#BlackLivesMatter Madrid
Manifestación antirracista en Madrid el pasado 7 de junio. Byron Maher

Racismo
De la revuelta antirracista a la revolución social

Algunas reflexiones políticas a partir de la indignación por el asesinato de George Floyd.

En estos días, aún conmocionados por el asesinato de George Floyd y la indignación que ha inundado las calles, conviene repasar un documental como LA 92, de Dan Lindsay y TJ Martin.

La película recorre los episodios que se vivieron en Los Ángeles desde la brutal paliza de un grupo de policías al afroamericano Rodney King en marzo de 1991 hasta el final de los disturbios que siguieron a la sentencia del juicio por el caso, en el que quedaron libres los acusados. Por aquel entonces, a la tensión por el abuso sufrido por King se sumaba también la provocada por el asesinato a sangre fría, unos días después de aquella paliza, de la adolescente afroamericana Latasha Harlins a manos de la dueña de una tienda perteneciente a la comunidad coreana. Aquel crimen, a pesar de haber sido registrado por la cámara de seguridad del local, quedó sin apenas castigo tras un juicio al que siguió una apelación del mismo modo rechazada.

Durante aquellas jornadas de ira, 63 personas murieron y más de 2.300 fueron heridas. LA 92 logra establecer, por medio de una clínica edición de material de archivo, un inquietante paralelismo entre esos sucesos y los acontecimientos, comportamientos y discursos institucionales que rodearon a los disturbios de 1965 en Watts, también en Los Ángeles, cuando otro incidente entre un hombre afroamericano y la policía resultó en un levantamiento popular, contra el que la represión policial acabó dejando 34 muertos y más de mil heridos.

Pero si hay algo que estremece especialmente en LA 92 es presenciar cómo las fuerzas coercitivas del Estado permitieron la escalada de aquella situación en 1992 con fines abominables. Así, mientras algunas protestas comenzaron por atacar, con extremada violencia y de forma indiscriminada, a los ocupantes de los vehículos que pasaban por el cruce entre dos calles de un barrio afroamericano, los coches de policía permanecieron inmóviles en un estacionamiento policial a dos millas del lugar. Y del mismo modo, cuando los ataques alcanzaron al barrio coreano, con cuya comunidad las tensiones aún estaban a flor de piel, la pasividad de la policía permitió el enfrentamiento y el saqueo por un largo periodo de tiempo. El Estado maniobró así para que, ante el caos social y la hostilidad entre minorías, su papel se presentara como imprescindible: el toque de queda se impuso y el despliegue de la Guardia Nacional de California, el ejército y otras fuerzas federales se presentó como la única forma de poner fin a la violencia y disolver la rebelión, con la instrumentalización del discurso ante la opinión pública del propio King como gran colofón.

El filósofo afroamericano Cornel West concluye que “toda esta energía rebelde tiene que canalizarse a través de organizaciones enraizadas en la búsqueda de la verdad y la justicia”

Reflexionar sobre estos hechos resulta inevitable a la hora de asimilar el significado de los acontecimientos de estos días, tanto del asesinato de Floyd como de las diferentes escenas de indignación y rebeldía que ha despertado. Y es que, a la hora de entender la relevancia que estos episodios pudieran tener en la construcción de un proyecto del cambio social radical y ansiado, como Cornel West se ha apresurado a señalar con gran brillantez, es importante tener en cuenta que “una rebelión no es para nada lo mismo que una revolución”; y es fundamental subrayar esto porque, según el filósofo, activista y catedrático afroamericano, “lo que necesitamos es un proyecto revolucionario no violento a gran escala que promueva una democracia para compartir —el poder, la riqueza, los recursos, el respeto, la organización— y una transformación fundamental de este imperio estadounidense”. Por este motivo, concluye West que “toda esta energía rebelde tiene que canalizarse a través de organizaciones enraizadas en la búsqueda de la verdad y la justicia”.

Así, y ante la magnitud de las expresiones de indignación popular por el asesinato de Floyd y su sentido último, la cuestión del potencial de la rebelión para trascender y transformarse en un proyecto revolucionario de genuino cambio social se nos presenta de nuevo, como tantas veces antes, como el problema político central a debate entre la comunidad afroamericana; y, por extensión, entre el resto de la mayoría de explotados en Estado Unidos. Sin embargo, el gran obstáculo para que esto suceda, como es bien conocido, proviene de las dificultades históricas de estos sectores subalternos para constituirse alrededor de un proyecto político que pueda dar respuesta a sus demandas y ambiciones; ya no solo de raza, sino, y sobre todo, de clase.

EE UU se ha dedicado a lo largo de su historia a cercenar toda posibilidad de que las alianzas de su clase trabajadora pudieran orientarse por medio de un proyecto político consolidado

Y es que Estados Unidos se ha dedicado a lo largo de su historia, con especial perseverancia y desde bien temprano, a cercenar toda posibilidad de que las alianzas de su clase trabajadora pudieran orientarse por medio de un proyecto político consolidado. Así ocurrió, por ejemplo, con la Rebelión de Bacon de 1676 en Virginia. Como expuso el historiador Howard Zinn en La otra historia de los Estados Unidos, allí las clases dominantes en disputa se sirvieron de determinadas tácticas —que hoy algunos llamarían populistas— para primero enfrentar a sirvientes y esclavos, tanto blancos como negros, contra los nativos, y después aplacar cualquier posibilidad de alianza de clase por medio del racismo institucional que separaría a blancos y negros gracias a los nimios privilegios destinados a los primeros.

Con mayor o menor virulencia, según los periodos en los que la posibilidad de estas alianzas se hicieran más reales, este tipo de medidas fueron siempre desplegadas por los aparatos del Estado, como sucedió con la persecución del fantasma comunista en el periodo macarthista. Y de este modo, las tensiones entre el Partido Demócrata y los sindicatos, cuyas reivindicaciones fueron a menudo aplacadas por medio de prebendas que en no pocas ocasiones desembocaron en el clientelismo y la corrupción, acabaron por negarle a la clase trabajadora, de toda raza y condición, la posibilidad de un proyecto político que sirviera de referente. El problema, como se hace evidente una y otra vez, persiste hasta hoy.

Pero ante esta realidad, la historia ofrece otros poderosos ejemplos sobre el potencial de las rebeliones para apoyarse y sostener sus anhelos transformadores en procesos revolucionarios de más largo alcance. Estos ejemplos, a pesar de que puedan resultar lejanos por sus circunstancias históricas y geográficas, a menudo han dado pie a análisis que también pueden resultar útiles ante los desafíos del presente, por el diálogo entre semejanzas y diferencias. A este respecto, puede ser útil recuperar algunas de las reflexiones que hace el historiador indio Vijay Prashad en su libro Una estrella roja sobre el Tercer Mundo, a propósito de la relevancia de las reflexiones de Lenin en ¿Qué hacer? (1902) y Un paso adelante, dos pasos atrás (1904), después del fracaso de las huelgas espontáneas de 1896 en las fábricas de San Petersburgo. En ellas, como observa Prashad, aparece un Lenin preocupado por desarrollar tácticas eficaces para afianzar las alianzas de clase entre el proletariado industrial y el campesinado. Y para ello subrayaba la necesidad de un partido disciplinado que sirviera a ambos colectivos de explotados, y entrenara a sus cuadros a estar junto a ellos, para alimentar la confianza en su potencial revolucionario y estar preparados ante el inevitable levantamiento espontáneo que habría de llegar. Esa “experiencia y claridad política del partido se hacía necesaria para asegurarse de que el movimiento [popular] no fuera rebasado por el aparato del Estado”, escribe Prashad. Y así, la existencia de un partido de estas características resultaba para Lenin aún más relevante al observar la capacidad de los partidos socialdemócratas para absorber la energía de los trabajadores y disolverla por medios de un consenso conciliatorio alejado de sus intereses de clase. La espontaneidad de las masas exigía estar siempre alerta, y el partido se ofrecía como un instrumento por medio del cual canalizar la rebelión por vías revolucionarias. Los bolcheviques aprendieron bien estas lecciones y, preparados ante las posibilidades que el tiempo abriría, a pesar del fracaso de la Revolución de 1905, les darían forma y fondo político en octubre-noviembre de 1917.

Una alianza interseccional de todos los explotados y oprimidos es imprescindible para extender el movimiento y conducir sus reclamos con éxito hacia el cambio radical deseado

Por supuesto, las realidades sociales a las que se enfrenta la rebelión antirracista que ha desencadenado el asesinato de Floyd son bien diferentes. Sería absurdo tratar de establecer un vínculo absoluto entre la experiencia histórica de los bolcheviques y la realidad social que aún hoy discrimina y aniquila a la comunidad afroamericana en los Estados Unidos. Sin embargo, hay dos factores políticos análogos a los que se enfrenta el movimiento antirracista actual que son capitales para dar continuidad revolucionaria a la indignación que desborda hoy las calles, los cuerpos y las mentes en Estados Unidos: por un lado, una alianza interseccional de todos los explotados y oprimidos es imprescindible para extender el movimiento y conducir sus reclamos con éxito hacia el cambio radical deseado; y, por otro lado, es imperativo trascender los espacios partidarios que ofrece la realidad institucional estadounidense para construir un ámbito de lucha común que dé respuesta a estas mismas ambiciones de cambio de las mayorías subalternas.

Sin esto, como deja entrever LA 92 hacia el final de la película —cuando el discurso de 1965 del presidente demócrata Lyndon B. Johnson se superpone repetido, palabra por palabra, por el del presidente republicano George Bush padre en 1992— se estará condenado a repetir cíclicamente cada tragedia como farsa. Porque, como dejó escrito Rodolfo Walsh, el escritor y guerrillero argentino asesinado por la Junta Militar, “nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia” para que “cada lucha deb[a] empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores”; así, “la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan [y] la historia aparece como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

El admirable movimiento Black Lives Matter, que nació en 2013 en respuesta a la represión policial y la connivencia con esta de los poderes del Estado, en memoria de Trayvon Martin, Michael Brown, Eric Garner, Tamir Rice, Eric Harris, Walter Scott, Jonathan Ferrell, Sandra Bland, Samuel DuBose, Freddie Gray, Ahmaud Arbery, George Floyd y tantos otros, no puede permitir que esto suceda, como ya sucedió en 1965, en 1992 y tantas veces antes, durante y después.

Y por supuesto, nosotros tampoco lo olvidemos. Ni olvidemos los asesinatos, casi simultáneos al de Floyd, del palestino con autismo Iyad al-Halak en la Ciudad Vieja de Jerusalén ocupada, del adolescente João Pedro Mattos Pinto en Río de Janeiro o del trabajador de la construcción Giovanni López en Jalisco. Todos ellos asesinados por la violencia policial.

El autor
Alejandro Pedregal es escritor, cineasta y profesor en la Universidad Aalto, Finlandia. Su libro más reciente es Evelia: testimonio de Guerrero (Akal/Foca, 2019).
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Catalunya
Antirracismo Las muchas voces de Catalunya: identidades diversas, segregación y más de 300 idiomas
En las últimas décadas la sociedad catalana se ha transformado con la llegada de personas migrantes, que ya suponen un 21% de la población. Aunque la exclusión y el racismo siguen ahí, en el día a día lenguas, experiencias e identidades se mezclan.
Feminismos
Teresa de Lauretis Atravesar los confines
Prólogo a la reedición del libro ‘Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo’ de Teresa de Lauretis (Horas y horas editorial)
África
Hakim Adi, historiador “Hay mucha desinformación sobre el comunismo y su conexión con África y la diáspora”
El historiador Hakim Adi explora las conexiones entre el panafricanismo y el comunismo en una investigación que ha desarrollado en los últimos diez años y que requirió la consulta de archivos en Rusia, EE UU, Gran Bretaña y varios países de África.
#63198
14/6/2020 13:59

Bernie Sanders, se abre una gran ventana de oportunidad. La explotación de clase, de raza y de género son palancas para hacer cambiar la sociedad americana. O el Partido Demócrata asume los tres tipos de explotación, o surgirán coaliciones de partidos alternativos que las harán suyas.

0
0
Derechos Humanos
Derechos humanos Amnistía Internacional acusa al Estado de no investigar casos graves de violación de los derechos humanos
El informe anual de esta organización de derechos humanos denuncia “la persistente falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado español”.
Palestina
Palestina La Flotilla hacia Gaza anuncia un retraso de la salida de los barcos de ayuda
La organización refiere presiones internacionales para que no se lleve a cabo una misión que pretende entregar 5.500 toneladas de alimentos y productos de primera necesidad a la población atrapada en el territorio palestino.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Una investigación independiente confirma que Israel acusó a la UNRWA sin pruebas
Un comité de Naciones Unidas apoyado por tres ONG nórdicas de derechos humanos desestima las acusaciones vertidas por Tel Aviv contra la agencia de refugiados en Palestina.
Derechos reproductivos
Luciana Peker y Cristina Fallarás “El aborto se ha apartado del relato feminista porque genera consenso”
Las periodistas Cristina Fallarás y Luciana Peker forman parte del grupo motor de una campaña europea que quiere blindar el derecho al aborto mediante una iniciativa ciudadana que necesita un millón de firmas para llegar a ser debatida.
Melilla
Fronteras Denuncian expulsiones sin respaldo legal en el CETI de Melilla
La organización Solidary Wheels cuestiona las expulsiones recurrentes de solicitantes de asilo del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes en la ciudad autónoma.

Últimas

Sanidad pública
Sanidad a la madrileña Muere un hombre tras esperar 20 minutos a la ambulancia en un municipio de Madrid sin urgencias medicalizadas
La familia del fallecido habría contactado con el 112 después de que manifestara un dolor en el pecho y la ambulancia tardó 20 minutos en acudir. En este municipio llevan cuatro años sin urgencias medicalizadas.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Más noticias
Opinión
Opinión ¿Sirve de algo la condena internacional del genocidio?
Somos nosotros, países testigos de cuanto ocurre, los que somos juzgados con cada vida humana a la que negamos la justicia.
PNV
Apuestas Una alto cargo del Gobierno Vasco acumula 140.000 euros en acciones de la promotora de apuestas Kirolbet
La Inspección General de Justicia de Argentina recabó que la Directora de Euskera en la Consejería de Cultura y Política Lingüística, Estíbaliz Alkorta, tiene participaciones en Tele Apostuak.
Gasto militar
Gasto militar El gasto militar mundial batió un nuevo récord en 2023 al aumentar un 6,8%
Crece en todas las regiones y alcanza la cifra de 2,44 billones, según el último informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
Elecciones
Análisis 21A País Vasco, donde gobiernan los hombres de la derecha vasca desde el nacionalismo español
El soberanismo es mayoría absoluta, también lo son los votos de izquierdas. La política vasca sigue anclada a viejos acuerdos de gobernabilidad, y alejada de unas calles feministas.
Elecciones
Elecciones Euskadi Sumar araña un escaño, pero la izquierda confederal se hunde en Euskadi
Elkarrekin Podemos desaparece del Parlamento Vasco tras perder seis escaños y casi 50.000 votos que Sumar no recoge al completo, pero que le permiten acceder a un acta de diputado por Araba.

Recomendadas

Música
Música Aprendiendo filosofía con el punk patatero de La Polla Records
Los cáusticos esputos lanzados por Evaristo en las canciones de La Polla Records contenían materia adecuada para hablar de filosofía política en el instituto. Así lo entiende el profesor Tomás García Azkonobieta, autor de ‘La filosofía es La Polla’.
Pensamiento
Kristen Ghodsee “Necesitamos soluciones que podamos llevar a cabo sin la ayuda del Estado”
Esta escritora y etnógrafa estadounidense explora experiencias utópicas del pasado y del presente en su último libro ‘Utopías cotidianas’ (Capitán Swing, 2024).
Catalunya
Antirracismo Las muchas voces de Catalunya: identidades diversas, segregación y más de 300 idiomas
En las últimas décadas la sociedad catalana se ha transformado con la llegada de personas migrantes, que ya suponen un 21% de la población. Aunque la exclusión y el racismo siguen ahí, en el día a día lenguas, experiencias e identidades se mezclan.