Recurso mosca sobre un libro
David F. Sabadell Mosca sobre un libro.
10 ago 2025 04:11

Hay personas que cuando las ves en un lugar te parece que pertenece a ese sitio. Que todos sus movimientos encajan, como si fuera la escena de una película en la que la directora ha marcado los pasos a seguir a una actriz que interpreta su papel a la perfección. 

La chica que llega subida a su bicicleta sin duda pertenece a ese sitio. Es una bici antigua, de paseo, de las que tiºenen la barra baja y un manillar que parece un poco de otra época. Marrón. Un marrón gastado, pero sin restos de óxido.

El lugar al que llega está rodeado de edificios altos. Impolutos. Emblemáticos. Es un barrio de calles con aceras sin baches ni papeles empujados según se le antoja al viento ni gente recorriéndolas. Si miras desde lejos, se ve que el sitio donde aparcó su bici es una mancha verde que rompe el gris del asfalto. Es “Vive les groues”, en París. Un espacio amplio. Abierto al barrio. Un lugar lleno de mesas en las que sentarse a compartir comida o una charla. Con un invernadero. Mesa de ping pong y una canasta. Carpintería. Horno de barro para hacer pan y pizzas. Composteras. Y tierra sobre la que crecen plantas. Muchas plantas.

El material que han elegido para construir la cocina y la zona de las duchas y los pilares para hacer sombra es la madera. Es un lugar imaginado y construido por la gente que lo usa.

A veces, en las ciudades, como estos. Lugares que rompen la lógica del asfalto. Que quiebran la prisa. Solares abandonados que han sido recuperados para la gente de los barrios. Que no son concebidos como propiedad privada porque pertenecen a todas las personas que los usan. Lugares donde se crean vidas en común. Donde se actúa pensando en lo colectivo. Donde se practica una forma de tomar las decisiones asamblearia. Donde todas las voces son escuchadas. Donde se buscan otras lógicas distintas a las punitivas a la hora de resolver los conflictos. Lugares de creación colectiva, de experimentar un ensayo de otras formas que no necesitan ser imaginadas porque ya son.

Lugares, en medio de las ciudades, donde la naturaleza encuentra un hueco para crecer a su antojo.

Anochece tarde. Algunas luces pequeñas iluminan los lugares donde las mesas y bancos de madera siguen ocupados por gente que charla. Suena una música de fondo. La chica de la bici sigue allí. Parece que no tiene prisa en volver a la parte gris de la ciudad.

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