Mina de carbón de Hamach (Alemania) el 5 de noviembre de 2017.
Jesús Vázquez Miles de personas tomaron la mina de carbón de Hambach (Alemania) el 5 de noviembre de 2017.
7 may 2023 05:44

Imagina que has estado ahí, que eres una de las miles de personas que han participado en las protestas. Imagina que sólo sabes que han existido porque has puesto tu cuerpo. Porque los medios no han sacado nada. O casi nada. Pero tú has estado recorriendo las calles, los campos, los lugares donde están ocurriendo todas las revueltas.

Imagina que tienes todas las emociones pegadas a la piel. La celebración de juntarse. La rebeldía. Las ganas de conseguirlo. La certeza de que sea lo que sea lo que venga después, tiene que ver con lo que estáis haciendo hoy.

Imagina que fuiste porque hace demasiado que no te acuestas sin pensar en el despertador del día siguiente. Sin sentir angustia porque es el día más caluroso del mes más caluroso del año más caliente. Sin que alguien te cuente cómo ha conseguido encontrar el sentido en medio de tanto despropósito.

Imagina que decidiste ir porque estás harta de que tu gobierno tome medidas ecocidas. Porque no quieres que construyan más infraestructuras para regar monocultivos donde no llueve. Porque sabes que hay otras formas de caminar pisando suave la tierra.

Imagina que la única manera de saber lo que ocurre, de tener la certeza de que existen movimientos que no se detienen, es participando

Imagina que toda esa alegría que has vivido (el afrontar el conflicto que va pegado a confrontar el poder, el sentir la fuerza colectiva, el pensar que es posible) es traducida por los medios como ecoterrorismo, o como acciones violentas, o como algo hecho por gente inconsciente, por gente peligrosa.

Imagina que te da igual el tratamiento mediático. Que logras superar la parálisis que pretenden generar las leyes que criminalizan estas acciones y la violencia policial. Imagina que participas porque conoces los datos pero, sobre todo, porque has aprendido a sembrar.

Imagina que la única manera de saber lo que ocurre, de tener la certeza de que existen movimientos que no se detienen, es participando. Implicándote. Formando parte. Dejando que las emociones se te cuelen adentro y se abulten ocupando todo el espacio que necesiten.

Imagina que a más gente le pasa lo mismo que a ti. Y que las miles de personas que habéis estado en las revueltas de las que los medios no han sacado nada, o casi nada, os convertís en millones.

Imagina todo lo que vendrá después de eso.

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