Racismo
Las cenizas avivadas de los disturbios en Los Ángeles en 1992

Cinco documentales y dos trabajos de ficción miran desde el audiovisual a los sucesos desatados en Los Ángeles en 1992 tras el veredicto de inocencia para los policías que apalizaron a Rodney King.

Vídeo de George Holliday de la paliza a Rodney King
Fotograma del vídeo que muestra la paliza que la policía dio a Rodney King, en 1991.
26 may 2017 17:07

Cada vez que en Estados Unidos se produce un estallido de violencia de origen racial –el más reciente y notorio el de Ferguson (Missouri) en 2014–, el miedo colectivo se expande rememorando las devastadoras imágenes de los disturbios de Los Ángeles en 1992.

La historia del país está salpicada por brotes coléricos de origen racial y social: los de Watts en la misma ciudad californiana (1965); los de Detroit en 1967; o los que se extendieron por todo EE UU tras el asesinato del reverendo Martin Luther King el 4 de abril de 1968. Sin embargo, los de Los Ángeles, tristemente célebres, marcarían un antes y un después y han sido la referencia con la que se compara cada nuevo caso.

La relevancia de estos sucesos responde en parte al efecto amplificador que tuvo entre la población estadounidense. Las imágenes registradas por el videoaficionado George Holliday, en las que se ve a cuatro policías dando una terrible paliza a un hombre negro desarmado llamado Rodney King, dieron la vuelta al mundo abriendo los telediarios.

Se arrancó de golpe la venda que mantenía a parte de la población norteamericana en la inopia sobre la realidad en los guetos y suburbios golpeados por la pobreza y la marginación, y sus imágenes pasaron, de forma inmediata, a incrustarse en los anales más oscuros de la historia del país del dólar. El testimonio de esa brutal paliza marcó un hito periodístico y, a partir de ese momento, ciudadanos anónimos han seguido registrando con sus cámaras situaciones similares para ponerlas en conocimiento de la esfera pública.

En el caso de la metrópoli californiana, al igual que en otros, no fueron las meras imágenes las que incitaron al asalto de las calles, la quema de mobiliario urbano, las palizas contra diversos grupos étnicos y el saqueo de comercios, sino la flagrante ausencia de justicia cuando el 29 de abril de 1992, un jurado compuesto por blancos declaró inocentes a los policías involucrados en la paliza a Rodney King. El veredicto desató una ola de violencia de cinco días por South Central, con 54 muertes, alrededor de 2.000 heridos y un billón de dólares en daños materiales.

Las escenas dantescas de una ciudad paralizada por los incendios, los saqueos, los tiroteos, con la turba enfurecida y el ejército en las calles, recobran protagonismo estos días con el estreno de una serie de documentales y un par de películas de ficción que inciden en los espeluznantes sucesos.

Los vivió de cerca –acudió como público al tribunal que juzgó a los miembros de la policía de Los Ángeles implicados en el caso– el director angelino John Singleton, atraído por esa oleada de destrucción que puso en conocimiento global una brecha racial y social que permanece intacta y desatendida en muchas ciudades del país presidido por Donald Trump. En L.A. Burning, el director de Los chicos del barrio –en calidad de productor ejecutivo– sigue de cerca los disturbios para ahondar en una cuestión sin resolver: la del hombre negro reconciliándose con la verdad de esas fatídicas jornadas.

Por su parte, el oscarizado John Ridley (12 años de esclavitud) levanta su trabajo Let it fall sobre las causas que provocaron el desgarrador estallido. El pormenorizado documental se construye como una exploración que incide en la descomposición que se escondía debajo de ese escaparate de glamour promovido por Hollywood y las olimpiadas de Los Ángeles 84, y un análisis de ese estallido social generado por la suma de desigualdad, droga, violencia y brutalidad policial en la que la paliza a Rodney King no fue más que la chispa que prendió la mecha de una furia dormida durante años.

Carente de esa mirada analítica, y a veces recubriendo esos vacíos con cierto sensacionalismo, National Geographic estrenó LA 92, un acercamiento a esos hechos –con importante espacio al choque entre la comunidad afroamericana y la coreana– a través del laborioso trabajo de documentación y edición de Dan Lindsay y Tj Martin. No es una pieza que pretenda hallar respuestas, sino poner al espectador en la piel de lo que supusieron esas jornadas de caos y destrucción.

Con el mismo punto de partida, Burn, Motherf**ker, Burn!, de Sascha Jenkins para el canal Showtime, traza paralelismos con los disturbios de Watts en 1965 con la intención de subrayar cuán profundas fueron las raíces de lo sucedido en 1992, hasta el punto de presentar una conexión con lo ocurrido 30 años antes durante los choques entre la población de South Central y el Departamento de Policía de Los Ángeles.

La salvaje paliza a King es también el arranque de The Lost Tapes: LA Riots, reconstrucción cronológica de una hora de duración para el canal Smithsonian, que pone el acento en el material inédito registrado por videoaficionados, el departamento de policía de Los Ángeles y otras fuentes.

Cinco piezas que abordan la complejidad y los recovecos de esas jornadas, partiendo de su explícito y archiconocido material, para ofrecer un enfoque que aporte nueva luz al aciago hecho histórico.

En otra clave, la de la ficción hibridada con la performance, se encaja la propuesta de Spike Lee, un cineasta afroamericano conocido por su faceta combativa. Su Rodney King para Netflix se centra en un largo monólogo del actor Roger Guenveur Smith , quien, desde la perspectiva de una víctima que nunca superaría el trance vivido, rememora los hechos que encendieron la mecha que permanece encendida hasta el presente.

Por último, con fecha de estreno venidera, se presenta Kings, largometraje del francés Deniz Gamze Ergüven ambientado en la ciudad de Los Ángeles durante los violentos disturbios en el que se siguen los pasos de uno de los únicos residentes blancos en South Central (interpretado por Daniel Craig) ayudando a su vecina afroamericana (Halle Berry) a encontrar a sus hijos en medio del caos.

Siete enfoques y acercamientos distintos a unas imágenes que siguen, lamentablemente, ardiendo en el subconsciente de la sociedad norteamericana con cada desorden provocado por motivos similares.

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