20N, fecha señalada en España por diferentes hechos históricos, ahora hay que añadir otro suceso en ese día, la sentencia del fiscal general del Estado. El poder judicial actúa como un poder fáctico utilizando sus competencias para enmascarar procesos judiciales contra los adversarios políticos. La mayoría conservadora de que disponen los diferentes órganos de gobierno de la Justicia, les permite actuar con prevaricación y alevosía. Esta vez va dirigido contra el fiscal general del Estado, simplemente por ser un alto cargo nombrado por Pedro Sánchez (presidente del gobierno central). Detrás de esta actuación hay un nivel superior del Estado, posiblemente la monarquía de Felipe VI que estará intentado acabar con el gobierno de coalición.
¿Hasta cuando vamos a estar aguantando tanto fascismo? Nuestra historia está cargada de errores en el procedimiento constituyente de la transición, fruto de la imposición del franquismo y las concesiones de las fuerzas democráticas, que diseñaron una transición al servicio de los golpistas fascistas de 1936 y sus herederos.
La acumulación de hechos facciosos en España con plena impunidad, se acumulan de forma ininterrumpida en todos los ámbitos del Estado y sus comunidades, el fascismo ha entrado en los centros de secundaria de la mano de las redes sociales. Esos jóvenes que nadie les ha explicado lo que pasó entre 1936-1981, ni sus papás, abuelos, y maestros han contribuido a la expansión de un franquismo idealizado en el marco de una pseudodemocracia que no ha sabido, o no ha querido, explicar nuestra memoria histórica.
Entre todos y todas hemos dejado pasar la etapa que debía haber sentado las bases colectivas de lo que significa una democracia. Escribimos democracia, pero no desarrollamos todo aquello que dice la Constitución y que se enmarca en los derechos humanos más esenciales. La enseñanza, la salud, la vivienda, y el trabajo digno. Pedro Sánchez, ha intentado gobernar como un ilusionista de feria para contentar a todo el público, pero sólo ha conseguido extender lo que Franco nos dejó para que todo continuara “bien amarrado”. El ejemplo más ilustrativo es la ley mordaza y la ley de la memoria histórica donde las organizaciones fascistas campan a sus anchas. Se sanciona sobre el papel, pero no en el procedimiento de actuación de oficio.
El gobierno de coalición nos da datos de macroeconomía con fuerte contendido triunfalista, pero ese crecimiento económico sólo está haciendo a los ricos “más ricos”, mientras se va consolidando una situación donde ya se asume que un 26,5% de la población debe ser pobre, que el 14,5% de los jóvenes no pueden acceder a su emancipación, que el 25% de jóvenes está en paro. Los más ricos crecieron un 20%, hay 1,2 millones de millonarios, que disponen de, al menos, un millón de euros. 9.200 personas son multimillonarias con un patrimonio superior a los mil millones de euros.
El crecimiento de la renta desde el 2019 ha sido del 22,6%, mientras que la inflación se sitúa en el mismo período en el 21,7%. Esto marca un camino lento pero inexorable hacia una pérdida de poder adquisitivo, o lo que es lo mismo, una pobreza estructural del conjunto de la población. Mientras la vivienda continúa en un mercado especulativo marcado por los fondos de inversión que no paran de comprar vivienda en España para otros fines diferentes a la de vivienda habitual. Y tienen una enorme incidencia en la vivienda de alquiler.
En España, aproximadamente 4,5 millones de personas están en situación de exclusión residencial. A corto plazo, se estima que se necesitan alrededor de 1,8 millones de viviendas sociales y asequibles y hasta 2,3 millones en los próximos cinco años para cubrir la demanda a largo plazo. El precio de la vivienda en España ha subido aproximadamente más de un 20% desde 2019, con un aumento superior en los últimos años.
El café para todos ha hecho mucho daño a las comunidades autónomas históricas. Esa concesión en la transición sólo ha servido para que el odio se extienda por toda la península ibérica. El fascismo ha sido el motor del problema. La falta de integración de la población de otras tierras en las comunidades históricas ha sido la semilla del odio.
Ante este escenario a nivel nacional no es de extrañar que el fascismo vaya consolidándose en las mentes de esos jóvenes cuyo futuro es realmente incierto, y eso lo han sabido aprovechar los fascistas de VOX. Sólo faltaba la “guindilla” de la patria, esa que representa una bandera bicolor, aportada por Franco, besada por la monarquía, y consolidada por la fallida transición española.
La sensación de fracaso que arrastramos los que vivimos la dictadura desde la trinchera del antifascismo y además conocemos nuestra historia real, es inmensa. Cuando miramos hacia nuestros hijos y nietos, y recordamos los años 80 y 90 sólo nos cabe decir “malditos aquellos que nos vendieron a los que asesinaron a nuestros abuelos.
La respuesta a esa efeméride de los 50 años de la muerte de Franco debería ser el pronunciamiento colectivo de toda la izquierda española de un nuevo proyecto constituyente basado en el antifascismo militante y con un objetivo muy claro, la restauración de la república como la mejor opción para consolidar un marco democrático basado en una democracia participativa real.
Hay un dicho que dice “lo que mal empieza, mal acaba”. Cuando se hace un trabajo cargado de errores, se debe volver hacia atrás y reconducir el proceso. Hay que perseguir al fascismo en el ejército. Poner a la ministra Margarita Robles frente a un colectivo armado ha sido un terrible error. La policía debe ser auditada y depurada de elementos fascistas. Debemos convertir el antifascismo en nuestra tarea diaria desde el ámbito municipal, hasta la acción sindical en los centros de trabajo.
Debemos constituir comités antifascistas en los centros de enseñanza obligatoria y universitaria. También en los barrios de nuestras ciudades. Desde los comités antifascistas se deberían programar actos públicos en los centros sociales dirigidos a los vecinos de cada distrito. Hay que entrar en los centros de secundaria y ofrecer conferencias de los muchos proyectos de memoria que están circulando por España.
El fascismo no es coyuntural, es estructural lo que supone incrustarse en las estructuras de la sociedad civil a partir del poder conseguido en las urnas. Cada día hay más adolescentes que se identifican con el franquismo/fascismo.
La aparición de simpatizantes de Franco entre los jóvenes es un fenómeno reciente desde el 2019, coincidiendo con la aparición de VOX en las instituciones del Estado. Los datos actuales señalan datos preocupantes. Según encuestas recientes, entre el 19% y el 25% de los jóvenes españoles cree que el franquismo fue “bueno” o “muy bueno” Entre los jóvenes de 17 a 35 años hay un empate técnico: un 41,4% valora positivamente el legado de Franco frente a un 40% que lo rechaza. Uno de cada cinco españoles (en concreto, el 21,3%) considera que los años de la dictadura franquista fueron buenos o muy buenos para España.
Estos datos nos señalan un desconocimiento total de la realidad objetiva. El problema se genera en los planes educativos realizados desde 1983, en las instituciones del Estado y las autonomías. Ha sido un fracaso total que hasta ahora se desconocía. VOX está muy contento con estos datos porque le asegura la tercera plaza con más de 4,2 millones de votos frente a los 7,9 millones del PP. El crecimiento de VOX mayoritariamente se da a costa del PP, y en unas posibles negociaciones con ellos son conscientes que podrán imponer sus peores medidas regresivas en todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos.
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