medidas sólidas y de emergencia con respecto a la crisis ecológica".

Este movimiento ahora se esta extendiendo a nivel internacional. En el Estado español se están dando los primeros pasos para organizar una rebelión contra la extinción. ¿Te sumas?

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis Racionar el agua, cortar derechos; historias desde Bogotá
Ante la sequía, la alcaldía de la capital colombiana arrancó con una política de racionamiento de agua. La medida ha puesto sobre la mesa las dinámicas estructurales que acompañan a la crisis climática.
Gas fósil
Entre 2021 y 2023 Europa triplica la importación de gas de EE UU a pesar de las prohibiciones sobre el fracking
El 88% del gas estadounidense se obtiene mediante fracking, una técnica que los principales importadores europeos prohíben en su suelo, incluida España.
Crisis climática
Crisis climática ¿Cómo sería una transición ecosocial en la industria española?
El sector industrial es el segundo consumidor de energía, solo por detrás del de transporte. La transición ecosocial debe pasar obligatoriamente por la transformación de este sector de la economía.
#26610
23/11/2018 21:04

No tengo coche

No participo en manipulaciones de consumo masivo como la navidad o el black friday

No cambio todas las temporadas de vestuario, solo repongo la ropa que se cae a cachos

Como de temporada y de proximidad y no como carne si puedo evitarlo

No cambio de movil hasta que se extingue y luego lo reciclo

No vuelo nunca en avión

Cuido de mi madre enferma

Renuncio a trabajar en empresas explotadoras y contaminantes

Me ducho una vez a la semana

Separo todos mis residuos

No compro periódicos de papel

Leo libros de la biblioteca

Disfruto de los detalles de las diferentes estaciones

Y me informo en elsaltodiario

Y no me alargo más

Pero esta es mi pequeña contribución para evitar nuestra extinción...

6
0
anonimander
25/11/2018 1:34

Otros muchos hacemos lo que podemos a nivel individual, pero, como habrás leído, no es suficiente. Las campañas que enlaza este artículo son propuestas bienintencionadas de asociacionismo por interné, y tampoco serán suficientes aunque se agradecen. Sin los estados ni las corporaciones por la labor, sin unos medios de información que planteen el problema con claridad poco hay que hacer. Todo dios sabe lo que es el black friday, casi nadie lo que es el peakoil. Ese es el estado de cosas: gobiernos que ocultan lo que saben, La AIE tratando de maquillar el problema, y las élites capitalistas directamente negándolo mientras preparan sus bunkers para sobrevivir a lo que viene. No veo alrededor motivos para la esperanza. Quienes sean padres ya pueden empezar a hacer algo, yo espero morirme antes.
http://crashoil.blogspot.com/2018/11/world-energy-outlook-2018-alguien-grito.html
http://antonioaretxabala.blogspot.com/2018/01/el-aumento-de-la-pobreza-explicado.html
https://crashoil.blogspot.com/2018/11/el-pico-del-diesel-edicion-de-2018.html
https://ctxt.es/es/20181017/Firmas/22403/Antonio-Aretxabala-medioambiental-episodio-posglacial-geologia-vida.htm

1
0
María Abenia
23/11/2018 13:37

Muchas gracias por el artículo. La verdad es realmente alarmante la situación en la que nos encontramos. De hecho, en mi opinión este texto se queda incluso corto. No sólo necesitamos afiliarnos a comunidades y asociaciones que convoquen movilizaciones multitudinarias, sino intentar promover y desarrollar un plan exhaustivo de acciones en diferentes niveles: comunal, mediático, individual, educativo. Porque es flagrante lo desinformada que está la población de la q se avecina y la escasa orientación que se le da, más allá de reciclar e ir en bici. Además, sabemos de lo frágil y arriesgado que es extender y
promover una alarma "apocalíptica" en términos de consumismo exacerbado -"pues si vamos a colapsar, aprovecho al máximo"-, inestabilidad emocional -sabemos del precario estado de salud medio de los ciudadanos, depresión, ansiedad, suicidios,... (auspiciado en parte por el concepto capitalista de "enfermedad"), la desigualdad social y económica -los ricos aprietan a la población en muchos casos para preservar su supervivencia y estilo de vida-, etc.

La cuestión para mí es, en vuestro medio, el cómo enfocar este tema para conseguir alcanzar a un núcleo mayor de población que hoy por hoy ni está dispuesta a perder un ápice de sus comodidades, ni puede o sabe concebir el panorama climático, y por ende los problemas de hambruna, supervivencia, epidemias, inmigración masiva, etc, que están ya comenzando a acontecer, ni pensar en sumarse a un plan de desobediencia civil - fijémonos en el panorama mundial, el auge de los partidos más conservadores y fascistas- que acrecenta su sensación de miedo e inseguridad, entre otras cuestiones más.

El artículo que leí el otro día de Luis I. Pádranos para CTX me parece por ahora lo más completo en términos de acción periodística al respecto, sin desmerecer por supuesto el tuyo, es más, ahora mismo voy a mirar las asociaciones que recomiendas y lo voy a compartir en mi círculo endogámico de FB, y sin embargo también es insuficiente.
Me pregunto cómo reformular todo este tema, cómo unificar fuerzas también entre los medios de información para que no andemos entre todxs dando brazadas en este océano de interrogantes en el que ahora estamos sumergidos..y no ha hecho más q comenzar.

Qué puedo hacer, en diferentes niveles, como ciudadana a pie, como madre y con un poder adquisitivo mileurista al respecto de este tema? Para mí, este es el enfoque, el target, "independiente" incluso de su credo político.

(Nota: además de sanar nuestra relación con la muerte..)

Insisto, gracias de nuevo por tu artículo.

16
0
Palestina
Palestina Estudiar y formarse mientras sobrevives a un genocidio
La destrucción generalizada de las infraestructuras ha tenido un impacto brutal en el sistema educativo palestino.
México
América Latina México a las urnas: los claroscuros de AMLO y la primera presidenta
Todo apunta que el 2 de junio, por primera vez en la historia, una mujer llegará a la presidencia. Claudia Sheinbaum, sucesora de Andrés Manuel López Obrador, se presenta como “hija del 68” en un país todavía asolado por el conflicto interno.
Análisis
Análisis Racionar el agua, cortar derechos; historias desde Bogotá
Ante la sequía, la alcaldía de la capital colombiana arrancó con una política de racionamiento de agua. La medida ha puesto sobre la mesa las dinámicas estructurales que acompañan a la crisis climática.
Sidecar
Sidecar Prioridades cruciales de la izquierda francesa
La única forma que el partido de Mélenchon prevalezca en esta coyuntura desfavorable y preserve su frágil hegemonía sobre los demás partidos progresistas es ampliar su base electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2027.
PNV
Opinión Más allá de la corrupción
Lo que parece perturbar al PNV es la posibilidad de que se establezca un sistema que priorice los derechos y el bienestar de la ciudadanía, sobre sus intereses partidistas y clientelares

Últimas

Galicia
Redes clientelares Todas las veces que la Xunta de Feijóo contrató a sus familiares y a los de otros altos cargos
Mientras Sánchez reflexiona sobre su dimisión tras el ‘lawfare’ contra su mujer, el líder del PP ha prometido que no consentiría a su pareja contratar con un Gobierno del que él formase parte, pero sí lo permitió con su hermana, su prima y su cuñado.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Palestina
Flotilla de la Libertad Los cargos públicos integrantes de la Flotilla a Gaza regresan a España
Mientras la flota que llevará ayuda a Gaza permanece en Estambul por los impedimentos de Israel para que zarpe, las políticas españolas deciden retornar a España, ante el anuncio de Pedro Sánchez.
Sanidad pública
Sanidad a la madrileña Vecinas y vecinos de Madrid acampan frente al Hospital Doce de Octubre de Madrid
El colectivo prevé permanecer frente al gran hospital madrileño para mostrar su rechazo al deterioro de la sanidad pública y programa actividades para los próximos tres días.
Ley de Memoria Histórica
Niños y niñas de la polio Víctimas de la polio y postpolio, desesperadas ante la nula respuesta de las administraciones a sus demandas
Claman por un apoyo inmediato o “van a acabar extinguiéndonos después de años de sufrimiento y abandono”, afirman desde la Plataforma niños y niñas de la polio que este viernes se concentran frente a Sanidad.
Racismo
Delitos de odio La fiscalía pide tres años de cárcel para el excomisario que vinculó migración y delincuencia
Ricardo Ferris, en un acto organizado por Vox en el Ateneo de València en 2022, incitó a los “españoles a dejar de ser pacíficos" después de haber equiparado la inmigración con la delincuencia.
Justicia
Juana Rivas El Tribunal Supremo italiano anula el juicio civil que separó a los hijos de Juana Rivas y obliga a repetirlo
La corte de Casación ha respondido al recurso de apelación de la madre reconociendo la violación del principio básico de no separar a los hermanos y la carencia de un informe que analice en profundidad el interés superior de los menores.

Recomendadas

Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Vivir y resistir en Andalucía, la comunidad con más desahucios del Estado español
En Andalucía, la comunidad con mayor número de desahucios, se producen 11 al día. En todo el territorio surgen experiencias que luchan por la vivienda digna en un lugar donde tener un techo “se ha vuelto una utopía”.
Cine
Estíbaliz Urresola “El cine no debe quedar impasible ante las atrocidades que suceden”
La directora de ‘20.000 especies de abejas’ sigue recibiendo reconocimientos por su película, pero pide que se transformen en aplicación de mejoras concretas para el colectivo trans.