Opinión
Ministerio de Igualdad, diana para trols

Irene Montero será ministra de Igualdad, en la segunda vez en que Igualdad pasa tener rango de Ministerio. La primera vez fue en 2008, con Bibiana Aído al frente. Aído fue blanco de ataques furibundos por estar al mando de un ministerio que Zapatero hizo desaparecer dos años después de crearlo.

Irene Montero
Dani Gago Irene Montero

En junio de 2008, los medios cargaban contra Bibiana Aído por una palabra: “miembras”. No lo decimos nosotros, lo dice la RAE, se excusaban. Los miembros de la Real Academia Española Salvador Gutiérrez y Gregorio Salvador han destacado hoy la incorrección del término, decían.

El bombardeo contra Aído, primera ministra de Igualdad, fue constante. Empezaba el segundo mandato de Zapatero con varios guiños, entre ellos la creación del Ministerio de Igualdad, la elección de una ministra de Defensa y el nombramiento del Gobierno con más mujeres que hombres de la historia del país.

Y daba igual lo que dijera Aído: el experto en columnismo machista Arturo Pérez Reverte ya hablaba entonces de “casta feminista”, Jiménez Losantos la llamada analfabeta y El Mundo consideró que una foto de Aído fumando merecía estar en su portada. ¿La noticia? Ninguna.

El Ministerio de Igualdad con el que Zapatero quiso hacer bandera de su feminismo era prescindible, como demostró al eliminarlo solo dos años después de su creación

La reacción contra el Ministerio de Igualdad fue “furibunda”, recuerda la periodista Nuria Varela, que fue la primera jefa de Gabinete del aquel primer Ministerio de Igualdad en estas declaraciones a Europa Press. “El momento era adecuado. Nos tocaba pasar de la igualdad formal que se había hecho en la legislatura anterior con la aprobación de las leyes orgánicas de Violencia de género y de Igualdad, y tocaba desarrollarlas, tocaba hacer que la igualdad pasara del ámbito legal al cotidiano”, explica. 

Bibiana Aído
Bibiana Aído fue objeto de una portada de El Mundo por fumar.

Sin embargo, dos años después el gesto se quedó en eso: en un guiño. La crisis se llevó por delante el Ministerio de Igualdad: Zapatero lo hizo desaparecer en un paquete de fuertes recortes de gasto en mayo de 2010. Igualdad volvía a quedar integrado en Sanidad y Política Social, dirigido por Leire Pajín, donde Aído continuó como secretaria de Estado de Igualdad hasta el 22 de julio de 2011. El Ministerio de Igualdad con el que Zapatero quiso hacer bandera de su feminismo era prescindible. Sorpresa. 

LAS PORTAVOZAS Y LOS PELOS

Irene Montero no ha sido nombrada aún ministra de Igualdad, pero ya comparte un capítulo con Aído: el de haber enfadado a la RAE y a la horda de quienes denostan el lenguaje inclusivo, quienes creen que la lengua es solo aquello que cabe en el diccionario. Portavoz es común en cuanto al género, lo que significa que coinciden su forma de masculino y de femenino, explican.

A Montero se la ha criticado por tener pelos en el sobaco, por trabajar como cajera, por ser la pareja de Pablo Iglesias. En este artículo de El Salto, Nacho M. Segarra daba algunas claves de los estereotipos sobre las mujeres políticas y, claro, Montero ha hecho varias cosas imperdonables, y todas ellas sin tener cargo en el Gobierno: demasiado visible, demasiado inexperta, demasiado ambiciosa, demasiado esposa.

No van a atacar a Irene Montero por lo que hace, sino por lo que es, ni van a cargar contra el Ministerio de Igualdad por sus iniciativas, sino por lo que representa

Da igual lo que haga, porque no van a atacar a Irene Montero por lo que hace, sino por lo que es, ni van a cargar contra el Ministerio de Igualdad por sus iniciativas, sino por lo que representa. Lo harán de manera furibunda, como entonces, pero con la experiencia de aquel ensayo y empoderados esta vez por la normalización de los discursos antifeministas que Vox no solo extiende, sino que utiliza como bandera: Santiago Abascal eligió hablar de violencia machista y de agresiones sexuales en su discurso del 7 de enero, previo a la votación de la investidura.

La extrema derecha tiene en el Ministerio de Igualdad y su ministra un blanco perfecto, y a su favor todo el machismo estructural de los medios conservadores, ávidos de gasolina para acelerar sus incendios. Desde el otro lado se espera que, esta vez, el Ministerio de Igualdad no sea prescindible, como lo fue el primero. Se espera que apostar por políticas que hagan efectivos los derechos teóricos de las mujeres no sea solo un cromo en el juego de reparto de poder. Que no se quede en gesto, porque la lucha es por la vida, y tenemos que ganar.

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