No es justicia es lucha de clases

La sentencia al Fiscal General del Estado evidencia el papel de la justicia en la sociedad capitalista. Caen los velos y aparece su papel de instrumento de dominio de clase.
Silvio Navalón Mañalich
20 dic 2025 06:42

La reciente sentencia al Fiscal General del Estado nos lleva a reflexionar sobre el papel de la justicia aquí y ahora. Cierto es que desde que la humanidad empieza a convivir en sociedad, la justicia, con unas formas u otras , ha tenido la función de preservar el orden y sobre todo el orden establecido. Lo ha hecho basándose en el reconocimiento de una autoridad necesaria para la pervivencia de la sociedad, y en general con la convicción social que la justicia era justa…

A medida que las sociedades se vuelven mucho más complejas, el papel de la justicia sigue siendo él mismo. Lo que cambia es la complejidad de su entramado. 

En la actual sociedad del siglo XXI inmersa en el sistema económico capitalista, la justicia no deja de ser un elemento más de regulación de la sociedad y como antaño un instrumento de poder de una clase social sobre otra. La eficacia de su papel es proporcional a su capacidad de aparecer como un elemento neutral, de contar con la visión social de estar por encima del bien y del mal, de ser objetiva, de basarse en pruebas irrefutables, de garantizar la limpieza de los procedimientos… 

Con esta sentencia y otras, empieza  la danza de los velos. Van cayendo hasta dejar desnudos los fundamentos. No es casual que la música de esta danza tenga que ver con la ola de derechización extrema . La salvajada cometida por Israel y sus cómplices, el ninguneo a la ONU, le intervención directa  sin disimulos por parte de EE.UU en los asuntos internos de otros países son claros indicios que ya no es necesario mantener las formas. La posición de dominio está asegurada por el empleo de la fuerza y se lleva por delante los velos y lo que haga falta. 

Sin este contexto, no se entendería del todo el descaro de algunos jueces y la sentencia del Fiscal general del Estado. Ya no es necesario disimular y guardar las formas. No hay que estar por encima del bien y del mal y ya se puede aparecer de la mano de las políticas ultraderechistas. 

Los velos caídos dejan al desnudo la esencia del papel de la justicia como instrumento de dominio de clase. Los ricos cada vez quieren más parte del pastel y perseguirán con todos sus instrumentos él que no se genere la más mínima redistribución de la riqueza. 

Afortunadamente todo es dialéctico. Ya se dan diversas reacciones a las políticas extremas, como el surgimiento de otros discursos en los mismos Estados Unidos y su relativo éxito (Zoharan Mamdami en Nueva York). La izquierda también tiene que despojarse de otros velos y dar la batalla por la hegemonía cultural. Aparecer como defensora sin complejos de los intereses de clase opuesta radicalmente a las políticas de una derecha desbocada. 

El Fiscal General del Estado ha sido una víctima más. Una sentencia que persigue socavar el legítimo poder de las urnas por el de la fuerza, lo mismito que hace Trump. 

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