El brillo olímpico se desvanece en París un año después de los Juegos

El Tribunal de Cuentas francés asegura que “los Juegos de París fueron un éxito de público y mediático incontestable”, pero no menciona las promesas incumplidas y el impacto sobre la vida de quienes residen en la ciudad.
Olimpiadas Grecia
Queralt Castillo Cerezuela Ceremonia de encendido de la antorcha olímpica para las Olimpiadas de 2024, en la antigua ciudad de Olimpia, en Grecia.

“Paris superstar” titulaba el diario Liberation. “Feliz como un extranjero en París”, decía Le Monde y los extranjeros parecían estar de acuerdo. Desde Italia, Corriere dello Sport titulaba “Tutto l’oro del mondo”. El Periódico de Cataluña optaba por “Los Juegos de la luz y la paridad”. En definitiva, el Comité Organizador podía estar satisfecho con el resultado de París 2024. La confirmación institucional llegó con el informe publicado en junio de este año por el Tribunal de Cuentas francés, en el que dice que “los Juegos de París fueron un éxito de público y mediático incontestable, que trascendió con creces las fronteras de nuestro país”.

Sí, los Juegos de París consiguieron cumplir el objetivo por el que el Estado francés invirtió tanto dinero y por el que trabajó el Comité Organizador. Su presidente, Tony Estanguet, habló de los “Juegos de una nueva era”, buscando remarcar un cambio con anteriores ediciones. Sin embargo, cuando se cumple un año de París 2024, sigue mostrando características que recuerdan mucho a un modelo de Juegos Olímpicos muchas veces visto.

Promesas incumplidas

Al presentar las candidaturas, los proyectos olímpicos suelen incluir determinadas promesas que contribuyen a sumar apoyos y generar ilusión entre la población y que, muchas veces, terminan por olvidarse según van acercándose las fechas de los Juegos. París no fue una excepción.

Inicialmente se habló de unos Juegos populares, accesibles para todos y con beneficios económicos. Se habló de precios de entradas asequibles y de que el transporte público sería gratuito para quienes contaran con una entrada. Una vez pasados los Juegos, el Comité Olímpico Internacional (COI), máxima autoridad en estos eventos, sí ha obtenido beneficios económicos y muy grandes. Según el informe del Tribunal de Cuentas francés, el país anfitrión no puede decir lo mismo. El gasto público para los Juegos de París fue de 6.000 millones de euros, lo que equivaldría al presupuesto total anunciado inicialmente. Porque sí, como suele ocurrir en todas las ediciones, en París tampoco se respetó el presupuesto y terminaron costando entre 11.000 y 12.000 millones de euros.

Respecto a los precios populares, se mantuvieron para las pruebas con menor demanda, en las que se podían adquirir entradas por 24 euros. Pero, para la ceremonia de apertura, las entradas alcanzaron los 2.700 euros y los precios medios para los deportes más populares rondaban los 200.

“Ofreceremos transporte público gratuito a los poseedores de entradas y a los espectadores, para que puedan utilizarlo y limitar su huella de carbono”, dijo Estanguet ante la Comisión del Senado en 2021. Aquella promesa fue abandonada al año siguiente y llegadas las fechas de los Juegos, el billete de metro subió de 2,10 euros a 4 euros, para bajar en enero a 2,5. Los Juegos, por tanto, sirvieron para subir un 20% el precio del billete de metro, similar a lo ocurrido con el resto de transportes públicos.

Pero, seguramente, la promesa más mediática de los Juegos de París fue la recuperación del baño en el Sena. Se invirtieron 1.400 millones de euros, procedentes de fondos públicos, con el objetivo de que fuera apto para acoger las pruebas de triatlón y natación en aguas abiertas, además de la ceremonia de apertura. El Comité Organizador arriesgó al sacar este evento del estadio olímpico y terminó resultando un acierto. Un año después, el río se ha abierto al baño público durante el mes de julio, aunque se han habilitado tres zonas de baño, frente a las 14 que se prometieron antes de los Juegos y las mediciones de calidad del agua siguen dando valores no aptos durante buena parte del año.

Gentrificación

La construcción de la villa olímpica es una de las partes alrededor de la que se realizan mayores promesas antes de unos Juegos. En el caso de París, se construyeron 82 edificios en los municipios de Saint-Denis, Saint-Ouen y L'Île-Saint-Denis, todos pertenecientes al área metropolitana de la capital francesa y en los que esperan recibir a alrededor de 6.000 habitantes.

Todavía no ha empezado la venta de las nuevas viviendas, sin embargo, el precio del metro cuadrado en la Villa Olímpica alcanza los 7.000 euros/m², frente a los 6.000 de Saint-Ouen, 5. 000 de Saint-Denis y 3.700 de Île-Saint-Denis. Asimismo, un estudio del Atelier parisien d'urbanisme (APUR) detectó que, entre 2016 y 2023, el precio de la vivienda en las zonas próximas a los Juegos había aumentado entre un 30% y un 40%.

Antes de París 2024 la promesa era destinar un 40% de la Villa Olímpica para vivienda social. En conversación con El Salto, Jules Boykoff, experto en JJOO y que cubrió los de París para el semanario estadounidense The Nation, declaró a este respecto que “en otras ocasiones, Londrés por ejemplo, dijeron que la Villa Olímpica incluiría vivienda social y no fue así. En París la ley obliga a destinar un porcentaje a vivienda social. Creo que eso ayudará a reducir la intensidad de la gentrificación”.

Ya antes de la cita olímpica, diferentes colectivos denunciaron las expulsiones de población en zonas próximas a las diferentes sedes. En su informe publicado una vez finalizados los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, el colectivo Le Revers de la Medaille cifró en 20.000 el número de personas expulsadas en la región de Île-de-France en relación con París 2024.

Militarización

Otro de los lugares comunes de los Juegos suele ser la militarización. Bajo el paraguas de la seguridad, se despliega un gran contingente policial y se suele aprovechar para introducir determinados avances tecnológicos.

En el caso de París, no es fácil conocer la cifra exacta del despliegue militar y policial realizado para los Juegos. Cerca del bosque de Vincennes se construyó el mayor campamento militar en Francia desde la II Guerra Mundial, con capacidad para acoger a 5.000 soldados. En total, se calcula que participaron entre 30.000-35.000 gendarmes en el operativo de los Juegos y pudieron llegar a 45.000 el día de la inauguración. A esto se sumaron agentes de seguridad privada, unidades del ejército francés y las unidades de policía enviadas por gobiernos aliados, entre los que se incluye a España, que envió 171 policías nacionales y 142 guardias civiles.

Preguntado por este despliegue policial, Jules Boykoff comenta que “incluso para alguien que ha estado en numerosos Juegos y conoce su historia, fue sorprendente. No me esperaba un dispositivo de semejante magnitud. En los barrios donde se concentra más población de color, la presencia policial era masiva”.

En nombre de la seguridad se puso en marcha este enorme dispositivo policial y se permitieron medidas represoras que llevaron al diario Le Monde a declarar que “nunca, desde el estado de emergencia instaurado tras los atentados del 13 de noviembre de 2015, se habían tomado tantas medidas restrictivas de las libertades”.

Diferentes asociaciones de periodistas denunciaron la detención de los periodistas Patricia Huchot-Boissier y Arnaud César Vilette cuando cubrían una protesta contra los Juegos. Aunque se identificaron como periodistas, fueron detenidos durante varias horas y sometidos a un trato injustificado, incluida la entrega obligatoria de muestras de ADN. Posteriormente, la Prefectura de París explicó que fueron detenidos porque “estaban repartiendo folletos en la vía pública”.

En los días previos a los JJOO, el Ministerio del Interior emitió 559 Medidas Individuales de Control Administrativo y de Vigilancia (MICAS en sus siglas en francés), incluyendo al menos a 7 menores de edad, según pudo identificar el medio francés Mediapart. Esta es una medida administrativa, en vigor en Francia desde 2017, que permite restringir la libre circulación de una persona si el Ministerio considera que representa una amenaza grave para la seguridad pública, aunque no haya cometido ningún delito y que, en el caso de una persona extranjera, puede derivar en la expulsión del país.

Videovigilancia algorítmica

La parte más polémica del dispositivo de seguridad de los Juegos Olímpicos fue la autorización del uso de la videovigilancia algorítmica. En 2022, la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL en sus siglas en francés) declaró que esta tecnología “podía afectar a las garantías fundamentales de los ciudadanos para el ejercicio de las libertades públicas”, pero, un año más tarde, la conocida como Ley JO 2024 autorizó su uso.

En conversación con El Salto, Katia Roux, de Amnistía Internacional Francia, declaró que “a pesar de las solicitudes de organizaciones de la sociedad civil, los legisladores no han demostrado la necesidad ni la proporcionalidad del uso de la videovigilancia algorítmica. No han demostrado que no existan medios menos invasivos para lograr el objetivo legítimo de seguridad”.

Sobre la aprobación del uso de esta tecnología, Roux aseguró que “el carácter excepcional de eventos como los JJOO aumenta la aceptación social de las tecnologías de vigilancia y facilita su normalización. De este modo, permiten a los Estados adquirir mayores poderes que se mantienen una vez finalizada la situación excepcional”.

Es el caso de esta tecnología, cuya aplicación dejó de estar permitida en marzo de este año, ya se han dado movimientos desde el Gobierno para recuperar su legalidad, incluso ampliando los márgenes de uso. Según explica Roux, “los resultados dispares sobre su eficacia no han cambiado nada. Al contrario, varios líderes políticos y miembros del gobierno han expresado su deseo de que el reconocimiento facial, anteriormente una señal de alerta, se implemente en Francia”.

En palabras de Boykoff, “todos los Juegos son los mejores de la historia, de acuerdo a los organizadores. Pero si los estudias, puedes ver que no son tan diferentes como les gusta decir. Los puntos comunes suelen ser la intensificación de la vigilancia, los sobrecostes, la expulsión de personas, el greenwashing y la corrupción y todas esas dinámicas aparecieron en París. Entonces, Tony Estanguet o Thomas Bach pueden hablar de una nueva era, pero París 2024 se pareció mucho a los Juegos de siempre”.

En julio de 2024, el COI confirmó los Juegos de Invierno 2030 a la candidatura de los Alpes franceses. El pasado mayo se presentó el proyecto de ley para estos Juegos, aprobada en Junio por el Senado y a la espera de tramitación en la Asamblea Nacional. Igual que ocurrió con la Ley JO 2024, esta ley facilita los permisos de obras, acelera los procesos de expropiación, simplifica la contratación pública y autoriza el uso de la videovigilancia algorítmica.

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