Opinión socias
Si Israel no se equivoca


El régimen sionista de Israel disfruta de carta blanca ante los países occidentales, y cómo no, ante el capo mundial, los Estados Unidos de Norteamérica. Como la tuvo en un principio el régimen nazi de la Alemania del siglo XX, sí, aunque ahora muchos países, los mismos implicados entonces, se coloquen la medalla de haber sido los libertadores en aquella contienda descomunalmente atroz.
Porque aunque la historia se tergiverse de muchas manera, construyendo a posteriori un relato fantástico con unos países en el lado bueno, y otros en el lado malo, a todos sin excepción les pesa en sus conciencias colectivas el gran sufrimiento que podrían haber evitado si desde el principio hubieran sabido diferenciar que el bueno es el que defiende los derechos de las personas y el malo al contrario, sea quienes sean esas personas, y sean cuales sean los países. A Hitler se le fue dejando hacer, como hoy en día sucede con Netanyahu. El pensamiento fascista, de ultraderecha, se había afianzado, estaba de moda como sucede ahora, dentro de las principales potencias europeas, como Francia con su dictadura fascista propia, Inglaterra que no veía con malos ojos esas ideas de que los judíos y las razas inferiores debían ser sacadas de las posiciones que debían ser para “gente superior”. Por toda Europa el antisemitismo se había afianzado desde hacía siglos, y había llegado a uno de sus apogeos a finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, al contrario de Netanyahu (por ahora, y en cuanto lo haga nos llevará a una guerra global), Hitler se equivocó, si hubiera matado a las mismas personas en los campos de concentración pero sin atacar a otros Estados, o al menos a los no que debía agredir, el nazismo y las ideas afines habrían conquistado toda Europa, en algunos sitios lo consiguieron y se afianzaron a pesar de que la segunda guerra mundial se vende como el triunfo contra el fascismo. Por ejemplo ni se venció, ni se intento vencer en: España, Portugal, Grecia… Con el mismo beneplácito de Estados Unidos y los países aliados estos regímenes opresores y contrarios a los derechos humanos medraron y se perpetuaron.
Si Israel no se equivoca y solamente ataca a los que se consideran enemigos, es decir, a países árabes, no pasará nada, el genocidio se llevará a cabo hasta que no quede ningún palestino. No habrá ningún desembarco de Normandía, ni nadie salvara al soldado Ryan, no se filmará ninguna película de héroes liberando a Gaza de los monstruos sionistas. Existirán muchas voces disidentes, como siempre, manifestaciones que serán llantos en el desierto, pero los países, salvo algunas acciones simbólicas dejaran hacer, que es peor que hacer el mal.
Es así, el fascismo, el nazismo, el sionismo, la extrema derecha, o como se les quiera llamar, con el beneplácito del principal poder, el capital, se están apoderando del discurso. Sus postulados se han ido filtrando entre los estratos políticos y sociales. Son muy trabajadores y constantes, y mientras no se equivoquen, irán medrado, apoderándose de los miedos que cada pueblo posee, inculcados por las religiones, y sus medios propagandísticos, desde la tierna cuna, miedos aletargados para que no duelan tanto por el circo también modulado por el capital, por la cultura que desgraciadamente se ha convertido en una adormecedora de la ansiedad. La ansiedad, el desasosiego, son necesarios para cambiar el mundo, por eso en cuanto aparecen se recetan pastillas que atonten. Un libro, una película, un espectáculo, deberían aportar algo, al menos una semilla de pensamiento, pero al parecer aunque la gente cada vez lee mas, ve más series, consume más arte, este suele estar hueco, vacío, o lleno de las propios terrores nocturnos que el conservadurismo nos cantó en forma de nana o rezo.
Esa manía de volver siempre a la antigua normalidad es una enfermedad heredada que nos convierte en peleles a expensas de falsas promesas de paraísos que nunca existieron, y mucho menos existirán volviendo atrás.
Por el camino que va, el genocidio será total, está pasando ante nuestros ojos, los míos y los de mucha gente, horrorizados, doloridos, gritamos, nos agitamos, pero no encontramos la forma de que los países se impliquen de verdad y por una vez en una causa justa, sin que antes nos ataque personalmente el horror y la hecatombe. Y siempre lleguemos tarde.
@lorenzoarabi
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