Brasil
El tic tac de la justicia resuena en la familia Bolsonaro
El cerco de las investigaciones en torno al asesinato de Marielle Franco, concejala carioca del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y su chófer Anderson Gomes, parece empezar a cerrarse sobre Jair Bolsonaro y su núcleo familiar.

Acaba de conocerse un testimonio detonante del furioso exabrupto que Bolsonaro —totalmente fuera de sí— grabara y colgara ayer en su muro de Facebook desde Arabia Saudita, donde está en viaje de negocios. Se trata de la declaración ante los investigadores policiales del vigilante del condominio en que reside el mandatario, de que el día del asesinato de la concejala, Élcio de Quiroz —uno de los inculpados— se habría presentado en la urbanización anunciando que iba al domicilio del presidente —acto registrado en la planilla de entrada— aunque posteriormente, según pudo verificar el propio empleado de seguridad, se dirigiera a la casa de Ronnie Lessa, también acusado del crimen. Poco después, ambos salían del domicilio de este último para consumar el asesinato de la concejala y su chófer.
La revelación del testimonio del vigilante, dada a conocer por la TV Globo, provocó que el presidente, totalmente fuera de sí, acusara al medio de perseguir sistemáticamente a su núcleo familiar y afectivo, y a él mismo. Y le hiciera una explícita amenaza —apenas matizada— de cancelarle los contratos de publicidad pública. Extiende la acusación al gobernador del Estado de Río de Janeiro, Wilson Witzel —de su propio partido— a quien hace responsable de la filtración de la noticia, con el supuesto objetivo de obstruirle el camino a la reelección al cargo presidencial en 2022, al cual aspiraría, según Bolsonaro, el no menos siniestro- gobernador.
El estrafalario vídeo culmina con la imagen del león triunfante con un lema que le identifica como “conservador patriota
La airada explosión del ex capitán fue antecedida por un vídeo que colgó esta semana en su cuenta de twitter en el que se aparecía un grupo de hienas acorralando a un león. Las hienas —según carteles identificativos— serían los medios de comunicación, partidos políticos (de izquierda y de derecha), ONG, sindicatos, la ONU, el Tribunal Supremo y hasta su propio partido, el Partido Social Liberal. A este primer contenido simbólico le acompañaba otro, explícito: “Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador. Más que la vida, nuestra libertad. ¡Brasil por encima de todo! ¡Dios por encima de todos!”.
El estrafalario vídeo culmina con la imagen del león triunfante con un lema que le identifica como “conservador patriota” y simultáneamente exhorta a la sociedad a apoyar al presidente. Poco después, el material fue retirado por el propio Bolsonaro, quien pidió disculpas al Tribunal Supremo, mientras apuntaba que el vídeo no era de su propiedad. Algunos políticos —con la boca pequeña— han querido ver en la patética alegación y proclama del capitán retirado, la indicación de un autogolpe en marcha.
La extrema agresividad del tono y contenidos vertidos por el ex militar han provocado una respuesta institucional de la TVGlobo, contestando las acusaciones, defendiendo su papel de informativo ante la sociedad y desmintiendo las acusaciones de complicidades y corruptelas con los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT). Resulta cuanto menos paradójico que Bolsonaro acuse a ese medio de componendas con el PT, siendo de dominio público que protagonizó una sistemática campaña de desprestigio de los gobiernos encabezados por Lula y Dilma Roussef.
LA DIFÍCIL SITUACIÓN DEL CLAN BOLSONARO ANTE LAS EVIDENCIAS
Tal y como ya informáramos son manifiestas las vinculaciones del presidente con los dos detenidos acusados de autoría material del crimen. Élcio Vieira de Queiroz, ex policía militar, fue el conductor del vehículo desde donde se efectuaron los disparos que acabaron con la vida de ambos. El inculpado aparece en una fotografía en Facebook —posteriormente retirada— junto al presidente, quien lo toma afectuosamente del hombro. Ronnie Lessa, también ex policía militar, acusado de la autoría de los disparos, reside en la misma urbanización que Bolsonaro. Para más datos, su hija fue novia del hijo menor del mandatario; no hay cómo negar la marcada proximidad geográfica y sentimental entre ambas familias.La sombra de Las Milicias —siniestra formación paramilitar y extorsiva que opera en Río de Janeiro— se agiganta tras el clan familiar
A los pocos días de cometido el doble asesinato la policía detuvo a ambos, que continúan en prisión con acusación firme del ministerio público. Sin embargo, el proceso estuvo detenido durante más de un año debido a artimañas procedimentales interpuestas por funcionarios del Estado, según denunció la Fiscal General del Estado, Raquel Dodge, como último gesto antes de presentar su renuncia al cargo para acogerse a la jubilación.
Por otra parte, el senador Flávio Bolsonaro, hijo mayor del presidente, tuvo empleadas en su gabinete a la madre y a la esposa del capitán Adriano Magalhães da Nóbrega, prófugo de la Justicia, por ser el principal sospechoso de la planificación del asesinato de Marielle y Anderson y de dirigir el Sindicato del Crimen en Río de Janeiro. Cabe agregar que el propio capitán Magalhães y el ex mayor PM Ronald Paulo Alves Pereira, ambos investigados en la “Operación Intocables”, fueron homenajeados por Flávio Bolsonaro en 2003 y 2004, cuando ejercía de diputado estatal. Y que el primogénito fue el único político que se negó a conceder la medalla Tiradentes —post mortem— a la concejala masacrada.
En simultáneo, otras causas judiciales por diferentes delitos salpican a los otros hijos del presidente. La sombra de Las Milicias —siniestra formación paramilitar y extorsiva que opera en territorio fluminense— se agiganta tras el clan familiar que se ha hecho con las riendas de parte del aparato del Estado.
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