Cachemira
¿Qué pasa entre India y Pakistán? El conflicto en Cachemira: una semana de tensión, hostilidades y bombardeos

La escalada de la tensión entre ambas potencias asiáticas se produce tras los atentados del 22 de abril en la región, en los que murieron 26 personas.
Cachemira 2
Protestas contra India en 2018, por la ocupación de Cachemira. UBAIDSARDAR.

El pasado 22 de abril, en el destino turístico de Pahalgam, en la región de Cachemira administrada por India, hombres armados emprendieron una ofensiva en la que atacaron a grupos de turistas, en su mayoría indios. De ellos, 26, todos de origen indio menos un nepalí, murieron. Desde entonces, la tensión, las hostilidades y los bombardeos entre India y Pakistán no han dejado de aumentar. El ataque, que se produjo en plena temporada turística en la región, fue perpetrado por un grupo de hombres que abrió fuego indiscriminado contra los allí presentes.

Esta acción, calificada como “terrorista” por India y otros países de la comunidad internacional, ha desencadenado una serie de represalias por parte de las dos potencias, ambas con armamento nuclear disponible, y ha hecho escalar la tensión en una región ya de por sí políticamente volátil. El ataque del 22 de abril se atribuyó a milicias paquistaníes, concretamente al Frente de Resistencia (TRF); fuentes oficiales de Pakistán niegan, desde entonces, cualquier implicación en esta acción y cualquier vinculación con este grupo; algo a lo que India ha hecho oídos sordos. De hecho, Nueva Delhi acusa a Islamabad de no hacer nada por desmantelar la estructura operativa de este grupo.

Operación Sindoor

Ante el ataque, las medidas de represalia por parte de India no se han hecho esperar. Además del cierre del principal cruce fronterizo entre ambos países, se ha suspendido el Tratado de las Aguas del Indo, un pacto firmado en 1960 y que regula la repartición de los recursos hídricos de la cuenca del Indo (Pakistán depende de este acuerdo para el abastecimiento de agua en su territorio), se ha procedido a la cancelación de visas que habían sido otorgadas a ciudadanía paquistaní y se ha expulsado a personal diplomático.

Por su parte, Pakistán también ha adoptado una serie de medidas parecidas que incluyen la cancelación de visados a ciudadanía india, la amenaza de abandonar el Acuerdo de Simla, el cierre de su tramo en el paso fronterizo, la expulsión de diplomáticos y la limitación del comercio con su país vecino.

India ha atacado con misiles diferentes objetivos en Pakistán y en la parte de Cachemira administrada por este país. Una treintena de personas habrían muerto en esta ofensiva

Lo más destacado, sin embargo, ha sido la puesta en marcha, en la madrugada del pasado 7 de mayo, de la Operación Sindoor, mediante la cual India ha atacado con misiles diferentes objetivos en Pakistán y en la parte de Cachemira administrada por este país. Una treintena de personas habrían muerto en esta ofensiva, centrada, según el Gobierno indio, en “desmantelar la infraestructura terrorista”.

El Ejecutivo pakistaní, sin embargo, asegura que en los ataques ha muerto población civil y que se han alcanzado áreas residenciales y ya ha respondido, la madrugada del jueves 8 al viernes 9 de mayo, con el lanzamiento de misiles y drones que tenían como objetivo instalaciones militares indias y lugares estratégicos en la parte de Cachemira administrada por Nueva Delhi. El primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, ha justificado la acción “en defensa propia” a lo que considera una “violación de la soberanía” de su país.

Cruce de acusaciones

En una pugna por ganar el relato de ‘la victoria’, la información es confusa. Islamabad ha asegurado este 9 de mayo haber acabado con una cincuentena de soldados indios y haber abatido aviones y drones; por su parte, India también afirma el éxito de las operaciones militares llevadas a cabo y se ha apuntado varios tantos al asegurar que ha atacado los sistemas de defensa aérea en Pakistán.

A lo largo de la semana ambos países han protagonizado cruces de acusaciones en los que uno culpa de la escalada de la tensión al otro y viceversa; todas ellas amplificadas por los medios de comunicación de ambos países. Por su parte, la comunidad internacional, entre ellos Estados Unidos, ha instado a rebajar la tensión entre ambos territorios y a moderar sus actuaciones militares con el objetivo de frenar las escalada violenta del conflicto. Se teme que estas acciones puntuales provoquen un hostigamiento más amplio y de más envergadura en la región.

Una región en disputa desde 1947

El conflicto en Cachemira tiene sus raíces en el proceso de descolonización británico. Cachemira fue un pequeño reino de la época medieval que, desde la llegada de los Mogoles, ha estado bajo el dominio de potencias extranjeras: afganos, sikhs o británicos. Estos últimos dejaron como garante a una dinastía explotadora y feudal de los Dogra.

En 1947, se produjo la partición del territorio por parte de la metrópoli británica. La región quedó dividida en dos estados: India y Pakistán. Fue entonces cuando se produjo uno de los desplazamientos de población más masivos de la Historia desde que hay registros: alrededor de 15 millones de personas se fueron de sus lugares de orígen: muchos musulmanes se fueron al nuevo estado de Pakistán y muchos hindúes hicieron exactamente lo contrario, se movieron hacia territorio indio. A eso se le sumó una cifra de personas muertas indeterminadas, pero que sobrepasa el millón.

Se pasó de una lucha por los derechos del pueblo kashmir a decidir la autodeterminación del enclave a una lucha entre estados: India y Pakistán, que desde entonces se disputan el control de los territorios fronterizos

A principios de los años 50, los habitantes de la región de Cachemira, que había sido integrada en territorio indio, fueron traicionados por Delhi: el Gobierno indio empezó a colocar títeres en las administraciones locales que pavimentaron el terreno para la radicalización del conflicto, y poco a poco se pasó de una lucha por los derechos del pueblo kashmir a decidir la autodeterminación del enclave a una lucha entre estados: India y Pakistán, que desde entonces se disputan el control de los territorios fronterizos.

La identidad kashmir estaba conformada por una síntesis de credos en la que hindúes y musulmanes convivían sin grandes problemas. De hecho, no era extraño que ambas comunidades veneraran a un mismo sufí o gurú o que acudieran a los templos de la otra comunidad en las fechas señaladas; si bien la mayoría de población en Cachemira es de credo musulmán.

A lo largo de las últimas décadas, sin embargo, esa convivencia se ha ido deteriorando: tanto Pakistán como India han buscado radicalizar las posturas de los habitantes de Cachemira. Y desde finales de los 80, cuando más de un millón de hindúes abandonaron Cachemira ante el temor de represalias, lo están consiguiendo. Ambos países están acostumbrados a las hostilidades y han librado guerras a gran escala, como la de 1947, la de 1965 o la de 1971.

Varios líderes internacionales, así como las Naciones Unidas, hayan hecho, a lo largo de la semana, llamados a la calma

Una de las últimas ofensas de Nueva Delhi a la región se produjo en 2019, cuando el Gobierno indio retiró el estatus de pseudo autonomía. Desde entonces, el primer ministro Modi ha ido alardeando del control del territorio y ha promovido el turismo de hindúes en la zona, algo visto con malos ojos por el Ejecutivo pakistaní.

Ahora, con esta nueva escalada de la tensión entre ambas potencias, el futuro de la región se mantiene incierto. La zona es una de las más volátiles del mundo y está altamente militarizada, de ahí que varios líderes internacionales, así como las Naciones Unidas, hayan hecho, a lo largo de la semana, llamados a la calma. El primer ministro indio, Narendra Modi, sin embargo, ya ha asegurado por activa y por pasiva que hará pagar a los perpetradores por el acto violento del 22 de abril.

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