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Brasil
El asesinato de la artista Julieta Hernández levanta una ola de protestas feministas en Brasil
Una bicicletada estatal y cientos de actos de homenaje están teniendo lugar en todo Brasil para honrar a Julieta Inés Hernández Martínez, artista payasa, música, circense y marionetista venezolana de 38 años que vivía en Brasil desde 2016 y que fue brutalmente asesinada en las inmediaciones del municipio Presidente Figueiredo, perteneciente al Estado de Amazonas, Brasil.
El pasado 23 de diciembre Julieta desapareció de las redes sociales y de las comunicaciones que tenía a través del móvil, un aparato nuevo que había comprado a comienzos de diciembre gracias a una colecta de amigas y artistas antes de comenzar su viaje-gira en bicicleta desde Brasil hacia Venezuela. La artista iba camino de su tierra natal para encontrarse con su madre y pasar el fin de año con su familia y amigas. Su cuerpo apareció en la selva amazónica este 5 de enero de 2024.
“Nuestra hermana Julieta, que compartía sueños como migrante, una valiente mujer que creía en el movimiento nómada con su bici, fue víctima de feminicidio”, denuncian desde el Movimiento de Migrantes de Rio de Janeiro
La Secretaría de Seguridad Pública de Amazonas identificó el cuerpo de la artista, y confirmó que fue violada, torturada y asesinada por una pareja de brasileños que después confesó el crimen. Julieta habría llegado a la casa de la pareja, que formaba parte de una red de casas ofertadas para ciclistas que hacen la ruta amazónica, para pernoctar una noche y continuar su camino.
Como denuncian desde el Movimiento de Migrantes de Rio de Janeiro, “nuestra hermana Julieta, que compartía sueños como migrante, que tenía la magia de artista como Miss Jujuba, una valiente mujer que creía en el movimiento nómada con su bici, fue víctima de feminicidio. Esta tragedia nos enfurece y nos entristece como migrantes y como compañeras. Recordamos la paradoja de la migración, donde podemos ser acogidas pero también asesinadas por ser mujeres y ser migrantes”.
La artista había vivido tres años en Río de Janeiro y ahora vivía en Sao Paulo, donde formaba parte de la compañía feminista de payasas Circo di SóLadies. Desde la desaparición de Julieta, amigas, artistas, activistas y ciclistas organizaron una campaña de denuncia que hoy se materializa en una bicicletada nacional que ha reunido decenas de miles de artistas, activistas, ecologistas y ciclistas.
Como la propia Julieta expresó en uno de sus últimos vídeos: “Ser mujer, payasa y venezolana son tres cosas entrelazadas. En estos momentos soy una migrante itinerante viajando en bicicleta por el interior de los Estados nordestinos de Brasil. Y aunque no sea el país donde nací, es un poco mí país también porque inevitablemente como migrantes acabamos permeándonos de la cultura y realidad del país al que por necesidad o elección fuimos a vivir. Ser mujer, payasa y migrante es una gran responsabilidad porque, queriendo o no, nos convertimos en referencias de mujeres que viajan solas, referencias de mujeres que eligen una profesión que generalmente es de hombres. Porque a muchos lugares es difícil que lleguen payasos, y menos payasas”.
Otra mujer asesinada: Ana Carolina Campelo
Esta misma semana, el 10 de enero, se cumplió un mes del asesinato de Ana Carolina Souza Campelo en Maranhão, nordeste de Brasil. Ana Carolina tenía 21 años y se había mudado a la ciudad de Maranhãocinho para vivir con su novia e ingresar em el cuerpo de bomberos. Fue violada, torturada y asesinada por el hecho de ser lesbiana.
Los asesinos todavía no han sido detenidos. “Sabemos que fue asesinada por ser una mujer lesbiana, por elegir vivir con otra mujer, resistiendo las presiones de la sociedad. Las mujeres lesbianas no son objeto de violencia solo por amar a otras mujeres, sino porque cuando nosotras amamos, negamos el acceso de los hombres a nuestros cuerpos, negamos servirlos y reafirmamos la mayor de las rebeldías, amar a los seres más odiados del patriarcado, otras mujeres, otras bolleras”, escribió el colectivo Ocupa Sapatao de Rio de Janeiro, que el 10 de enero de 2024 volvió a homenajear a Ana Carolina y exigir la implementación de políticas públicas preventivas en Brasil y en toda América Latina.
Esta misma semana, el 10 de enero, se cumplió un mes del asesinato de Ana Carolina Souza Campelo en Maranhão, nordeste de Brasil, violada, torturada y asesinada por el hecho de ser lesbiana
En este contexto, los colectivos feministas de Brasil insisten en la importancia de usar en el ámbito jurídico los términos “lesbofobia”, “lesbocidio” y lesbomisoginia, así como exigen que se convierta en ley nacional el proyecto de ley 1.667/2023 Ley Luana Barbosa, presentado en 2023 en el Estado de Rio de Janeiro por la diputada estatal Verônica Lima (PT-RJ), tras un primer intento legislativo en 2021 por la entonces diputada estatal Mônica Francisco (PSOL-RJ). Luana Barbosa, mujer negra, lesbiana y de la periferia, fue torturada y asesinada por la policía en 2016 en Ribeirão Preto, interior del estado de São Paulo. El crimen obtuvo repercusión internacional.
Proyectos de ley similares, que llaman la atención sobre el crimen de Luana y sobre la violencia cometida contra las mujeres lesbianas, se presentaron en todo Brasil a lo largo de 2023, pero están a la espera de ser aprobados, incluida una ley nacional que proteja a las mujeres lesbianas de los crímenes de odio sufridos a diario. Ninguno de estos crímenes son casos aislados. Como nos han enseñado el feminismo, “no es un caso aislado, se llama patriarcado”.