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África
Hakim Adi: “Hay mucha desinformación sobre el comunismo y su conexión con África y la diáspora”
Hakim Adi es historiador y profesor de Historia de África y de Diáspora Africana en la Universidad de Chichester, en Reino Unido. Recientemente Bellaterra Edicions ha publicado su libro Panafricanismo y comunismo: La Internacional Comunista, África y la diáspora (1919-1939), traducido por Juan Bautista Hernández Machado, una obra excepcional que analiza las complejas interacciones entre el panafricanismo y el comunismo en África y la diáspora africana durante el período de entreguerras.
En esta entrevista, Adi nos muestra algunas de las claves de estas dos corrientes políticas que se entrelazaron para impactar de forma decisiva sobre las luchas por la justicia social y la emancipación en muy diversas regiones.
Por medio de las interacciones entre las diversas organizaciones panafricanistas y comunistas, así como del papel de algunas de sus figuras más prominentes, Adi nos ofrece una visión aguda de una etapa crucial para la historia del activismo político y la resistencia contra el colonialismo y el imperialismo. Este marco le sirve también al autor para reflexionar sobre las implicaciones de su investigación en las luchas actuales por la justicia, como se expresa en el apoyo de Sudáfrica a Palestina ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
¿Qué te motivó a escribir Panafricanismo y comunismo y por qué este período histórico es tan significativo para entender la relación entre ambas esferas, el panafricanismo y el comunismo? ¿Cómo fue el proceso de escritura del proyecto?
En primer lugar, me inspiré en el libro Black Bolshevik [Bolchevique negro], autobiografía de la década de los 70 del comunista afroamericano Harry Haywood. En ella, Haywood registró sus conexiones con la Internacional Comunista y su etapa en Moscú. Mucho del material que cubre mi libro también está en su autobiografía. Así que esa fue una de las razones por las que me fascinó el tema y pensé que era importante escribir algo al respecto.
La segunda razón fue que hay mucha desinformación sobre el comunismo en general y la conexión entre el comunismo, África y la diáspora africana, especialmente como resultado de la Guerra Fría y el período posterior a esta, pero también como consecuencia del famoso libro de George Padmore, Pan-Africanism or Comunism? [¿Panafricanismo o comunismo?]. Así que pensé que era importante aclarar este asunto y presentar evidencias sobre lo que consideraba una relación muy importante.
Me sorprendió un poco que nunca se hubiera escrito nada al respecto. Todas las organizaciones que investigaba en África o en la diáspora, en el período entre las dos guerras mundiales, tenían alguna conexión con el movimiento comunista
Y es que si piensas en los activistas clave en África y la diáspora durante ese período, e incluso después, muchos de ellos estaban conectados con el movimiento comunista o fueron comunistas en algún momento. Pensé que era importante decir algo sobre esa relación. La tercera razón fue que en mi propia investigación sobre la historia de los africanos en Gran Bretaña, sobre la historia del panafricanismo en Gran Bretaña y en otros lugares, descubrí que siempre había algún tipo de conexión con los comunistas y el comunismo.
Me sorprendió un poco que nunca se hubiera escrito nada al respecto. Todas las organizaciones que investigaba en África o en la diáspora, en el período entre las dos guerras mundiales, tenían alguna conexión con el movimiento comunista o con el marxismo en general, pero nadie había intentado vincular esa relación. Había fragmentos aquí y allá, pero pensé que había que reunirlo todo en un solo lugar, y eso es lo que intenté hacer con el libro.
En cuanto al período entre las dos guerras, es evidente su importancia, ya que sucede inmediatamente después de la Revolución Rusa, cuando la Internacional Comunista (Comintern) estaba en su apogeo. Se trata de un período en el que la lucha anticolonial, especialmente en África, pero también en otros lugares, estaba desarrollándose y en el que hay todas estas conexiones. Suceden cosas muy importantes, como la invasión de Etiopía por la Italia fascista o el desarrollo de una nueva política radical y revolucionaria en África y en lugares del Caribe. Así que fue un período único que consideré importante capturar.
En cuanto al proceso de escritura, el proyecto llevó unos diez años en total. Tuve que ir a archivos a Moscú, EE UU, Europa, Gran Bretaña y algunos en África, y contactar a una multitud de personas. Así que fue un proyecto largo y bastante difícil. Fue difícil encontrar un espacio para publicarlo. Creo que probé con cuatro editoriales diferentes antes de que el libro fuera publicado. Hubo muchas dificultades, pero creo que valió la pena. Tomó mucho tiempo, pero ahora está ahí y traducido en español. Con suerte, se traducirá a otros idiomas también.
¿Cómo describirías las interacciones entre la Comintern y los movimientos panafricanistas durante aquel período? ¿Cómo se involucraba la Comintern en ellos?
Es difícil resumir las características de estas interacciones porque diferían según los lugares. Muchas fueron iniciadas por la Comintern, aunque otras lo fueron por organizaciones en África y la diáspora. Algunas fueron iniciadas por individuos en África y la diáspora. El objetivo principal de la Comintern era fortalecer todos esos movimientos e individuos política e ideológicamente. Por ejemplo, una organización como la African Blood Brotherhood en EE UU se acercó a la Comintern y al Partido Comunista de EE UU para solicitar el apoyo del movimiento comunista en su lucha por los derechos de los afroamericanos y ser incluidos en el movimiento comunista. Se sentían muy inspirados por la Revolución Rusa al entender que había derrocado el sistema capitalista y querían aprender más al respecto. Ese fue un tipo de relación muy fuerte que se dio entre la Comintern y muchos tipos de organizaciones en todo el mundo.
Por otro lado, la Comintern también estaba en contacto con organizaciones como el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) o la Industrial and Commercial Workers’Union (ICU) en Sudáfrica, que tenían un carácter panafricano, aunque estaban principalmente preocupados por la liberación de los africanos en Sudáfrica. En ese caso, la Comintern intentaba trabajar con el Partido Comunista de Sudáfrica con el fin de fortalecer aquellas organizaciones.
Obviamente, había comunistas dentro de ellas, a menudo en condiciones muy difíciles, pero intentaban trabajar para fortalecer esas organizaciones de formas muy diversas, a veces directamente a través del Partido Comunista y otras por otros medios. Por ejemplo, la Comintern estableció una organización como la Liga Contra el Imperialismo, que fue un organismo antiimperialista y anticolonial con sus propios encuentros y su propia Comisión Negra [Negro Commission], y que trabajaba con diferentes organizaciones en todo el mundo, desde Sudáfrica a EE UU o Europa. Trataba así de desarrollar su orientación antiimperialista y alentar en una dirección particular de lucha y organización, especialmente entre trabajadores y sindicatos, involucrando a los trabajadores negros dentro de estos.
¿Hasta que punto el contexto socio-político de principios del siglo XX, con los movimientos anticoloniales y la Gran Depresión, dieron forma a la relación entre el panafricanismo y el comunismo?
Ese contexto fue fundamental. Los comunistas estaban lidiando con los problemas concretos de la época: con los problemas del racismo en general, del dominio colonial y de la depresión económica, que a menudo afectaban más a los trabajadores negros y en las colonias. Como he indicado, estaba el surgimiento del fascismo y la invasión de la Italia fascista de Etiopía, los preparativos para la Segunda Guerra Mundial y así sucesivamente. Estos eran asuntos centrales a los que el movimiento comunista se enfrentaba, y lo que le decía a la gente esencialmente era que, para resolverlos, necesitaba organizarse, unirse y trabajar junto a otros.
Y lo más importante: que la gente necesitaba entender la naturaleza de esos problemas. ¿Cuál era la naturaleza del enemigo? El sistema centrado en el capital, un sistema imperialista que no se puede simplemente reformar. La gente necesitaba organizarse de una manera particular, tener una conciencia política muy definida y unirse con otros trabajadores. Por ejemplo, en países de América Latina, Europa o EE UU, los trabajadores negros podían ser excluidos de los sindicatos. Necesitaban encontrar alguna manera de superar esos obstáculos. Así que el movimiento comunista dio una orientación para enfrentar esos problemas particulares cotidianos y fortalecer al propio movimiento.
Una de las características esenciales del trabajo que hizo la Comintern fue establecer sus propias organizaciones lideradas por comunistas que tenían un carácter panafricano
Esto fue parte de una lucha internacional y no sólo de aquellos de herencia africana, sino de personas oprimidas y explotadas en general. Una de las características esenciales del trabajo que hizo la Comintern fue establecer sus propias organizaciones lideradas por comunistas que tenían un carácter panafricano. Por ejemplo, en Francia ayudó a establecer la Liga de Defensa de la Raza Negra [Ligue de Défense de la Race Nègre], que era una organización panafricana liderada principalmente por comunistas africanos. Dependiendo del lugar, se establecía una forma u otra de desarrollar el trabajo. En Gran Bretaña y otros lugares, por ejemplo, donde las condiciones eran mucho más difíciles, había organizaciones estrictamente panafricanas como la de Marcus Garvey. Con la organización de Garvey, Asociación Universal de Desarrollo Negro y la Liga de Comunidades Africanas [Universal Negro Improvement Association] (UNIA, por sus siglas en inglés), había una relación mucho más difícil.
A través principalmente del Partido Comunista de los EE UU, los comunistas intentaron trabajar con Garvey, pero este desconfiaba de su trabajo dentro de la organización. Así que esa relación no tuvo éxito. Eso también sucedió quizá con organizaciones o individuos como W. E. B. Du Bois en EE UU Al principio no había un vínculo particularmente sólido o cálido, especialmente en el período de entreguerras.
Creo que lo que debemos tener en cuenta es lo importante que fue esa relación, que la Comintern misma y sus partidos comunistas adoptaron una perspectiva panafricana hacia los problemas que enfrentaban aquellos de origen africano. Reconocieron lo que llamaron la cuestión negra, que se centraba en cómo se podrían liberar las personas de herencia africana en cualquier parte del mundo.
Los comunistas vieron esto algo interrelacionado internacionalmente. No se trataba sólo de lo que sucedía en Brasil, en EE UU o en Gran Bretaña, sino que había ciertas características comunes, problemas de racismo, por ejemplo, que daban forma a esa cuestión negra. El asunto era cómo resolver esta cuestión particular. Si observamos las corrientes panafricanistas principales en este período, con Garvey por un lado y Du Bois por otro, vemos que su orientación política buscaba organizar a la gente para protestar ante la Liga de Naciones y presionar a los gobiernos para que comprendieran todo lo que estaba mal.
La Comintern introdujo una orientación completamente nueva que fue extremadamente importante. En ella se sostenía que el sistema no podía ser reformado, que el dominio colonial y el sistema capitalista no se podían reformar
El colonialismo y el racismo debían ser confrontados y se debían aprobar legislaciones para prevenirlos. Los grandes poderes y sus gobiernos debían velar por los intereses de los africanos y sus descendientes. Esa era su orientación. Por su parte, la Comintern introdujo una orientación completamente nueva que fue extremadamente importante. En ella se sostenía que el sistema no podía ser reformado, que el dominio colonial y el sistema capitalista no se podían reformar. La gente necesitaba organizarse y luchar por un cambio político. Eso fue lo que los comunistas propugnaron. En particular, enfatizaron la necesidad de organizarse junto a las amplias masas de gente, especialmente los trabajadores. Se necesitaban organizaciones de trabajadores que pudieran llamar a la unidad y tomar medidas en lugares como EE UU o Gran Bretaña. Aquella era una orientación muy diferente y tuvo un gran impacto en el movimiento panafricanista en general.
Otro asunto clave para el enfoque de los comunistas fue que sus intervenciones en el movimiento panafricano fueron lideradas por bolcheviques negros como George Padmore, James W. Ford o los militantes del Partido Comunista Sudafricano. Fueron activistas africanos o de herencia africana quienes enfrentaron estos problemas para buscar soluciones, formando o trabajando dentro de las organizaciones y con otros individuos para tratar de resolver estos problemas. Por supuesto, hubo otros grupos involucrados, pero es importante recordar que el hecho de que hubiera bolcheviques negros fue extremadamente importante.
Por ejemplo, el V Congreso Panafricano celebrado en Manchester en 1945 fue en gran medida organizado por Padmore, a pesar de que este había dejado el movimiento comunista por aquel entonces. Se trató de un Congreso organizado principalmente entre trabajadores. Una de las cosas que se enfatizó fue que debían organizarse entre trabajadores y campesinos, que conformaban la gran mayoría de la población en las colonias de África y el Caribe. Fue un congreso en el que se habló de la necesidad de la lucha, de usar la fuerza, de organizarse. Así que todas estas ideas que surgieron del movimiento comunista durante el tiempo en que Padmore, entre otros, estuvo dentro de él, estuvieron presentes en ese Congreso Panafricano y dieron forma al movimiento.
El libro, de hecho, dedica bastante espacio a George Padmore, como figura prominente tanto del panafricanismo como del comunismo negro. ¿Puedes contarnos cómo lidiaba con las complejidades de ambos movimientos políticos?
George Padmore era de origen trinitense y se unió al Partido Comunista en los EE UU cuando era estudiante. Se convirtió en una de las figuras principales en el Comité Sindical Internacional de Trabajadores Negros (ITUCNW, por sus siglas en inglés). Se formó en Moscú y luego se estableció en Alemania, siendo uno de los trabajadores más entusiastas por la liberación de África y la diáspora durante ese período. Pero después, en 1933 o 1934, dejó el movimiento comunista, y en el libro detallo qué sucedió exactamente. Básicamente, fue expulsado por indisciplina.
A partir de entonces, se dedicó al panafricanismo y se convirtió en una figura clave del movimiento, organizando el V Congreso Panafricano de Manchester. Más tarde, fue el principal asesor de Kwame Nkrumah [primer presidente de la República de Ghana], tanto en Gran Bretaña como cuando Nkrumah regresó a Ghana, a finales de los años 40 y durante los 50. Padmore fue uno de los organizadores de la Conferencia de Todos los Pueblos Africanos celebrada en Ghana en 1958.
Creo que lo que el libro muestra es que era posible que personas como Padmore se sintieran frustradas trabajando dentro del movimiento comunista, debido a las dificultades para colaborar con algunos partidos comunistas y lograr ciertas cosas. Al frustrarse, trataban de hacer las cosas por vías que no estaban autorizadas por las organizaciones en las que estaban involucrados, tomando atajos o decisiones para las que no tenían esa autoridad. Fue eso lo que desafortunadamente llevó a la expulsión de Padmore.
En cierto sentido, personificó por un tiempo esta conjunción entre el panafricanismo y el movimiento comunista, pero lamentablemente no pudo sostenerla y, cuando abandonó el movimiento comunista, comenzó a atacarlo. Pasó casi el resto de su vida atacándolo y, sin embargo, mantuvo muchos de los principios de organización que aprendió como comunista. No es casualidad que el Congreso Panafricano de 1945, que él inspiró y organizó, estuviera formado por representantes de trabajadores y de agricultores, y que en él enfatizara la importancia de los trabajadores dentro del panafricanismo y la lucha anticolonial.
Es decir, que se veían a las masas trabajadoras como el principal arma para poner fin al colonialismo. Uno de sus libros más interesantes es How Russia Transformed Her Colonial Empire: A Challenge to the Imperialist Powers [Cómo Rusia transformó su imperio colonial: Un desafío a las potencias imperialistas], que escribió en 1944-1945, durante la guerra. En él, defiende lo que la Unión Soviética hizo para acabar con la opresión de las naciones y las nacionalidades, en contraste con el Imperio Británico, por ejemplo, donde se hacía exactamente todo lo contrario. Fue una figura muy interesante y trato de presentar en el libro las dificultades que enfrentó de manera detallada, pero también el camino particular que tomó.
¿Cómo participaron las experiencias y perspectivas de las mujeres de esta interacción entre movimientos panafricanistas y comunistas?
El libro procura mencionar a aquellas mujeres activistas que fueron prominentes en las diversas organizaciones, personas como Josie Mpama del Partido Comunista de Sudáfrica, Elma Francois en Trinidad y Tobago, Hermina Huiswoud en EE UU y Europa, Grace Campbell en EE UU, y otras. Creo que es justo decir que muchas mujeres fueron activistas destacadas, como Elma Francois, que fue clave en un país donde no había partido comunista. Organizaba a trabajadores desempleados en condiciones muy difíciles y se convirtió en heroína nacional en Trinidad y Tobago. Grace Campbell fue muy importante en Harlem. Hermina Huiswoud lo fue tanto en EE UU como en Birmingham, Bélgica y Holanda, donde trabajó junto a su esposo, Otto Huiswoud. Principalmente organizaba a las secretarias del ITUCNW, publicando su periódico, The Negro Worker.
Muy a menudo aparecían comunistas negros apelando a la Comintern para que los apoyara frente a partidos comunistas particulares porque pensaban que no hacían lo suficiente
Quizá no avanzaron específicamente en aquellos temas relativos a la mujer, ya que posiblemente no se expresaban entonces de una forma tan destacada como se hace hoy en día, pero fueron muy importantes en aquel momento en desarrollar el trabajo de lucha por la liberación de los africanos y su diáspora. Por supuesto, hay muchas otras mujeres en ciertos lugares cuyos nombres no conocemos bien, por ejemplo, en Sudáfrica y otros sitios. Hay mucho trabajo que hacer por descubrir a esas mujeres. Por otro lado, aquellas mujeres no siempre eran de África o de la diáspora, sino que algunas eran europeas. Sólo para dar un ejemplo, la pareja de George Padmore mientras estaba en Alemania era una austriaca llamada Frieda Schiff, de la que nadie ha oído hablar, pero que trabajó muy cerca de él produciendo The Negro Worker. Es un área en la que definitivamente hay que hacer mucho más trabajo e investigación.
¿De qué forma respondían los líderes y organizaciones comunistas y panafricanistas a los conflictos que surgían entre sus posiciones ideológicas, objetivos políticos y otras realidades relativas al activismo político en el contexto colonial?
Una de las cosas que el libro subraya es la contradicción que se daba entre las posiciones de la Comintern (o las de los diversos partidos comunistas alrededor del mundo) y lo que sucedía sobre el terreno, así como en la lucha de los activistas por asegurarse que los objetivos políticos declarados se hicieran realidad. Por ejemplo, en relación con la cuestión negra, el Partido Comunista de EE UU podía tener una posición en apoyo de la liberación de los afroamericanos, mientras surgían tensiones sobre lo que realmente hacía en la práctica. O el Partido Comunista Sudafricano, que tenía una posición a favor de la liberación de los africanos para una transformación revolucionaria de la sociedad, pero en la práctica no tenía suficientes miembros negros destacados dentro del partido.
Surgían conflictos entre posiciones ideológicas adoptadas por los partidos comunistas o la Comintern que no necesariamente se ponían en práctica sobre el terreno, y aquello fue algo con lo que tuvieron que lidiar los activistas en el territorio. Muy a menudo aparecían comunistas negros apelando a la Comintern para que los apoyara frente a partidos comunistas particulares porque pensaban que no hacían lo suficiente.
Fue por ese motivo por el que una organización como el ITUCNW se estableció, en primer lugar, para monitorear las actividades de todos esos partidos comunistas y ayudarles a llevar a cabo su trabajo, desarrollando varias estrategias que abordaran la cuestión de la liberación de África y los africanos en un sentido práctico. Si miras, por ejemplo, el papel del Partido Comunista Británico en un país que presidía al mayor imperio del mundo… ¿qué hizo realmente para promover la liberación de las colonias africanas o caribeñas en los años 20, 30 ó 40?
Se podría decir que no mucho. Y de hecho eso es lo que dijo la Comintern al criticar a los partidos comunistas de Gran Bretaña, de Francia o de Portugal, entre otros. Estas cosas agobiaban a los activistas en el terreno, en términos de política práctica. El otro asunto es que disponían de muy pocos recursos con los que operar, por lo que a menudo lo hacían en condiciones muy complicadas. Y aunque hay una percepción de que había algo así como el oro de Moscú o mucho dinero dando vueltas, algo que es muy dudoso, lo poco que hubiera a menudo no llegaba a esos bolcheviques negros en el terreno y tenían que encontrar formas de lidiar con estos problemas. Por ello, cualquiera que fuera la posición profesada por los diversos partidos comunistas, los activistas tuvieron que elaborar políticas prácticas para superar obstáculos como estos.
¿Cuáles fueron algunas de las principales similitudes y diferencias en cómo operaban los movimientos comunistas y panafricanistas en regiones tan diferentes como las que explora tu libro, desde el África colonial al Caribe, Europa y EE UU?
Es complejo, porque en esto se mezclan las diferencias entre países, los diferentes niveles de desarrollo, las diferentes fortalezas de los partidos comunistas y así sucesivamente. Había activistas, por ejemplo, involucrados en desarrollar actividades en África Occidental, donde no había partidos comunistas. Eso implicaba un trabajo extremadamente difícil con recursos limitados en lugares donde las actividades comunistas eran ilegales e incluso poseer una copia del The Negro Worker podría llevar al arresto. Luego tenías la actividad comunista en países como Sudáfrica, donde había un problema de dominio colonial particular, con grandes números de colonos europeos, algunos de los cuales eran miembros del partido.
Aquello generaba problemas político-ideológicos sobre el tipo de acción que era necesaria para alcanzar la liberación del país. Algunos consideraban que se trataba de algo similar a lo de cualquier otro país en Europa, que había que organizar la revolución y todo se resolvería. Esta forma de ver las cosas fue declarada errónea por la Comintern, que entendía que el tipo particular de colonia que sufría Sudáfrica exigía otra lectura. Luego tenías a aquellos que operaban en Europa, donde los partidos comunistas eran legales, aunque aún podías ser arrestado por diferentes actividades, encontrar difícil organizarte o enfrentarte a algunos partidos comunistas que en sí no simpatizaban con las actividades de los comunistas negros o anticoloniales.
El movimiento comunista abordó las particularidades que enfrentaba África y la diáspora africana para analizar sus problemas y presentar soluciones concretas
Y luego tenías situaciones como las de EE UU, donde había problemas raciales específicos, por ejemplo en el sur, donde los afroamericanos eran linchados y no tenían derechos. Un activista afroamericano en los estados sureños, ¿cómo podía operar? Básicamente tenía que permanecer clandestino, sabiendo que podría ser arrestado, encarcelado o asesinado. Esa posibilidad podía darse en diferentes grados en cualquiera de los otros sitios.
Luego estaban las condiciones generales del período de la depresión económica, con una pobreza generalizada que impactó aún más en esos territorios coloniales del Caribe y África. Eran condiciones muy difíciles para avanzar. Y, por supuesto, existía un gran anticomunismo promulgado desde las élites con el que todos esos activistas debían lidiar. En ese contexto y bajo esas condiciones, ¿cómo podías organizar realmente a personas que no estaban acostumbradas a organizarse? ¿Cómo lograbas organizarte, por ejemplo, en sindicatos en EE UU que podrían ser hostiles a la admisión de trabajadores negros? Hubo todo tipo de obstáculos que los activistas tuvieron que enfrentar con múltiples variaciones.
¿Cuáles son las implicaciones más amplias de los hallazgos de tu libro para entender los legados del panafricanismo y el comunismo en África y la diáspora, así como para las luchas contemporáneas por la justicia y la emancipación? Como se vincula esto, por ejemplo, con el caso de Palestina y el reciente apoyo recibido por Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia.
Creo que lo más relevante en este caso es toda la experiencia de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, la lucha por un nuevo Estado en el que todos disfrutaran de igualdad de derechos. Creo que la postura tomada por Sudáfrica es enormemente positiva. Es admirable ver a un país africano adoptando esa posición justa en apoyo del pueblo palestino, que ha sido y está siendo privado de sus derechos y enfrenta un genocidio a manos del sionismo israelí con el respaldo de las grandes potencias, como son EE UU, Gran Bretaña, Alemania y demás.
No estoy seguro de que los hallazgos del libro se relacionen específicamente con eso, porque se centra en la política de la Comintern hacia África y su diáspora. Aún así, entiendo que subyace en él la importancia de la lucha por los derechos de todos los pueblos y el derecho a la autodeterminación, sea en África, en el Caribe, en Asia o donde sea. Esa fue la postura adoptada generalmente por la Comintern, algo que se hacía también en oposición al imperialismo británico en Palestina.
Más en general, lo que el libro muestra es que el movimiento comunista abordó las particularidades que enfrentaba África y la diáspora africana para analizar sus problemas y presentar soluciones concretas. En este trabajo, los comunistas africanos y negros jugaron un papel muy importante. Si miramos a las consecuencias de eso, una de ellas es que muchos de los activistas centrales por los derechos de los africanos y la diáspora durante el siglo XX fueron comunistas. Se pueden mencionar un nombre tras otro, en Europa, en Sudamérica o donde sea, para mostrar que muchos de esos personajes fundamentales fueron comunistas, estaban conectados al movimiento comunista o simpatizaban con el marxismo en general.
En Cuba, por ejemplo, Nicolás Guillén; en el Caribe, Aimé Césaire; en África, por supuesto, Nelson Mandela o Amílcar Cabral; en los EE UU, Paul Robeson y Claudia Jones; y así sucesivamente. Y si nos adentramos en el período más moderno, en organizaciones como las Panteras Negras, personas como Fred Hampton, Assata Shakur y muchas otras fueron influenciadas o estaban conectadas de algún modo al movimiento comunista. Creo que por eso los partidos comunistas en determinados países están tan estrechamente conectados a la lucha por los derechos de las personas de ascendencia africana, como ocurre en Cuba, en Brasil y en otros lugares. Los partidos comunistas en países como estos se reconocen históricamente como grandes defensores de los derechos de los afrocubanos, de los afrobrasileños y demás. Es decir, como defensores de los derechos de los más oprimidos. Creo que así es como yo vería algunas de las implicaciones del libro y la historia que presenta.
Lo otro que veo interesante es atender a las posturas que los comunistas presentaron en ese momento histórico. Creo que fueron muy influyentes, especialmente en países como Sudáfrica, a la hora de crear las condiciones para el posterior movimiento por los derechos civiles de los años 50 y 60. Mucho del trabajo de base fue realizado por comunistas y sus organizaciones en los años 30 y 40, y creo que esa es una historia importante. Sería bueno analizar la historia en el período posterior a 1945, cuando la situación internacional cambia con la Guerra Fría y se da la ruptura sino-soviética. Todos esos factores fueron relevantes, así que tal vez algún día escriba un libro sobre un tema similar para centrarme en ese período de posguerra.
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