África
Arlette Soudan-Nonault: “El Norte contamina y luego nos pide que sirvamos de pulmón para los demás”

Arlette Soudan-Nonault es ministra de Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y Cuenca del Congo de la República del Congo. La antigua periodista ha sido la voz más crítica con los países del norte global en el encuentro One Ocean Summit, dedicado a la protección de los océanos.
 Arlette Soudan-Nonault
Arlette Soudan-Nonault, ministra de Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y Cuenca del Congo de la República del Congo. Juliette Cabaço Roger
23 feb 2022 05:39

Del 9 al 11 de febrero, la ciudad de Brest, en Bretaña (Francia), acogía el One Ocean Summit, un evento internacional, organizado por Emmanuel Macron, dedicado a la protección de los océanos al que acudieron una veintena de jefes de estado. Durante dos días, científicos, empresarios, ONG, políticos y multinacionales —Total, Nestlé o la compañía de cargueros CMA CGM participaron en el encuentro— presentaron sus propuestas para luchar contra el cambio climático y proteger los mares del planeta.

Entre una multitud de discursos apoyando la “economía azul” y el “mercado del carbono azul”, Arlette Soudan-Nonault fue una de las pocas en romper la unanimidad. La congolesa vino a decir basta a unas políticas climáticas injustas y desiguales entre el norte y el sur del globo terráqueo. Ministra de Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y Cuenca del Congo de la República del Conggo, la antigua periodista representó también en el encuentro a los 16 estados africanos miembros de la Comisión del Clima de la Cuenca del Congo.

La Cuenca del Congo ocupa un punto crucial en la lucha contra el cambio climático, ¿por qué?
Somos el pulmón ecológico de la Cuenca del Congo, el segundo lugar del planeta que captura más carbono después de la Amazonía, que en breve será el primero. Porque cuando hablamos de selvas, estamos hablando de mil millones y medio de toneladas de carbono retenido, pero cuando se cuentan los pantanos repartidos entre la República del Congo y la República Democrática del Congo, una superficie de 165 500 km2, ¡hablamos de 31.000 millones de toneladas retenidas! Son tres años de emisiones de dióxido de carbono (CO2) a nivel mundial, 15 a 20 años de las emisiones de los Estados Unidos de América: es una bomba a punto de explotar.

La palabra colonial a lo mejor no sería adecuada, pero vivimos en una forma de sumisión sin cadenas visibles

¿Y no lo tenemos suficientemente en cuenta?
No, no se habla lo suficiente de este tema. Aunque se haya publicado en la revista Nature en 2018 y aunque el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) también haya hablado de ello. Hablamos de los bosques: mil millones y medio de toneladas de CO2 almacenadas, sí. ¡Pero queremos hacer abstracción y esconder estos pantanos que capturan 31.000 millones de toneladas!

¿Lo queremos esconder?
¡No se habla de ello! Está claro que hay un problema. Si el CO2 de los pantanos se escapa, ¿qué pasará? Vamos a caer en el horror, con una subida de 3 o 4 grados. ¡El mundo daría un vuelco! ¿Y por qué nadie quiere ocuparse del tema? Porque no quieren pagar lo que llamamos el “servicio ecosistémico” que vendemos. No quieren comprar la tonelada de carbono a un precio decente. Y nosotros no somos los que lo emitimos.

Es justo la paradoja que ha usted puesto en evidencia: sois pocos los países del sur en haber hablado durante los talleres del One Ocean Summit, cuando sois los primeros en sufrir las consecuencias de las acciones de los países del norte.
El norte contamina, y luego nos piden que nos apretemos el cinturón, que sirvamos de pulmón para los demás sin que nos ayude nadie. No estamos mendigando, pedimos simplemente que haya un funcionamiento equitativo, porque también tenemos poblaciones, una economía que levantar, infraestructuras que financiar, la salud, los tratamientos... Y si no tenemos recursos, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo podemos ir hacia la transición energética y cumplir los 17 objetivos del desarrollo sostenible si de noche se saquean nuestros recursos? Pedimos que se ponga sobre la mesa un protocolo que permita a los unos y a los otros ir hacia un funcionamiento equitativo. Pero hacen como que no nos escuchan, estando en nuestro territorio.

Gestiono 16 países y no he sido consultada. He recibido una simple invitación con la lista de los temas 15 días antes del evento

¿Entre quiénes queréis un protocolo?
Entre los estados del Norte que vienen a nuestros países. Porque esos estados siempre están aquí. Y no se puede olvidar que la cuenca del Congo es también el 10% de la biodiversidad mundial. ¡Y que en Punta Negra tenemos 170 km de costa! Así que también sufrimos de la explotación de los hidrocarburos en alta mar, de los grandes cargueros que contaminan, de la sobrepesca... Esos barcos no son africanos.

¿Cómo percibís el hecho de que dos temas que os conciernen tanto como la sobrepesca y la exploración de la alta mar hayan estado tan ausentes de esta cumbre? Se ha hablado de ellos por encima, ¿pero os parece que hay una voluntad real de avanzar?
Nos hacemos la misma pregunta. La cuestión es: en el One Planet para los océanos, ¿con qué prisma se han decidido las temáticas? ¿Cuál ha sido la implicación deseada, suscitada, de los Africanos? Yo gestiono 16 países y no he sido consultada. He recibido una simple invitación con la lista de los temas 15 días antes del evento. Y hay temas cruciales que abordar para nosotros. Por ejemplo, tenemos una legislación local que nos protege de los plásticos. Pero luego, en el mar, tenemos grandes barcos que lo tiran todo por la borda, y toda esa basura acaba en nuestras costas. Cuando hay hidrocarburos que contaminan nuestras costas nos cuesta saber quién es el responsable. No tenemos satélites porque son demasiado caros, nos faltan herramientas en el plano tecnológico comparando con las grandes potencias del mundo. Así que sufrimos.

Al final de su intervención sobre las áreas marinas protegidas durante la cumbre recordó la historia colonial, ¿por qué?
Es una de las citaciones en el texto de la estrategia sobre los océanos y los mares de la Unión Africana. ¿Y por qué? Porque sufrimos. Hoy en día vivimos en una forma de... la palabra colonial a lo mejor no sería adecuada, pero vivimos en una forma de sumisión sin cadenas visibles. Unas cadenas que tenemos por culpa de todo lo que acabo de describir a lo largo de esta entrevista. Nada ha cambiado.

¿Cómo podemos ir hacia la transición energética y cumplir los 17 objetivos del desarrollo sostenible si de noche se saquean nuestros recursos?

¿Podríamos hablar de neocolonialismo?
Puede ser, puede ser... Nada ha cambiado. Hoy en día estamos prácticamente sin recursos. Tenemos una legislación que estamos consolidando, seguimos teniendo recursos naturales, pero no somos nosotros los que los aprovechamos.

Y hoy ha venido a decir basta.
En el Congo tenemos solamente un 0,5% de deforestación, somos muy buenos alumnos. Somos uno de los pocos países africanos que tienen selvas protegidas con concesiones. Así que hoy somos buenos alumnos en todo. Por eso escucháis esta forma de lasitud, de puño sobre la mesa, de grito del corazón. Porque, repito, tenemos poblaciones a las que hay que dar una economía alternativa a lo que sería la degradación salvaje de nuestro patrimonio ambiental.

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