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Política
En plena contraofensiva de la derecha, el PSOE no se inquieta y espera al fracaso de Feijóo
En Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, día de la marmota en inglés), el reportero Phil Connors (interpretado por Bill Murray) despierta una y otra vez en el mismo día, viviendo los mismos encuentros con la misma gente que le comenta las mismas frases. Acorralado en un laberinto insoportable de repetición, decide provocarse el suicidio, pero sigue despertando cada jornada hasta que, tras conectar románticamente con una colega, el hechizo se deshace y pasa al día siguiente.
Seguramente muchos de quienes presenciamos la dinámica política española sentimos que somos Phil y anhelamos que la reportera que nos salve del bucle sea una mayoría parlamentaria clara y duradera. O que el hechizo sea que quien se romantice sea la derecha política y mediática, especialmente la anclada en el Madrid-sistema, que desde el final de Felipe González apuesta a una estrategia de acoso y derribo y exaltación de las bases. Ahora, con un matiz trumpista que para no pocos dirigentes empieza a ser peligroso, sobre todo recordando las frescas imágenes de intentos de insurrección en Washington y Brasilia.
No hay votante que se sorprenda por este nuevo intento de exaltación y de intentar dividir el campo político entre traidores y españoles del mal y leales y españoles de bien
Ante la inminencia de un nuevo gobierno no considerado propio (aunque veremos si logra ser progresista), asistimos una vez más, como si fuéramos los protagonistas perennes de esa película en versión ibérica, a una contraofensiva de los poderes fácticos y conservadores en sus terminales varias: partidos, judicatura y medios de comunicación. Están en todo su derecho legal a hacerlo, aunque el debate moral sobre la higiene democrática quizás lo pierdan. También esta táctica repetida carece de algo elemental para su triunfo: el factor sorpresa. No hay votante que se sorprenda por este nuevo intento de exaltación y de intentar dividir el campo político entre traidores y españoles del mal y leales y españoles de bien.
El PSOE observa, espera y actúa (poco)
Parte del guion plagiado es la convocatoria a manifestaciones (el fin de semana próximo en Madrid y en octubre, en Barcelona) para denunciar una amnistía que todavía no está ni negociada y que, además, incluirá seguramente a agentes de la Policía Nacional y Mossos involucrados en la represión durante el ‘procés’. Los voceros del nacionalismo español conservador machacan con el mismo asunto para desgastar lo máximo posible a Sánchez durante el proceso negociador.
Saben que no queda mucho tiempo y una vez que haya acuerdo puede haber hasta cuatro años más de una Moncloa ajena, con un PSOE acorralado por sus socios y obligado a tomar decisiones que rompan con el vetusto consenso del régimen del 78. La peor de las pesadillas de los dueños del palco del Bernabeu. Ya lo hicieron con Rodríguez Zapatero (aborto, diálogo con ETA, matrimonio igualitario, cuántas más), ya lo hicieron con Sánchez (cómo olvidar la foto de Colón) y ahora van por la enésima repetición.
Polarizar y crispar no es para cualquier momento y cualquier lugar y la cúpula socialista lo sabe y por eso sigue sus pasos
Pero que la táctica se repita no significa que vaya a funcionar. De hecho, puede ser un bumeran. Albert Rivera puede dar fe de ello si recordamos la foto que se hizo aquel día de otoño junto a Pablo Casado y Santiago Abascal. Polarizar y crispar no es para cualquier momento y cualquier lugar y la cúpula socialista lo sabe y por eso sigue sus pasos.
Desde el entorno próximo al presidente del Gobierno ratifican ante la pregunta de El Salto que el camino es la discreción y esperar. “Este es el tiempo de Feijóo y de su investidura. Nosotros estaremos con perfil bajo”, afirman. Mientras tanto los portavoces socialistas denostan la “pérdida de tiempo” de un proceso que se sabe fracasado de antemano (admitido casi por el propio líder del PP), por más que ellos deseaban estos días para ganar tiempo. Las negociaciones avanzan con un sigilo y secretismo envidiable.
Además de observar, Sánchez (que ha disminuido sus apariciones públicas y declaraciones) actúa. El PSOE ha expulsado a Nicolás Redondo, exlíder de la filial socialista de Euskadi, por su “reiterado menosprecio a las siglas” del partido. Un mensaje velado a los García-Page que critican en voz alta para ganar titulares en sus territorios, a sabiendas que el debate que se viene es de muy difícil asimilación en algunos electorados de la España central.
Mientras tanto los portavoces socialistas denostan la “pérdida de tiempo” de un proceso que se sabe fracasado de antemano (admitido casi por el propio líder del PP)
La defenestración de Redondo, un socialista que hablaba como un conservador y que estaba compartiendo un encuentro privado con nada más ni nada menos que José María Aznar justo cuando se entera de su expulsión, puede ser interpretado como un tiro de elevación, una respuesta tácita, a Felipe González, quien parece haber optado por ser uno de los referentes de la oposición y, de paso, tener un triste final político. Sería interesante escuchar lo que las bases de la juventud del PSOE opinan del expresidente y su embestida.
Un inciso: qué sucede con la renovación de los cuadros políticos que los expresidentes deben salir al rescate de los líderes. Lo hizo Zapatero con su exitosa intervención de campaña en julio y lo hace ahora Aznar, “el señor de la guerra” diría Rufián, para aupar a Feijóo y al equipo nacional conservador.
Mucho ruido pero pocas nueces. Finalmente lo que importa son los votos y las encuestas y en Ferraz siguen tranquilos. Desde su cúpula, uno de sus máximos responsables de estrategia y comunicación responde a El Salto: “Es que esto no es nuevo, siempre hacen lo mismo y siguen en shock por el 23J. Aznar se ha puesto nervioso y ya no ve a Feijóo capaz de liderar el proyecto. En el PP manda el viejo PP y los españoles están curados de espanto con la derecha, ya no engañan con el España se rompe”.
Sin embargo, desde el núcleo duro de Sánchez hacen un matiz cuando se les pregunta si están preocupados: “Sí hay una cuestión algo preocupante que es la desinformación y los bulos. Las asociaciones de periodistas deberían tomar medidas porque los bulos se están emitiendo desde lo que otro tiempo eran medios serios que han evolucionado a fábricas de fake news”. Vuelve la podemización del discurso sobre los medios que el líder del PSOE esbozó en la campaña.
El ayusismo es el fuel que incendia desde el epicentro y que apuesta a la polarización y confrontación desde la cómoda mayoría absoluta parlamentaria
En algo se podrían editar las apreciaciones desde Ferraz: no solo manda el viejo PP sino que hay un nuevo poder, de tono y registro más trumpista, en el partido alfa de la derecha. El ayusismo es el fuel que incendia desde el epicentro y que apuesta a la polarización y confrontación desde la cómoda mayoría absoluta parlamentaria.
De hecho, desde allí se filtran críticas a la campaña del PP nacional y se dan varapalos verbales a la estrategia de Borja Semper. “Se ha perdido por lo de Verano Azul. No se fue lo suficientemente duro ni se siguió machacando con Bildu. Hay que tirar por eso y por la economía, por eso no se ganó como se debía”, se lo escuchó opinar en más de una ocasión a Miguel Angel Rodríguez, jefe táctico del ayusismo y padre político de su proyecto.
En medio de la tormenta conservadora, que todavía no parece haber prendido en la sociedad, que le regala más clickbait a la batalla de las jugadoras de la selección femenina o las tragedias de Marruecos y Libia, aparece Bruselas. No es casualidad que Estocolmo y Helsinki se pronuncien en contra, o pongan palos en la rueda, en los intentos de oficializar a nivel europeo el catalán, el gallego y el euskera.
El gobierno sueco es una coalición de tres partidos de centroderecha y derecha, liderado por el Partido Moderaldo (centro conservador) en unión con la democracia cristiana y con el Partido Liberal, y están a cargo del ejecutivo desde octubre pasado. En tanto, en Finlandia lleva las riendas una coalición de cuatro partidos de derechas, con la participación del Perussuomalaiset (partido de los fineses), la ultraderecha local.
El PPE, junto con los socialdemócratas, es la principal familia política de la Unión Europea y no sorprende que sean esos gobiernos los que objetan el intento de Sánchez
El PPE, junto con los socialdemócratas, es la principal familia política de la Unión Europea y no sorprende que sean esos gobiernos los que objetan el intento de Sánchez. Una pequeña ayuda a Feijóo, que se descuenta la habrá pedido a través de González Pons o Dolors Montserrat, sus personas de confianza con mejores vínculos con la geopolítica europea. Lo curioso es que los grandes medios, al relatar los recelos suecos y fineses, no expliquen esto.
PSOE y Sumar ya negocian
Mientras la batalla mediática va por un lado, la negociación transcurre en forma lenta. Ferraz dialoga con Esquerra Republicana y con Junts, como ya han admitido las partes. El socio minoritario pero clave es Sumar: la coalición tiene 32 escaños con los que sin ellos nada podría hacerse.
Yolanda Díaz y sus voceros repetían insistentemente durante agosto que había que negociar cuanto antes un programa de gobierno para acordar la investidura y un consecuente reparto de carteras. Desde el PSOE pusieron paños fríos y distancia.
Según pudo confirmar El Salto, la negociación ha comenzado, aunque de forma fría. “Se está empezando a hablar, de a poco. Pero en el PSOE van sobrados”, dice un diputado que participó de la reunión del grupo parlamentario que tuvo lugar este miércoles en donde se comentó el diálogo con los socialistas y la preocupación por la estrategia de las derechas, entre otros temas.
Los designados para negociar con Ferraz son el secretario de Estado en funciones, Nacho Alvarez, (execonomista de confianza de Pablo Iglesias) y el jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, artífice del enfrentamiento e intento de aniquilación de Podemos en el cierre de listas y la conformación de Sumar. Ya se ha informado a los diputados y los partidos de la coalición que los planteamientos que quieran incorporarse al acuerdo de investidura deben pasar por los dos negociadores.
Algunos diputados de Sumar creen que Sánchez se aprovecha de la situación de Díaz, que no tiene otra alternativa que pactar gobierno para subsistir
Algunos diputados de Sumar creen que Sánchez se aprovecha de la situación de Díaz, que no tiene otra alternativa que pactar gobierno para subsistir (la posibilidad de quedarse en la oposición sin entrar al Consejo de Ministros pero avalando la investidura no existe). “Hubo en el debate interno el consenso de que hay que presionar más al PSOE porque si los votantes ven que Sumar no empuja al PSOE a la izquierda van a pensar para qué nos votaron”, opina un diputado en conversación con El Salto. Además, creen que hay que salir del atolladero de la amnistía y que se debatan más cosas y más avances democráticos y económicos.
Si Feijóo tiene en contra que nadie quiere pactar con él porque en el menú está incluido Vox, quien además en debates como los de la amnistía y de nacionalidades lo escora a la derecha, lo que tiene a favor Sánchez es que él es la única vía posible para alcanzar ciertos objetivos. Sin un Sánchez investido, no habrá amnistía para los casi dos mil encausados por el ‘procés’ ni habrá permiso para las lenguas cooficiales en el Parlamento (es decir, normalizar en España lo que es absolutamente normal en Canadá, Bélgica o Suiza) ni tantas otras cuestiones.
La disolución del Congreso para otro match electoral en enero próximo podría dejar a ERC y Junts sin grupo parlamentario y sin el logro de las lenguas cooficiales con una mayoría de PP y Vox. Y por supuesto, sin amnistía y con un proceso recentralizador que derivará en más inestabilidad política. El miedo al abismo es el cobijo de un Sánchez que espera tranquilo su nuevo tiempo.
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Es un punto positivo para el país que la derecha político-empresarial tiene menos poder del que pensaban. Jugaron la carta de la investidura porque pensaban que podrían convencer a los empresarios vascos o catalanes de que hicieran votar a favor a PNV o JUNTS. O bien directamente la compra de 4 Diputados. No lo han conseguido. Es un índice de sus fuerzas.
Otro montaje más, el enésimo montaje, pues todo son montajes y tramoyas, burdos trilerismos.
Lo mismo da que los cometan los nazis que los que no son los nazis oficiales de ESPAÑISTÁN.
Mantener a la plebe entretenida aludiendo a sus vísceras -(como si alguno de ellos ya tuviera ni la intención ni la capacidad de pensan: "en España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa")-.
Sin tratar (claro que no) de los asuntos de la vivienda, la precariedad, la corrupción sistémica del Régimen, etc., etc., etc., etc.
Lo normal, vamos.
Para el PXXE el camino es “la discreción y esperar”, no sea que el #seacabó y el consentimiento ponga en evidencia las traiciones sociatas y el papel del Ministerio de Justicia, con el premiado exministro Campos en la parte penal de la Ley Integral de Libertad Sexual; no sea que el partido centenario (viejo) se rompa ante los ataques de los felipistas y guerristas; no sea que el temblor de piernas de la cúpula sociata ante los ataques inmisericordes del Ppodrido y del fascista VOX sean tan fuertes que termine doblegada y, entonces, se acabó la investidura; no sea que el obsceno gasto militar pase a estar presente en la opinión pública; no sea que…
Y, mientras, tomándole el pelo a Sumar.