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Opinión
Pueblos vivos a través de la escuela rural
“Planta un cole y crecerá un pueblo” decía el pastor. Esta es la historia real de un pueblo re-repoblado gracias a su escuela rural, un pequeño pueblo del valle de la Fueva, en el Sobrarbe aragonés, donde casi la mitad de los habitantes son niñas y niños. Un pueblo con muchas historias. Primero las historias de los pobladores que se vieron obligados a huir el pueblo en los años 60 cuando se quedaron sin servicios ni comunicaciones al expropiar las tierras de la población principal para la construcción del pantano de El Grado.
Después, las historias de los nuevos pobladores que en los años 80 llegaron con energías y nuevas ideas para reconstruirlo y vivir en contacto con la naturaleza rompiendo el silencio de sus casas y calles. Allí vivió y creció feliz una generación que al llegar a la juventud salió a conocer otras tierras y tener nuevas experiencias. El pueblo volvió a quedar solitario y silencioso de nuevo. Pero este pueblo resurgió otra vez y, en los últimos años, nuevas historias le esperaban: risas, movimiento y chimeneas humeantes lo volvieron a llenar de vida. Varias familias decidimos juntarnos para criar a nuestros hijos allí. Lo hicimos así porque queríamos una crianza y educación en contacto con la naturaleza y con respecto. Con ello llegó la rehabilitación de las casas y con las niñas y niños surgió la necesidad de tener una escuela y formar una comunidad de aprendizaje rural.
La escuela de Caneto es un proyecto de referencia que ha hecho realidad el funcionamiento de las escuelas “de pueblo” con proyectos propios enraizados con las familias y el territorio
Esta es la historia de Caneto y su escuela O Chinebro (el enebro, en aragonés). Hasta aquí la historia es un ejemplo a seguir y una referencia más (como Olba, Alpartir, Sahún…), para hacer reflexionar a la administración sobre la necesidad de renovación y actualización urgente de los modelos escolares y las obsoletas estructuras legales vigentes. Un proyecto de referencia que ha hecho realidad el funcionamiento de las escuelas “de pueblo” con proyectos propios enraizados con las familias y el territorio. Una propuesta que ha permitido asentar y atraer población al medio rural, y mejorar la calidad del sistema educativo. Un proyecto educativo coherente de amplia trayectoria y alineado con las líneas educativas que promulga la LOMLOE y el propio currículo aragonés. Una escuela que pone en práctica los principios de la transición educativa ecológica, los ODS y la agenda 2030 siendo una escuela sostenible en sus recursos energéticos y de bajo impacto ambiental.
Pero desgraciadamente el cambio de gobierno en Aragón y la nueva Dirección del Departamento de Educación del Gobierno de PP y Vox en Aragón ha hecho dar un giro inesperado a esta historia dejando a mucha gente perpleja e inquieta. El día 2 de noviembre instancias educativas comunicaron el inminente cierre de la escuela de Caneto por considerar la mejor manera de regularizar la situación. Según justifica el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón el centro educativo “lleva funcionando cinco años sin autorización”, alegando también “no cumplir los requisitos mínimos exigidos” por el Real Decreto 132/2010 para su habilitación como espacio docente. Las instalaciones de O Chinebro cuentan con dos construcciones de bioconstrucción adaptadas a los requisitos higiénico sanitarios requeridos en su día, con agua potable y conexión a internet que han cumplido en estos años su función sin ningún riesgo ni perjuicio a la seguridad de las niñas y niños que asisten a las clases.
El nuevo Gobierno de Aragón quiere cerrar la escuela de forma inminente y trasladar el aula al centro educativo de Tierrantona, localidad situada a 40 minutos en coche
La solución propuesta por Educación consiste en trasladar el aula al centro educativo de Tierrantona, localidad situada a 40 minutos en coche de Caneto. Para nosotras, la comunidad educativa, esta medida es una imprudencia que no queremos aceptar: meter a menores de entre 3 y 12 años en un autobús por las estrechas carreteras llenas de curvas, con hielo y nieve en invierno, para llevarlos a un centro situado a 40 minutos de casa, teniendo una escuela a la puerta de nuestros hogares, nos parece un sinsentido. El cierre del Aula Caneto de manera inmediata supone, sin duda, una vulneración de los derechos de la infancia, una ruptura radical de sus rutinas y de sus bases de seguridad. El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación tal y como recoge la Declaración Universal de los Derechos del Niño, así como la diferente normativa desarrollada en nuestro país, en la que se recoge además la importancia del respeto a sus procesos de desarrollo vital y a poder satisfacerlos en su entorno más cercano.
La escuela O Chinebro de Caneto es una escuela viva con raíces y futuro porque tras cinco años de apoyo administrativo cuenta con un proyecto instaurado y asentado, con un cuerpo y una estructura firmes, una comunidad educativa viva e implicada, que además participa con éxito en programas educativos de forma autónoma e independiente dentro de la estructura pública administrativa. Es necesario que la Consejería de Educación acceda a acercar posturas para buscar el bienestar y derechos de los más pequeños, que sin duda deben ser los protagonistas. Para evitar una España vaciada se necesitan escuelas abiertas y pueblos habitados y Caneto es buen ejemplo de ello con su andadura en las últimas décadas.
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Todo es un sinsentido.
Se habla de la España vaciada como un problema de importancia, pero luego se cierran escuelas rurales para hacinar a l@s niñ@s en centros masificados y sin personal suficiente. Se habla del alto coste de su mantenimiento, de la imposibilidad de mantener la escuela abierta por cuestiones económicas y/o administrativas, pero luego vemos los millones malgastados en este país por aquí y por allí: ya sea en banderas gigantes, desfiles de idiotas, coches oficiales, sobresueldos, subvenciones para la prensa amiga y tantas cosas más.
Hay dinero, lo que no hay es voluntad para construir un país mejor.
Y hablo desde el conocimiento de este tema, como presidenta del AMPA de una escuela rural con 9 niñas y niños matriculad@s este año.
¡Fuerza para esas madres y padres, así como para el alumnado de O Chinebro!
Seguimos en la lucha.