Opinión socias
Los neurodivergentes podemos aportar una perpectiva única del mundo


Sobre el crecimiento ultra me gustaría decir algo que pienso cada vez que escucho alguna gansada de odio salida por esas bocas, ojetes imperfectos de los que afloran exhalaciones que al parecer deberíamos contestar con otras flatulencias, o eso es al menos lo que nos pide el cuerpo. Es una infame contradicción llamar crecimiento a una disminución de los derechos de las mujeres, de la crítica positiva y razonada orientada al bien común, a una bajada en picado del conocimiento científico, de la humanidad, de la individualidad del pensamiento en el buen sentido de la palabra, de la conciencia social y de clase. Es claramente una merma de la empatía. Y no voy a hablar de todas las disminuciones de derechos que implicaría adoptar sus posturas. Por tanto es un decrecimiento. Todo necio confunde valor y precio. No sé si yo he vivido en otro lugar, he sentido otras cosas, he recapacitado de otra manera, pero no me parece que crecer sea la palabra más acertada y justa para definir que la infamia tantos milenios repetida vuelva una y otra vez a destruir el verdadero crecimiento humano. Quizá las palabras que deberíamos usar es que el fascismo está envalentonado como lo ha estado en muchas ocasiones, con los matones del mundo en plena efervescencia, un genocida Netanyahu, un ególatra Trump, un narcisista Putin… los sulibeyan como decía la canción. Se han ido desinhibiendo de un tiempo a esta parte después de haberse sentido algo apocados porque la gente los miraba como si fuesen ratas de dos patas, que por otra parte es lo que son. Ahora hemos pasado a comentar y rebatir sus maldades todos los días, y eso les encanta. Es un gran error. Los medios de comunicación junto al destructivo avance de las redes sociales, apéndices de la industria del consumismo, repiten sus exabruptos y las replicas hasta la saciedad. Los amos del cortijo al parecer han pensando que se necesita una agitación para que esto no se salga demasiado de la matriz. Igual que se les pega fuego a los vertederos de plásticos para reciclar cada cierto tiempo para no tener que hacerlo. Están en pleno proceso de avivar la llama para reiniciar el mundo, como han hecho en repetidas ocasiones durante la historia humana. También les ayuda bastante que los patronos de las redes sociales sean de la peor calaña y afines a todas estas ideas, y sus algoritmos e inteligencias tontas sean herramientas eficaces al estar confeccionadas para ser adictivas, y como es sabido los humanos somos seres ansiosos, deseosos de nuevas adicciones, por ellas somos capaces incluso de la autolisis.
Por la parte que me toca, voy a referirme a la responsabilidad que tiene en este envalentonamiento el discurso dubitativo de la izquierda. Y lo voy a hacer en tercera persona aunque yo también me sienta incluido.
Un error muy extendido es que en cuanto oyen un grito demoniaco saltan a rebatirlo bajando al campo de batalla repleto de barro que los demonios dominan mejor. La izquierda debe ser mas valiente, más desinhibida, y en cuanto alcance capacidad de decisión aplicar con contundencia sus políticas quitándose esa falta de confianza sistémica, y dejando de rebatir idioteces. El titubeo que le caracteriza(quizá me esté refiriendo al partido socialista, pero hay más partidos y personas que también se guían por el comedimiento) debe formar parte del pasado. El progresismo se comporta como si acarrease sobre su espalda un pecado original, como si tuviera que pedir disculpas a la gente por ir en contra de las medidas liberales que han calado en todas las capas de la sociedad. La izquierda se encuentra desorientada, no es capaz de encararse al consumismo y a las costumbres retrogradas con un discurso razonado y firme, ni a la depredación sin limites de la tierra, porque no está completamente convencida de que hay que desmoronar las bases del capitalismo liberal, sigue buscando formulas para compatibilizar el libre mercado con el intervencionismo, y no las encuentra porque las hay. Y por eso está enfrascada únicamente en colocar parches contra el dolor. Se ha criado con mantras de los que difícilmente se puede evadir. Vive en el pasado como la mayoría de nosotr@s. En ese lugar de niñez nos enseñaron todo lo que creemos saber. La verdad es lo más mentiroso que existe. Es imprescindible desaprender para vivir el presente y poder afrontar el futuro con voluntad renovada. Es una reconstrucción infinita que necesita los ladrillo del darse cuenta de aquello que atenaza el verdadero crecimiento.
A eso sí se podría llamar crecimiento, porque en él cabriamos tod@s. ¿Pero, como encontrar la salida atrapados en esta telaraña? En primer lugar no entrado en su campo de batalla.
No existe un futuro decente sin igualdad, sin equidad, sin un medio ambiente sano y limpio para todas las especies que lo habitan. Y sin atacar con argumentos y firmeza al pasado, a la tradición, al conservadurismo, al miedo al cambio y a su hijo el odio no se conseguirá mover de verdad a la sociedad transatlántico.
Estamos de nuevo en un momento crítico para la humanidad, ellos atacan con todas sus fuerzas al crecimiento. No nos riamos más de sus pequeñeces, seamos valientes, no rebatamos argumentos mediocres, mentirosos, pedos malvados. Hagamos lo que tenemos que hacer perdiendo la falta de confianza y hablando menos con ellos y comunicando más con la ciudadanía.
No hablarle es una idea radical, lo sé, ¿y si los ignoramos?, hacemos como que no existieran ellos como personas pero sí sus efectos, combatamos los problemas, combatamos sus acciones pero no sus palabras. A lo mejor es una idea tonta de un Aspergel, a mi me ha funcionado, aunque no me cuesta nada hacerlo, es una ventaja. Cuando se tiene que hacer algo se hace, cuando unas palabras necias suenan si no se amplifica sus importancia se difuminan.
No hablemos más de crecimiento y fachosfera juntos, no es nada de eso, es un decrecimiento de lo humano, del bienestar, de la misma esperanza. Son lo peor de la raza humana se sienten pequeños aunque no lo parezca.
Relacionadas
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!