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Desde las 7:00 de este lunes, 6 de noviembre, los trabajadores de la recogida de basura en la ciudad de Madrid mantienen una huelga indefinida, tras las negociaciones que se han desarrollado durante el fin de semana entre las empresas adjudicatarias del servicio y los representantes de las plantillas para un nuevo convenio colectivo en el sector de la recogida de basura urbana.
“La huelga está teniendo un seguimiento contundente y rotundo”, señala a El Salto Juan Pérez Contreras, trabajador y representante de CGT RBU, uno de los sindicatos convocantes, que en estas primeras horas ha calificado la huelga como un “éxito sin lugar a dudas”. Pérez atiende la llamada mientras se dirige a una mesa de negociación convocada de urgencia por una de las empresas, señal, en su opinión, de la repercusión de la protesta.
El Ayuntamiento fijó en un 50% los servicios mínimos, de modo que los cubos se recogerán y vaciarán en días alternos, según los distritos, con la salvedad de aquellos espacios en los que se acumulan restos clínicos, animales muertos y mercancía procedente de mercados y galerías de alimentación, donde la frecuencia seguirá siendo la habitual durante las jornadas de huelga.
En un comunicado emitido el domingo, el gobierno municipal dirigido por Manuela Carmena (Ahora Madrid), animaba a las partes a “seguir negociando intensamente” para alcanzar un acuerdo antes del inicio de la huelga al considerar que “hay condiciones para un buen servicio y un buen convenio para los trabajadores”.
Sin embargo, Pérez Contreras considera que la negociación de este convenio colectivo “se está complicando sobremanera porque estamos en un escenario desconocido: tenemos enfrente a siete empresas concesionarias, tres lotes y un futuro por dilucidar”.
De aquellos barros...
El origen de esta nueva situación se encuentra en la renuncia a remunicipalizar el servicio público de recogida de basura, uno de los puntos que se incluía en el programa con el que la plataforma había concurrido a las elecciones municipales.
El 16 de marzo de 2016, el Ayuntamiento volvió a sacar a concurso este servicio, que desde noviembre de ese año se encuentra gestionado por empresas privadas. Con un presupuesto de 687 millones de euros durante cuatro años, finalmente el servicio quedó dividido en tres lotes y adjudicado a distintas empresas: zona oeste (FCC), zona este (UTE compuesta por Valoriza, Acciona, OHL, Ascan y Empresa Constructora y de Gestión) y zona sur (Urbaser y Cespa).
Este contrato fue la primera gran licitación realizada por Carmena y supuso una fisura importante en las filas de la confluencia que gobierna la ciudad de Madrid. En su anuncio del concurso, la concejala de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, presentó dos argumentos: falta de tiempo para preparar de forma conveniente la subrogación de la plantilla de 1.900 personas y la imposibilidad, dictada por el Gobierno central, de superar la tasa de reposición de empleados públicos para 2016. Un día después, el responsable de Economía, Carlos Sánchez Mato, declaraba en una charla pública que al Consistorio de Manuela Carmena le había faltado “voluntad política” para llevar a buen puerto el camino de la remunicipalización de este servicio.
Garantizar el trabajo
La principal reivindicación de los trabajadores en esta compleja negociación de convenio es la garantía de la continuidad del empleo. Pérez Contreras comenta que lo que pretenden es “recoger en el convenio cómo buscar una viabilidad en el futuro inmediato de los puestos de trabajo, que el ayuntamiento parece no ver” y se muestra crítico con la postura del gobierno municipal: “Se están implantando nuevas tecnologías que, por mucho que la señora Inés Sabanés nos quiera vender que el trabajo está asegurado, hay una preocupación constante y permanente. Si donde hay tres operarios se introduce un camión que solo precisa de uno, no hace falta echar muchas cuentas para saber qué nos puede venir”.
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Lo fundamental para un ayuntamiento que se pretenda democrático es respetar y cumplir el programa por el que ha sido elegido. Basarse sobre el principio de "vivan las cadenas", sin haber intentado convocar a los trabajadores a una asamblea en la que se explicase las ventajas de la gestión pública frente a la privada explicaría la predisposición de Carmena a saltarse el programa cuando declaró al periódico enseña de la derecha francesa, LE FIGARO, "EL PROGRAMA NO ES UNA BIBLIA PARA MÍ, ES UNA LISTA DE SUGERENCIAS".
"EL PROGRAMA NO ES UNA BIBLIA PARA MÍ, ES UNA LISTA DE SUGERENCIAS". Lo grave es que Carmena hizo estas declaraciones unos días después de ganar las elecciones en vez de antes, la muy sinvergüenza.
Hola.
Creo que obviais algo fundamental en la no remunicipalizacion, y es que los trabajadores amenazaron con una huelga si se comenzaba el proceso. Creo que ningun proceso de recuperación de un servicio público se puede hacer de espaldas a los trabajadores. Seguramente hace falta mucha más pedagogía y explicar lo que se quiere hacer antes de poder dar el salto y es algo que tendran que hacer los distintos agentes, pero lanzarse a lo bestia sin las condiciones mínimas habría sido suicida
Trabajo en el servicio y me gustaría hacerte una pregunta,¿cuando se ha convocado huelga por la remunicipalizacion del servicio?
Trabajo ahí desde el 2002 y nunca hemos hecho huelga por tal motivo.
Me gustaría saber los motivos por los cuales quieres calumniar a esta plantilla