Análisis
¿Nueva realidad?

No cabe duda de que la guerra en Ucrania representa un punto de inflexión en torno al cual se juega el futuro de Europa, pero no por las razones que se suelen invocar. Existe la posibilidad concreta de que la guerra suponga el fin de Europa como proyecto político.
Activistas convierten por unas horas la Escuela de la Guerra del Ejército en una “Escuela de Paz” - 2 ok
Acción antimilitarista en Madrid durante la cumbre de la OTAN del pasado mes de junio. Álvaro Minguito

Tras seis meses de conflicto, el ejército ruso, incapaz de tomar Kiev durante medio año de guerra, se nos presenta como una amenaza para el conjunto del continente europeo. Ucrania se ha convertido, afirma el presidente Zelensky, en “un trampolín para un ataque ruso contra otras naciones de Europa”. Para el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, Rusia representa, nada menos, que “un desafío para los pueblos libres de todo el mundo”. Estas palabras, pronunciadas en la base aérea estadounidense de Ramstein (Alemania), parecían el guion de una recreación histórica de la Guerra Fría.

La guerra en Ucrania se considera una guerra contra el expansionismo ruso y, por lo tanto, una guerra por Europa. Las fantasías de la Guerra Fría que deliraban con la imagen de los cosacos dando de beber a sus caballos en las fuentes de San Pedro de Roma han cobrado una segunda vida. Los cosacos están ahora motorizados y nada que no sea una coalición del llamado mundo libre impedirá que los submarinos clase Kilo, esto es, los submarinos rusos según el código empleado por la OTAN, amarren en Gdansk o que las columnas de los carros armados T-14 del Kremlin corran por las autopistas alemanas. Si no queremos abastecernos de harina y azúcar, tenemos que ampliar la OTAN incorporando a Suecia y Finlandia. Y ya puestos, ¿por qué no combatir y derrotar a Rusia en el campo de batalla con la OTAN en primera línea?

El realismo escasea en estos días, mientras nos tambaleamos ante el abismo de una guerra global. Sería realmente útil que recordáramos con mayor frecuencia que desde 1945 los arsenales nucleares han impuesto límites absolutos a los conflictos mundiales y a la posibilidad de modificar sustancialmente el orden global. Entre las potencias nucleares existe un acuerdo tácito de que este orden no puede ser alterado radicalmente. No deberíamos tratar de averiguar en estos momentos dónde se halla realmente el punto de ruptura.

Si el realismo pugna por ser escuchado, es también porque en tiempos de guerra todo es pasto de las llamas de la propaganda

A pesar de los anuncios recurrentes de que vivimos en una “nueva realidad”, ni el final de la Guerra Fría ni la globalización han alterado fundamentalmente esta situación. El mundo interconectado por los mercados globales y los sistemas productivos y de comunicación es menos flexible de lo que imaginamos. Dadas sus abundantes reservas de materias primas y dado que cuenta con sectores altamente desarrollados en el ámbito de las tecnologías militares y espaciales, ya está claro que Rusia seguirá formando parte del sistema global a pesar de las sanciones occidentales. A lo sumo, estos límites se han hecho menos visibles y más frágiles. Nada sería más peligroso que confundir una guerra por delegación entre potencias nucleares con un conflicto asimétrico contra un “Estado terrorista” librado en nombre de los elevados ideales de la “democracia” o los “derechos humanos”.

Si el realismo pugna por ser escuchado, es también porque en tiempos de guerra todo es pasto de las llamas de la propaganda. La democracia, la resistencia antifascista y la lucha contra el imperialismo son objetivos nobles, pero también son fácilmente moldeables (no hace mucho, motivaron la operación militar especial para “desnazificar” Iraq). Dado que en estos momentos estos tropos constituyen la narrativa predominante para propiciar la resistencia ucraniana ante la invasión rusa, el realismo se ha asimilado de facto a la propaganda del Kremlin o a algo peor. Ya se trate de John Mearsheimer o de Jürgen Habermas, ¡ay de aquellos que se atrevan a reequilibrar el idealismo frente a las realidades de la política internacional!

Y, sin embargo, precisamos de una evaluación sobria de los objetivos perseguidos por la coalición de países que apoya a Ucrania. ¿Se trata de expulsar a los rusos del país y de recuperar sus provincias orientales? A pesar de la impresionante actuación de los militares ucranianos, e incluso sin tener en cuenta Crimea, es poco probable que ello pueda lograrse. ¿Se trata de poner fin a los atroces crímenes de guerra que las tropas rusas parecen cometer a diario? Únicamente una lógica perversa puede buscar la justicia en la continuación de una guerra que por definición permite tales crímenes. O, ¿se trata de propinar a Rusia una derrota decisiva en el campo de batalla capaz de dejar al país “debilitado”, si no “humillado”? Ambos escenarios exceden claramente las demandas más intransigentes de Kiev y corren el riesgo de propiciar una escalada del conflicto al tiempo que incrementan las posibilidades de que se utilicen armas no convencionales. En cualquier caso, hablar de “victoria” carece de sentido.

En esta peligrosa situación, ¿qué debe hacer Europa? No cabe duda de que la guerra en Ucrania representa un punto de inflexión en torno al cual se juega el futuro de Europa, pero no por las razones que se suelen invocar. Existe la posibilidad concreta de que la guerra genere una fractura entre el este y el oeste del continente y que ello suponga el fin de Europa como proyecto político. A los europeos –y a los ucranianos, que finalmente acabarán incorporándose a la Unión Europea– les interesa absolutamente que este proyecto no se convierta en una víctima colateral del conflicto. Para evitarlo es necesario volver al realismo.

En primer lugar, Europa debe reconocer que, cada vez más, sus intereses no coinciden con los de Washington. Hay que repetir incesantemente que la unidad europea se logró al margen de las estrategias que favorecían los intereses nacionales estadounidenses: para Estados Unidos la OTAN siempre ha tenido más prioridad que la unidad europea. Sin embargo, por muy penosa, trabajosa y tentativa que haya podido ser esta unidad ha logrado recientemente importantes hitos (por ejemplo, la mutualización de la deuda para hacer frente a la pandemia). Todo ello no debería sacrificarse al objetivo de debilitar a Rusia.

El debilitamiento político de Europa se ha convertido en un objetivo explícito de la ampliación de la OTAN, especialmente entre los neoconservadores, reanimados por las perspectivas de la guerra con Rusia vendida como una lucha por la democracia

Estados Unidos puede permitirse el lujo de apostar por un conflicto prolongado y elevar los envites en torno al mismo, porque las consecuencias de esas decisiones las asume en su mayor parte Europa: el reasentamiento de millones de refugiados, el coste de las sanciones, que son devastadoras para las economías europeas, y la necesidad de luchar por nuevas fuentes de energía. El incremento de los presupuestos de defensa europeos afectará aún más a los sistemas de bienestar social ya debilitados por décadas de políticas neoliberales y por la crisis de 2008. Estos sistemas de bienestar social son, sin embargo, fundamentales para la regulación de los equilibrios sociales en los que se basa la estabilidad política de la Unión Europea. Por último, si el conflicto se intensifica, Europa se convertiría en su principal escenario.

La guerra en Ucrania ofrece a Washington la oportunidad de apuntalar su hegemonía en declive, trasladando a los países europeos algunos de sus costes, al tiempo que los incorpora a su confrontación global con China. En este sentido, la continuidad entre los gobiernos de Trump y Biden es sorprendente. Todo ello tendría un gran impacto en el orden constitucional europeo, que disminuirá la capacidad de sus miembros históricos para definir la orientación política de la Unión Europea en favor de gobiernos más dóciles con el proyecto atlantista.

Como escribió recientemente el físico italiano Carlo Rovelli, “el problema de las guerras no es ganarlas, sino ponerles fin”

El debilitamiento político de Europa se ha convertido en un objetivo explícito de la ampliación de la OTAN, especialmente entre los neoconservadores, reanimados por las perspectivas de la guerra con Rusia vendida como una lucha por la democracia. A fin de contrarrestar el riesgo de que la Alianza Atlántica se haga inmanejable por el aumento inmoderado de sus miembros y la asunción de una misión hipertrofiada, que ahora incluye la contención de China, algunos expertos sugieren utilizar la ampliación de la OTAN para reajustar el equilibrio de poder en el seno de la Unión Europea. Su objetivo es promover una coalición que incluiría a “los Estados de Europa del Este y del Báltico, con Polonia a la cabeza [...] los Estados escandinavos, en particular Finlandia y Noruega”, pero también a “las potencias externas de habla inglesa, incluidos el Reino Unido y Canadá”. La misma estrategia se halla detrás de la reciente propuesta británica de crear una “Commonwealth europea”, que equivaldría al establecimiento de una Unión en la sombra más alineada con las agendas transatlánticas. Este planteamiento encuentra apoyo en el nuevo concepto estratégico de la OTAN, que promueve la “máxima participación” de los miembros no pertenecientes a la Unión Europea en los esfuerzos de defensa europeos.


En este contexto, la candidatura de Suecia y Finlandia al ingreso en la OTAN destaca por sus implicaciones políticas más que por su importancia estratégica. Como ha señalado Adam Tooze, su decisión de solicitar el ingreso fue posible por la debilidad del ejército ruso, no por la amenaza que este representaba. Es demasiado pronto para decir cómo la aparición de un grupo nórdico en el seno de la OTAN alienado con las posiciones más intransigentes dará forma al conflicto, pero sin duda ello propiciará claramente nuevas líneas de fractura en Europa.

¿Podemos salvar a Ucrania y al mismo tiempo salvar también a Europa? Como escribió recientemente el físico italiano Carlo Rovelli, “el problema de las guerras no es ganarlas, sino ponerles fin”. Europa no es un club de ganadores. Se construyó sobre el rechazo a la guerra, la limitación de la soberanía estatal y la adopción del federalismo como principio fundacional. Su principal objetivo fue siempre organizar la paz en el continente y hoy debe seguir siéndolo, si Europa quiere sobrevivir.

El apoyo de los gobiernos europeos a Ucrania no puede ser el vehículo de estrategias que impidan una mayor integración política de Europa, lo cual no significa abandonar a Kiev a su suerte o negarse a enviar ayuda militar. Significa que esta ayuda debe ir acompañada de condiciones diplomáticas explícitas, las cuales deben ser cuidadosamente calibradas para no impedir futuras negociaciones o futuras relaciones con Rusia. Tarde o temprano se verificará una solución negociada, que probablemente se aproximará a los contornos de los Acuerdos de Minsk.

Europa también debe mantener una distancia de seguridad con respecto a la gran estrategia de Estados Unidos, país que aún no ha encontrado la fórmula política para acomodar el declive global de su poder y su pérdida de prestigio. Volver a la Guerra Fría no restaurará la supremacía estadounidense, pero sí perjudicará a Europa. Tampoco restaurará su prestigio: liderar la lucha global por la “democracia” es menos convincente cuando el país que lidera tal proyecto cuenta con un Senado que está celebrando una investigación en profundidad sobre el intento de golpe de Estado perpetrado en el Capitolio en enero de 2021, en el que los derechos de las mujeres son pisoteados por las administraciones que se supone que los protegen y en el que la posibilidad de una guerra civil es un tema de conversación recurrente. No es de extrañar que la mayor parte del mundo no esté de acuerdo con el diseño global de una potencia que presenta estas características.

Sería un error que Europa apostará su suerte a esta estrategia. Debería optar, por el contrario, por el creciente bloque de los “partidarios de la moderación”, que en Washington abogan por una política exterior diferente y menos belicosa, alejada de las homilías pegajosas sobre el orden internacional liberal y sus fundamentos militares. Atrapada entre la crisis de la hegemonía estadounidense y las astutas maniobras del Kremlin, que intenta fortalecer las fuerzas políticas más antieuropeas y reaccionarias, Europa debe convertirse en un sujeto político y desarrollar la correspondiente autonomía estratégica a escala mundial. La guerra de Ucrania ha convertido tal objetivo en una tarea urgente e inaplazable.

Sidecar
Véase más: Tony Wood, ‘La matriz de la guerra’, NLR 133/134. Artículo original: «New Reality?» publicado por Sidecar, el blog de la New Left Review, traducido con permiso por El Salto.
Archivado en: Análisis
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis del CIS La calma antes de la tormenta: la dimisión de Santos Cerdán como punto de inflexión
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha muerto pocas horas después de nacer por la dimisión de Santos Cerdán, aunque sirve como foto fija de un escenario que favorece a la derecha.
Análisis
Estados Unidos Musk, Trump y las líneas de fractura en el trumpismo
Detrás de la bronca entre Trump y Musk se encuentra la realidad de que el primero tiene el arma por la empuñadura y el segundo la puerta de salida de EEUU abierta de par en par. La motosierra de los anarco-capitalistas se gripa.
Energía
Energía Red Eléctrica echa balones fuera: culpa a las empresas del apagón y de entorpecer la investigación
“No toda la información recibida de las compañías eléctricas ha tenido la calidad deseable, ni ha sido tan completa como era necesario”, ha declarado la presidenta de Red Eléctrica, cuyo informe culpa a las empresas: “No hubo control dinámico”.
Infancia
Fronteras Fallos en la detección de edad y encierro con adultos: España incumple los derechos de la infancia migrante
La detención automática y prolongada de menores, a veces en centros para adultos, errores sistemáticos en la identificación de la minoría de edad y otras vulnerabilidades dejan a los niños y niñas sin tutor ni protección.
Comunidad de Madrid
Gasto público Ayuso ha gastado ya 300 millones de euros en el Hospital Zendal, que ingresó a un paciente al día en 2023
Más de la mitad del gasto se atribuye a las inversiones reales, que incluye la construcción del centro. Las constructoras encargadas de las obras fueron San José, Ferrovial, Sacyr y Dragados, entre otras.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Ayuso congela las becas comedor para el curso 2025/2026
El plazo de solicitud de ayuda para el comedor escolar se abre con el anuncio de la Comunidad de Madrid de un fondo de 68 millones de euros, el mismo que se destinó para el curso pasado, pese al aumento de la demanda y de la inflación.
Cádiz
Derechos laborales Más de 25.000 trabajadores se unen a la huelga del metal de Cádiz en su primera jornada
Los sindicatos apuntan que el 95% de los trabajadores del sector se han unido a la huelga para denunciar la situación laboral y los abusos laborales de compañías como Airbus, Navantia o Dragados Offshore.
Alicante
Alicante Un campo de golf amenaza la Marjal de Pego
Centenares de pegolinos protagonizaron una jornada de protesta masiva contra el PAI Pego-Golf, que pretende urbanizar 160 hectáreas colindantes a un parque natural.
Argentina
Myriam Bregman “Hoy proscriben a Cristina Fernández, mañana pueden proscribir a la izquierda”
Referente de la izquierda no peronista, la exdiputada nacional y líder del Frente de Izquierdas defiende la necesidad de enfrentar a Milei en las calles y acusa a la dirigencia sindical y peronista de inacción y complicidad con la extrema derecha.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Los bomberos forestales, sin soluciones, plantean una huelga en temporada alta de incendios
El conflicto laboral se está enquistando y los trabajadores valoran aumentar la presión ante la falta de respuestas por parte de la empresa y de la Comunidad de Madrid

Últimas

Málaga
Derecho a la vivienda Inquilinos de Málaga denuncian que “el casero público desahucia”
El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga y la plataforma Un Techo por Derecho ponen el foco sobre las organizaciones públicas IMV y AVRA como instituciones que ejecutan desahucios.
Justicia
Juana Rivas Francesco Arcuri, exmarido de Juana Rivas, irá a juicio en Italia por maltrato habitual a sus hijos
Arcuri ha perdido el último recurso previo a la vista oral en la audiencia celebrada este martes, el juez italiano competente ha fijado la fecha del juicio para el próximo 18 de septiembre.
Irán
Conflicto Alemania y Francia compran los argumentos de Trump y de Israel contra Irán
El G7 coincide con los erráticos mensajes de Trump, que abandona la cumbre de Canadá y publica un post incendiario. El Pentágono sigue asegurando que no participarán directamente en los ataques. De momento.
Costas
Costas Las Banderas Negras 2025 señalan la sobreexplotación turística y la ocupación costera por parte de gente rica
Los infames premios de Ecologistas en Acción otorgan el dudoso honor de la bandera negra a 48 playas cada año. En esta edición se centran en el impacto negativo del turismo de masas y dan una bandera negra a Núñez Feijóo.
Palestina
Palestina Detenidos y golpeados en El Cairo algunos de los activistas integrantes de la Marcha a Gaza
La Marcha Global a Gaza exige la liberación inmediata de Saif Abukeshek, su coordinador internacional, y el resto de activistas detenidos por la policía secreta egipcia el 16 de junio en El Cairo, actualmente en paradero desconocido.
Mallorca
Llucmajor Imágenes inéditas de la macrogranja de Mallorca ratifican las malas condiciones de las gallinas
El vídeo difundido este martes confirma el pésimo estado de la explotación, con gallinas enfermas, telarañas o huevos arrugados. Un juzgado de Palma ha abierto diligencias contra la granja por presunto maltrato animal.
Alquiler
Alquiler Consumo abre un nuevo expediente sancionador a una segunda inmobiliaria
El Ministerio de Bustinduy señala a una agencia inmobiliaria por posibles cobros de comisiones ilegales y por obligar a contratar servicios no solicitados.

Recomendadas

Desastres ambientales
Crisis climática El negocio de la catástrofe en zonas azotadas por fenómenos extremos
Las entidades suben precios a la vez que intentan lavar su imagen presentándose como “sostenibles”. Mientras, muchas de ellas siguen invirtiendo miles de millones en industrias como el petróleo o el carbón.
LGTBIAQ+
Mes orgullo LGTBIQ+ Las ‘machorras’ del franquismo: habitar la disidencia sexual y de género en el régimen del miedo
Muchas mujeres lesbianas llegaron a construir vías de resistencia colectiva desde los márgenes del sistema, llegando a sostener en el tiempo vínculos románticos en la más absoluta clandestinidad.
Feminismos
Chahim A’jam Vásquez Leal “Las mujeres indígenas no somos Pokahontas, hablamos en primera persona política”
Sanadora y defensora de los derechos de las mujeres indígenas y racializadas de Guatemala, la activista comparte su visión de la resistencia y los desafíos que enfrentan las comunidades en Guatemala.
Consumo
David Sánchez “Shein está diseñado para crear adicción a través de patrones muy oscuros”
David Sánchez Carpio es director de la Federación de Consumidores y Usuarios (CECU), una de las organizaciones que han denunciado al gigante chino de venta de ropa por internet ante la Comisión Europea. “No hay que culpabilizar a los consumidores".