Síndrome de alienación parental (SAP)
La fiscal del caso de Irune Costumero: “El SAP existe”

La fiscal que juzga a la Diputación por el caso de Irune Costumero cree en el Síndrome de Alienación Parental. En la segunda sesión del juicio, la fiscal volvió a sorprender al público de la sala al concluir un interrogatorio a un testigo con esta afirmación: “Existe en el [protocolo del Gobierno vasco] Balora. Se habla del denominado —que por cierto, existe— síndrome de alienación”.
Mientras los testigos de la defensa se esforzaron en desvincularse del SAP para evitar que los acusados sean condenados por prevaricación y maltrato psíquico a Irune Costumero y su hija, la fiscal abrazó la existencia de un síndrome que el Consejo General del Poder Judicial repudia en sus guías desde 2013 y la Organización Mundial de la Salud nunca ha incluido en su índice de clasificación de enfermedades. La acusación particular solicita 5 años y medio de cárcel para los cuatro acusados, mientras que el ministerio fiscal aboga por la absolución.
En la segunda sesión declararon 15 personas, entre las que destacó el testimonio del padre de la menor, su pediatra y Alazne Madinabeitia, técnica del Equipo de Acogimiento y Adopción del Servicio de Infancia de la Diputación de Bizkaia.
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La pediatra fue la primera profesional que alertó sobre un cambio de comportamiento en la menor, por lo que la derivó a psiquiatría, pero ni ella ni la psicóloga clínica fueron consultadas para la valoración del arrancamiento por parte de Diputación
Diputación pasó por encima del Servicio Vasco de Salud
A través de los testimonios de ayer, junto con las 14 declaraciones del lunes, el relato que toma forma en la sala tercera de la Audiencia de Bizkaia de lo que podrían considerarse hechos es el siguiente: la pediatra de la menor fue la primera profesional que alertó de un cambio de comportamiento en la niña. “Estaba huraña, no me permitía explorarla. Es un cambio que no parece normal, sino que indica que algo le está pasando”. La pediatra lo consideró un cambio “grave”, por lo que cursó petición a los servicios psiquiátricos para valorar a la menor.
La pediatra detalló que notó el cambio después de que su padre se llevara a la niña de vacaciones cuando aún no había cumplido dos años y se había separado de la madre. La madre se había referido a este episodio como “secuestro”. El padre testificó que “quitar, quitar, no quito nada a nadie. Fui al barrio de la madre, la cría estaba, la llamé y se vino conmigo. Tenía un año y nueve meses”. Aseguró que cuando se la llevó —sin explicar posteriormente su paradero— no sabía que la iba a devolver precisamente el día de la vista en el juzgado para acordar las medidas cautelares de custodia, que impusieron la custodia compartida. La madre sugirió en su declaración que no le denunció porque lo que quería era volver a estar con su hija. Asimismo, ella le había denunciado por maltrato. El fiscal solicitaba dos años de prisión para el padre, pero el caso quedó archivado por falta de pruebas.
El Servicio de Infancia tampoco consultó con el juzgado sobre asumir la tutela de la niña, a pesar de que el padre había realizado una demanda de cambio de custodia que estaba pendiente de resolverse en los tribunales
Diputación pasó por encima del juzgado de familia
La técnica de la Diputación se encargó de ofrecer un testimonio exculpatorio de sus jefes. Todo lo que se hace en Diputación se lleva a cabo mediante reuniones, acuerdos y decisiones fruto de un intenso periplo burocrático. Y es precisamente ahí donde reside el meollo de este caso. ¿Se tomaron adecuadamente? ¿Se respetó la burocracia?
La burocracia de la Diputación, así como de los Servicios Sociales de base del Ayuntamiento de Barakaldo, donde el padre de la menor acudió, se ciñeron a los protocolos internos, que tienen como referencia el documento Balora, implementado por Gobierno vasco en 2011 y reformulado en 2017 y que sigue conteniendo el Síndrome de Alienación Parental.
Lo que se constató de nuevo ayer es que no tuvieron en cuenta los procesos paralelos abiertos sobre este caso: no comunicaron previamente al juzgado de familia que se ocupaba de la custodia que se iban a quedar con ella, y que le otorgarían la guarda y estancia exclusiva al padre.
El padre presentó una demanda solicitando la custodia exclusiva un mes antes, en julio. Era el juzgado quien debía resolverlo, pero la Diputación se adelantó y el 4 de agosto apartó a la niña de la madre y se la entregó al padre. El 7 de agosto, Diputación se lo comunicó al juzgado, quien el 8 de septiembre amonestó a la Diputación. La técnica dijo no haber leído dicho auto. “No tengo conocimiento, no tengo constancia, no sé si el Servicio la tuvo”.
En la sesión del lunes la psicóloga clínica del Servicio Vasco de Salud detalló que tampoco fue avisada ni requerida sobre su valoración de la menor. La pediatra dijo que le pidieron un informe breve los Servicios Sociales de Barakaldo, pero tampoco se reunieron con ella hasta después del arrancamiento. El apartamiento lo gestionó la asociación Bizgarri, quien obtuvo la licitación pública para atender a menores en desamparo.
“La Diputación nunca se ha puesto en contacto conmigo, nunca, y yo era la pediatra de la niña desde su nacimiento”, explicó
Exactamente, la pediatra dijo que “la Diputación nunca se ha puesto en contacto conmigo, nunca, y yo era la pediatra de la niña desde su nacimiento”. “Creo que la trabajadora social de base me llamó dos veces por teléfono, no me dijo que tenían intención de apartar a la niña de la madre. Me pidió un escrito. Lo escribí y recuerdo que le puse una frase: Aquí están las dos caras de la moneda, la opinión de unos y de otros. Para mí, la relación de la madre con la hija no era dañina para nada. Era una relación maravillosa, de amor de madre e hija”.
Añadió que tras el apartamiento de la niña de su madre, llamó a Diputación y que dos técnicas fueron a su consulta. “Me dijeron que habían tomado una decisión y un diagnóstico, que ya sabemos cuál es: el síndrome que, como ya se sabe, no existe”. La jueza intervino para amonestarla: “No diga su opinión, aunque la tenga formada”, a lo que la pediatra se revolvió y se defendió. “Soy médica”, le recordó, “y el SAP no es una enfermedad”, y enumeró las academias e instituciones internacionales que consultó para informarse sobre el SAP.
Hoy se celebrará la tercera y última sesión. Estaba previsto ver las grabaciones del arrancamiento en las dependencias del punto de encuentro. Las grabaciones no están disponibles. Al parecer, han desaparecido. Está previsto que declare la psicóloga de Bizgarri. La pregunta clave del día será si en su informe consta como diagnóstico el síndrome de alienación parental.
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