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Sistémico Madrid
El gran llavero de Modesto Álvarez Otero
Toros de lidia, fincas, vinos, mansiones, semillas modificadas y decenas de edificios engalanan la fortuna del otro propietario de peso de la firma de seguros Santalucía.
En la era de las mentiras, qué mejor que empezar alejándome de dos bulos tan extendidos. El primero, que el Manzanares es un surtido de pelos, antibióticos y sintrón. De allí vengo y ya no es así. El segundo, que la Plaza de España está poblada únicamente por turistas. Aquí he llegado y tampoco es verdad. A media mañana, la acera frente al número 15 y al edificio contiguo, el 1 de Juan Álvarez Mendizábal, se llena de empleados de Santalucía. Unos, deseosos de un cigarrillo al sol; otros, camino del Tres Café “100% organic”, los churros del Sevilla Rock y el ambiente más local de La Charca.
Me paro delante de la fachada negra del número 3 de Álvarez Mendizábal —el presidente desamortizador, no emparentado con la familia en cuestión—, y encuentro lo que busco a simple vista. En el mismo telefonillo del bloque figura el nombre de todas las empresas que andaba investigando: Casa de Bastián Activos SL, Regato SL, Sierra Oriel SL e Inmobiliaria Prico SL. Y alguna más. El edificio pertenece a Modesto Álvarez Otero (Salamanca, 1942), copropietario de la aseguradora (33,3%), en la que su primo Carlos Álvarez Navarro ejerce como presidente.
Una de sus filiales en Luxemburgo especifica que el veterano empresario no reside aquí, sino en Pintor Rosales 10, no lejos de su pariente. Modesto y su prole suman un patrimonio de mil millones. Viñedos y fincas en Toledo, hoteles, chalé en Valdecañas (Salamanca), mansión en Pollença, punto de amarre en Puerto Portals (ambos en Mallorca). Hace treinta años, Clotilde Calvo, su esposa, compró dos fincas al norte de Sevilla (1.130 hectáreas) donde instaló 60 vacas y tres sementales. Hoy su criadero es una especie de ganadería gourmet y ella pasa por erudita de la tauromaquia, pues compró a un ganadero ilustre la principal biblioteca privada dedicada al toreo, con 5.000 volúmenes.
Natalia y Clotilde Álvarez Calvo, sus hijas, han cogido su testigo en Santalucía. Las mujeres de la familia juegan un papel diferente al de otras sagas madrileñas. La madre de Modesto, Teresa Otero Carreira, ejerció como consejera delegada en los 80 y 90 tras enviudar en el 78, cuando en todo el país no había más mujeres en puestos directivos de semejante responsabilidad. Punto a favor.
Todos los demás, en contra. Y Amancio Ortega, que solo invierte en ladrillos, tiene la culpa, porque es quien marca el camino. El ejemplo que no da se lo llevará a la sepultura. Por eso, el resto hace lo mismo que él, enterrarlo todo entre cuatro paredes. También Modesto Álvarez y su familia, que, más incluso que su primo, lo apuesta todo al lucro inmobiliario de Madrid, donde sus empresas son dueñas de decenas de edificios: Fuencarral 82, Hortaleza 74, Jorge Juan 17, Rey Francisco 27, Marqués de Urquijo 5, Serrano 48, Diego de León 39, Vázquez de Mella 1, Narváez 52, Serrano 28, Avenida de la Albufera 40 y Plaza Emperador Carlos V 10 (glorieta de Atocha).
También de viviendas y locales en Pintor Rosales 4 y 10, Jimena Menéndez Pidal 8, Serrano 25, Martín de los Heros 17, Alonso Cano 42 y Paseo de La Habana 28; una parcela en Puerta de Hierro y uno de los solares más cotizados de la capital, Paseo de la Castellana 94, donde Regato SL construye oficinas. Fuera de Madrid, las empresas de los Álvarez Calvo poseen viviendas en Pozuelo de Alarcón —calles Encina 1 y 5, Roble 19 y Francia 8—, varias parcelas en Parla Este, una casa en Valencia, el hotel Senator de Marbella, el edificio Plaza de España 1 de Lugo, dos unifamiliares en la inconcebible urbanización Isla de Valdecañas (El Gordo, Cáceres) y media docena de inmuebles en Baleares.
Modesto Álvarez acomodó fuera del país parte de las ganancias de Santalucía. Invierte en sociedades de Holanda, Luxemburgo y EE UU
Hace tiempo que Modesto Álvarez acomodó fuera del país parte de las ganancias de Santalucía. En Holanda invierte en cuatro sociedades. En Luxemburgo posee Algeson SARL, valorada en 53 millones y, en EE UU, la firma Usham Inc. Otra de sus inversiones es Eurosemillas SA (20%), una potente productora de simientes manipuladas.
En la era de las mentiras, hay que leer Homofobia seguros. Un mundo sin protección (2016), donde el exagente de seguros Nico Ferrado recoge su experiencia vendiendo pólizas de Santalucía en una agencia de la calle General Ricardos, el acoso laboral que padeció y cómo la aseguradora hizo honor a su lema, “instinto de protección”, y buscó taparlo en la prensa y en los tribunales. Me voy sin mira atrás, y sin acabar la manzana ya estoy en la tapia de ladrillo del Museo Cerralbo, con su quiosco de música extrañamente grande y su jardín sombrío lleno de estatuas sin nariz.