Antimilitarismo
Oxímoron. Formas de distracción en la vieja y nueva normaIidad
Nuestra relación cotidiana con el militarismo está cuajada de oxímoron, creados por sus principales valedores, para confundirnos y desviar la atención
Militarismo y lenguaje

Hace muchos años escuché a Arcadi Oliveres decir que coleccionaba oxímoron y yo, que le admiraba y le admiro, le imité.
Antes de continuar, por si alguien no sabe lo que significa esta palabra, la definición en el DLE es: “Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador”. Hay, desde luego, muchos más ejemplos: carpintería metálica, humor serio, prohibido prohibir, instante eterno, sol de medianoche, ir a ningún sitio…
Si estuviera en otro tipo de blog hablaría de: banca ética (aunque ya existe), comida basura, crecimiento negativo, mercado libre, monarquía moderna… pero, mala suerte, esto es un blog antimilitarista y aunque no es algo, en principio, de lo que se hable cotidianamente, hay muchos oxímoron relacionados. Veamos unos cuantos:
Guerra humanitaria. Invasión humanitaria. Guerra santa. Guerra justa. Guerra preventiva. Juegos de guerra. Reglas de la guerra. Héroe de guerra. Fuego amigo. Frontera cercana.
Paz desarmada. Luchar por la paz. Fuerza de paz. Paz armada. Ataque defensivo.
Ejército pacifista. Ejército pacificador. Ejército de paz. Toma pacífica. Inteligencia militar. Armas inteligentes. Inteligencia artificial.
Estos nombres son una manera de justificar las guerras, de hacerlas vendibles a la sociedad, como cuando nos querían convencer con el aforismo si vis pacem para bellum.
De cada uno de ellos se podría escribir un artículo, pero la intención de estos párrafos solo es la de volver a recordar la inutilidad de los ejércitos, la maldad de las guerras. Porque, como vemos en algunos ejemplos, con el lenguaje, se nos quiere hacer creer otra cosa. Es un secreto a voces que no hay inteligencia militar, no hay guerras justas ni humanitarias ni preventivas, solo son guerras, sin adjetivos, guerras que matan, hieren, provocan desplazamientos, desolación, miedo. Estos nombres son una manera de justificar las guerras, de hacerlas vendibles a la sociedad, como cuando nos querían convencer con el aforismo si vis pacem para bellum (si quieres la paz, prepárate para la guerra), cuando lo correcto sería “si no quieres la guerra, prepárate para la paz”.
Una de las consignas que más sentido tiene es “La guerra empieza aquí, parémosla aquí”. Esto no es un oxímoron, sino algo que tenemos que visibilizar más, ya que es la mejor manera de que acaben las guerras. La denuncia de las fábricas de armas, su venta a países en guerra, las ferias de armamento, la banca armada que financia a las empresas armamentísticas y nucleares deben ser una prioridad de las personas y organizaciones sociales.
No podemos consentir que se establezca un clamoroso silencio que tape el horror de la guerra, las armas inteligentes son la justificación para evitar responsabilidades de quien aprieta el botón, aunque pronto habrá robots inteligentes que harán esa labor.
En algún caso se clasifica la desobediencia civil como un oxímoron. Por mi parte creo que es una de las mejores formas con las que podemos denunciar y presionar. Las acciones de desobediencia civil noviolentas han demostrado a lo largo de la historia (Mahatma Gandhi, Rosa Parks, Martin Luther King…) que consiguen sus objetivos.
En estos días de confinamiento, calma tensa y silencio ensordecedor, ha aparecido uno con mucha fuerza: nueva normalidad, que está siendo empleado tanto por quienes consideramos que hay que cambiar muchas cosas como por quienes abogan por volver a hacer lo mismo que antes de la pandemia. Sin entrar en profundidad, hay que cambiar la forma de consumir, la forma de movernos, las grandes ciudades donde vivimos, lo que comemos, las horas que trabajamos, los cuidados, las prioridades que tenemos, nuestras relaciones con la naturaleza y el medio ambiente... En cualquier caso, no debería haber normalidad de ningún tipo.
Empleamos nueva normalidad tanto quienes consideramos que hay que cambiar muchas cosas como quienes abogan por volver a hacer lo mismo que antes de la pandemia
También se está imponiendo en el nuevo vocabulario distancia social, no sé si exactamente un oxímoron, pero en cualquier caso debemos intentar que este sintagma no permanezca y se nombre como “distancia física”, que sería lo adecuado. Me gustan mucho más las frases de Canarias por la paz: “desconfinar nuestras mentes” y “desaprender la guerra”.
Aunque se ha escrito bastante sobre ello, no puedo dejar de nombrar la utilización del lenguaje y parafernalia militar en este contexto actual (menos mal que se han acabado las ruedas de prensa con uniformes y medallas) pues seguimos oyendo que “esto es una guerra”, que “todos somos soldados”, “enemigo mortal” etc. Ya basta de infundirnos miedo cuando lo que hace falta es responsabilidad y dedicar los recursos económicos a la inversión en servicios públicos, como la sanidad, además de aliviar y solucionar los graves problemas sociales que una gran parte de la sociedad está sufriendo. En estos días la consigna Gastos Militares para Fines Sociales cobra más sentido que nunca.
Nota: Todos los oxímoron que aquí salen no son fruto de mi imaginación confinada, sino de listas que he ido haciendo y búsquedas en internet. Os animo a pensar en otros para mejorar el artículo.
Esto os lo cuenta un jubilado trabajador con tolerancia cero a las guerras, los ejércitos y los traficantes que únicamente buscan su beneficio económico.
Gracias y un besito muy grande.
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