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Escuché hace unos días decir a Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta segunda del gobierno, aludiendo al insistente planteamiento por parte de los dirigentes de Podemos de avanzar desde ahora mismo en la formación de la coalición de izquierdas que debería presentarse a la ciudadanía en las próximas confrontaciones electorales, sobre todo en las generales, contestar: “Que yo sepa no se han convocado elecciones generales en España y a los españoles les interesa bien poco, están preocupados por llegar a fin de mes. Cuando haya elecciones ya hablaremos”.
Esta contestación, con una displicencia y una arrogancia que resultan irritantes, es, simplemente, inaceptable. En nada contribuye al diálogo, muy necesario, entre Yolanda Díaz y la dirección de Podemos. Aunque, para ser justos y dar a cada uno lo que se merece, tampoco ayudan las andanadas, con parecida soberbia, de Pablo Iglesias —a pesar de no formar parte del organigrama del partido, quiere ser y de hecho continúa siendo un poder fáctico en Podemos— lanzadas desde su plataforma La Base (diario Público) y en diferentes medios de comunicación. ¿No hemos aprendido nada de la autodestructiva pugna —muy visible en las redes sociales, pero nunca bien explicada a la militancia en términos de contenido político-—entre Iñigo Errejón y Pablo Iglesias? ¿Ninguna enseñanza de las consecuencias de los enfrentamientos en las izquierdas andaluzas que condujeron a unos resultados desastrosos?
Me pregunto si se están celebrando encuentros entre Yolanda Díaz o las personas que promueven su proyecto y los responsables de Podemos; encuentros que deberían abordar las cuestiones políticas y organizativas que sentaran los cimientos de un posible entendimiento
En este contexto, me pregunto si se están celebrando encuentros entre Yolanda Díaz o las personas que promueven su proyecto y los responsables de Podemos; encuentros que deberían abordar las cuestiones políticas y organizativas que sentaran los cimientos de un posible entendimiento. La verdad es que no tengo ni idea. Desde luego, el ambiente creado por las declaraciones de unos y de otros no lo facilita. La distancia y el enfrentamiento que aflora en los medios no augura nada bueno; ¡y las derechas frotándose las manos!
Por otro lado, casi nada se sabe, o no lo sabemos el común de los mortales, sobre el contenido de la propuesta política (y mucho menos la organizativa) que quiere liderar Yolanda Díaz. El mantra continuamente repetido de “si vosotros queréis, yo estoy dispuesta”, se mueve en la, creo que deliberada, indefinición de lo que se quiere hacer. Y tiene el tono de un hiperpersonalismo que es, precisamente, una de las cosas que deberíamos desterrar de la cultura política de la izquierda y que la cúpula de Podemos ha cultivado y cultiva sin complejos.
Con independencia de si Yolanda Díaz atiende las peticiones/exigencias de Podemos, urge aclarar cuáles son las claves de su propuesta. Los pasos que hasta el momento se han dado suman y escuchan poco. Aunque quizá en clave electoral, con un sustancial apoyo de los medios de comunicación, de una parte importante del Partido Socialista Obrero Español y de las fuerzas que quieren reducir a Podemos a su mínima expresión, junto con el crédito personal fruto de una meritoria gestión de su ministerio, se piense que es suficiente. Es difícil saberlo con tanta anticipación, en un escenario tan volátil e incierto.
Soy de los que piensan que la reconstrucción de un espacio social y político transformador, muy debilitado y desgastado entre otras cosas por la actuación de la izquierda institucional, no pasa por sumar las siglas de lo que ahora existe
En todo caso, soy de los que piensan que la reconstrucción de un espacio social y político transformador, muy debilitado y muy desgastado entre otras cosas por la actuación de la izquierda institucional —que ha sido más institucional que izquierda—, no pasa por sumar las siglas de lo que ahora existe (aunque, pensando en clave electoral, sería necesario formalizar algún tipo de acuerdo). Pero el mismo, si verdaderamente existe voluntad de alcanzarlo, no puede convertirse en lo de siempre, repetido hasta la saciedad: un reparto de puestos en las candidaturas.
Es necesario mucho más y, sobre todo, algo diferente. Un trabajo lento y persistente de la mano de un debate que ponga sobre la mesa los desafíos que urge enfrentar, en una situación de verdadera crisis civilizatoria, y, sobre esa base, proceda a realizar un balance rigoroso de las políticas aplicadas por el gobierno de coalición, alejado de la autocomplacencia al uso entre los dirigentes de Unidas Podemos. Y eso sólo se puede hacer a partir de una propuesta política y organizativa abierta e integradora, comprometida con los movimientos sociales y que dé voz activa a la diversidad de posiciones existente en el tejido social.
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Cualquier proceso que se pretende integrador debe generar un mínimo de ilusión en la gente que espera algo más que gestionar las desigualdades, basado en construir un proyecto a largo plazo para que todos podamos sobrevivir. Los debates como las decisiones tendrían que ser colectivas.
De acuerdo con la arrogancia innecesaria de Yolanda Díaz.
En desacuerdo con los hiperpersonalismos de Podemos.¿Ione Belarra, Irene Montero, Lily Vestringe, Rafa Mayoral, Nacho Álvarez… son, de verdad, hiperpersonalismos? Debemos acostumbrarnos a que Pablo Iglesias no tiene ningún cargo en el partido, se dedica a labores de comunicación y de análisis político. Las decisiones las toma el partido.
¿Hay nostalgia de los Anticapitalistas? Porque Podemos siempre ha tenido un pie en la calle y otro en las instituciones, como creo que debe ser. Estaría bien que ambos dialogaran y llegaran a acuerdos, por sólo razones estratégicas no merece ir por separado. Andalucía se lo merece, por ejemplo.
Ni Podemos, ni Izquierda Unida, ni por supuesto la vicepresidenta esa tienen en su agenda otra cosa que perpetuar su espacio y sobretodo sus puestecitos. Están descalificados política y moralmente para presentar una alternativa a la "crisis civilizatoria" por su apoyo a la OTAN, a la guerra y al militarismo, por su traición a la RASD y su complicidad con el progrom racista de Melilla... Pero es que además carecen de cultura democrática, Podemos en un tiempo récord ha copiado todos los modos autoritarios y centralistas de IU y la vicepresidenta esa. Qué se vayan todos!! (Incluidos los de Errejón y los claudicantes y divididos verdes). Va a votar Rita!!!
Eso no es verdad y lo sabe, ademas quien es mas tonto que no quiere el puesto. Po puro amor al arte no hace hoy en día
Creo que es hora de poner fin a los personalismos y la búsqueda de sillones, para hacer un pacto por una política transformadora y popular. Pero ya sabemos cómo funciona la democracia liberal, puramente representativa para alejar la soberanía popular.
En ese sentido, se debería de formular una coalición participativa, dónde las bases puedan participar activamente en el proceso de construcción programática.
No podemos permitir que la derecha neoliberal y el socioliberalismo siga explotando a los productores y beneficiando al capital.
Doncs la típica anàlisi i la típica proposta de qui encara no ha despertat del 15M o pensa que a Espanya hi ha una cultura democràtica com cal. Cal tocar un poc més de peus a terra.
Con tanto personalismo entre los diferentes líderes de izquierdas, no vamos a ninguna parte.
La izquierda tendría que basarse en el diálogo entre las bases y el decidir las líneas programáticas tras un debate en profundidad de estas.
Vamos, en mandar obedeciendo, no en seguir a un líder.
La conclusión final no es posible debido a la composición de esa misma izquierda. Ideológicamente en las claves de la socialdemocracia, del pacto social y la conciliación de clases, mientras la clase dominante nos machaca. Además, plagada de componentes que solo tienen aspiraciones personales de ser bien vistos por el aparato y mejorar su posición económica.
Así es. Aver si la Una, el Otro y las formaciones lo entienden. Si no estamos perdidas.
Aunque no estoy de acuerdo con algunos puntos del artículo, agradezco la claridad en el análisis y el fondo de su propuesta.