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Opinión
¿Qué medidas puede tomar EE UU para fomentar las conversaciones de paz en Ucrania?
cofundadora de Global Exchange y Codepink: Mujeres por la Paz.
autor de Blood On Our Hands: the American Invasion and Destruction of Iraq.
El Boletín de los Científicos Atómicos acaba de publicar su declaración sobre el Reloj del Juicio Final de 2023, calificándolo de “momento de peligro sin precedentes”. Ha adelantado las manecillas del reloj a 90 segundos antes de la medianoche, lo que significa que el mundo está más cerca que nunca de una catástrofe global, principalmente porque el conflicto en Ucrania ha aumentado gravemente el riesgo de guerra nuclear.
Esta evaluación científica debería despertar a los líderes mundiales sobre la urgente necesidad de sentar a la mesa de negociaciones de paz a las partes implicadas en la guerra de Ucrania. Hasta ahora, el debate sobre las conversaciones de paz para resolver el conflicto ha girado sobre todo en torno a lo que Ucrania y Rusia deberían estar dispuestas a poner sobre la mesa para poner fin a la guerra y restablecer la paz. Sin embargo, dado que esta guerra no es sólo entre Rusia y Ucrania, sino que forma parte de una “Nueva Guerra Fría” entre Rusia y Estados Unidos, no sólo Rusia y Ucrania deben considerar qué pueden aportar a la mesa para ponerle fin.
Estados Unidos también debe considerar qué medidas puede tomar para resolver el conflicto subyacente con Rusia que condujo a esta guerra en primer lugar. La crisis geopolítica que preparó el terreno para la guerra en Ucrania comenzó con las promesas incumplidas de la OTAN de no expandirse hacia Europa del Este, y se agravó con su declaración en 2008 de que Ucrania acabaría uniéndose a esta alianza militar principalmente antirrusa.
Luego, en 2014, un golpe de Estado respaldado por Estados Unidos contra el gobierno electo de Ucrania provocó la desintegración de Ucrania. Solo el 51% de los ucranianos encuestados en un sondeo de Gallup reconocieron la legitimidad del gobierno posterior al golpe, y amplias mayorías en Crimea y en las provincias de Donetsk y Lugansk votaron a favor de separarse de Ucrania.
Crimea volvió a unirse a Rusia, y el nuevo gobierno ucraniano inició una guerra civil contra las autoproclamadas “Repúblicas Populares” de Donetsk y Lugansk. La guerra civil causó la muerte de unas 14.000 personas, pero el acuerdo de Minsk II de 2015 estableció un alto el fuego y una zona tampón a lo largo de la línea de control, con 1.300 observadores internacionales del alto el fuego y personal de la OSCE.
La línea de alto el fuego se mantuvo en gran medida durante siete años, y las víctimas disminuyeron sustancialmente de año en año. Pero el gobierno ucraniano nunca resolvió la crisis política subyacente concediendo a Donetsk y Lugansk el estatuto de autonomía que les había prometido en el acuerdo de Minsk II. Ahora, la ex canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francois Hollande han admitido que los líderes occidentales sólo aceptaron el acuerdo de Minsk II para ganar tiempo, de modo que pudieran aumentar las fuerzas armadas ucranianas para recuperar Donetsk y Lugansk por la fuerza.
Los líderes de la OTAN y EE UU reconocen implícitamente que nueve meses más de guerra innecesaria y sangrienta no han conseguido mejorar mucho la posición negociadora de Ucrania
En marzo de 2022, un mes después de la invasión rusa, se celebraron negociaciones de alto el fuego en Turquía. Rusia y Ucrania redactaron un “acuerdo de neutralidad” de 15 puntos, que el presidente Zelensky presentó públicamente y explicó a su pueblo en un programa de televisión nacional el 27 de marzo. Rusia aceptó retirarse de los territorios que había ocupado desde la invasión de febrero a cambio del compromiso ucraniano de no ingresar en la OTAN ni albergar bases militares extranjeras.
Ese marco también incluía propuestas para resolver el futuro de Crimea y Donbás. Pero en abril, los aliados occidentales de Ucrania —Estados Unidos y Reino Unido, en particular— se negaron a apoyar el acuerdo de neutralidad y persuadieron a Ucrania para que abandonara sus negociaciones con Rusia. Funcionarios estadounidenses y británicos dijeron entonces que veían una oportunidad de “presionar” y “debilitar” a Rusia, y que querían aprovechar al máximo esa oportunidad.
La desafortunada decisión de los gobiernos estadounidense y británico de torpedear el acuerdo de neutralidad de Ucrania en el segundo mes de guerra ha desembocado en un conflicto prolongado y devastador con cientos de miles de bajas. Ninguna de las partes puede derrotar decisivamente a la otra, y cada nueva escalada aumenta el peligro de “una gran guerra entre la OTAN y Rusia”, como advirtió recientemente el Secretario General de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg.
Los líderes de Estados Unidos y la OTAN afirman ahora que apoyan una vuelta a la mesa de negociaciones que pusieron patas arriba en abril, con el mismo objetivo de lograr una retirada rusa del territorio que ocupa desde febrero. Reconocen implícitamente que nueve meses más de guerra innecesaria y sangrienta no han conseguido mejorar mucho la posición negociadora de Ucrania.
En lugar de limitarse a enviar más armas para alimentar una guerra que no puede ganarse en el campo de batalla, los líderes occidentales tienen la grave responsabilidad de ayudar a reanudar las negociaciones y asegurarse de que esta vez tengan éxito. Otro fiasco diplomático como el que urdieron en abril sería una catástrofe para Ucrania y para el mundo. Entonces, ¿qué puede aportar Estados Unidos para ayudar a avanzar hacia la paz en Ucrania y desescalar su desastrosa Guerra Fría con Rusia? Al igual que la Crisis de los Misiles de Cuba durante la Guerra Fría original, esta crisis podría servir de catalizador para una diplomacia seria que resuelva la ruptura de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. En lugar de arriesgarse a la aniquilación nuclear en un intento de “debilitar” a Rusia, Estados Unidos podría utilizar esta crisis para abrir una nueva era de control de armas nucleares, tratados de desarme y compromiso diplomático.
El ejército estadounidense también ha construido lo que The New York Times llamó “una instalación militar estadounidense altamente sensible” en Polonia, a solo 160 kilómetros del territorio ruso
Durante años, el presidente Putin se ha quejado de la gran presencia militar estadounidense en Europa Central y Oriental. Pero tras la invasión rusa de Ucrania, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en Europa. Ha aumentado el número total de tropas estadounidenses desplegadas en Europa de 80.000 antes de febrero de 2022 a unas 100.000. Ha enviado buques de guerra a España, escuadrones de aviones de combate al Reino Unido, tropas a Rumanía y al Báltico, y sistemas de defensa antiaérea a Alemania e Italia.
Incluso antes de la invasión rusa, Estados Unidos comenzó a ampliar su presencia en una base de misiles en Rumanía que Rusia ha objetado desde que entró en funcionamiento en 2016. El ejército estadounidense también ha construido lo que The New York Times llamó “una instalación militar estadounidense altamente sensible” en Polonia, a solo 160 kilómetros del territorio ruso. Las bases de Polonia y Rumanía cuentan con sofisticados radares para rastrear misiles hostiles y misiles interceptores para derribarlos.
A los rusos les preocupa que estas instalaciones puedan reutilizarse para disparar misiles ofensivos o incluso nucleares, y son exactamente lo que prohibía el Tratado ABM (Misiles Antibalísticos) de 1972 entre Estados Unidos y la Unión Soviética, hasta que el presidente George W. Bush se retiró de él en 2002. Mientras que el Pentágono describe los dos emplazamientos como defensivos y pretende que no están dirigidos a Rusia, Putin ha insistido en que las bases son una prueba de la amenaza que supone la expansión de la OTAN hacia el este.
He aquí algunas medidas que Estados Unidos podría plantearse poner sobre la mesa para empezar a rebajar estas tensiones cada vez mayores y mejorar las posibilidades de un alto el fuego y un acuerdo de paz duraderos en Ucrania:
* Estados Unidos y otros países occidentales podrían apoyar la neutralidad ucraniana aceptando participar en el tipo de garantías de seguridad que Ucrania y Rusia acordaron en marzo, pero que Estados Unidos y el Reino Unido rechazaron.
* Estados Unidos y sus aliados de la OTAN podrían hacer saber a los rusos, en una fase temprana de las negociaciones, que están dispuestos a levantar las sanciones contra Rusia como parte de un acuerdo de paz global.
* Estados Unidos podría aceptar una reducción significativa de los 100.000 soldados que tiene ahora en Europa, y retirar sus misiles de Rumanía y Polonia y entregar esas bases a sus respectivas naciones.
* Estados Unidos podría comprometerse a trabajar con Rusia en un acuerdo para reanudar las reducciones mutuas de sus arsenales nucleares y suspender los planes actuales de ambas naciones de construir armas aún más peligrosas. También podrían restablecer el Tratado de Cielos Abiertos, del que Estados Unidos se retiró en 2020, para que ambas partes puedan verificar que la otra está retirando y desmantelando las armas que acuerdan eliminar.
* Estados Unidos podría abrir un debate sobre la retirada de sus armas nucleares de los cinco países europeos donde están desplegadas actualmente: Alemania, Italia, Países Bajos, Bélgica y Turquía.
Si Estados Unidos está dispuesto a poner sobre la mesa estos cambios políticos en las negociaciones con Rusia, facilitará que Rusia y Ucrania alcancen un acuerdo de alto el fuego mutuamente aceptable, y contribuirá a garantizar que la paz que negocien sea estable y duradera. Desescalar la Guerra Fría con Rusia daría a este país un beneficio tangible que mostrar a sus ciudadanos mientras se retira de Ucrania. También permitiría a Estados Unidos reducir su gasto militar y a los países europeos hacerse cargo de su propia seguridad, como desea la mayoría de su población.
Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia no serán fáciles, pero un compromiso genuino para resolver las diferencias creará un nuevo contexto en el que cada paso podrá darse con mayor confianza a medida que el proceso de pacificación adquiera su propio impulso.
La mayoría de los pueblos del mundo respirarían aliviados al ver que se avanza hacia el fin de la guerra en Ucrania, y al ver que Estados Unidos y Rusia trabajan juntos para reducir los peligros existenciales de su militarismo y hostilidad. Esto debería conducir a una mayor cooperación internacional en otras crisis graves a las que se enfrenta el mundo en este siglo, e incluso podría empezar a hacer retroceder las manecillas del Reloj del Juicio Final, convirtiendo el mundo en un lugar más seguro para todos nosotros.
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Lo trágico de estos críticos del imperio estadounidense y de la OTAN es que son incapaces de comprender (incluso de aprehender) las lógicas imperiales de otros sistemas de poder (en este caso del ruso). Como buen@s hij@s del imperio yanki sólo son capaces de ver y comprender las lógicas imperiales de USA, el resto del planeta está lleno de corderitos esperando a ser degollados por algún marine.
Artículo bien intencionado y lleno de lógica. Por desgracia, el gobierno de los Estados Unidos no está por la labor. Si hubiera querido, hubiera podido evitar la guerra, en vez de alentar a Ucrania a entrar en la OTAN y prometiéndole, de forma hipócrita, protección ante un, como se ha visto, un más que probable ataque de Rusia, ante la posibilidad de incorporación a la OTAN, incumpliendo las promesas realizadas a la extinta Unión Soviética.