Actualidad africana
Pulsos por la democracia en Chad y contra la violencia sexual en Uganda

En los últimos días se ha demostrado que el rodillo de las autoridades ejerce una fuerte presión, pero que las sociedades civiles hacen todo lo posible por resistirse. Dos ejemplo lo hacen evidente: en Chad, el reclamo por una transición civil tras el golpe de Estado; y en Uganda, la denuncia de una ley que reduce los derechos sexuales en vez de luchar contra la violencia.
Ruth Muganzi
Una activista muestra una bandera LGTBI en Uganda
7 may 2021 06:06

Los resultados son, a menudo, poco esperanzadores. En Chad, por ejemplo, el poder militar se consolida y continúa como una apisonadora imponiendo su plan de sucesión tras el asesinato del anterior presidente, Idriss Déby Itno, pero no puede evitar las manifestaciones que se oponen a la transmisión dinástica del poder avalada por Francia. En Uganda, el parlamento aprueba una ley que dice luchar contra los delitos sexuales pero persigue la homosexualidad, el trabajo sexual y dificulta las denuncias por violaciones. Entre tanto, el retroceso del ébola y el avance de la restitución de obras de arte arrojan nuevos rayos de esperanza.

Reivindicar una transición civil en Chad

La sociedad chadiana ha demostrado que está dispuesta a reclamar una transición civil en el país y reclama su autonomía frente a una Francia que ha rubricado sus intereses en el país saheliano bendiciendo el control del poder por parte de los militares. El pasado 20 de abril, las autoridades chadianas anunciaron la muerte en combate del presidente del país Idriss Déby Itno. Aunque las circunstancias de ese fallecimiento todavía despiertan muchas incógnitas, la versión oficial señala que Déby estaba liderando la lucha contra una rebelión armada que se había desencadenado unas semanas antes en el este del país y que en los últimos días había llamado especialmente la atención.

La sociedad chadiana ha demostrado que está dispuesta a reclamar una transición civil y reclama su autonomía frente a una Francia que ha rubricado sus intereses en el país saheliano bendiciendo el control del poder por parte de los militares

La muerte del presidente abrió un abismo de incertidumbre en un país que se mantiene en un precario equilibrio y que al mismo tiempo es el pilar de la estabilidad de la región del Sahel desde un enfoque militar. No en vano Déby había superado las tres décadas en el poder y acababa de arrasar en las últimas y controvertidas elecciones presidenciales diez días antes de su muerte, marcadas por la contundencia de las autoridades y el boicot de la oposición.

De manera inmediata, Mahamat Idriss Déby, uno de los hijos del longevo ex presidente, apareció como nuevo timonel del país, el frente del Consejo Militar de Transición (CMT), obviando los mecanismos de sucesión en el poder que marca la Constitución chadiana. Las primeras medidas fueron la suspensión de esa Carta Magna y la disolución de la asamblea y del gobierno.

Los funerales por Idriss Déby Itno llevaron hasta Yamena a representantes de algunos de los principales aliados del régimen de Déby y de facto se convirtieron en una confirmación de esa especie de sucesión monárquica protagonizada por Mahamat Idriss Déby, sobre todo, a través de la presencia del presidente francés Emmanuel Macron.

Las tibias declaraciones formales que recorren lugares comunes como la calma, la paz y la democracia, no escondieron gestos bien simbólicos que han llevado a confirmar que el líder del CMT es la nueva apuesta de los países del Norte global que siguen confiando en un poder fuerte (militarmente) para garantizar la estabilidad, por encima de derechos, libertades y voluntad de la ciudadanía.

El 27 de abril diversas organizaciones de la sociedad civil aglutinadas en torno a la alianza Wakit Tama convocaron una amplia manifestación contra la sucesión monárquica que suponen las maniobras del CMT, a favor de una transición civil y contra la supuesta injerencia francesa. Al menos, nueve manifestantes murieron en la represión de esas protestas y dos más en las que se desencadenaron en los días siguientes. Por su parte, el CMT ha formado un gobierno con miembros de diferentes partidos que no han podido neutralizar la crítica a la falta de un diálogo realmente inclusivo y de una transición sin la tutela militar, por lo que se han mantenido las convocatorias de protestas.

Una ley contra la violencia sexual que dificulta la lucha contra la violencia sexual

Se presenta formalmente como una ley contra los delitos sexuales, pero en la práctica es un ataque contra el trabajo sexual, las relaciones entre personas del mismo sexo y algunos mecanismos de denuncia de la violencia sexual ejercida contra las mujeres. Así lo han denunciado colectivos diversos de la sociedad civil ugandesa que han lanzado inmediatamente la voz de alarma ante la aprobación en el parlamento de un proyecto de ley sobre delitos sexuales.

Fundamentalmente, organizaciones de defensa de los derechos humanos, colectivos feministas y grupos de defensa de los derechos de la comunidad LGBTQI+ se han preocupado de llamar la atención sobre algunas de las incorporaciones de esta nueva normativa en un país que castiga con dureza las relaciones entre personas del mismo sexo, en el que las mujeres sufren elevados niveles de violencia sexual y en el que hay una sólida masa crítica, sobre todo, en la reivindicación feminista.

La regulación de la pornografía en las redes se ha usado para castigar duramente a las mujeres que eran víctimas de difusión no autorizada de imágenes íntimas. En lo que se conoce como revenge porn, las víctimas han sido señaladas como culpables de difundir materiales pornográficos

Un hilo en Twitter de una conocida activista feminista desvelaba algunas de las críticas al proyecto de ley. Reconocía avances en la “violencia sexual contra menores, y el turismo y el tráfico sexual”, pero alertaba sobre la tipificación como delito las “acusaciones falsas”, lo que desmotiva las denuncias, ante el riesgo de que no puedan ser convenientemente demostradas y se conviertan en un delito para la víctima; por otro lado “la criminalización del trabajo sexual expone a las trabajadoras a muchos abusos como la violación y la agresión sexual”, denunciaba.

Antes de llamar la atención sobre la cláusula que prohíbe el acto sexual entre personas del mismo sexo. La periodista y activista Rosebell Kagumire, también ha desgranado algunos de los que se consideran atropellos del proyecto de ley y añade a las amenazas que ya se han mencionado la regulación de la pornografía en las redes que precisamente se ha usado para castigar duramente a las mujeres que eran víctimas de difusión no autorizada de imágenes íntimas. En lo que se conoce como revenge porn, las víctimas han sido señaladas como culpables de difundir materiales pornográficos. Organizaciones como AfricanFeminism o Sexual Minorities Uganda (SMUg), también ha aportado sus aclaraciones sobre el contenido de la ley.

El ébola da un respiro en la crisis sanitaria

La amenaza del ébola que, en los últimos meses, se había levantado sobre la República de Guinea, en África Occidental, y sobre la República Democrática del Congo, en la región central del continente, parece estar dando un respiro a estos países. En ambos casos, la detección de nuevos enfermos infectados por el ébola despertaba fantasmas del pasado, por las desastrosas consecuencias de brotes anteriores, y agravaba las situaciones de la salud, por la coincidencia con otras epidemias, no solo la del Covid19. Sin embargo, las reacciones en ambos países parecen haber dado frutos en un breve lapso de tiempo y con un impacto limitado en la población.

La amenaza del ébola que, en los últimos meses, se había levantado sobre la República de Guinea, en África Occidental, y sobre la República Democrática del Congo, en la región central del continente, parece estar dando un respiro a estos países

La OMS dio por concluido el lunes el decimosegundo brote de ébola detectado en la República Democrática del Congo. La epidemia se declaró en la provincia del Kivu Norte en febrero y ha provocado seis muertes. Otros seis pacientes infectados consiguieron recuperarse. La respuesta ha sido aplaudida por las autoridades sanitarias, ya que esta infección coincidía con la extensión de otras enfermedades, además del Covid19, pero también porque esta reacción ha tenido que desarrollarse en medio de un clima de violencia creciente en la zona.

En el caso de la República de Guinea, la epidemia se encuentra en plena cuenta atrás después de que a finales del mes de abril la última paciente infectada fuese dada de alta en el centro especializado de N’Zérékoré. Las autoridades son prudentes por el momento, debido a que esta última fase de espera, que se prolonga durante 42 días sin contagios, ya se había truncado en una ocasión durante este brote. La reaparición de la enfermedad se detectó en febrero y en este tiempo, seis pacientes fallecieron y diez se recuperaron.

En Somalia no renuncian a las elecciones

En febrero el mandato del presidente somalí Mohamed Abdullahi Mohamed, conocido como Farmajo, expiró en medio de intensas negociaciones con los líderes locales de este país del cuerno de África que se organiza como un estado federal.

Las elecciones en las que se debía elegir al sucesor de Famajo fueron suspendidas in extremis, precisamente, porque en el último momento naufragó el acuerdo para el sistema de elección al que habían llegado los responsables de las estructuras locales que se organizan en un complejo equilibrio en la administración del Estado. A partir de ese momento, sin elecciones y sin renovación del poder se abrió un complicado impasse en el que parecía no haber movimientos importantes hasta que el 12 de abril el parlamento votó por ampliar el mandato de Mohamed Abdullahi Mohamed dos años más mientras se trataban de superar las diferencias para establecer el sistema de elección.

La suspensión inicial de las elecciones somalíes hizo descarrilar no solo el equilibrio territorial sino también el poder central, produciéndose enfrentamientos armados en la capital

La decisión, sin embargo, hizo descarrillar no solo el equilibrio territorial sino también el poder central, de manera que en el seno de las autoridades de Mogadiscio se desataron las diferencias que se materializaron en enfrentamientos entre grupos armados en la capital. La Onu ha advertido que la violencia desencadenada ha provocado la huida de cerca de 100.000 personas en apenas unos días.

Este escenario ha llevado a Mohamed Abdullahi Mohamed a reconsiderar su posición y a anunciar el 28 de abril su decisión de convocar elecciones, una decisión que se consolidó el 1 de mayo con una votación en el parlamento. Curiosamente el resultado de esta votación fue prácticamente el mismo que el que había confirmado poco más de quince días antes la prolongación, sin elecciones, del mandato de Mohamed Abdullahi Mohamed. El presidente atribuyó, sin concreciones, a agentes extranjeros la desestabilización que había llevado a la explosión de la violencia en Mogadiscio.

Avances en la restitución de las obras de arte expoliadas

El proceso de restitución de obras de arte expoliadas en África por las potencias coloniales supone un reconocimiento que avanza con extremada lentitud. Después de que la apertura del debate sobre esta cuestión ya supusiese una victoria moral y un gesto hacia la imprescindible revisión de la narrativa sobre la época de la ocupación colonial, la materialización de esas voluntades es mucho más tibia de lo esperado.

En todo caso, el jueves de la semana pasada, la ministra de cultura alemana Monika Grütters anunció que el proceso de restitución de los conocidos como Bronces de Benín continúa avanzando y que esperan poder devolver los primeros a Nigeria en 2022. Los conocidos como Bronces de Benin suponen una colección de cientos de piezas, esculturas y figuras, de metal que fueron robados en 1897 por los soldados británicos durante su saqueo del antiguo Reino de Benin, en el sur de la actual Nigeria, y que después fueron vendidos y distribuidos en colecciones de todo el mundo.

Las autoridades francesas y las británicas han mostrado en los últimos años su voluntad de restituir los tesoros culturales sustraídos de diferentes territorios africanos durante la colonización, aunque los pasos concretos continúan siendo discretos.

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