Transición
Carlos Fonseca: “Es complicado, por no decir imposible, que se aclaren todos los elementos del asesinato de Yolanda”

La sombra de la actuación de los jueces y de la implicación de cuerpos de seguridad del Estado en el asesinato de Yolanda González ha permanecido a lo largo de 40 años. El escritor y periodista Carlos Fonseca relata las zonas de luz y se sombra de un crimen que marcó la Transición.

Carlos Fonseca
El escritor Carlos Fonseca tras la entrevista con El Salto. David F. Sabadell

En febrero de 2020 se cumplieron 40 años de uno de los asesinatos que marcaron el paso de la dictadura a la democracia. Un periodo más violento de lo que se recuerda en las glosas oficiales. La violencia tuvo varios epicentros. En las calles de Madrid se luchaba palmo a palmo por la libertad. La presencia de brigadas de la porra de extrema derecha, que atemorizaban transeuntes y perseguían a militantes de izquierdas se constata en la crónica de juzgados de la época. Arturo Ruiz, Arturo Pajuelo, José Luis Alcazo Alcazo son tres nombres casi olvidados, víctimas de la violencia de extrema derecha en Madrid. No te olvides de mí es un libro que también supone un homenaje a Yolanda González, la estudiante de 19 años que un 1 de febrero fue asesinada a sangre fría por un comando de Fuerza Nueva. Carlos Fonseca (Madrid, 1959) publicó en 2018 el más completo dossier sobre un caso del que aun no se conocen detalles clave. 

¿Por qué te decidiste a hacer este libro sobre el caso de Yolanda?
Yolanda nació en 1961, yo soy del año 59. Es decir, cuando asesinan a Yolanda en febrero del 80, yo estaba en la universidad, en la Facultad de Periodismo. Aunque aquella era una época bastante complicada en la que un día sí y otro también había algún muerto en alguna manifestación decían que eran por disparos al aire de la policía o por la actuación de grupos de ultraderecha, el asesinato de Yolanda me impactó. Estamos hablando de una chica a la que secuestran en su casa, llevan a un descampado y le pegan dos tiros en la cabeza a sangre fría. 

¿Es la víctima anónima del caso más brutal dentro de la historia de la transición?
Los libros que he escrito tienen mucho que ver con la historia, casi todos son de la Guerra Civil, y tienen como protagonistas a personajes anónimos. Defiendo que la historia no solamente hay que contarla a través de los grandes personajes, sino que no se explica sin esos otros personajes que los libros han dejado orillados. El caso de Yolanda es perfecto para explicar lo que era la violencia en los primeros años de la Transición. Los intentos de muchos sectores sociales y también de la policía y la judicatura para que perviviera un franquismo sin Franco. Protagonizaron infinidad de asesinatos en eso que se ha vendido de manera oficial como una transición modélica, pero que en realidad fue una transición trágica y sangrienta.

Es un libro en el que, además de aportar muchísima documentación, hay mucha intimidad. 
Es cierto que se han cumplido 40 años del asesinato, pero ella tenía 19 años cuando la asesinaron. Viven sus hermanos, vive el que fue su compañero sentimental, muchos de los que militaron con ella en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Hay muchos testimonios directos que dan cuenta de quién era, cómo era, qué le gustaba, qué hacía. La documentación permite dotar de veracidad y verosimilitud a los hechos. Pero también me parecía importante, para entender al personaje, hablar con la gente que la conocía y la había tratado. A pesar del tiempo transcurrido, esa gente sigue organizando periódicamente homenajes, publicando libros y promoviendo actos. Ahora están intentando que al instituto de Vallecas donde ella estudió le cambien el nombre por el de centro Yolanda González.

Para hacer este libro pasó por tus manos mucha documentación que te ha permitido conocer muy bien cómo era Emilio Hellín. 
Emilio no se corresponde con el perfil que yo tenía un poco prefijado del militante de extrema derecha. Él ingresa en Fuerza Nueva con 30 años. No se correspondía con esos otros militantes mucho más jóvenes que en muchos casos fueron utilizados para protagonizar acciones violentas. Entra en el año 78, al menos eso es lo que pone en su carné de Fuerza Nueva. Es un pequeño empresario que tiene una academia de electrónica e informática en el centro de Madrid, lo que entonces era una cosa bastante novedosa. Un hombre casado que ya tenía entonces dos hijos. Es decir una persona que podríamos decir que era absolutamente normal, sin que se le conociera hasta entonces ningún tipo de protagonismo ni en sentido positivo ni negativo. Ingresa en Fuerza Nueva. Fuerza Nueva se organizaba por distritos y él pasa a ser responsable de un grupo en el distrito de Arganzuela. Ellos mismos pasarían a autodenominarse Grupo 41. Formaban parte un chico de 19 años, que era Ignacio Abad, estudiante de químicas, y otras personas que ya eran de más edad: uno que trabajaba en un banco, otro que era representante comercial.

¿Cuál era la labor de ese grupo?
Oficialmente, indagar sobre los antecedentes de aquellas personas que querían ingresar en Fuerza Nueva y hacer servicios de seguridad cuando Fuerza Nueva organizaba algún tipo de mitin. Estábamos hablando de una Fuerza Nueva que entonces tenía poca representación. Blas Piñar representaba, o al menos en parte, la continuidad de lo que había sido el búnker en los últimos años del franquismo. Extraoficialmente, Hellín tenía excelentes contactos con la policía. Está acreditado que el Grupo 41 había participado por esa época en una campaña de quema de kioscos de prensa por unos artículos que salieron publicados en la revista Interviú en los que se denunciaban las connivencias que había entre militantes de extrema derecha con asesinatos perpetrados en País Vasco.

El caso de Yolanda acabó con la condena de seis personas, pero siempre quedó en el aire la responsabilidad que tuvo en ello Fuerza Nueva como organización e incluso sectores policiales. ¿Crees que se quedó corto el juicio en cuanto a buscar implicados en el asesinato? 
Sí. La instrucción fue un disparate. El asesinato es en febrero y el juez intenta cerrarlo a finales de ese año, cuando llevaba el procedimiento diez meses. Además, intenta cerrarlo sin que las acusaciones hayan tenido ocasión siquiera de interrogar a los que habían sido detenidos como presuntos autores de los hechos. Y lo que es más grave aún: en ese primer intento de cerrar la causa, el fiscal califica los hechos de homicidio, no como asesinato. Los abogados de la familia consiguen que se reabra el procedimiento y, por lo tanto, tienen ocasión de solicitar más pruebas, interrogatorios etc. Pero todo el procedimiento está plagado de irregularidades, de cosas que no encajan.

Incluida un intento de huida por parte de Hellín cuando estaba a la espera de juicio.
Hellín intenta una rocambolesca fuga de la prisión de Alcalá de Henares a los pocos meses de haber sido ingresado. La intenta armado con una pistola. Se abrió una investigación para indagar cómo había entrado esa pistola y quién podía haberle ayudado, se llegó a procesar a una hermana de Hellín y se habló también de algunos funcionarios de la prisión que podían estar implicados en ese intento de fuga, pero, curiosidades, esa causa se pierde. Cuando reaparece, los delitos por los que podían ser procesados quienes supuestamente habían intervenido en ese intento habrían prescrito, por lo cual, se quedó sin aclarar quién había intervenido, si había funcionarios de Instituciones Penitenciarias. Quedó en nada.

También desapareció material informático.
En la academia donde trabajaba Hellín había una especie de terminal que se suponía que podía estar conectada con los servicios policiales de inteligencia, que podía tener una conexión a través de la cual se transmitían órdenes. Obviamente, cuando detienen a Hellín lo que hacen es precintar esa academia, pero muchas de esas pruebas de convicción permanecen depositadas allí sin que se analice si ese aparato está conectado con alguna otra terminal, como sostenían o sospechaban las acusaciones. Cuando, al cabo de más de un año, el juez accede a que vayan unos peritos a la que había sido la sede de la academia resulta que no es que ya no esté el ordenador, es que no hay nada. Ha cambiado el negocio y todo lo que había ahí como pruebas de convicción ha desaparecido. Nunca más se supo, con lo cual tampoco se pudo indagar sobre esas conexiones que podía tener.

La instrucción deja bastante que desear.
El juez instructor, que era [Ricardo] Varón Cobos, nunca quiso procesar al que entonces era jefe de Seguridad de Fuerza Nueva [David Martínez Loza], un antiguo guardia civil, a pesar de que dos de los considerados como autores materiales del crimen lo incriminan. Tuvo que ser una instancia superior la que finalmente lo procesara. Esta persona desapareció, estuvo huido y se presentó en un momento determinado a prestar declaración, sin la presencia de las acusaciones. El juez le puso automáticamente en libertad a pesar de las incriminaciones que había por parte de quienes eran considerados autores materiales. Todo el procedimiento está plagado de irregularidades.

Un par de años después de la sentencia por asesinato a Emilio Hellín, estando ya en la prisión de Zamora, se le concede un permiso.
Sí, se le concede un permiso que aprovecha, obviamente, para fugarse. La estancia de Emilio Hellín en Paraguay transcurre sin que absolutamente nadie se percate de que está allí a pesar de que él mismo declara que su mujer y sus hijos se registraron en la embajada de España en Asunción.

Hellín dio varios bandazos pero señaló la posible implicación de un policía o su papel como agente de los servicios secretos.
Las versiones que da Emilio Hellín del suceso son contradictorias pero aportan datos con los que se pudo haber investigado la supuesta implicación de agentes de los servicios de información y de la extrema derecha en otros atentados perpetrados. Nunca se comenzó ningún tipo de averiguación de si aquello que decía era verdad o era mentira. 

A pesar de que las acusaciones piden también que se condene a los militantes de Fuerza Nueva por pertenencia a una organización criminal, la sentencia no lo recoge

¿La participación de Fuerza Nueva sí se investigó convenientemente?
Claro, resulta que hay un grupo de Fuerza Nueva, todos son militantes y están implicados en el asesinato. Emilio Hellín implicó a David Martínez Loza como instigador del crimen. De hecho, Martínez Loza terminaría siendo condenado a seis años de prisión, pero no se llegó a poder acusar a Fuerza Nueva como organización de estar detrás, no ya solamente de este atentado, sino de otros posibles asesinatos. Eso nunca se probó. A pesar de que las acusaciones piden también que se les condene por pertenencia a una organización criminal, la sentencia no lo recoge y los absolvió de ello y quedaron condenados sencillamente por el asesinato y, en otros casos, por la entrada en el domicilio de Yolanda y ni siquiera por secuestro, por la detención.

Más allá del clima de violencia que clima la Transición, ¿después de tantos años hay una respuesta material o lógica a por qué se escoge a Yolanda? 
Todo eso lo pueden explicar quienes lo cometieron, pero sí se puede afirmar que hay un detonante, que es el asesinato, la misma mañana en que matan a Yolanda, de seis agentes de la Guardia Civil en País Vasco por parte de ETA. Este atentado, y además así se reivindica, es una respuesta a ese otro asesinato. ¿Por qué Yolanda? Estamos hablando de principios del año 80, la Constitución se había aprobado en el año 78 y estábamos en pleno proceso de desarrollo legislativo de la Constitución. Se estaba negociando el Estatuto de los Trabajadores, toda la ley universitaria, la Ley de Centros Docentes… Y Yolanda era representante de las Enseñanzas Medias. Ella, se había significado en la escuela de Vallecas como una activista buscando que la gente se implicara en las leyes educativas. No parece, en cualquier caso, que fuese un hecho suficiente. Lo que explica Hellín es que ella formaba parte de un comando de información de ETA que trabajaba desde Madrid. Ella era vasca, sus padres eran burgaleses, su novio era navarro… pues para esta gente le debió parecer absolutamente suficiente, pero ella no tenía ningún vínculo ni ninguna relación con ETA.

¿Por qué una agrupación de un distrito se decide a llevar a cabo este asesinato a sangre fría?
Según el testimonio de Hellín es David Martínez Loza quien les dice que hay que cambiar de objetivo y el objetivo pasa a ser Yolanda. Luego las explicaciones que da son absolutamente absurdas, porque dice que el objetivo era secuestrarla, tomarle declaración y facilitar esa información a la policía. Eso es una explicación ridícula, si hay la certeza de que Yolanda era miembro de ETA la habría detenido la policía directamente y punto. Yo estoy convencido de que fueron a por ella para matarla. Pero Hellín también ha dado otras versiones, como que iban a colocar micrófonos en la casa y ella les pilló. No parece que las 11 de la noche, que se supone que la gente vuelve a su casa, sea la hora adecuada para ir a colocar micrófonos cuando sabe que el novio trabajaba como abogado en UGT y que Yolanda trabajaba por la mañana en la casa. Estoy convencido de que la intención fue siempre asesinarla y así lo hicieron. Fue un atentado que después reivindicaron con una de esas siglas que utilizaba la extrema derecha a conveniencia para reivindicar asesinatos de militantes de ETA y de gente que participaba en el movimiento abertzale, el Batallón Vasco Español, que luego serían los GAL unos años más adelante.

Después hubo una última versión en la que Emilio Hellín e Ignacio Abad la habrían dejado, viva, en el descampado, donde otras personas montadas en un Renault 5 naranja se encargaron de ella. 
Es que Hellín lo que muestra durante la instrucción de la causa es que es un mentiroso compulsivo, con lo cual no se puede saber cuál de todas las versiones es la real. Lo que está claro son los hechos, y estos son que acudieron al domicilio de Yolanda, la secuestraron, la llevaron a un descampado y le pegaron dos tiros. Es cierto que sus primeras versiones son muy incriminatorias y apuntan a la implicación de más miembros de Fuerza Nueva, lo cual, de hecho, le supone que Fuerza Nueva le retire el apoyo y, por lo tanto, en el juicio le defienda un abogado de oficio. A Ignacio Abad, en cambio le defiende un destacado abogado habitual defensor miembros de la ultraderecha y que un año después defendería a algunos de los autores del intento de golpe de Estado del 23F. ¿Cuál es la versión buena del testimonio de Hellín? ¿la primera? ¿la segunda? ¿la tercera? De lo único que tenemos la certeza es de su implicación.

Muchos ultraderechistas que empezaban a ser perseguidos en España buscaban refugio en Chile y en Paraguay

¿Se podría haber llegado más lejos en la investigación de vínculos con la policía o los servicios secretos?
Yo estoy convencido de que sí, pero es cierto también que los abogados, tanto José María Benítez de Lugo, en representación de la familia, como José María Mohedano, en representación del PST, ante el cúmulo de problemas con el que se encuentran en la instrucción, llega un momento en el que decidieron no ampliarla más. Ellos mismos dicen “teníamos a los autores materiales, teníamos al menos a un primer inductor, se podría haber seguido y haber indagado más, pero el juez no hacía más que ponernos problemas, con lo que decidimos quedarnos con lo que teníamos y que al menos estas personas fueran condenadas”. ¿Quedan más elementos por aclarar del asesinato? Seguro que sí. ¿Se aclararán? Han pasado 40 años y, honestamente, es muy complicado, por no decir imposible. 

A pesar de que Fuerza Nueva le dio la espalda, Hellín se fugó a Paraguay, país en el que estaba la nueva Fuerza Nueva reconstituida. 
Aunque ya empezaban a caer, era la etapa de las dictaduras del Cono Sur. Estaba el Chile de [Augusto] Pinochet y el Paraguay de [Alfredo] Stroessner. Está demostrado que mucha gente de la Alemania nazi terminó buscando refugio en estos países. Muchos ultraderechistas que empezaban a ser perseguidos en España buscaban refugio. Bastaba con que uno fuese un declarado anticomunista, para ser recibido con los brazos abiertos. Emilio Hellín llega así a Asunción, donde Fuerza Nueva, que ya ha desaparecido como tal, tiene un hombre, que es Juan León Cordón, que, por orden de Blas Piñar ha abierto una delegación del partido para mantener relaciones con la dictadura de Stroessner. Ahí también fueron a parar los autores del asalto a la Facultad de Derecho, fue a parar Hellín, hemos sabido muchos años después de gente implicada en el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha han estado también rodando por estos países. 

¿Cómo fue la vida de Hellín en Asunción? ¿Qué pudiste averiguar de las relaciones que estas personas de extrema derecha huidas de la justicia de España tuvieron con el régimen de Stroessner? 
Parece ser que Emilio Hellín llega allí con una carta de recomendación de alguien del régimen. Eso, más el hecho de que estaba allí Juan León Cordón, les permite entrevistarse con uno de los ministros fuertes del régimen y le da el beneplácito para que se instale allí. Rápidamente establece una red de contactos en ámbitos policiales y militares, y como tiene conocimientos de informática termina creando allí también una empresa que, además, es muy próspera, porque estamos hablando de una época en el que el uso de ordenadores no estaba extendido. Se mueve con absoluta libertad y con desahogo económico. Se ha marchado a Asunción con su mujer y con sus dos hijos, allí tendrá un tercer hijo con su mujer y, aparte, una relación sentimental con otra joven con la que tiene un cuarto hijo.

No tuvo demasiados agobios, entonces.
Los dos años que van desde que huye en el 87 hasta el 89 son dos años en los que nadie le molesta, en los que nadie se explica muy bien como su presencia allí, al igual que la de otros ultraderechistas, pasara desapercibida para la embajada española donde el propio Hellín dijo que su mujer y sus hijos se habían registrado. Obviamente él se mueve en estos ambientes de gente de ultraderecha, fundamentalmente gente a la que les une su odio hacia el comunismo. Probablemente allí también, y digo probablemente porque yo no tengo las pruebas, participó en algún incidente y estuvo vinculado con personas que estuvieron a su vez implicadas en lo que se conoció como la operación Cóndor, que en toda Sudamérica se utilizó para hacer desaparecer a militantes subversivos, como les llamaban en las dictaduras. No he encontrado rastros de su implicación en alguno de estos acontecimientos.

Muchos años después, José María Irujo, de El País, descubre que Hellín lleva años trabajando para Interior como especialista en la extracción de información de teléfonos móviles, rastreo, etc

¿Qué pasa en 1989?
Hay un acontecimiento con el que no se cuenta, y es que el consuegro de Stroessner da un golpe de Estado y, por lo tanto, obliga a muchos de los ultraderechistas que están muy vinculados al director, al presidente y a un sector policial y militar que le apoyaba, entre ellos por ejemplo a Juan León Cordón, a huir para no ser detenidos. Hellín decide continuar en Asunción porque sus contactos lo permiten y porque algunos de esos contactos escalan con el nuevo régimen, pero se da la circunstancia de que alguien de la embajada lo reconoce en una entrevista que se publica en un diario uruguayo sobre una feria de informática donde, con la tranquilidad que da sentirse absolutamente impune, se deja fotografiar. Esa persona le reconoce, es amigo del periodista José Luis Morales, que viaja a Asunción y comprueba que efectivamente es Emilio Hellín. A la vuelta se publica el reportaje, se organiza un enorme escándalo y España pide la extradición. Él es detenido allí pero aún tardará más de un año en ser entregado.

¿Cómo se produce la extradición?
El nuevo régimen paraguayo está intentando lavarse la cara y está, por ejemplo, intentando que los reyes de España hagan una primera visita oficial. Se da la paradoja de que cuando Emilio Hellín monta en el avión que lo ha de trasladar a Madrid en ese mismo avión viaja un responsable del gobierno paraguayo que va a preparar la primera visita de los reyes al país.

Después volvió a España y a la cárcel. También tuvo una buena rebaja de condena. 
Había sido condenado a 43 años de cárcel, cumplió 14. No se le pudo juzgar por la fuga, que le habría alargado la pena, porque en la petición de extradición no se incluyó el quebrantamiento de condena, por lo cual no le pudieron juzgar. Cumplió su pena, salió en libertad y a partir de ahí perdemos su pista hasta que muchos años después otro periodista, José María Irujo, de El País, descubre que lleva años trabajando para el Ministerio de Interior como especialista en la extracción de información de teléfonos móviles, rastreo, etc, y que incluso es un afamado perito en los tribunales. Al trascender esto, se monta el consabido escándalo, pero se solventa tras unas pocas semanas de preguntas parlamentarias que realmente terminan en nada. 

¿Hasta qué punto ese conocimiento de técnicas que evidentemente en los 80 no estaban accesibles ha marcado la carrera de Emilio Hellín,?
Es verdad que Emilio Hellín ya ha cumplido su condena y pasa a ser una persona libre, pero sí llama la atención que una persona que ha estado implicada en un asesinato que tuvo tanta repercusión en la Transición termine trabajando para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Se han puesto sus justificaciones de que no se sabía, pero me parece muy complicado que alguien como Emilio Hellín haya pasado desapercibido en ese sentido. ¿Por qué se le contrató? Pues yo supongo que habrá mantenido sus buenos contactos policiales, no le encuentro otra explicación.

'On the run from the past'
Este reportaje forma parte del proyecto 'On the run from the past', del que forman parte los medios El Salto, StreetPress y Centro di Giornalismo Permanente. Esta iniciativa está cofinanciada por la Comisión Europea en el marco del proyecto piloto Stars4Media.
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26/11/2020 17:56

¿ PORQUE JOSÉ MARÍA AZNAR NUNCA SE PREOCUPÓ POR EL BATALLÓN VASCO ESPAÑOL Y LOS GUERRILLEROS DE CRISTO REY PERO SE OBSESINO CON EL GAL?.

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#85501
22/3/2021 23:44

Porque cuando estaba el Batallón Vasco Español era con la UCD y cuando estaban los Guerrilleros de Cristo Rey fue en el Tardofranquismo y luego la UCD y al hipocrita de Aznar no le convenia .

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