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Sistémico Madrid
Domínguez de Gor hace amigos en Madrid
Hay mucho de revelación en el acto de recorrer las calles de Madrid y el Registro Mercantil al mismo tiempo. Bueno, no cualquier calle; concretamente esta, Fernando el Santo, que se corta con Zurbano y Fortuny, paralela a Génova. A media mañana, caminan por ella dos tipologías de obreros de las finanzas. Hombres uniformados. Uno viste con camisa blanca impoluta y pantalón gris brillante, camina rápido y trabaja como ejecutivo senior, quizá partner de un family office. Los otros, jóvenes cayetanos de ICADE, trajeados y de camisa azul, son los investment managers, los analyst, que se foguean en el venture capital y la gestión patrimonial mientras se casan y luego con suerte heredan.
En el número 7, un analyst de uniforme espera a su visita trajeada delante de las oficinas de Berkshire Hathaway, la sucursal española del imperio del nonagenario Warren Buffett, quinto millonario del planeta, que ocupan la primera planta. Sus socios son los constructores del edificio, la familia sefardí Rabassa. Pero yo busco actividad en el tercer piso, donde nada parece suceder tras los muros color albero. Ahí descansan dos de las sociedades principales de los malagueños Domínguez, los dueños de Mayoral y primera fortuna de Andalucía.
Porque las fábricas y proveedores de la ropa infantil de Mayoral pueden estar en cualquier recodo de la ribera del Mekong, pero la empresa con la que sus propietarios han amasado una milagrosa fortuna no. Global Investments Portfolio SL está en Madrid y es la vecina de arriba de Warren Buffett. En el Registro figura que su único administrador es Rafael Domínguez de la Maza, uno de los hijos del patriarca de la saga, Rafael Domínguez de Gor (1937) —de quien lo más duro que se ha dicho es que es discreto y trabajador—, y de Mª Antonia de la Maza Peña.
La familia dueña de Mayoral se compone en realidad de tres ramas: la de Rafael y las de sus hermanas Elisa (Abela Domínguez) e Isabel (Brujas Domínguez). Entre las tres suman una veintena de accionistas que se reparten la sociedad paraguas de todos los negocios, Indumenta Pueri SL, esta sí, con sede en Málaga. Nadie como ellos despunta entre la aristocracia local malagueña, donde conviven con los constructores Rodríguez Porras (Myramar), el clan indio Sukwani (AGP), la familia Nieto (Grupo GNA), los terratenientes Quesada (Reina Marín), los contratistas Sánchez Manzano (Sando) o los Gutiérrez-Maturana Larios, descendientes del poderoso franquista Marqués de Larios. Allí se crían y ellos se juntan y se hacen amigos —algunos— en el patronato de la Fundación Málaga, poder fáctico local.
El mayor logro de los Domínguez es haber convencido al mundo entero de que con una empresa que factura 325 millones, que tiene 233 tiendas propias y paga las nóminas de 1.500 empleados se puede, de forma natural, reunir un patrimonio que ronda los 1.600 millones de euros. Haber hecho creer al mundo entero que la forma de lograrlo es reinvertir siempre los beneficios, vivir sin lujos y no pedir prestado a los bancos. Mayoral no se endeuda, pero sus dueños son accionistas de Unicaja y desde este año se sientan en su consejo de administración, donde se miran cara a cara con uno de los empresarios más controvertidos del país: Tomás Olivo.
Solo la madrileña Global Investments Portfolio SL tiene activos valorados en 1.350 millones de euros, según su último balance, y no tiene empleados propios. La mayoría de sus inversiones son participaciones empresas cotizadas de la Bolsa —CAF, Laboratorios Rovi, Adolfo Domínguez, Renta 4, Miquel i Costas, Global Dominion, GAM o Azkoyen—, que aliña con apuestas del mercado alternativo BME Growth como Llorente y Cuenca, Singular People, Gigas Hosting, Pangaea Oncology o NBI, Atrys y Parlem.
Como otros ricos españoles, los Domínguez se están haciendo fuertes a su modo en el negocio de la energía. En julio se supo que eran socios de la OPDEnergy y en 2021 entraron en el capital de Audax. La tendencia es mundial, los ricos quieren un pedazo del pastel energético, el negocio de los negocios.
Desde 2019, Málaga reconoce a Rafael Domínguez de Gor con una glorieta en la Avenida de Ortega y Gasset que lleva el nombre de Ingeniero Domínguez de Gor. En Madrid, nadie lo conocería por la calle. Bueno, puede que yo sí.
c/ Calle Fernando El Santo, 7, planta 3, Madrid > 8,5 km desde Matilde Hernández, 31 (sede de la redacción de El Salto).