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Venezuela
Venezuela despierta y vota mientras el mundo mira nervioso
Heliber tiene una larga noche por delante. Es sargento y a las seis de la tarde entra a trabajar. La noche la pasará en duermevela. “No sabemos a qué hora terminaremos, dice. Es escolta en el palacio de Miraflores, la residencia del presidente de Venezuela, y la de este 28 de julio es una noche de alto voltaje. Son las elecciones a la presidencia y todo el mundo mira al país caribeño con expectación.
Diez candidatos se enfrentan a las urnas y 20 millones de venezolanos están llamados a votar. La pugna, sin embargo, está únicamente entre dos, Nicolas Maduro, el actual presidente y heredero de los postulados de Hugo Chávez y Edmundo González, candidato de la oposición y quien ha hecho campaña a la sombra de María Corina Machado, la líder de la oposición y quien fue inhabilitada para presentarse cabeza de lista. Los demás candidatos, todos hombres, apenas tienen posibilidades y son en general bastantes desconocidos entre la población, de hecho, es difícil encontrase con carteles suyos por las calles de Caracas.
Venezuela
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Justamente sobre la propaganda electoral van charlando dos de los observadores que seis días antes han llegado desde el Estado español en su trayecto al hotel en el que se hospedan. “Queda absolutamente claro que Venezuela está en campaña electoral”, comenta uno de ellos y “es más masiva la presencia del chavismo”, añade la otra, que, al menos ha contabilizado 90 carteles de grandes dimensiones en menos de un kilómetro de distancia.
Ambos observadores se hospedan en el Hotel Eurobilding, uno de los más grandes de Caracas y que está prácticamente lleno de estos visitantes provenientes de más de 110 países.
Es necesaria una visa especial, de cortesía, para hacer los labores de observación y es esa, precisamente, la que no tenían los diez miembros del PP que el pasado jueves aterrizaban en Caracas
Valentina Antuárez, les recibe a ellos y a otros tres vehículos en el hall del hotel les pide que esperen a que “les pueda acomodar”. Tiene cara cansada pero la sonrisa impoluta. Ha dormido tres horas. “Así llevo varias semanas”, asegura. Es la acheté de los invitados, una denominación que llama la atención a los internacionales, pero que sencillamente es una figura destinada a “hacer que los visitantes se sientan cómodos, seguros y tengan todas sus necesidades resueltas”, explica.
Son más de 50 achetés a los que hay que añadir conductores, traductores, seguridad… Llegan reuniéndose desde enero, “enviando invitaciones, reservando vuelos y hoteles y gestionando visas”, enumera Valentina.
Justamente es necesaria una visa especial, de cortesía, para hacer los labores de observación y es esa, precisamente, la que no tenían los diez miembros del PP que el pasado jueves aterrizaban en Caracas con intención de hacer trabajos de veeduría, sin permiso y en calidad de turista. Todos fueron retenidos en la sala de no admitidos del aeropuerto y devueltos en el siguiente vuelo.
Esperando a votar
En ese mismo vuelo en el que viajaban algunos observadores internacionales lo hacía también Jesús Bellorín, nervioso por llegar a “mi Venezuela” tras más de ocho años fuera del país. Vive en Ávila donde ejerce de profesor de música y no puede dejar de mirar por la ventana del avión esperando a que el mar dé paso a una sombra de tierra que anuncie que ya sobrevuela su añorado país. “Vengo a ver a mi familia, pero he adelantado el vuelo para poder votar”, explica. Tiene su voto claro. Lo hará por Edmundo González porque “el país necesita una transición” y porque no cree “en el Socialismo del siglo XXI del que habla Maduro”.
Está enfadado con el actual Gobierno, pero esperanzado con estas elecciones porque la presencia de tantos observadores le “da mucha seguridad” y reconoce que en los últimos años la situación ha mejorado: “Hay abastecimiento en los supermercados y la economía es buena”. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Venezuela lidera el crecimiento económico de la región y la inflación es de un 1%, el nivel más bajo de los últimos 39 años.
Booker Ngesa Omole, veedor keniata coincide con Bellorin y compara la situación actual con la de 2013 en la que “infraestructuras como el metro estaban completamente deterioradas y faltaba suministro en los hospitales”.
La “alternativa es lo que hay en Argentina: ultraderecha, hambre y odio al pueblo, por un lado, o violencia y vulneración de derechos humanos como en El Salvador, por el otro”, dice una simpatizante chavista
El sábado por la noche salió desde el hotel a una zona de ocio y, dice, pudo caminar “tranquilo”, lo que “hace unos años no era posible sin que hubiese atracos o violencia”.
José Carlos también va a votar por Edmundo González, él es taxista y se queja de la dolarización en la que está sumida Venezuela. Ha trasladado a una de las observadoras de un hotel a otro y le ha cobrado 15 dólares. El mismo recorrido, pero realizado por otro taxista, le costó cinco dólares dos horas antes, “el que me cobró cinco dólares me dijo que era chavista”, explica la observadora.
Con la misma efusividad con la que Jesús defiende la candidatura del Edmundo González, lo hacen Maria y Eliany por la de Nicolas Maduro. Ambas acudieron al cierre de campaña que el actual presidente realizó el pasado jueves en Caracas. Llegaron a primera hora de la mañana con sus hijos y han esperado más de nueve horas para coger un buen sitio.
Dicen que Nicolas Maduro “nunca será Chávez”, pero que “Maduro sigue las mismas medidas que el comandante” y votaran por él porque la “alternativa es lo que hay en Argentina: ultraderecha, hambre y odio al pueblo, por un lado, o violencia y vulneración de derechos humanos como en El Salvador, por el otro”. No solo no les gusta el programa de la oposición, tampoco el candidato, al que muchos denominan el Biden venezolano por su avanzada edad, 74 años. De hecho se ha hecho viral una fotografía suya en el cierre de campaña sentado en una silla y amarrado con una cuerda para no caerse.
De ganar el chavismo, muy posiblemente la oposición apelará al fraude electoral, de hacerlo la oposición el fantasma de la Guarimba y el revanchismo contra el chavismo augura meses de tensión y represión
Los centros de votación llevan abiertos desde las seis de la mañana y aunque su cierre está previsto para las seis de la tarde, tienen que mantenerse abiertos hasta que no quede nadie en ellos. Los venezolanos votarán de forma telemática, con un sistema de control doble, primero con huella y después en urna, y el mundo entero aguardará los resultados que a buena cuenta dejarán una larga resaca.
De ganar el chavismo, muy posiblemente la oposición apelará al fraude electoral, de hacerlo la oposición el fantasma de la Guarimba y el revanchismo contra el chavismo augura meses de tensión y represión. El día y la noche serán largas en Venezuela.
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