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Ya llevaban un tiempo abonando el terreno. Que si estadísticas que muestran la diferencia de ingresos entre un jubilado y un joven precario, sin señalar que la causa de esa diferenciación es precisamente la precariedad. Comparaciones porcentuales entre lo que sube una pensión y lo que sube el salario de un joven, señalando al Gobierno pero nunca al empresario. Voces de alarma de “la insostenibilidad de las pensiones” relacionándola con la “hipoteca que dejamos a los jóvenes” en referencia al aumento de la deuda pública e, incluso, columnas en grandes medios que señalaban directamente a una guerra intergeneracional entre los que disfrutan de sus merecidas pensiones y los que llevan poco en el mercado laboral y no llegan a final de mes.
La presentación del nuevo proyecto de Presupuestos Generales del Estado, con la subida de las pensiones en relación al IPC tal y como marca la ley, ha reavivado toda esa maquinaria política y mediática que lanza esa variopinta gama de argumentos asustaviejas, o puede que en este caso deberíamos decir asustajóvenes, para alimentar esa confrontación entre jubilados y trabajadores. Toda una maquinaria que intenta esconder la precarización y explotación laboral de los jóvenes, que no habla del incremento de beneficios de las empresas y que ignora la importancia para la sociedad, aunque también para la economía, de mantener el poder adquisitivo de aquellos que con su esfuerzo construyeron nuestro país. Toda una maquinaria que intenta implantarnos una falsa solución a un falso problema: ¡odia a tu abuelo!
“Récord” de gasto
Los medios de comunicación masivos se han puesto manos a la obra repitiendo titulares mil veces publicados cada vez que pretenden atacar al sistema público de pensiones. La palabra “récord” sale en muchos de esos titulares. Como si el aumento de esa partida fuera una mala noticia y no una muestra de que la economía y el nivel de vida aumentan y, con ello, aumenta lo que dedicamos a cuidar y mantener a las personas mayores, que bien se lo han ganado.
¿Sabéis cuándo ha sido el único mes en la historia que no se ha batido el “récord” del gasto en pensiones? En mayo de 2020. Sí, exactamente por lo que estáis pensando
¿Sabéis cuándo ha sido el único mes en la historia que no se ha batido el “récord” del gasto en pensiones? En mayo de 2020. Sí, exactamente por lo que estáis pensando. Tras fallecer 25.000 pensionistas debido a la Covid-19 en los tres primeros meses de pandemia, muchos de ellos abandonados en residencias controladas por aquellos mismos que quieren congelar las pensiones, y tras el retraso de nuevas altas por el cierre de las oficinas de la Seguridad Social debido al confinamiento, aquel mes de mayo de 2020 registró el primer mes en la serie que el gasto en pensiones no batió ese récord de gasto que siempre se bate periodo a periodo.
Es decir, solo la muerte de miles de pensionistas podría evitar los titulares que escriben de forma alarmante la palabra récord para asustarnos sobre esa supuesta insostenibilidad de las pensiones. Incluso aunque se conglomeraran las pensiones y no se subieran ese 8,5%, la partida de pensiones batiría récord. Por lo que estaría bien que los medios de comunicación y políticos que se alarman por ese récord nos explicaran cuáles son sus propuestas para que no se incremente esa partida. La única fórmula que se me viene a la cabeza fue la utilizada por la presidenta de la Comunidad de Madrid la única vez que bajamos el gasto en pensiones: dejar morir a nuestros abuelos en las residencias.
En Ciudadanos, que parece que ya no les queda casi ningún colectivo por defraudar y ahuyentar, han decidido tomar esta bandera. “Disparar las pensiones y el sueldo de los funcionarios mientras el salario de los jóvenes se mantiene congelado desde hace más de una década es una injusticia y una temeridad”, afirmaba Inés Arrimadas en el Congreso para luego tuitearlo y fijarlo en su perfil con orgullo. Desesperados por casito e intentar buscar ese nicho de votos que no existe o que ya está sobradamente copado, el partido naranja se ha dedicado a cargar contra la subida de las pensiones con mensajes alarmistas y que avivan esa guerra intergeneracional, pero que, sobre todo, apuntan al Gobierno de coalición porque a Ciudadanos no le queda mucho de donde rascar. Y si para intentar recuperar alguno de los votos que definitivamente han vuelto al Partido Popular y para mostrar que eres algo así como una oposición al Gobierno tienes que comprar el marco y alentar esa batalla contra los pensionistas, pues a Ciudadanos le vale. Odia a tu abuelo y odia al gobierno que les suba las pensiones.
También se leen algunas opiniones en medios escritos o se escuchan en mesas de tertulias televisivas esos mismos mantras que conforman ese relato de esos viejos aprovechados de nuestros impuestos. En una de esas infames columnas y en alguna de esas tertulias que promueven la guerra intergeneracional, se da por hecho que todos los jóvenes odian o están empezando a odiar a los jubilados por esa brecha salarial, que todos dirigen sus miradas a los mayores y los gobiernos que revalorizan sus pagas y, por lo visto, ninguno culpa a los empresarios de ello.
Si todos tus amigos han tragado con eso de que odiemos a nuestros abuelos, entonces el problema lo tienes tú y la gente de la que te rodeas
Pues mira, muy en la línea de la reciente respuesta de Nadia Calviño a Espinosa de los Monteros en el Congreso, si todo tu círculo de gente joven cree que los pensionistas son los culpables de que a a ellos les precaricen sus salarios o de que tengan que pagar unos “injustos” impuestos, si la gente que te rodea piensa que a los jubilados se les debería congelar la pensión y cargar sobre ellos la pérdida de poder adquisitivo de un fenómeno que nada tiene que ver con ellos, si todos tus amigos han tragado con eso de que odiemos a nuestros abuelos, entonces el problema lo tienes tú y la gente de la que te rodeas.
Último contra el penúltimo
La guerra intergeneracional provocada por esos sectores liberales es una nueva versión de la guerra del último contra el penúltimo que llevamos mucho tiempo escuchando cómo se nos impone desde sectores de la extrema derecha. “El jubilado es el culpable de que tú no cobres tanto” es el nuevo “los inmigrantes te quitan el trabajo”, “el Gobierno le sube las pensiones mientras a ti no te suben el salario” es el nuevo “a los inmigrantes les dan ayuda mientras a ti el Gobierno te abandona” y el “te suben los impuestos para pagar las pensiones” es el nuevo “te roban con los impuestos para las paguitas que le dan a los inmigrantes”. Y, del mismo modo que en esas proclamas racistas, quienes expanden esos discursos nunca apuntan a los empresarios.
Si desde esos sectores liberales quieren que odies a nuestros abuelos es porque quieren ocultar que a quién deberías odiar seguramente sea a muchos empresarios
Culpar al Gobierno de que suban las pensiones más que los salarios de la gente joven es querer esconder la responsabilidad de los empresarios en todo esto. Según los datos de ingresos fiscales de la Agencia Tributaria, en los primeros siete meses del año se ha ingresado un 56% más por Impuesto de Sociedades. Es decir, los beneficios de las empresas que acaban tributando (ya sabemos que no todos los beneficios acaban siendo gravados gracias a bonificaciones y exenciones) se han incrementado notablemente en lo que llevamos de 2022. En cambio, los salarios han aumentado una media del 4,1% en el último año. Si desde esos sectores liberales quieren que odies a nuestros abuelos es porque quieren ocultar que a quien deberías odiar seguramente sea a muchos empresarios que están aprovechando la coyuntura y la inflación para ganar mucho más dinero sin repartirlo con el trabajador.
El suicidio económico de no subir las pensiones
En España hay casi 10 millones de pensionistas. Al contrario de lo que nos hacen creer desde esos medios y partidos, los que cobran más de 3.000 euros son 70.000 pensionistas, un 0,7% del total. En el otro lado del ranking se encuentra el 60% de esos pensionistas, casi seis millones de personas que cobran menos de 1.000 euros al mes. ¿En serio esas cifras muestran un sector de población al que culpar de algo? ¿De verdad hay partidos políticos que son capaces de enfrentarnos a nuestros mayores por ahorrarse un porcentaje de los impuestos que pagan aquellos sectores a los que realmente defienden? Pues sí y están en plena ofensiva contra nuestro sistema público de pensiones y contra los que lo disfrutan. Recuerda: odia a tu abuelo.
Podría explicar cómo se pueden hacer las pensiones sostenibles sin hacer recortes, pero eso ya lo hice hace tiempo. También, claro, podría defender que los jubilados son los que con sus impuestos, lucha y trabajo han construido cada carretera por la que circulamos, cada colegio y universidad en la que estudiamos y cada hospital en el que nacimos la gran mayoría. Podría decir que más allá de que es una cuestión de justicia, subir las pensiones acorde a la inflación no es un capricho de gobiernos socialcomunistas, sino que lo marca la ley.
Pero, por aportar a esos argumentos que otros ya han explicado varias veces, me voy a poner un poco keynesiano. Las pensiones se van a revalorizar en un 8,5%, que son los cálculos que se hacen de cómo acabará la inflación media de este año, lo que junto a otras prestaciones y aumentos de las no contributivas y que este año no ha pasado lo que pasó en 2020 con el número de defunciones, apunta a que el Estado destinará 190.687 millones de euros a las pensiones en 2023, un 11,4% que en el actual año. Se repiten mucho eso de que representan un alto porcentaje de los PGE y el gasto social del Estado, pero no se dice tanto que representa también un alto porcentaje de los consumidores del país y, por lo tanto, del motor de la economía.
Si esa partida en pensiones no hubiera crecido ese 11,4%, hubiera supuesto que el Estado inyectaría unos 20.000 millones de euros menos en la economía. 20.000 millones menos de consumo. Congelar las pensiones, reducir el poder adquisitivo de casi 10 millones de consumidores en un momento de delicadeza económica sería un golpe durísimo para las perspectivas del año que viene. Si las cifras de crecimiento no son muy positivas para el año que viene, ¿qué ocurriría si 10 millones de personas consumen menos?
Continuarán señalando a los gobiernos que pretenden que nuestros mayores tengan un vida digna, mientras defienden al empresario que se aprovecha y promueve la precarización laboral de nuestros jóvenes
Lo de congelar pensiones, reducir salarios de funcionarios y recortar presupuestos en partidas sociales para intentar cumplir con la regla del déficit y reducir la deuda ya se hizo en la anterior crisis. Se llamo “políticas de austeridad”. Y fallaron. Lo hicieron en el plano económico, ya que la reducción en el gasto público hizo, como he explicado antes que podría ocurrir ahora, que se redujera el consumo, con este el empleo y los beneficios empresariales, y por último y por consecuencia de todo ello se redujeron los ingresos fiscales. Todo ello hizo que la deuda escalara más todavía. Pero, sobre todo, lo que consiguieron fue debilitar nuestros servicios públicos, en particular la sanidad. Consecuencias que pagamos más tarde cuando llegó la pandemia a una sanidad pública que había sufrido años de recortes.
El discurso de aquellos que abogan por congelar las pensiones podría llevarnos a un descalabro económico. Su relato imita las técnicas de lo más rastrero del discurso racista y clasista. Y no van a parar de señalar ese “récord”, ni dejarán de publicar nuevas estadísticas que señalan al servicio público en vez de apuntar a los empresarios. No cesarán en su empeño de señalar a los sistemas públicos para promover su desmantelación, en favor de sectores privados como el de los fondos de pensiones privados, para señalar directamente al sistema fiscal de impuestos que lo financian. Continuarán con su empeño de señalar a los gobiernos que pretenden que nuestros mayores tengan un vida digna, mientras defienden al empresario que se aprovecha y promueve la precarización laboral de nuestros jóvenes. No van a parar, de una forma u otra, de repetirnos eso de ¡Odia a tu abuelo!
Pensiones
¿Cómo reformar el sistema de pensiones sin recortes?
En septiembre el Congreso tendrá que debatir los Presupuestos Generales del Estado y muchos apuntan a una reforma en las prestaciones por jubilación y el déficit de su sistema. Pero, ¿recortar es la única opción? Otros países lo financian de manera distinta al Estado español.
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Entiendo que el gobierno sí tiene que decir algo en la no subida de los sueldos de los jóvenes y de trabajadores/as en general con la reforma laboral que han dejado. Antes de la primera reforma se subía de forma automática el IPC en todos los sueldos, no se consideraba una subida salarial a negociar. Por tanto el/la trabajador/a no perdía poder adquisitivo y era raro que trabajando estuvieras en riesgo de exclusión, no como ahora.