Refugiados en Madrid: nuevo albergue, los fallos de siempre

La alcaldesa Manuela Carmena inaugura un nuevo centro para solicitantes de asilo y ya suman 400 las plazas de este tipo en Madrid. La falta de recursos y una atención insuficiente siguen marcando la atención a las personas refugiadas en la capital.

Marta Higueras y Manuela Carmena El Vivero
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y su mano derecha, Marta Higueras, en la inauguración del centro de acogida El Vivero, en Vallecas. Foto: Ayuntamiento de Madrid
31 ene 2019 10:41

“Madrid es una ciudad lo suficientemente rica como para que nadie tenga que dormir en la calle. Para que a nadie le falte un techo en el que protegerse”. Son las palabras de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, durante la inauguración del centro de acogida El Vivero (Vallecas), el pasado 22 de enero.

“Es que Madrid no puede vivir de espaldas a esta realidad. Somos una ciudad demasiado importante, demasiado rica”, añadía. La alcaldesa ponía como ejemplo el caso de Berlín tras la caída del muro, cuando se “crearon como diez o doce unidades de este tipo”.

Sin embargo, acoger a ciudadanos de tu propio país a finales de 1989 no parece lo mismo que albergar a solicitantes de asilo y protección internacional 30 años después. Los muros y vallas de esta Europa Fortaleza son otros y cada vez hay más.

Con este nuevo albergue, Madrid cuenta ahora con 400 plazas, entre los cuatro centros específicos de atención a personas en situación de asilo, refugio y programa humanitario. Son gestionados por Cruz Roja, Accem y CEAR. El Vivero, concretamente, por la Asociación Católica para las Migraciones (Accem) y es solo para hombres.

No se admiten mujeres. Ni mucho menos familias. Aunque según el Ayuntamiento, desde el 1 de abril al 31 de diciembre de 2018, han pasado por los servicios de emergencia 1.566 personas de asilo, refugio y ayuda humanitaria. Este número de personas migrantes corresponden a 375 núcleos familiares (1.253 personas, el resto personas solas). Echen cuentas.

“Cada vez tenemos más personas que llegan y cada vez tenemos que estar abriendo nuevos recursos para que estas personas no duerman en la calle y tengan ese desayuno, comida y cena que son vitales para su vida”, decía en la inauguración la teniente de alcalde, Marta Higueras, que acompañó empujando la silla de ruedas de la Alcaldesa —lesionada del tobillo— por las instalaciones. Pero erraba en sus palabras: en este centro no se dan comidas.

“El centro permanecerá abierto desde las 21h hasta las 11h. Es un centro de pernocta con cena, desayuno, área de descanso, ducha y asesoramiento social, jurídico y atención sanitaria básica”, aclaraban a El Salto Madrid, desde el área de equidad, derechos sociales y empleo.

“No se puede consentir que en Madrid haya gente viviendo en la calle. Pero queda mucho por hacer y para eso nos tenemos que poner de acuerdo todas las administraciones”, decía la Alcaldesa, Manuela Carmena.

Personas sin hogar Madrid
En la Comunidad de Madrid hay más de 2.000 personas sin techo. Christian Martínez

recursos insuficientes

La edificación del centro El Vivero realizada por la EMVS es de 800 metros cuadrados de superficie cubierta. Todos los cerramientos de suelo, techo y paredes, están construidos con panel sándwich con aislamiento interior y acabado por ambas caras con chapa de aluminio. Dos habitaciones con capacidad para 12 personas cada una y otras cuatro habitaciones más para 24 personas cada una; comedor, sala de estar; taquillas, aseos y duchas.

“Entendemos que este recurso va a dar respuesta a todos los problemas que estamos teniendo y que, hasta ahora, nos tienen que ayudar parroquias y entidades sociales, para que o duerman en la calle”, concluía Higueras.

Sin embargo, según activistas expertas en asilo y refugio, en este albergue que se abre ahora, continuarán los habituales problemas y las carencias de siempre. “Se trata de una unidad de estancias breves, de emergencia y por ello no podrán empadronarse”, confirman desde el Ayuntamiento. Tampoco se contemplan ayudas generales al transporte, aunque se encuentre en Vallecas, fuera de la M-40, alejado del centro, pero “cerca de la parada de autobús de las líneas 130 y 131. Con carácter de emergencia y tras un valoración técnica del trabajador social se podrán prescribir ayudas económicas finalistas puntuales”, especifican desde el área de derechos sociales.

Tampoco queda claro si este recurso servirá de domicilio social a los solicitantes de asilo y refugio, ni si podrán recibir cartas o notificaciones. Respecto a cómo facilitará el centro el acceso a recursos propios del sistema de acogida, desde el área de derechos sociales se limitan a responder que “informan y derivan a los recursos adecuados en función de su demanda y de su situación personal y jurídica. Por ejemplo: comedores sociales, roperos, recursos formativos de aprendizaje del idioma”.

Y añaden: “Hay que tener en cuenta que se trata de ponerles en relación con otros recursos existentes en la ciudad, el objetivo es acompañar sus proyectos migratorios no sustituirles en sus decisiones”.

Pero, ¿por qué el Ministerio no se hace cargo de estas personas, siendo como son solicitantes de asilo? “El actual Ministerio se ha encontrado con una demanda de solicitudes para la que no estaban planificados los recursos por el Gobierno anterior. Si bien está llevando a cabo un esfuerzo por dotar al Programa de Atención a los solicitantes de asilo, los recursos humanos y materiales no se improvisan. Como consecuencia, su respuesta se retrasa en largos periodos de tiempo y el Ayuntamiento está dando respuesta a la situación desde la emergencia”, responden desde el Ayuntamiento.

El concejal de Puente y Villa de Vallecas, Paco Pérez, recordaba en la inauguración de El Vivero, parte de la historia del barrio: “Precisamente hace 50 años, el padre Llanos abrió una especie de recurso muy parecido a este. Donde todas las personas que venían al Pozo del Tío Raimundo, aquí, a este área de Vallecas. Curiosamente 50 años después se está abriendo este nuevo punto de acogida en Madrid”.

Efectivamente, medio siglo después se siguen concentrando estos recursos en barrios obreros, ya de por sí precarizados y con sus servicios sociales desbordados, como denuncian desde hace años diversas asociaciones vecinales. “Se intenta distribuir los recursos por toda la ciudad con los recursos municipales de los que se disponen”, responden desde el área de derechos sociales.

Por último, un pequeño detalle, aunque esclarecedor. El equipo técnico del programa está compuesto de un trabajador social, un enfermero, un abogado y varios auxiliares de servicios sociales. A todas luces insuficientes para 120 hombres, sobre todo tratándose de Madrid, “una ciudad lo suficientemente rica, como para que nadie tenga que dormir en la calle”, como decía Carmena. Pero vivimos de espaldas a esa realidad, aunque la alcaldesa no quiera, ni se pueda consentir. También hay refugiadas sin techo en Madrid.

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