¿Para cuándo una red de profesores antifascistas?

O una red de profesores por la Memoria si se quiere, cualquiera de los dos nombres vale. Lo urgente es que se constituya, que opere a nivel de centros públicos, concertados y privados del Estado Español.
Oscar Dulce Recio
4 sep 2025 09:25

En plena aplicación de la Ley de Memoria Histórica de 2022 en la educación nos encontramos, tal como revelan los últimos CIS, con el auge entre los jóvenes entre 18 y 35 años del apoyo a Vox, una formación ultraderechista que no oculta su herencia franquista ni la apología de la dictadura.

Ello demuestra el fracaso de nuestras enseñanzas medias, desde luego no ocurre igual en unas comunidades que en otras, ni entre los chicos y las chicas, pero el dato está ahí. ¿Cómo es posible que los jóvenes de 18 años se identifiquen más con ese nacionalismo rancio, xenófobo y racista que con valores democráticos y de justicia social?

¿Qué se está haciendo en los institutos ? 

Resulta evidente que la Ley de Memoria, tal como se está aplicando, no está sirviendo para crear conciencia colectiva capaz de evitar la deriva autoritaria. Es por ello que se requiere algo más, se requiere compromiso de los educadores con los valores y objetivos que animan la ley: no solo se trata de conozcan con objetividad la historia concerniente a la República, la guerra civil y la dictadura, también se trata de fomentar un discernimiento crítico que filtre la maraña política actual de demandas totalitarias contrarias a los derechos humanos.

Durante los años que trabajé como profesor de instituto he podido apreciar una cierta resistencia de parte de muchos docentes a involucrarse en temas de Memoria para evitar ser catalogados de una determinada ideología.  Creen que de esto modo salvan cualquier problema con padres o administración. Por fortuna también hay otros profesores muy conscientes de lo que se juega la sociedad si no existe en la educación una formación básica para la Democracia y la Justicia social.

Es por ello la necesidad de algún tipo de organización a nivel de profesorado que conecte a docentes de un mismo centro, de centros distintos, de centros de otras localidades, de otras comunidades…Lo que nos jugamos es relevante: el fascismo no solo se combate con políticas sociales, sobre todo se impugna con educación.

El compromiso con esta lucha es un deber moral y político. Se trata de dinamizar los centros, de unir a docentes implicados que a menudo se sienten solos, que ignoran que a su lado hay otros compañeros con la misma dedicación; se trata de compartir materiales, de intercambiar ideas, de programar actividades, de conectar departamentos a través de trabajos interdisciplinares, de concertar charlas con testigos de la lucha antifranquista, de salir de los centros y llevar a los alumnos a lugares significativos de la Memoria, de ver películas y documentales, de leer libros, de hacer trabajos de investigación.

Todo ello exige como ya he dicho arriba compromiso, la inercia tiende a diluir las mejores intenciones. Pero es que sobre todo la educación es ese compromiso, de lo contrario se le priva de alma y se degrada en maquinaria de sometimiento.

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