Opinión socias
La dimisión de la vergüenza
El pasado lunes 3 de noviembre pudimos asistir a una rueda de prensa, sin preguntas, al más puro estilo M. Rajoy, verdaderamente infame. Carlos Mazón, el hasta ahora President de la Generalitat Valenciana, dimitía de su cargo presentándose como una víctima que ya no podía más. Y, por supuesto, haciendo gala del modus operandi del Partido Popular ante cualquier catástrofe que afecte a su gestión: repartir culpas o, en su defecto, echárselas al rival político; enfangar el debate mezclando competencias y, por supuesto, mintiendo, algo en lo que Mazón parece haberse doctorado en este último año.
Y es que, en todas las crisis que han pillado al PP en primera línea, la respuesta la sido la misma: el Prestige fueron “unos hilillos”, el 11-M fue ETA, y de paso el PSOE participó de alguna manera siniestra, la Gürtel la destapó Esperanza Aguirre, el novio de Ayuso defraudó a hacienda por culpa del Fiscal General del Estado, los incendios de Castilla y León han sido culpa de los ecologistas que no permiten desbrozar el monte, los cribados del cáncer ahora son culpa de los médicos, y, como no, la catástrofe de la DANA ha sido culpa de que no tenían datos, a pesar de que AEMET había emitido un aviso rojo esa misma mañana. Recordemos que una de las primeras defensas usadas por la derecha y sus medios afines fue si el mensaje a los móviles era competencia de la Generalitat, algo que hemos podido comprobar por actuaciones posteriores, por ejemplo la de este miércoles en Cataluña, que es exclusivamente competencia autonómica.
Sin embargo, bajo mi punto de vista, lo más lamentable es que este señor haya estado un año al frente de la Generalitat tras la catástrofe, con el beneplácito de Génova y de sus socios de VOX. Y si ha dimitido, ha sido por la presión de la ciudadanía, no por haber perdido apoyos internos ni parlamentarios. En mi opinión, y Abascal lo dejó claro en unas declaraciones, esto responde a la estrategia trumpista de negar la realidad incluso aunque sea evidente, y diseminar la responsabilidad a todo el espectro político. Los medios afines y los pseudo medios de información hacen esta labor a la perfección. El objetivo es evidente: crear la idea de “todos los políticos son iguales” y generar en el electorado de izquierda una sensación de desidia. Y en ese escenario, al que el PP se ha sumado con la mayor disposición posible, gana el fascismo. Porque cuando se traslada la idea de que el Estado no es útil, el discurso anti-estado gana fuerza.
Y lo cierto es que esto solo es posible con ciertos poderes a tu favor. Es indudable que ciertos poderes del Estado, por ejemplo buena parte de la judicatura y la policía, forman una parte clave de este entramado. Pero son los medios de comunicación los principales cómplices. Al final vemos cómo, en los debates, las cuestiones que se tratan son de quiénes son los responsables en lugar de qué hacía el President de la Generalitat en un reservado con una periodista mientras varios pueblos se ahogaban en la mayor catástrofe natural de la Historia reciente de España. Incluso en las tertulias serias, con el ánimo de hacer un debate plural, se da voz a “periodistas” cuya única misión es enfangar y confundir. Creo que debe haber un debate profundo sobre esta cuestión, porque sin información veraz la democracia peligra.
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