Opinión
Corre conmigo

Me entraron ganas de correr. Correr hasta que los latidos se apelotonaran uno detrás de otro. Correr como si, para salir del hartazgo, solo hiciera falta alguien que me dijera: corre conmigo.
Repulsa a la sentencia de La Manada 9
Álvaro Minguito Manifestación en repulsa a la sentencia de La Manada, en abril de 2018.
2 oct 2022 06:00

Era domingo por la mañana. Un domingo vacío de cosas que hacer. Con una soledad demasiado abultada para una persona como yo, que tengo todo lo necesario. Me asomé a la ventana como se sale al patio del colegio, atropelladamente, con prisa, tratando de conseguir sentir cómo el oxígeno lograba colarse hasta mis células para cargarlas de energía. 

Miré las noticias. Con hastío. Aburrida. Espeluznada. Y me entraron ganas de correr. Correr hasta que los latidos se apelotonaran uno detrás de otro. Correr porque ha pasado lo que ha pasado. Lo que sabíamos que pasaría. Correr como si, para salir del hartazgo, solo hiciera falta alguien que me dijera: corre conmigo. 
Quería correr para agarrarme de la mano de otras mujeres que saben la importancia de decir “yo sí te creo”, de las que necesitan escucharlo
Quería correr con la gente que pelea contra el fascismo y recupera la memoria, con las personas migrantes que quieren parar de tropezar con fronteras afiladas y tristes, con quienes saben que hay que dejar de incidir en que hay que apagar la luz, cerrar el grifo y reciclar para dedicarse a gritarle a los gobiernos y a las trasnacionales que ya no más, que basta de este despropósito. Correr con las que disfrutan paseando por un bosque donde todo tiene sentido, donde todo se interconecta. Ahora que pasa lo que pasa. Lo que sabíamos que pasaría. 

Quería correr para agarrarme de la mano de otras mujeres que saben la importancia de decir “yo sí te creo”, de las que necesitan escucharlo, de las que aprovechan las comidas familiares y las quedadas con colegas para visibilizar a quienes hacen todas esas tareas que permiten que estemos vivas, de qué color tiene la piel, junto a qué río nacieron. Ahora que pasa lo que pasa. Lo que se venía anunciando hace tiempo que pasaría. Quería correr para poner mi cuerpo junto con los cuerpos de la gente que se queda sin casa, para colocarlo contra los que se las arrebatan. Correr con las personas a las que el frío se les queda pegado a las manos y señalar a las que toman las decisiones para que esto ocurra desde sus despachos calientes a la temperatura de máximo confort.  
Justo ahora es cuando puede ocurrir algo, eso que pensábamos que era imposible, eso que creíamos demasiado improbable
Ahora que está pasando. Ahora que parece que tantas cosas se vienen abajo y aplastan. Aprisionan. Comprimen. Estrujan. Hunden. Arrugan. Y hacen tener ganas de cerrar los ojos. Ahora. Justo ahora. Es cuando puede ocurrir algo. Eso que pensábamos que era imposible, eso que creíamos demasiado improbable. A veces cuando pasa lo que ha pasado. Eso que sabíamos que pasaría. Ocurre también lo que nunca pensamos que podría pasar. Y, entonces, todo cambia.
Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Cargando portadilla...
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...