Racismo
Al final del verano

El pasado 21 de septiembre desalojaron La Quimera en Lavapiés. Madrid siguió su ritmo de cada día, indiferente al dolor de sus vecinas. No hubo concentraciones ni gritos ni pancartas ni lemas.
La Quimera 2
La Quimera en 2015, cuando era un Centro Social Okupado. Foto: Nicolas Vigier.
28 sep 2022 09:44

Al final del verano, en su último día, desokuparon La Quimera, en Lavapiés.

Casi 300 policías entraron el 21 de septiembre las 5h de la mañana por las escaleras de sus tres pisos de casas, con nombres y fotos de algunas personas que allí vivían y ordenando a todas las demás que se tirasen al suelo para proceder a interrogarles. Algunos estuvieron hasta tres horas retenidos.

Tres horas y 13 detenidos más tarde, el que tuvo suerte pudo recoger sus cosas antes de marcharse, el que no la tuvo ni siquiera eso. La razón esgrimida esta vez eran las quejas de los vecinos por la venta de droga en su interior.

Hace no tantos años nos emocionaban las imágenes de los desahucios, la gente llorando aferrada a las puertas, las vecinas solidarias gritando enfervorecidas, las redes de solidaridad que se creaban… Pero ese miércoles Madrid siguió su ritmo de cada día, indiferente al dolor de sus vecinas. No hubo concentraciones ni gritos ni pancartas ni lemas.

La Quimera era una casa okupada en mitad de Lavapiés, el nuevo barrio a gentrificar. También un posible punto de venta de droga, pero también, y sobre todo, el hogar de 70 personas

Apenas una hora más tarde de la desokupación, la ciudad comenzaba a levantarse en un miércoles cualquiera, con su ducha y su café, su metro, su autobús, sus atascos y sus filas de coches de progenitores a las puertas de los colegios. Todo normal en su jornada laboral de mitad de la semana, cuando empieza ya a saborearse el viernes. Nada raro pasaba ese día, o sí: decenas de madrileños en situación de vulnerabilidad y exclusión social esperaban en esos momentos en el parque El Casino de la Reina una solución a la desokupación que acababa de dejarles sin casa. Porque es cierto que no pagaban alquiler ni tenían escrituras, pero convengamos también que esa era su casa. El lugar al que llegaban por la noche y donde desayunaban, se duchaban y dormían cada día.

La Quimera era una casa okupada en mitad de Lavapiés, el nuevo barrio a gentrificar. También un posible punto de venta de droga, aunque es seguro que, de ser así, la policía, que hacía guardia en su puerta continuamente, no acababa de enterarse. Pero también, y sobre todo, el hogar de 70 personas. Un portal de vecinas como cualquier otro, con sus tres pisos de amistades, confidencias, rencillas y celos.

Así pues, parte de esas vecinas esperaban una solución tiradas al sol en El Casino de la Reina esa mañana de miércoles en la que Madrid ni se inmutó. Y la solución llegó, pero, como siempre, no lo hizo de la mano de las instituciones públicas, teóricas encargadas de velar por nuestro bienestar, sino del corazón de algunas madrileñas, que hicieron suyas las preocupaciones de sus vecinas y abrieron con generosidad y esperanza las puertas de sus casas.

La Quimera era una casa okupada y no una casa okupa. Es por eso que no había abogados de guardia, instrucciones o consignas preparadas y la mayoría de las que allí vivían se vieron sorprendidas pues desconocían completamente sus derechos.

No puedo ni imaginar el susto de ser levantada una mañana por la policía en mi propia casa mientras me pregunta a gritos por mis vecinos. No puedo ni imaginar la situación traumática por la que tuvieron que pasar estas personas. El miedo, la impotencia y la desesperación de encontrarte una mañana aún más vulnerable de lo que te acostaste la noche anterior: sin papeles, sin trabajo fijo y, ahora también, sin casa. Justo, justo cuando empieza el frío, al final del verano.

Aunque de frío en La Quimera se sabía ya mucho. Sin calefacción en los duros inviernos de Madrid, también en pleno temporal de Filomena, con medidas de hacinamiento insalubres para una capital europea, de día y de noche rodeada de policía… Al fin, una aldea gala en el corazón de la nueva gentrificación de la capital.

La Quimera simboliza e implica muchas cosas, también como laboratorio, experiencia e imagen social de resistencia.

El problema con La Quimera no son las drogas, por mucho que algunos medios se conformen con esa explicación simplista, sino la Ley de extranjería y las nefastas consecuencias que tiene para muchas de nuestras conciudadanas

El Ayuntamiento de la capital dijo ese mismo día que ninguna de las personas desahuciadas necesitó una solución habitacional. No porque fuera cierto, sino porque la solución habitacional que se les ofrecía era una cama en los servicios del Samur social, es decir, un albergue para indigentes de larga duración que tienen problemas de dependencia o mentales y porque la red solidaria de acogida funcionó, como siempre y una vez más, al margen de las instituciones oficiales, aquellas que son nuestras, nos pertenecen, pagamos y deben rendirnos cuentas. No se trata ya de hospitalidad sino de justicia.

El problema esta vez no son las drogas, por mucho que algunos medios se conformen con esa explicación simplista, sino la Ley de extranjería y las nefastas consecuencias que tiene para muchas de nuestras conciudadanas. Ese laberinto con pocas y estrechas salidas por el que se ven condenadas a vagar durante años personas que no han cometido otro delito que desplazarse más allá de las fronteras que les vieron nacer y que aman y respetan las ciudades que habitan muchas veces más que otras que no valoran la belleza de su cotidianeidad.

Y amar la ciudad es también hacer barrio en y de ella; de lo que saben mucho los africanos, que dan olor, color, sabor y sonido a cada espacio que habitan.

La indiferencia no puede frenar la solidaridad, son y serán nuestras vecinas y, si Madrid quiere seguir siendo “el pueblo grande”, es decir, respetándose a sí misma, no queda otra que darles sal la tarde de domingo cuando todo está cerrado. También aunque sea al final del verano.

Archivado en: Desahucios Racismo
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Madrid
Desahucios La Comunidad de Madrid desahucia a una persona con discapacidad y postrada en una cama
José Luis Alcalá Nuño tiene una discapacidad del 52% y vivía en una casa adjudicada a su madre por la Agencia de Vivienda Social (antiguo IVIMA).
Almería
Derecho a la vivienda Las 53 familias de Almería que iban a ser desahuciadas por la Sareb se quedan en sus casas
Los vecinos han comenzado un proceso de negociación con la Sareb para paralizar un desahucio que estaba proyectado para el próximo 5 de junio.
Cádiz
Derecho a la vivienda El vecindario de un edificio en Cádiz se niega a irse y se declara en lucha
La nueva propiedad del edificio de la Plaza Falla, 3 , Grupo Abu y la inmobiliaria Ovando Homes se niega a seguir arrendando las casas a los y las inquilinas que lleva años viviendo allí.
Ocupación israelí
Ocupación Israelí La policía egipcia impide con violencia la marcha internacional a Gaza
La marcha de 4.000 personas a Gaza es reprimida por la policía del régimen de Al-Sisi. La organización pide a las embajadas que reaccionen y protejan a sus ciudadanos.
Ocupación israelí
Movilizaciones Un centenar de organizaciones de 26 países denuncian a la empresa vasca CAF y su tren del apartheid
Más de 50 localidades salen a la calle este fin de semana para señalar a la empresa que construyó el tranvía que conecta Jerusalén con territorio ocupados y exigir el fin del genocidio en Gaza.
Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Análisis
Análisis del CIS La calma antes de la tormenta: la dimisión de Santos Cerdán como punto de inflexión
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha muerto pocas horas después de nacer por la dimisión de Santos Cerdán, aunque sirve como foto fija de un escenario que favorece a la derecha.
Argentina
Extrema derecha La motosierra de Milei se ceba con los hospitales públicos y las personas con discapacidad
Los recortes del Gobierno afectan al Hospital Garrahan, un centro de alta complejidad, referente pediátrico nacional y latinoamericano, y también a los recursos de las personas con discapacidad, a los que el ejecutivo califica de “idiotas”.
Estados Unidos
Estados Unidos “No Kings”: más de 2.000 manifestaciones en EEUU para protestar contra la deriva autoritaria de Trump
Con el nombre de movimiento No Kings (sin reyes), millones de personas están convocadas a manifestarse en todo el país este sábado y enfrentar el desfile militar organizado por Trump el día de su 79 cumpleaños.

Últimas

Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Galicia
TSXG Peritos en el juicio contra la Xunta: la contaminación del embalse de As Conchas es “extremadamente peligrosa”
Siete vecinos, la Asociación de vecinos de As Conchas y la organización de consumidores CECU han demandado a varias administraciones gallegas por presunta mala gestión de una contaminación derivada del exceso de macrogranjas en la comarca de A Limia.
Palestina
Marcha a Gaza Poner el cuerpo contra el genocidio
Miles de activistas de todo el mundo participan en la Marcha a Gaza desde Egipto. Desde el movimiento solidario extremeño con Palestina, una reflexión acerca de la importancia de esta lucha y de su momento histórico.
La madeja
La Madeja Oído/lengua/vientre
El oído que deja de prestar atención a la palabra del amo y se vuelve, inclinado ligeramente hacia abajo, a las que durante siglos callaron y al fin abandonaron la mudez, no será nunca subyugado.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Un centro de salud desbordado y con cucarachas y otro pendiente de construir desde hace 22 años
Los vecinos del barrio de Comillas, en Carabanchel Bajo, se han manifestado para reclamar el nuevo centro de salud planificado desde 2003 y cuya parcela ya fue cedida por el Ayuntamiento a la CAM, que no da explicaciones por la paralización.
Centrales nucleares
Cierre de Almaraz Las empresas propietarias de Almaraz no acuerdan una propuesta conjunta para alargar la vida de la central
Solo Iberdrola y Endesa firman la propuesta de alargar la vida de Almaraz trasladada al MITECO. Naturgy se descuelga de la misma y bloquea su viabilidad, al estar la central explotada por las tres energéticas en un régimen de comunidad de bienes.
Más noticias
Israel
Oriente Próximo Israel mata al comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, que prepara “una respuesta contundente”
Israel ha atacado Irán en la madrugada del viernes 13 de junio con bombardeos de unos 200 aviones de combate. La Guardia Revolucionaria iraní ha confirmado la muerte de su comandante, el general Hossein Salamí.

Recomendadas

Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.
Literatura
María Agúndez “El trabajo de limpiadora es muy digno, pero nadie quiere hacerlo”
La escritora retrata en ‘Casas limpias’ las contradicciones de quienes considerándose personas igualitarias y progresistas delegan los cuidados y la limpieza para evitar el conflicto y sostener su comodidad.