Noviolencia
Noviolencia en Siria: Daraya como ejemplo (I)

Sería saludable una reflexión autocrítica de buena parte del movimiento pacifista y antimilitarista sobre las causas últimas que le provocaron falta de interés, de conocimiento o de apoyo, según el caso, a los esfuerzos, también pacíficos, de la sociedad civil siria por sacudirse de encima un cruel régimen militarista como el que sufre. Por eso es fundamental recordar que la noviolencia en Siria tuvo a Daraya como ejemplo.
El icónico comportamiento de las gentes de Daraya es también una buena muestra de lo que no se supo difundir con fuerza por estos lares en su momento. Hoy lo traemos aquí, en forma de una inicial introducción al relato de las distintas prácticas de noviolencia que se llevaron a cabo en toda aquella castigada zona del planeta.
Aprovechamos el décimo aniversario del inicio de una revolución pacífica que transitó esperanzada el territorio conocido como Siria. Desgranaremos semblanzas y experiencias de un activismo que apostó decididamente desde el principio por la noviolencia. Algo que poca gente en el Estado español conoce en detalle.
A lo largo del año 2011 esa revolución fue impulsada por un variopinto y potente movimiento noviolento, que luego, en palabras del grupo antimilitaristes.moc, sería
“arrinconado y fragmentado por el recurso a las armas, la intervención militar y el ascenso, proliferación, e invasión de ejércitos que militarizaron Siria y la hundieron en la miseria y la violencia extrema de la mano de potencias extranjeras y del régimen sirio que buscaba con la guerra total su propia supervivencia…”
“A lo largo del año 2011 esa revolución fue impulsada por un variopinto y potente movimiento noviolento”
Daraya, habitada por 200.000 personas en 2011, se encuentra a una hora y media en automóvil del lugar donde se había grafiteado la famosa frase “Es tu turno doctor”. Y en menos de veinte minutos desde ella se llega al centro de la capital del país.
Una Damasco demasiado peligrosa para el activismo
Había por entonces una sensible diferencia con Damasco, demasiado llena de gentes, y especialmente repleta, lo que resultaba muy peligroso, de mandos militares, de miembros del Partido Baaz, de policía secreta (la Mukhabarat) y de la temida shabiha (milicia progubernamental). Reinaba por tanto un asfixiante control represivo que l@s activistas luego, poco a poco, a lo largo de 2011, irían sorteando con buenas dosis de creatividad. Mientras, en Daraya se respiraba, de partida, una cotidianidad más sosegada y, por otro lado, una fluida coexistencia entre árabes de fe cristiana y la mayoría de la localidad, musulmana árabe suní.
Más allá de la tranquilidad rural de esa parte de la periferia damasquina, desde marzo de 2011 a Daraya la colocaron en el mapa sus activistas de la noviolencia. Los estudios relativos a la noviolencia habían comenzado allí, sin embargo, hacía ya más de dos décadas; fue por tanto en cierta medida previsible que la juventud noviolenta de Daraya tuviera años más tarde un papel principal en la organización de las protestas generalizadas en la ciudad.
¿Cómo se convirtió ese tranquilo suburbio en un epicentro de valores noviolentos en el levantamiento de 2011? Intentaremos estructurar una respuesta apoyándonos en el propio relato de l@s activistas reflejado en distintos textos que se publicaron entre 2011 y 2012.
Volver la vista sobre Daraya
Vamos, necesariamente, por tanto, a actualizar esos escritos, ampliarlos y fundamentarlos, enlazando con otras informaciones más recientes y con documentos y materiales audiovisuales que han ido proporcionando, y proporcionan regularmente, todo tipo de organizaciones sirias que actúan desde la perspectiva del trabajo por la Paz dentro y fuera de Siria. Lo podremos ver a continuación en este artículo y en futuras entregas. Y es tal y como, en su momento, algunos colectivos antimilitaristas más cercanos ya echaron en falta que se hiciera. En palabras de uno de ellos, Utopía Contagiosa,
“es impresionante que exista gente con tanto valor para llevar a cabo resistencias noviolentas […] Nos llenan de esperanza. Ojalá supiésemos más de ellas, para aprender, para divulgarlas, para apoyarlas en lo que pudiésemos. Ojalá ocupasen primeras páginas en los periódicos, titulares y programas de radio, ojalá las televisiones hiciesen monográficos de ellas. Porque nos parecen heroicas y demuestran que la noviolencia no es pasividad sino todo lo contrario, lucha desde la coherencia...”
Porque no, no ha habido en todo el Estado español un solo Centro de Investigación por la Paz, por ejemplo, o similar, que hayan hecho un especial esfuerzo en esto, pese a su trascendencia. Nos referimos a focalizarse en el estudio y divulgación de esa resistencia noviolenta que caracterizó el levantamiento sirio en 2011. Y, ni mucho menos, por supuesto, se ha hecho con sus orígenes.
En este caso concreto, optaremos por acudir directamente al testimonio de l@s activistas siri@s. Por ejemplo, Mohja Kahf (“Water bottles & roses. Choosing non-violence in Daraya”), escritora, actualmente integrante del Movimiento Sirio por la Noviolencia, que ofrece una guía de los antecedentes de primera mano.
Décadas de planteamientos noviolentos
Mohja se remonta inicialmente a 1998, cuando un grupo de un@s 20 jóvenes de Daraya de entre 15 y 25 años fue expulsado de la mezquita en la que había estado estudiando el Corán. Sus animadas discusiones se habían acercado demasiado a plantear un cambio social, algo inaceptable en un Estado autoritario.
Yahya Shurbaji, que entonces tenía 18 años, era uno de est@s jóvenes. Aunque tenía una orientación islámica, no se trataba de un movimiento fundamentalista. Como la mayoría de los habitantes de Daraya, esta gente joven procedía de entornos musulmanes conservadores, pero valoraba la tolerancia, la igualdad universal, la capacidad de responsabilizarse de las personas y, sobre todo, la paz. Su profesor de Corán, Shaikh Abdul-akram Siqa, fomentaba la apertura a otras tradiciones intelectuales. Siqa era un clérigo de Daraya ya conocido por opinar fuera de normas desde 1979. Para la gente en Siria sería el otro referente de la fama de Daraya. Se trataba de un pensador frecuentemente atacado por los clérigos suníes más conservadores. Algunos de ellos en los últimos años incluso habían colaborado con la policía estatal del régimen alauita de Asad para encarcelarlo.
Siqa presentó a Yahya y a otros jóvenes de Daraya al también Shaikh Jawdat Said, que ya llevaba por entonces décadas enseñando noviolencia en Siria y que actualmente permanece exiliado en Turquía. Said interpreta el Corán haciendo hincapié en el carácter sagrado de la vida por encima de todo, en un enfoque que podría denominarse humanismo islámico.
“Said establece conexiones entre la noviolencia coránica y las prácticas de Gandhi, el pensamiento budista de su amigo el dalái lama y las ideas de Martin Luther King, Jr.”
Su primer libro, La doctrina del primer hijo de Adán (1964), meditaba sobre los versos coránicos relativos al primer asesinato. En ellos Abel dice a Caín: “Aunque extiendas tu mano para matarme, yo no extiendo la mía para matarte”. Said establece conexiones entre la noviolencia coránica y las prácticas de Gandhi. Y también lo hace con el pensamiento budista de su amigo el dalái lama, y con las ideas de Martin Luther King, Jr.
Confrontando el Estado policial
Aquel día de 1998 en que fueron expulsad@s de la mezquita de Annas, el joven Yahya Shurbaji y otros 13 chicos y 10 chicas se sentaron en el suelo fuera y celebraron su reunión de todos modos. “Hacía mucho frío”, recordaba Osama Nassar, un amigo más joven de Yahya, cuando, escondido en algún lugar de Siria en 2011, contactó con él Mohja. Temblando, pero sabiamente reforzado contra el empuje del Estado policial y la atracción del conformismo religioso, nació el Grupo de Jóvenes de Daraya.
Aún en medio de esa situación, el grupo, gracias a sus fuertes convicciones y creatividad, afrontando todo tipo de obstáculos y riesgos, llegó a tener más de cincuenta miembros, la mitad de ellos chicos y la otra mitad chicas. Con chalecos que decían “Hasta que cambiéis lo que hay en vosotros”, un verso coránico que hace a la persona responsable de su propio destino, l@s Jóvenes de Daraya barrieron con sus escobas las calles de la ciudad en 2002 como forma de denunciar las carencias de los servicios públicos.
“El proyecto más político de Juventud de Daraya fue la marcha de un centenar de personas en protesta silenciosa contra la invasión estadounidense de Irak en 2003”
Esa fue solo una de sus iniciativas cívicas. Además de una biblioteca de la Paz finalmente cerrada por el régimen, luego vendría una campaña centrada directamente contra la corrupción. Publicaron un calendario de concienciación: cada mes presentaba un dibujo que ilustraba formas de corrupción. “El papel del gobierno es servir al pueblo, ¿dices? ¿No es para exprimirles y obtener beneficios?”. Una noción radical, en un Estado policial, que l@s jóvenes de Daraya tuvieron el valor de propagar.
El proyecto más político de lo que se llegó a terminar conociendo simplemente como Juventud de Daraya fue marchar con un centenar de personas por su calle principal en protesta silenciosa contra la invasión estadounidense de Irak en 2003.
“No a la guerra”: un grito mudo encarcelado en 2003
El gobierno de Siria también se opuso formalmente a esa invasión y Mohja señala que alguien podría pensar que la Juventud de Daraya se ganó su respeto por esto. Pero no fue así, porque organizaron autónomamente la protesta, sin el Partido Baaz. Y eso no se hace en un Estado policial. Fue, por tanto, la gota que colmó el vaso para llevarla a la cárcel. En mayo de 2003, las mujeres integrantes del grupo fueron interrogadas y acosadas, y Yahya Shurbaji y otros 18 jóvenes que también formaban parte de él fueron encarcelados.
Con las intensas discusiones sociopolíticas generadas por la revuelta intelectual de la “Primavera de Damasco” de 2000-2001, tras llegar Bashar al poder, y con el temor de que él fuera el próximo en ser depuesto tras Sadam Hussein, el heredero de la dinastía Asad no podía tolerar, además, un resurgimiento de la actividad cívica. Al mismo tiempo, el régimen se puso a disposición de Estados Unidos para torturar a “sospechosos de terrorismo”.
El grupo desapareció. Yahya pasó más de dos años en prisión. Salió de allí como un visionario de la lucha noviolenta. Más tarde llegaría a ser conocido como “el hombre de las rosas", flores que repartía para entregar a los soldados durante las protestas pacíficas.
A principios de la década de 2000, l@s jóvenes de Daraya hacían hincapié en la transformación personal y social. En marzo de 2011, estalló el levantamiento en Siria. La primera manifestación pacífica tuvo lugar en la ciudad sureña de Daraa pocos días después de la detención de los jóvenes grafiteros, lejos de Daraya. Cuando el régimen de Asad respondió disparando con fuego real contra civiles desarmados, ciudades de toda Siria se levantaron en solidaridad. La reactivada estrategia noviolenta de la juventud de Daraya que, como hemos visto, venía ya de muy lejos, sería su referente.
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