Opinión
Dani Alves, la cultura de la violación y el régimen de la verdad

El viernes pasado, con la sentencia de Dani Alves, la cultura de la violación se desplegó en su máximo esplendor.
Dani Alves
El ex-jugador del Barça, Dani Alves, actualmente en prisión acusado de agresión sexual .

Doctora en Estudios interdisciplinares de Género y exasesora del Ministerio de Igualdad (2019-2023)

31 mar 2025 06:00

Los hombres llevan violando a las mujeres más de 2.500 años. Es más, gracias a las historiografía feminista, sabemos que existen indicios arqueológicos que apuntan que la apropiación por parte de los hombres de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres es previa a la formación de la propiedad privada y de la sociedad de clases, e incluso previa al nacimiento de la institución de la esclavitud, tal y como señaló Gerda Lerner, una de las más importantes historiadoras contemporáneas.

Es decir, la cultura de la violación, ese sistema de ideas, mentiras y falsas creencias que naturaliza, normaliza y justifica que un hombre o muchos hombres agredan sexualmente a las mujeres, lleva los mismos siglos operando que el patriarcado. Así que imaginemos la maquinaria de ingeniería que ha desplegado el mismo patriarcado —desde casi el origen de los tiempos— para disciplinar la vida de las mujeres y controlar nuestra autonomía y libertad sexual. 

La realidad es que en 2025 seguimos teniendo un problemón de magnitud inimaginable con la cultura de la violación, que nos sigue arrasando, por mucho que las feministas no paremos de desenmascararla. Al manifestarse con tanta destrucción, cuando opera, nos deja KO. El viernes pasado, con la sentencia de Dani Alves, la cultura de la violación se desplegó en su máximo esplendor, ejerciendo una violencia de una altísima intensidad simbólica, nada desconocida por todas, pero innegablemente demoledora.

Muchas veces, no somos conscientes de que la violencia simbólica es incluso más destructiva y de mayor largo alcance que la violencia directa. De hecho, las víctimas, que son las mayores y mejores conocedoras de sus vidas y de lo que es la violencia sexual, siempre lo dejan claro: “El juez me ha vuelto a violar”, me dijo hace años una mujer agredida sexualmente por su amigo. O, como se ha pronunciado la abogada de la mujer agredida sexualmente por Dani Alves, “ha sentido como si volviera al cuarto de baño donde se produjeron los hechos”.
La sentencia que absuelve a Dani Alves nos dice todo sobre la cultura de la violación y el inmenso poder destructor de una violencia simbólica, que se materializa en los actos y las voces de quienes amparan al patriarcado judicial
Desgraciadamente, esta nueva sentencia nos dice todo sobre la cultura de la violación y el inmenso poder destructor de una violencia simbólica, que se materializa en los actos y las voces de quienes amparan al patriarcado judicial: los medios de comunicación, las y los comunicadores que negligentemente vomitan sin conocimiento sobre lo que es “la víctima perfecta” o “el agresor ideal”, pero también aquellos representantes políticos que, para poder hacerse un hueco de poder en la institución, siguen señalando como responsable de esta sentencia la LO 10/2022, que para nuestra sorpresa, la de quienes la implementamos, ni se la han leído. ¡Como si las feministas y las víctimas fuéramos unas gilipollas taradas integrales que no sabemos que las sentencias las dictan personas con un criterio, ideologías propias y, en este caso, unos prejuicios y estereotipos de género como la copa de un pino de grandes!

Es más, a mí, personalmente, me da igual que la jueza sea de Jueces para la Democracia o que se haya pronunciado positivamente en otros casos. Aunque, por cierto, su portavoz también lo ha hecho muy negativamente en otros, como el de los empresarios murcianos violadores de niñas. Porque todas sabemos que el machismo es tan estructural que también puedes ser jueza machista, y creerte una gran feminista. ¿O es que acaso no es un clásico de la cultura de la violación el criterio de la “fiabilidad“ del testimonio de la víctima, sobre el que este TSJ ha decidido apoyar parte de su argumento? 

Esta nueva sentencia, que revoca la sentencia en primera instancia de febrero de 2022, lo que nos viene a decir es que las víctimas de violencia sexual siguen siendo incómodas para todo el sistema. Por eso, sofisticadamente (con argumentos muy jurídicos, siempre) se las empuja al silencio y al ostracismo, y para conseguirlo, los grandes tentáculos de la cultura de la violación se despliegan en su máximo esplendor: no eres fiable, te lo has inventado, no te has resistido, no puedes ser merecedora de ser víctima porque antes estabas bailando con tu agresor, no hay pruebas válidas para otorgarte la “carta de veracidad” que sólo la ideología judicial otorga, no es suficiente todo lo que has hecho, nos da igual otras disciplinas científicas que corroboran que existe trastorno de estrés postraumático derivado de la agresión sexual. Sólo nuestra verdad, la jurídica, es la válida. Y así, hasta el infinito. La misma matraca desde hace siglos. 
El criterio de la “fiabilidad“ del testimonio de la víctima que utiliza el TSJ viene a decir que  sólo su verdad, la jurídica, es la válida; la misma matraca desde hace siglos
La demoledora realidad es que, aunque estemos hablando de un caso individual, mediatizado y televisado en directo, no es ni una excepción, ni mucho menos una anomalía. Todas las profesionales y activistas que llevamos décadas acompañando a las supervivientes de violencias sexuales sabemos de sobra que lo que sucede con el patriarcado judicial es “el pan nuestro de cada día”. La diferencia que sí que veo es que en un contexto de reacción patriarcal, ultraderechista y reaccionario mundial como el actual, lo de Dani Alves y su impacto social y mediático no es algo que haya que tomarse a la ligera.

Las portadas de los periódicos “cloaqueros” de este país, o las voces de las tertulias en las que, sin pudor y al ritmo de la “cultura de la violación”, se grita que ella se lo inventó porque no era fiable (es decir, lo que dice la sentencia) se sienten muy cómodos abonando el camino de sobra conocido en la Historia mundial. Camino este que, a la larga, se concreta en la derogación de leyes claves para la protección de los derechos humanos de las mujeres, como seguro que intentarán con la Ley Orgánica 10/2022. Una ley de alcance estatal, que por primera vez en este país (por muy sorprendente que parezca en pleno siglo XXI), se ha atrevido a nombrar lo que es la violencia sexual, el consentimiento, o (lo que más les pica) el derecho a la libertad y autonomía sexual. 

Aunque no les guste oírlo —porque ya se encargan de castigarnos cuando lo decimos—, el sistema judicial opera desde un planeta completamente ajeno a la realidad de la vida de las mujeres y del resto de disciplinas que acompañan a las víctimas y supervivientes de violencia sexual. Por eso todas le tememos, incluso las que llevamos décadas trabajando codo con codo con él. Y es que, su lenguaje es ininteligible, sus estructuras imposibles de comprender, y su sistema de acceso se retuerce entre la adulada meritocracia y la endogamia más rastrera, propia de las históricas clases privilegiadas.

Magistrado, Juez, Secretario Judicial, letrado… ¡pedazo de habitus qué tienen montado! Como te sientes en una mesa con esta gente, el resto de ciencias sociales son desintegradas en segundos. Ni la psiquiatría les puede hacer frente. Por eso, la sentencia de Dani Alves invalida a otra ciencia social, la medicina, negando que el trastorno por estrés postraumático se derive de la agresión sexual. Eso es el sistema judicial, últimamente más parecido a un cuarto poder que a otra cosa, que como el ojo de Dios, todo lo ve para poder decirnos al resto de profesionales que su verdad es la única posible. 
Esta sentencia, junto a su impacto social y mediático, es un perfecto manual de instrucciones sobre el poder, a veces intocable, de la cultura de la violación
Porque esta sentencia, junto a su impacto social y mediático, es un perfecto manual de instrucciones sobre el poder, a veces intocable, de la cultura de la violación, y de lo que señaló Foucault (que no es precisamente un filósofo feminista, pero que para el caso nos viene al pelo) como el “régimen de la verdad”, que durante siglos y siglos lleva articulándose para naturalizar la única verdad, la que crea una realidad universal que determina quién puede ser la víctima de una agresión sexual y quién es el agresor. Y bajo ese régimen de la verdad, tan bien representando en el sistema judicial, el orden patriarcal, con su ideología y su cultura de la violación de la mano, sólo otorgará la carta de veracidad a aquellas mujeres que consideren merecedores de ella. Y ahí, me temo que no cabemos la inmensa mayoría de nosotras. 

Lo que está claro es que el sistema judicial nos va a seguir declarando la guerra contra nuestra autonomía y libertad sexual, como llevan haciéndolo desde casi el origen de la humanidad. Así que ahora, el movimiento político feminista (como lo ha hecho siempre) no puede bajar ni un milímetro la guardia. Pero voy más allá, es el momento de que el resto de disciplinas, ciencias sociales y expertas en la materia seamos valientes y le digamos al sistema judicial que su “carta de veracidad” está envenenada de machismo. Porque como expertas en violencias sexuales (psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas, politólogas, psiquiatras, criminólogas, educadoras sociales, antropólogas, médicas, forenses, sociólogas, historiadoras, etc.) también estamos hasta las narices de que su “régimen de la verdad” prevalezca sobre el criterio del resto de disciplinas, pero sobre todo que se imponga sobre el derecho humano de todas las mujeres a vivir en libertad nuestra autonomía sexual.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Genocidio
Opinión No lo soportamos más: un alarido por Gaza
Mientras la complicidad con Israel es abierta, obscena y militante, levantarse contra el genocidio es un gesto que a tantas les está costando el futuro y la libertad en cada vez más sitios. Ya no sabemos ni qué escribir al respecto.
Kabilas de mesa camilla
Kábilas de mesa camilla Delivery identitario, etiquetas take away
Porque el capitalismo sabe que el consumo identitario (yo, mi colectivo, mi comunidad, mi tribu urbana) fagotiza la resistencia ante el orden establecido de parir con dolor y trabajar con placer
Bilbao
Educación pública Crónica del abandono institucional de la escuela pública de Atxuri
VV.AA.
El edificio de la escuela se cae a cachos y su comunidad lleva años sufriendo un maltrato estructural, mientras lucha por unas condiciones dignas para el desarrollo de la función educativa.
Rodick
4/4/2025 14:31

El sistema judicial español, es en si mismo, un sistema fallido. La primera causa, por la forma de acceder a la Carrera judicial, normalmente personas de familias (en un alto porcentaje, conservadoras) que pueden permitirse que su hijo/a dedique años de su juventud a estudiar una oposición, que no aprueban precisamente los más capaces, sino los que más capacidad memorística tienen. Luego, el sistema de ascensos, totalmente contaminado por la política y corporativismo. Relacionado con esto, está el sistema de recursos judiciales, otorga un poder de decisión a unos Jueces superiores, que no son precisamente ni los más listos ni los más capaces para decidir lo más justo, ya que esa posición ha sido lograda por esas afinidades políticas, que llenan de sesgos conservadores, machistas, clasistas y prejuicios la mayoría de sus decisiones.

0
0
julen
1/4/2025 10:49

Totalmente de acuerdo con el contenido del artículo. Solo añadiría que, además de menospreciar al resto de saberes que guardan relación con el comportamiento humano, el TSJC menosprecia a quienes juzgaron el caso en primera instancia. Ni siquiera se respetan entre ellas.

0
0
senenoa
31/3/2025 13:48

Bravo, bravo y bravo. Un artículo que pone el punto sobre las íes del asunto.

Solo una corrección: El Poder Judicial no es el cuarto poder (ese se le atribuye a la prensa). Es uno de los tres poderes oficiales del Estado y, hoy en día en este país, tiene instaurada una dictadura judicial impune, gracias a la corrupción rampante de toda la cúpula judicial (CGPJ, Tribunal Supremo, Constitucional, audiencias...). Y así nos va.

2
0
Irán
Irán Irán ataca a Israel con 200 misiles
En esta ocasión, la Cúpula de Hierro no ha conseguido detener los proyectiles, que han alcanzado Tel Aviv.
Galicia
TSXG Peritos en el juicio contra la Xunta: la contaminación del embalse de As Conchas es “extremadamente peligrosa”
Siete vecinos, la Asociación de vecinos de As Conchas y la organización de consumidores CECU han demandado a varias administraciones gallegas por presunta mala gestión de una contaminación derivada del exceso de macrogranjas en la comarca de A Limia.
Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Egipto
Egipto Los casi 4.000 participantes de la Marcha Mundial a Gaza tratan de avanzar a pesar de los retenes
El régimen egipcio sigue dificultando el agrupamiento de las personas que quieren marchar a Rafah para presionar a las autoridades fronterizas para que permitan el paso de camiones de ayuda humanitaria a Gaza.
La madeja
La Madeja Oído/lengua/vientre
El oído que deja de prestar atención a la palabra del amo y se vuelve, inclinado ligeramente hacia abajo, a las que durante siglos callaron y al fin abandonaron la mudez, no será nunca subyugado.
Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Argentina
Extrema derecha La motosierra de Milei se ceba con los hospitales públicos y las personas con discapacidad
Los recortes del Gobierno afectan al Hospital Garrahan, un centro de alta complejidad, referente pediátrico nacional y latinoamericano, y también a los recursos de las personas con discapacidad, a los que el ejecutivo califica de “idiotas”.

Últimas

Instituciones culturales
Protesta Las editoriales migrantes exigen su lugar en la Feria del Libro de Madrid y en la industria cultural española
Una acción de protesta en la Feria del Libro de Madrid reclama más atención y apoyo a las editoriales impulsadas por personas migrantes y racializadas, que sobreviven pese a los obstáculos que reciben de las administraciones, según denuncian.
Más noticias
Genocidio
Opinión No lo soportamos más: un alarido por Gaza
Mientras la complicidad con Israel es abierta, obscena y militante, levantarse contra el genocidio es un gesto que a tantas les está costando el futuro y la libertad en cada vez más sitios. Ya no sabemos ni qué escribir al respecto.
Comunidad El Salto
Comunidad de El Salto Las cuentas de 2024: más impacto que nunca, números rojos otra vez
Los resultados nunca vistos en influencia y visitas de nuestros contenidos no han tenido reflejo en las cuentas del medio, que arrojan en 2024 unas pérdidas de más de 30.000 euros.
Ecofeminismo
Ecofeminismo Turistificación en clave ecofeminista
Con la llegada de los calores, a la mayoría nos entran ganas de “salir de casa”. ¿Cómo afecta el turismo capitalista al imaginario de las vacaciones?¿Y a los territorios?

Recomendadas

Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.
Literatura
María Agúndez “El trabajo de limpiadora es muy digno, pero nadie quiere hacerlo”
La escritora retrata en ‘Casas limpias’ las contradicciones de quienes considerándose personas igualitarias y progresistas delegan los cuidados y la limpieza para evitar el conflicto y sostener su comodidad.