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Alemania
Los verdes alemanes se juegan su futuro en un pueblo de Renania
En una pedanía situada a una hora en coche al oeste de Düsseldorf se libra una batalla estos días entre activistas por el medioambiente y el gigante alemán de la energía RWE, que quiere demolerlo para ampliar una mina de carbón. Este miércoles comenzaba el desalojo de miles de personas que han viajado desde todo el país y se encuentran ocupando la pequeña localidad, donde han montado varias barricadas. Uno a uno son transportados por la policía. Las llamadas fuerzas del orden han movilizado a 1.500 efectivos, incluyendo la construcción de un muro alrededor del lugar para evitar que nuevas activistas se unan a la protesta, así como el corte de carreteras en todo el perímetro. El desalojo ha de ser lo más pacífico posible, aseguran las autoridades, por lo que, según informan varios medios, éste podría durar semanas. Y es que los activistas se han preparado a conciencia para resistir en el lugar y desde hace meses construyeron casas en los árboles entre otros artilugios como asientos elevados para dificultar su salida.
El desalojo ha provocado no solo más protestas, sino también llamadas de atención como la que han firmado 500 científicos e iniciada por el grupo Scientists for Future (S4F). En ella piden al Ministro-Presidente de Renania la suspensión del desalojo. “Lützenrath se ha convertido en un símbolo”, escriben, “una muestra palpable de la necesaria salida de la era de los combustibles fósiles”. Además, aseguran que, en base a varios estudios, no sería necesario demoler dicho pueblo y extraer el lignito que se encuentra en su subsuelo para poder cubrir el suministro y la estabilidad de la red energética. Por el contrario, “extraer y generar electricidad a partir de este carbón es contrario a una política energética basada en el acuerdo climático de París y la ley climática europea”, aseguran.
Parents for Future Germany también ha emitido un comunicado de apoyo en el que piden que se respeten los derechos de las siguientes generaciones a un medio ambiente en el que sea posible vivir. Unos 200 famosos piden en otra carta abierta que se paralice el desalojo del pueblo. Los iniciadores, la actriz Luisa-Céline Gaffron y el actor Jonathan Berlin explicaban a Der Spiegel que “la demolición del pueblo” es, en realidad, “una causa de importancia global y para con el cambio climático”.
El partido ecologista Die Grüne, que forma parte de la coalición de gobierno a nivel federal, se encuentra en una encrucijada. El propio presidente de la policía de Aachen, Dirk Weinspach, encargado del desalojo, pertenece a dicho partido. En entrevista con la televisión pública WDR explicaba que la operación estaba planteada de tal forma que no se escalase la espiral de la violencia a la hora de despejar el lugar para la demolición. Una opinión que no comparten los activistas que se encuentran allí y que aseguran que los agentes han empleado llaves dolorosas para moverlos y que varios han resultado heridos. La policía, por su parte, habla de manifestantes violentos que lanzan piedras y cócteles molotov.
Los verdes de Die Grüne habían defendido que se conservase dicho pueblo cuando se encontraban en la oposición
Y es que los verdes de Die Grüne habían defendido en Renania del Norte-Westfalia en el pasado, cuando se encontraban en la oposición, que se conservase dicho pueblo. El portavoz de las juventudes de Die Grüne a nivel federal, Timon Dzienus, ha participado directamente en las protestas y fue desalojado este miércoles, pero aseguró en Twitter que éstas continuarán.
El sábado 14 de enero hay de hecho convocada una manifestación en Lützerath a la que se espera acudan personas de todo el estado. Dzienus explicó en una entrevista con el diario Rheinische Post que vio a “personas sangrando” y que no es cierto que la policía trate de desescalar la situación, sino que el miércoles se dedicaba “a agredir con golpes y patadas a una gran mayoría de manifestantes pacíficos”.
La Ministra regional de Renania de economía, industria, protección al medio ambiente y energía es, desde el pasado verano, la política del partido Die Grüne Mona Neubaur. Su partido gobierna la región junto a los conservadores cristianodemócratas de la CDU. La promesa de dicha coalición es “convertir a Renania del Norte-Westfalia en la primera región industrial europea climáticamente neutra”. Neubaur, que había demostrado su solidaridad con la protesta a principios de 2022, explicaba a la agencia de noticias Dpa en diciembre, ya como ministra, que el desalojo era inevitable, “un paso doloroso pero necesario”. Recordaba entonces que gracias a su partido la salida del carbón había sido anticipada ocho años. Poco después unos activistas de Extiction Rebellion se pegaban a la puerta de su Ministerio para protestar por el trato de su Ministerio con la empresa RWE para demoler el pueblo de Lützerath. El pasado 6 de enero un grupo de activistas descargó un camión de carbón también frente al Ministerio con el lema “el partido Die Grüne ya no es el partido de los defensores del clima, sino del carbón”.
Muchos activistas por el medio ambiente se han desligado del partido Die Grüne en los últimos meses por sus medidas desesperadas para sustituir el gas ruso, que han puesto en cuestión la transición verde alemana, la “Energiewende”. Con un Ministro de Energía verde, Robert Habeck, que se ha dado a la fatalidad de la inevitable confrontación con Rusia, el país ha vuelto a poner en funcionamiento doce centrales eléctricas de carbón y ha prolongado la vida de las centrales nucleares. Desde el pasado noviembre y hasta marzo de 2024 las centrales tendrán que compensar el 15% de la producción de electricidad que hasta ahora se llevaba a cabo en centrales de gas natural. En torno a un 31% de la electricidad se produjo en ese periodo a partir del lignito, la forma de energía mas contaminante para la atmósfera, lo que aumentará en los próximos meses.
Los verdes se han metido en un jardín que ha llevado al país a volver a energías más contaminantes
A raíz de la guerra de Ucrania los verdes se han metido en un jardín que ha llevado al país a una situación muy complicada en el terreno energético. Las sanciones contra Rusia y contra la importación de gas natural y de petróleo han generado una carencia de fuentes de energía que harán difícil cumplir con el objetivo de abandonar el carbón en el 2030. Asimismo, la salida de la energía nuclear, planificada para diciembre de 2022, que era el tema fundacional del partido verde y por el que se manifestó durante décadas, ha sido pospuesto por un Ministerio verde hasta el próximo abril. En los próximos inviernos, sin un plan alternativo, la oposición podría de nuevo hacer presión para prolongar la vida de las centrales.
Con el abandono de la energía rusa, el gobierno alemán ha comenzado a importar gas licuado. Hace un mes se inauguró el primer terminal y este sábado se inaugura un segundo. Dicho gas, conseguido en los Estados Unidos, uno de los proveedores, a través de la técnica del llamado fracking es más perjudicial para el Medio Ambiente y bastante más caro que el gas natural ruso. El partido Die Grüne tiene que convivir, por ello, con las críticas de que dicha técnica no se aplique en Alemania, país en el que hay reservas que se podrían explotar, mientras lo importa del extranjero. Y esto, por restringirse al ámbito neto de la energía, ya que dentro de la clientela del partido verde aún quedan algunos pacifistas que no están de acuerdo con el envío de armas. Éstas también contribuyen al calentamiento global.