Opinión
Trump silba, Occidente se sienta

Ig: @mag97
Anoche nos fuimos a dormir con la noticia de que Trump había propuesto a Netanyahu una solución al conflicto en Gaza, que virtualmente traería la paz en el corto plazo, con la que el mandatario sionista estaba conforme. Por lo que os podéis imaginar lo muy poco acertada y justa que es.
El resumen de la ‘solución Trump’ es el siguiente: la región de Gaza se convertiría en una zona con un gobierno de transición, compuesto por líderes de todo Occidente, con Tony Blair como protagonista de ese Ejecutivo —para quien no se acuerde, es el otro de los que posó con Aznar y Bush en la infame fotografía de las Azores—, de la cual se expulsaría a “terroristas”, cuyo plan de recuperación económico estará diseñado por Trump, y otra serie de medidas. Todo este plan está sujeto a que Hamás entregue a los rehenes israelíes, de lo contrario, y en palabras del presidente estadounidense: Israel contará con todo el apoyo para acabar con lo que ha empezado.
Un susto o muerte de manual
Es tentador pensar que una solución de paz es siempre buena porque acaba con el conflicto inmediatamente, pero es responsabilidad de quienes sabemos que este no es un plan viable hacer pedagogía e ilustrar sobre todo lo que está mal en él.
Así que, empecemos por lo más obvio: esta solución niega el derecho del pueblo palestino a elegir su gobierno y dirigir su país de forma autónoma, sin injerencias extranjeras.
A esto, hemos de sumar, que el territorio que se va a preservar es solamente una porción de lo que compone el Estado de Palestina, por lo que es una solución que no atiende a la deuda histórica con este pueblo y que avala la ley del más fuerte, el imperialismo más actual.
Obviamente no se reconoce ese Estado Palestino, y tampoco se reconoce la gran suma de crímenes contra la humanidad cometidos por Israel y sus dirigentes, lo que implica que todas esas personas no serán juzgadas en ningún momento por el genocidio que están perpetrando.
Además, supone reconocer que el líder del mundo es Estados Unidos y, por extensión, Donald Trump. Si ante esta propuesta, el resto de Occidente y del globo en general, no responde con una rotunda negación, lo que se estaría haciendo es dar carta blanca al país norteamericano para hacer y deshacer a sus anchas en cualquier territorio (llevan haciéndolo siglos, pero ahora ya sería sin tapujos).
La propuesta de Trump supone reconocer el fracaso del multilateralismo, de la cooperación internacional y de la democracia como sistema de escucha de la sociedad. El 80% de la ONU reconoce al Estado de Palestina
Supone, a su vez, reconocer el fracaso del multilateralismo, de la cooperación internacional y de la democracia como sistema de escucha de la sociedad. Porque recordemos que cerca del 80% de las Naciones Unidas reconoce al Estado de Palestina, que en miles de ciudades de todo el mundo la población ha salido a la calle, ha puesto su cuerpo, para denunciar este genocidio y exigir una solución digna para Palestina. Aceptar lo que propone Trump, es rechazar lo que defiende el pueblo.
En resumen, esta supuesta solución al conflicto de Gaza no es tal, porque lo único que supondría sería dar por terminado el combate y erigir como ganador al Estado genocida y sionista de Israel, sin consecuencias por las decenas de miles de muertes, heridos y vidas destrozadas.
Tristemente, llevamos desde que llegó Trump por segunda vez a la Casa Blanca viendo cómo el resto de los países caen rendidos a sus pies ante cualquier gesto, que no son capaces de plantarse, de negar el poder que se le ha otorgado, perdiendo así cualquier autonomía.
Es el momento (lleva siéndolo décadas) de plantarse ante la barbarie, ante las alianzas homicidas, y velar por un mundo en el que merezca la pena vivir, y donde no esté todo mediado y dirigido por un presidente yanki.
Trump silba, Occidente se sienta. El pueblo muerde.
Los artículos de opinión no reflejan necesariamente la visión del medio.
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