Activismo
Jets, yates y coches de lujo: Futuro Vegetal sella una semana de acciones señalando los lujos de Ibiza

Extinction Rebellion Ibiza ha promovido la campaña 'Aviones privados y yates, la fiesta se ha terminado', que se ha desarrollado en lugares emblemáticos del archipiélago.
jets privados futuro vegetal ibiza
Tres activistas rociaron con pintura un jet privado y se pegaron a él el pasado julio.

“Estamos pegadas a un jet privado en el aeropuerto de Ibiza junto a un compañero de Extinction Rebellion porque estamos realmente aterradas por las consecuencias de la crisis climática”. Así anunciaba Bilbo, activista de Futuro Vegetal, la acción del movimiento de desobediencia civil que más repercusión mediática ha tenido esta semana en Eivissa, en un vídeo que ha sido difundido a través de sus redes sociales en una de las semanas más activas de la organización.

Han sido siete días movidos. Tres activistas de Futuro Vegetal y uno de Extinction Rebellion irrumpieron el pasado viernes en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Ibiza, en la zona donde despegan los jets privados hasta conseguir parar el tráfico aéreo. Los activistas permanecieron toda la mañana detenidos en la comisaría del aeropuerto, según han explicado las personas implicadas a El Salto. Las mismas fuentes apuntan que los activistas, que fueron liberados el propio día, están siendo investigados por un delito de daños y otro de desórdenes públicos.

Crisis climática
Crisis climática Una acción de activistas ecologistas interrumpe el tráfico aéreo en el aeropuerto de Ibiza
A primera hora de la mañana del 14 de julio, activistas de Futuro Vegetal y Extinction Rebellion han rociado de pintura un jet privado, pegándose después al avión. Los colectivos exigen medidas contundentes frente a la crisis climática.


La actividad de los jets privados ha aumentado de manera considerable en el archipiélago balear durante los últimos años, siendo los aeropuertos de Eivissa y Palma los aeródromos estatales con más actividad durante los meses de julio y agosto, según los datos de los informes de julio y agosto de 2022 de la
Asociación Europea de Aviación Empresarial (EBBA, por sus siglas en inglés). Con la crisis climática como telón de fondo, ya durante el mes de noviembre, miembros de Scientist Rebellion desplegaron pancartas en el aeropuerto de la isla con lemas como 'Stop jets privados', en el marco de la campaña global Make them pay (Obligadles a pagar), desarrollada durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27).

La nueva acción en el aeropuerto de Eivissa se enmarca en la campaña 'Jets and yachts, the party’s over' (Aviones privados y yates, la fiesta se ha terminado) convocada por Extinction Rebellion Ibiza, que se ha llevado a cabo durante esta semana mediante diferentes acciones en puntos emblemáticos de la isla.

Sirope de agave en las cerezas de Pachá

La primera de las protestas no violentas tuvo lugar en el exterior de la famosa discoteca Pachá, donde dos activistas de Futuro Vegetal escribieron el nombre del movimiento que promueve la desobediencia civil para conseguir sus objetivos, después de rociar con sirope de agave las dos cerezas del símbolo de la marca. “Pachá es bastante reconocida globalmente”, explica a El Salto Luna, una de las activistas. “Aunque no tenga que ver con los yates y ‘jets’ privados, es un icono de todo lo que representa Ibiza, que es el turismo irresponsable”, sostiene. “Si conoces la marca Pachá y ves que hay gente que le ha tirado sirope de agave a las cerezas, llama mucho más la atención que una protesta climática frente a una concejalía o consejería de Medio Ambiente”, apunta a este diario Bilbo, otro de los activistas.

La acción ha ocurrido la misma semana en que se ha hecho público el acuerdo mediante el cual Five Holdings, un grupo inversor de Dubái, ha desembolsado más de 300 millones de euros para hacerse con los hoteles y discotecas de la marca Pachá, según avanzó Crónica Global y ha podido confirmar este diario a través de fuentes de Pachá. La empresa estadounidense de capital riesgo, Trilantic Capital Partners, mantiene los negocios relacionados con la marca Lío, el restaurante de espectáculos de cabaret. La operación se ha llevado a cabo seis años después de que Trilantic Capital Partners adquiriera el 87% de las acciones del grupo Pachá a su anterior propietario y fundador de la compañía, Ricardo Urgell. “Es una muestra más de cómo el capitalismo transforma un negocio en un producto para el consumo y destrozo del territorio que lo rodea”, afirma Bilbo. “Esto fomenta la gentrificación y dinámicas perniciosas para el medio ambiente y la población local”, opina.

Proclamas contra el turismo de lujo

Karen Killeen, activista de Extinction Rebellion Ibiza, fue una de las protagonistas de la segunda acción de la semana, que consistió en entrar en el beach club Blue Marlin –un restaurante de playa de lujo- lanzando consignas contra la injusticia climática y bajo una pancarta en la que se podía leer: “Your luxury, our climate crisis” (Vuestro lujo, nuestra crisis climática). Mientras Karen y otra activista de Futuro Vegetal se dirigían a los clientes con sus mensajes, otra pintó en letras rojas +1,5ºC, en referencia al límite del aumento de temperatura marcado por el Acuerdo de París respecto a los niveles preindustriales. Igual que la primera protesta, se saldó sin incidentes, más allá de que Karen fue expulsada a cuestas. “Lo que me desilusionó fue que el jefe de seguridad del local me dijera que el cambio climático era un bulo para dividir a la sociedad”, cuenta a El Salto.

Los activistas de Futuro Vegetal aclaran que la crítica no se realiza hacia las personas individualmente, sino que interpela al sistema en su conjunto. “Es una crítica a la sociedad del lujo que contamina y consume recursos naturales y humanos”, matiza Bilbo, que provoca que, en territorios insulares como el archipiélago balear, una parte mayoritaria de la población se dedique al sector servicios, sobre todo, a la industria turística. “Mucha gente dedica la mayor parte de su tiempo a servir a personas muy poderosas para que tengan vidas por encima de lo que podríamos considerar digno de un ser humano”, resume el activista.

En relación al aumento de la temperatura global, el movimiento lamenta que el planeta casi ha alcanzado el 1,2%, con lo cual, el margen de actuación es cada día menor. “El aumento medio de la temperatura es exponencial: cuanto más vamos aumentando más rápido nos acercamos al siguiente grado de temperatura”, explica Bilbo, que sostiene que la comunidad científica alerta de que el acuerdo de París se podría incumplir antes de que lleguemos al 2030. “Cruzar este límite implica sufrimiento humano, migraciones forzosas, y consecuencias sociales que no son solamente que haga más calor. Estamos hablando de muerte y sufrimiento a una escala nunca antes vista”, lamenta el activista.

Contra la industria cárnica

Cabe destacar que la industria cárnica es responsable del 14,5% de las emisiones contaminantes globales, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de ahí que las cadenas de comida rápida están entre los lugares donde Futuro Vegetal despliega sus protestas. “Entramos en KFC para denunciar la industria cárnica, que está expoliando los pocos recursos hídricos que tenemos en el Estado español y en todo el planeta”, afirma Luna. La activista lamenta que sus compañeras se enfrentaron a “una violencia desproporcionada” por parte de los clientes del local, algo que quedó reflejado en los vídeos que grabaron. “KFC tiene sangre en sus manos. Es explotación, asesinato y tortura”, gritó una de las activistas. “Necesitamos un futuro vegetal”, proclamó otro.

Además de lanzar consignas, rociaron el local con un líquido rojo biodegradable. “Lo hicimos en representación a la sangre vertida en el suelo por toda esta industria”, afirma Luna, quien recuerda que todas las protestas y acciones de Futuro Vegetal son mediante métodos no violentos. En cuanto a la aparente agresividad de algunos de los clientes, los activistas lo achacan a la “disonancia cognitiva” que tienen, por lo que “suelen adoptar estas posturas porque se toman (las críticas) de forma individual, cuando nosotros apelamos a lo colectivo: el problema es el sistema”, aseveran.

Rociado de pintura un megayate de 300 millones de euros

Los mismos activistas que rociaron de pintura biodegradable un jet privado del aeropuerto de la isla actuaron de la misma manera contra el megayate de Nancy Walton, heredera de Walmart (cuya fortuna está valorada en unos 8.700 millones de dólares) el pasado domingo. Los activistas han sido detenidos en el puerto de Ibiza para ser trasladados a la comisaría de la Guardia Civil en Sant Josep, según detallaron fuentes de Futuro Vegetal a El Salto. Está previsto que declaren en el juzgado durante la mañana de este lunes.


“La acción pone el broche final a la campaña ‘Jets and Yachts, the party is over’, convocada por Extinction Rebellion Ibiza, quienes demandan la prohibición de los jets privados y el fin de las emisiones de lujo”, explicó el movimiento climático en un comunicado, que indica que el único motivo que había para seguir manteniendo un sistema económico que nos lleva al colapso ecosocial es “para sostener los lujos de esta pequeña clase privilegiada”. Los activistas, después de rociar el megayate de pintura biodegradable, desplegaron una pancarta en la que se leía: “You consume, others suffer” (Tú consumes, otros sufren).

“Son las personas que están en la cima de la pirámide social las que ponen a toda la vida del planeta a su servicio, forzándonos a trabajar para sostener su sistema, explotando a los animales y destruyendo el territorio sin importar cuánto sufrimiento y muerte implique”, aseguraron, por lo que abogan a cambiar un sistema agroalimentario “que nos permita mitigar las peores consecuencias del caos climático”. Futuro Vegetal ha recordado que la semana pasada, en la cual la superficie terrestre de Extremadura ha alcanzado los 60ºC, el planeta ha vivido los siete días más calurosos en más de 100.000 años.

Futuro Vegetal denuncia “represión policial”

Durante la mañana de este jueves, una activista del colectivo se encaramó a una señal lumínica de la M-30 en Madrid, forzando a la paralización del tráfico durante unos minutos por cuestiones de seguridad, según explicó Futuro Vegetal en sus redes sociales. Esta acción terminó con tres personas detenidas: la activista, la mediadora con la policía y el periodista que cubría la protesta. “La represión no solamente se ejerce contra militantes de Futuro Vegetal”, explica Luna. “La compañera que estaba mediando con la policía no ejercía ningún rol de riesgo y el reportero que estaba recogiendo material gráfico no es militante del movimiento”, lamenta Luna. “El periodista no sabe lo que va pasar en la acción: viene a echar fotos e informar de lo que pasa”, critica la activista. “Se están vulnerando los derechos a la información y la protesta”, añade.

Activismo
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Represión en toda Europa

Los activistas de Futuro Vegetal explican que ya están acostumbrados a las detenciones. “Tenemos diferentes niveles de riesgo: el más bajo es la identificación; el riesgo medio es la detención y el riesgo alto es afrontar un procedimiento penal con cierta posibilidad de que te condenen a penas de prisión”, en función de la acción, detalla Bilbo. En este sentido, recuerda que hay otros casos de mayor represión, a nivel europeo, que el que sufre el colectivo en el que milita. En el caso de Alemania, por ejemplo, Last Generation está siendo investigada como presunta organización criminal; en el Reino Unido, movimientos climáticos como Just Stop Oil o Animal Rising, la policía asaltó viviendas de las activistas para evitar protestas (en el caso del segundo también asaltó un taller de acciones de desobediencia civil); en Francia, Les Soulèvements de la Terre ha sido declarada ilegal y en Italia prohibieron a miembros de Ultima Generazione pasear durante varios meses por Roma a raíz de una protesta.

“Vemos cómo el Estado no tiene herramientas legales para actuar con esa contundencia contra nosotros”, afirma Bilbo, aunque lamenta que “aplica todo el repertorio de técnicas y tácticas que la policía tiene en su haber para reprimirnos”. Según Futuro Vegetal, no han recibido una gran violencia policial, pero sí han hecho daño a algunas activistas para que se desengancharan mientras estaban pegadas a determinados elementos durante una protesta; les han tenido unas 60 horas retenidos en calabazos, sin comer, ya que la mayoría de ellos son veganos, y no recibían dietas acorde a su alimentación, según denuncian; han recibido burlas, vejaciones y humillaciones e, incluso, a unas compañeras les obligaron a “miccionar y cambiarse de ropa con la puerta abierta mientras pasaban por delante policías varones y las insultaban”, aseguran.

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“Nos han llegado a poner el ‘Cara al Sol’ y otros himnos franquistas en la comisaría de Moratalaz”, denuncia Bilbo. Entre otros episodios de represión, recuerda las infiltraciones de la policía en los movimientos sociales que han destapado La Directa y El Salto, de lo cual el colectivo climático también ha sido víctima. “Las instituciones temen la respuesta que está habiendo por parte de la población frente a las políticas de continuismo respecto a la crisis climática”, argumenta el activista, que opina que las instituciones “no son capaces de atajar los peores efectos de esta”.

Contra la Ley Mordaza

Respecto a la conocida como “Ley Mordaza”, Futuro Vegetal explica que la situación bajo el gobierno progresista y Fernando Grande-Marlaska al frente del Ministerio de Interior no solo no ha mejorado respecto a la norma que aprobó el PP, sino que ha empeorado. “El delito de desórdenes públicos, que ya era cuestionable en origen, se ha agravado”, lamenta Bilbo, que detalla que se le ha añadido el concepto subjetivo de la “intimidación”. “Si digo que Santiago Abascal me intimida porque ha dicho en televisión que quiere echar a los menores no acompañados de España, dudo mucho que un juez le condene por eso. Sin embargo, es muy probable que condene a una activista por el derecho a la vivienda, si entra en una sede bancaria haciendo ruido con una cacerola, y una de las empleadas dice que se ha visto intimidada”, argumenta.

Según el activista, la judicatura española continúa teniendo vestigios del franquismo, por lo que es de carácter “conservador”. “Tiende más a criminalizar a quien protesta por un desahucio que a quien contamina el agua potable”, argumenta. “Y todavía tenemos que considerarnos afortunados en comparación a la represión que sufren otras personas, especialmente, las migrantes”, finaliza.

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