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Opinión
Ahora es en serio

No todo ha quedado igual. Ha quedado mucho peor.
Montenegro ha sido premiado a pesar de su retórica vacía sobre la estabilidad política.
Después de haber sido él quien desestabilizó y convocó elecciones anticipadas, Montenegro ha sido recompensado por las urnas. A nivel portugués, se ha beneficiado de la misma receta de Berlusconi en Italia y Trump en Estados Unidos: los mismos que gritan contra “los corruptos” son los que luego dicen “todo el mundo tiene negocios, no es un problema”. Se equivocaron quienes soñaron con una mayoría de la derecha “correcta” (Alianza Democrática con Iniciativa Liberal). Por ahora Montenegro sigue considerando a Chega! intratable, pero sabemos que todo será un “hasta que nos convenga”.
En solo tres años, el Partido Socialista (PS) ha hecho evaporar casi la mitad de esos 41% de votos de 2022 y la mayoría parlamentaria artificial que surgió de ahí.
El PS capitalizó en aquellas elecciones la subida del salario mínimo, la recuperación de salarios y pensiones, es decir, todo lo que el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Bloco de Esquerda (BE) le habían obligado a hacer. A partir de ahí, con la guerra en Ucrania y la inflación provocada por las sanciones de la UE, el PS fue dejando deshacer todo lo que había hecho en el anterior mandato y persistió en decepcionar a los trabajadores de los servicios públicos que tradicionalmente le votaban. Sin ningún programa que lo distinga verdaderamente de la AD, el PS está siguiendo el mismo camino de la socialdemocracia europea: el desastre.
Siempre lo dije: estas eran las elecciones que más fuelle darían a Chega! para un discurso salvador y punitivista (su síntesis de la democracia portuguesa: “50 años de corrupción”) en términos muy similares a los que facilitaron el camino al poder del fascismo hace cien años.
Se equivocaron quienes pensaron que los escándalos de la ultraderecha como el del “hombre de las maletas” (diputado de Chega!) o el pedófilo que es dirigente regional de Lisboa harían mella en el millón de votantes de 2024. Sin una verdadera barrera antifascista, este nuevo fascismo en versión siglo XXI llegará al poder con el primer tropiezo del gobierno de Montenegro & Cía.
Ese es uno de los papeles que la izquierda comunista y bloquista debe asumir.
La CDU (la coalición electoral liderada por el Partido Comunista) resistió mucho mejor que el Bloco de Esquerda, al que Livre ha vaciado de su votante de clase media más joven y europeista. Ahora ambas fuerzas deben saber mostrar capacidad para articular el movimiento sindical y los movimientos sociales en la resistencia contra la crisis que ya se prevé, al empobrecimiento y el rearme, y que puede, como hace cien años, abrir otra vez la puerta al fascismo.