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Túnez
La victoria del “outsider” Kais Said devuelve la esperanza a los tunecinos
Con la aplastante victoria de Kais Said en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo la ciudadanía ha optado por un estrepitoso voto de castigo a la clase política que ha gobernado el país en el período post-revolucionario.
Casi nueve años después de sorprender al mundo derrocando de forma pacífica al cruel dictador Ben Ali, los tunecinos han emprendido otra revolución. Pero esta vez no lo han hecho a través de manifestaciones y huelgas, sino de las urnas. En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo, como ya hizo en las legislativas de la semana anterior, la ciudadanía ha optado por un estrepitoso voto de castigo a la clase política que ha gobernado el país en el período post-revolucionario. La aplastante victoria de Kais Said, un jurista independiente de 61 años sin experiencia política, ha devuelto la esperanza que suscitó la Revolución de 2011 a una sociedad hastiada por la corrupción y las luchas intestinas de los partidos políticos.
En la misma Avenida Bourguiba que fue un escenario central de aquella revuelta, varios miles de seguidores de Said se congregaron el domingo por la noche sin esperar el anuncio de los resultados oficiales. Los sondeos a pie de urna le otorgaban ya una victoria incontestable que el día siguiente confirmaría la Junta Electoral: 72,7% de los sufragios, frente a 27,3% para su adversario, Nabil Karoui, cofundador de la cadena de televisión de mayor audiencia. Para entender la trascendencia del resultado, a este dato se debe añadir el de la participación: casi cuatro millones de ciudadanos acudieron a las urnas, un hito solo conseguido por las primeras elecciones libres de 2011. Luego, a medida que progresaba la transición, el desencanto se fue apoderando de la población.
Casi cuatro millones de ciudadanos acudieron a las urnas, un hito solo conseguido por las primeras elecciones libres de 2011
La multitud, la mayoría jóvenes, encendió bengalas, lanzó petardos, cantó el himno nacional y gritó eslóganes en favor de la liberación de Palestina. El ambiente recordaba el de las victorias del Esperance, el principal club de fútbol de la capital. Y es que la juventud, tradicionalmente abstencionista, ha sido la clave del éxito de Said: casi un 90% de los menores de 35 años votaron por él. En esta franja de edad, la participación fue del 45%, mientras en las legislativas apenas superó el 10%. “Lo he votado porque espero que con él se podrán realizar las demandas insatisfechas de la Revolución y hará que se aplique la ley a todos por igual”, decía Beshir, un funcionario eufórico que sostenía a su hija pequeña sobre sus hombros.
Un presidente heterodoxo
Kais Said es probablemente el político más heterodoxo de los que ha aupado la ola anti-establishment que azota las democracias del mundo entero: no tiene página de Facebook en un país en el que esta red social constituye el principal canal de comunicación; se expresa en un árabe clásico ampuloso, lejos del árabe dialectal que utiliza la población; no tiene partido, ni ha hecho un solo mitin durante la campaña. Y quizás ahí radique la explicación de su abrumadora victoria: su perfil es el más alejado posible al del político clásico. La sede de su campaña es toda una metáfora de su austera personalidad: un local humilde gestionado por un puñado de voluntarios, de muros pulcros, desnudos de cualquier decoración y con un mobiliario que se reduce a varias mesas y sillas de plástico.
“La mayoría de gente que ha votado a Said lo ha hecho porque encarna una promesa de renovación, más que por su programa político concreto”, sostiene el analista Zied Krishen. La ideología de este profesor de Derecho Constitucional, que se hizo célebre como analista político en los platós televisivos, desafía las etiquetas habituales. A la vez que defiende un consevadurismo social —niega la paridad de género en la herencia—, propone una reforma radical del sistema político basado en la descentralización y la democracia directa. Su “política económica” es también original: que sean los jóvenes quienes desarrollen los programas de desarrollo para cada localidad.
Túnez
“La juventud indignada y la clase trabajadora no van a quedarse a mitad de camino”
En parte, el triunfo de Said se explica por los deméritos de su adversario. En muchos aspectos, ambos aspirantes representan perfiles antitéticos. Nabil Karoui es un ambicioso empresario que pertenecía a Nidá Tunis, el partido que gobernó el país durante los últimos cinco años, si bien nunca ocupó ningún cargo público. En mayo, creó Qalb Tunis, un nuevo partido de corte populista. Sus detractores le colgaron el apodo de “mafioso”, pues está procesado por evasión fiscal y lavado de dinero. De hecho, Karoui fue liberado tan solo tres días antes del cierre de la campaña y después de haber pasado 46 días en prisión preventiva. Según algunos analistas, los comicios del domingo se pueden interpretar como un “referéndum sobre la corrupción”.
La difícil formación de un nuevo Gobierno
En un país que se vio sumido en un peligroso proceso de polarización entre islamistas y laicos en 2012, Said ha logrado la difícil tarea de unificar el país. La dimensión de su triunfo demuestra que la estrategia de su adversario y parte de la prensa de calificarlo de “ultraconservador” o “salafista” no caló en un electorado que ha apostado por superar viejas divisiones. El presidente electo accederá al Palacio de Cartago habiendo atesorado un enorme capital político, y por tanto, también una enorme responsabilidad que no encaja bien con las limitadas prerrogativas que le otorga la Constitución democrática de 2014. Más que imponer su visión, Said deberá erigirse como un líder moral y colaborar con el Parlamento. Pero no será fácil.
Las elecciones legislativas del 6 de octubre trazaron un Parlamento altamente fragmentado, sin que se divise una clara mayoría de Gobierno, lo que podría llevar a una repetición de los comiciosLas elecciones legislativas del 6 de octubre trazaron un Parlamento altamente fragmentado, sin que se divise una clara mayoría de Gobierno, lo que podría llevar a una repetición de los comicios. De acuerdo con la Carta Magna, corresponde al partido ganador, los islamistas moderados de Ennahda, la formación del nuevo Ejecutivo. Sus líderes ya han rechazado una alianza con Qalb Tunis, la segunda fuerza más votada, al considerarla “sospechosa de corrupción”, y optan por acercarse a las “fuerzas revolucionarias”. Sin embargo, bajo esa etiqueta conviven sensibilidades muy distintas, desde la Coalición de la Dignidad, cercana a sensibilidades salafistas, a los social-demòcratas del Tayyar Democraty, o los nacionalistas árabes del Movimiento del Pueblo. Estas dos últimas fuerzas, que han registrado un fuerte crecimiento, se han convertido en los nuevos referentes de la izquierda tunecina después del batacazo del Frente Popular, que prácticamente desparece de la cámara.A todos ellos, presidente y diputados, corresponderá el difícil reto de satisfacer las renovadas expectativas de la población. La elevada participación o el récord histórico de audiencia que batió el cara a cara entre Said y Karoui —más de la mitad del país se sentó frente a la pantalla— sugieren que los tunecinos han querido otorgar una nueva oportunidad al sistema democrático. Pero si durante los próximos cinco años, la nueva clase política no consigue moralizar la vida pública, reducir el desempleo y la inflación, o las hirientes desigualdades entre regiones, los tunecinos podrían sucumbir a la tentación del autoritarismo militar, poniendo fin al único experimento democrático de los iniciados tras las llamadas “Primaveras árabes” que todavía se mantiene en pie.
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Algunos articulos que se escriben aqui son vergonzosos. Como cuando apoyaron desde aqui a AMLO a la vez que se le apoyaba abiertamente desde "El Pais". Han hablado de la primavera arabe muchas veces en El Salto, y un dia mas vuelven a decir que siel pueblo tunecino derroco a Ben Alí etc etc. El pueblo Tunecino no derrocó a nadie como ningun pueblo ha derrocado a nadie ultimamente. Aqui explica este general muy claro en 2 minutos lo que todo el mundo sabe y los medios quieren ignorar.:
https://www.youtube.com/watch?v=2VkwiY2nuUE
Mpsolini era un facha, Abascal y Salvini son mercenarios, solo buscan el poder para beneficiarse económicamente y tener mejores comodidades.
En estos países no hay esperanza algún a, los y nunca habra nada, son todos corruptos, se harán con el poder para beneficio propio seguirá igual o peor.