Opinión
La gran ilusión
¿Por qué Rajoy ha actuado de esta forma? ¿Es realmente tan tonto como parece? ¿Qué escenario abre este 15-M catalán?

22:00, 1 de Octubre, Barcelona. Un ruido atronador fuera del edificio, que no cesa. Sales a la calle, miras arriba, observas a derecha e izquierda. En cada casa de la ciudad, una monumental cacerolada. En todos los sitios. En unos minutos, comparecerá el Govern catalán. Está claro lo que significa: habrá DUI (Declaración Unilateral de Independencia). ¿Cómo hemos llegado aquí?
Los límites del Procès
El objetivo independentista era lograr 2,5 millones de votos que, por primera vez, legitimaran la desconexión unilateral, consiguiendo apoyos internacionales que reconocieran los resultados. Junts Pel Sí y la CUP llevan años arrastrando un problema: con mayoría absoluta en escaños, nunca han superado el 50% en votos. ¿Cómo avanzar a la independencia sin un resultado concluyente? Implicando a entre un 15% y un 30% de la población que apoya el derecho a decidir, el catalanismo y más autonomía, pero rechaza la independencia (ICV, parte del PSC, los Comunes).¿Cómo lograr ambos objetivos (2,5 millones de votos y reconocimiento internacional) sin tener mayoría? Era necesario forzar ‘el martiring’, una represión excelsa del Estado¿Cómo lograr ambos objetivos (2,5 millones de votos y reconocimiento internacional) sin tener mayoría? Era necesario forzar ‘el martiring’, una represión excelsa del Estado (detenciones, registros, violencia desproporcionada, etc…) que, en primer lugar, indignase y movilizase a ese sector autonomista pero no independentista, logrando un frente común, mientras se hipermovilizaba a las bases independentistas. Esa represión debía de, por fin, abrir las puertas a la internacionalización del conflicto. En dos años de diplomacia catalana internacional todas las puertas se habían cerrado. Ayer, gracias a Rajoy, la prensa internacional y los líderes europeos se desmarcaban de La Moncloa. Están en la agenda mundial. Y eso puede permitir un referéndum pactado que, si se gana, logre una independencia reconocida o, si se pierde, permita descansar tras cinco años de Procès, abriendo un nuevo ciclo con un Gobierno de Esquerra y Junqueras.
¿Es Rajoy tonto?
Aunque la vergonzosa represión policial, que vulneró derechos humanos y dejó 900 heridos, tuvo un impacto superior al buscado (con smartphones, en cuanto un policía levanta la porra, sus fotos dan la vuelta al mundo), el presidente tenía dos objetivos. El primero, convencer a sus bases sociales, que oscilan entre el PP y Ciudadanos, de que no es un líder blando. Durante años se ha criticado su silencio y apatía en el tema catalán. No podía afrontar un enquistamiento del conflicto sin mostrar su línea más dura. Las imágenes de policías entrando con fuerza en los colegios son, paradójicamente, reconfortantes para su base social que ya está pidiendo aplicar el 155.No lo olviden: Rajoy sabe que no caerá por su corrupción, porque sus votantes creen que no hay otra alternativa fiable. Pero sí podría hacerlo por la cuestión nacional. Le perdonarán la Gürtel, pero no el ser blando con Catalunya. Además, la llegada de Ciudadanos representa a un competidor directo por la unidad nacional, que proviene de Catalunya. Mostrar debilidad podría provocar un trasvase inmediato a los naranjas. ¿Entienden ahora la dureza del presidente? Pero ahí viene otro problema: las mismas bases que le exigen firmeza, lo situarán como el primer culpable si no logra solucionar la crisis.
No lo olviden: Rajoy sabe que no caerá por su corrupción, porque sus votantes creen que no hay otra alternativa fiable. Pero sí podría hacerlo por la cuestión nacional. Le perdonarán la Gürtel, pero no el ser blando con CatalunyaEl segundo objetivo del político gallego con el referéndum era, ya que no podía suspenderlo, al menos boicotearlo, alejando los resultados finales de esos 2,5 millones de votos. Las últimas dos encuestas publicadas (GAPS y The National) señalaban una participación esperada del 63% que avalaría directamente los resultados. Necesitaba cerrar algunos centros, generar miedo, evitar que amplios sectores poblacionales (personas mayores, zonas castellanoparlantes) no fueran a votar por la sensación de caos. El Govern lo sabía e instauró por sorpresa el censo universal, inédito en España. Siendo ya inútil el cerrar los centros de votación, sólo la violencia, realizada a primeras horas de la mañana, podía evitar alcanzar esa cifra. Por los pelos, lo ha logrado. El 9N del 2014, 1,8 millones votaron por el "Sí". En las elecciones de 2015, alcanzaron 1,96 millones. El domingo fueron 2,02 millones (2,2 millones en total de votos), récord histórico independentista pero, por poco, no concluyentes (los convocantes del referéndum señalan que se impidió votar a 700.000 personas). El precio a pagar por Rajoy, no obstante ha sido elevado: indignación en España y escándalo diplomático mundial.
'The shame of Europe'
Así se titulaba la portada de la CNN este domingo noche, seguida de un artículo que rezaba “It didn’t happen”, la justificación de Rajoy. En un mundo globalizado, la retransmisión de la acción policial sobre manifestantes, políticos o periodistas en Barcelona, cuarta ciudad en número de turistas de la UE, es la imagen diplomática que la Unión Europea emite al mundo. A millones de personas en Rusia, Turquía, Estados Unidos, China o Latinoamérica, editorializadas por medios de comunicación dependientes de esos Gobiernos. A millones de jóvenes por medio de Wikileaks-Julian Assange-Edward Snowden. A 178 países vía el FC Barcelona de Messi. No es la marca España lo que está en juego, sino la marca Europa.Recuerden una cosa. España no es un país independiente. Catalunya tampoco. En el mundo globalizado, todas las democracias occidentales están intervenidas por el pago de la deudaRecuerden una cosa. España no es un país independiente. Catalunya tampoco. En el mundo globalizado, todas las democracias occidentales están intervenidas por el pago de la deuda. La soberanía está en los mercados, en el BCE, y en los centros de poder de Washington, Londres y Berlín. ¿Cuánto van a permitir destruir la marca Europa antes de que Rajoy reciba amenazas económicas? ¿Le conviene a Alemania, un país con 2,6 millones de emigrantes turcos, que se compare la democracia europea con la de Erdogan? Rajoy estaría feliz con una tensión controlada de la cuestión catalana hasta que acabe su legislatura. Un conflicto con fuerza para marcar la agenda, pero que no sea irreversible ni se descontrole internacionalmente. Eso al PDeCAT también le servía hasta hace un tiempo. Empezaron en esto para eludir el castigo por los recortes y la corrupción del 3%, pero tras ver cómo la Unió de Duran i Lleida desapareció al apartarse de la independencia, tienen miedo de frenar el Procès y que éste les pase por encima.
Una brecha abierta en el tiempo
Hasta el 1-O, las crisis nacional, democrática y social (independencia, 15-M y recortes) habían sucedido en paralelo en Catalunya, pero no mezcladas, con diferentes legitimidades y movimientos políticos aparejados (los Comunes vs Junts Pel Sí). El 1-O les ha hecho sincronizarse. Me lo contaba un amigo oscense. Este 1 de octubre, millones de personas (¡ojo: millones!) han descubierto “que la policía pega y que los banqueros nos roban”. Familias enteras, ciudadanos de orden que habían votado tradicionalmente a Convergencia o jóvenes universitarios, han descubierto que la policía (española) cargaba contra la población civil, contra ancianos y jóvenes. Eso les ha desconectado emocionalmente de Rajoy y, probablemente, ya no compartirán ese modelo de Estado. Y es que ayer se obtuvo la independencia emocional. Millones de personas vieron al rey desnudo, una revelación colectiva para varias generaciones de catalanes: “No estamos en España por propia voluntad, sino a la fuerza, y el Gobierno español intentará frenar que decidamos”. Daño irreparable.Eso les ha desconectado emocionalmente de Rajoy y, probablemente, ya no compartirán ese modelo de Estado. Y es que ayer se obtuvo la independencia emocionalPor eso, lo que ha sucedido el 1 de octubre es un 15-M catalán. ¿Recuerdan la carga emotiva de la jornada de reflexión anterior al 22-M y las amenazas de desalojo de las plazas? ¿Recuerdan desobedecer y ganar? Ahora piensen que cada centro electoral, defendido por cientos o miles de personas, en cada barrio, en cada pueblo, ha sido un pequeño 15-M. Millones de personas han desobedecido, han sufrido la represión policial y han ganado. Han temblado y han llorado. Han reventado los límites de lo posible en su imaginación. Han vencido a la estructura del Estado. Un empoderamiento colectivo de consecuencias a largo plazo. Entre los periodistas del régimen del 78, Pedro J. Ramírez lo ha visto venir: “Para millones de catalanes, la jornada de este domingo no puede deparar sino dos experiencias personales (...): la de topar con un agente uniformado que les impida votar o la de lograr sortear el cerco y conseguir depositar la papeleta, a modo de transgresión heroica contra el Estado (...). Cualquiera de los dos episodios es de los que dejan huella en sus protagonistas y en la historia oral de una comunidad. Desde ahora el vértigo del choque de trenes con España ya no será una fantasía de las élites sino una vivencia de la calle”.
Téngalo claro. Lo aprendido el 1 de octubre se aplicará durante años en colegios, centros de trabajo, movilizaciones sociales y vecinales. El impacto de lo sucedido no somos capaces de preverlo. La lealtad al Estado de Rajoy ya no se recuperará. La desconexión emocional ya será completa. Pero habrá muchos spin-off de este 1-O.
La ilusión y la solución
La gran ilusión generada por Rajoy es que ha convencido a una gran parte de la población española de que es posible una solución no dialogada al conflicto en Catalunya, con la aplicación de la ley y de la fuerza (suspensión de autonomía, imputaciones y envío de fuerzas policiales). Millones de personas en España creen que es un asunto de dureza, que más dureza ‘liberará’ a una mayoría silenciosa secuestrada por el nacionalismo (en boca de Rivera). Pero no es cierto. La represión judicial y policial agrava el problema, aumenta el número de independentistas e impide su solución.La gran ilusión generada por Rajoy es que ha convencido a una gran parte de la población española de que es posible una solución no dialogada al conflicto en Catalunya, con la aplicación de la ley y de la fuerzaLa declaración de independencia llegará esta semana, tras la huelga general. Probablemente vendrá junto a unas elecciones constituyentes, plebiscitarias (¿autonómicas?) que de paso avalen finalmente el proceso. Ante ella, sólo dos opciones: la primera, una aplicación desproporcionada de la fuerza que implique la suspensión de la Autonomía catalana, con efectos a su vez impredecibles a nivel internacional, y que desconecte emocionalmente de manera definitiva a los catalanes de España. La petición del Govern de mediación internacional se basa en este escenario y ofrece una salida, buscando evitar perder el apoyo de los Comunes.
La segunda solución es un referéndum pactado a realizar en un tiempo prudencial que permita afianzar medidas políticas de encaje político y territorial y calmar los ánimos por ambas partes antes de votar e intentar un nuevo comienzo. En ese proceso, Rajoy seguirá siendo un estorbo. La mayoría de la población catalana no se quiere desconectar de España sino del PP de Rajoy. Y aquí el problema es el PSOE. ¿Se le puede esperar? Improbable. El PP ha girado el debate político de lo democrático-ético-corrupción y de lo económico-social, a lo nacional, al Catalunya vs España, donde su partido tiene menos fisuras y el PSOE más fractura interna (Norte-Sur, sanchismo-susanismo). ¿Podría Sánchez lanzar una moción de censura, con esta incertidumbre territorial, apoyándose en partidos independentistas, sin fracturarse? No. Rajoy ha impuesto una cuarentena sobre los partidos catalanes para evitarlo. El nuevo líder socialista querría mantener un perfil bajo, alineado con el Gobierno, esperando el enquistamiento y la relajación de los ánimos y, tras el el bloqueo, presentarse como la solución. Pero será tarde.
Por fortuna, España también ha cambiado en los últimos años y el 33% de la población ya apoya el derecho a decidir y construir un país sobre la base de la fraternidad. Por eso, apostar por la ley (la fuerza, la represión) es una ilusión que tranquiliza pero que es irreal e ineficiente. Hay una solución para Catalunya, dialogada y pactada. Y es la única que no es una ilusión.
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